Nicaragua arremete por tercera vez contra Colombia
RELACIONES INTERNACIONALES El país vecino presenta otra demanda ante la CIJ, esta por “amenaza de uso de fuerza”.
Desde el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre el caso de territorio entre Colombia y Nicaragua, estos dos países han mantenido una relación de tire y afloje, pero esta semana se tensiona un poco más luego de la segunda demanda de la nación centroamericana ante La Haya.
En varias ocasiones, la canciller María Ángela Holguín ha expresado que las relaciones con el país vecino son cordiales y que el canciller de ese país, Samuel Santos, ha sido amable con ella.
Sin embargo, Holguín quedó atónita ante la nueva acción de Nicaragua, que demandó a Colombia por “amenazas con el uso de la fuerza” y “violaciones” en los 75.000 kilómetros cuadrados de territorio que fue concedido al país vecino. “Nicaragua es un pésimo vecino con el que no se puede conversar”, declaró la canciller.
Pero no paró allí, en entrevista con Caracol Radio, Holguín opinó que le parece increíble que Nicaragua quiera solucionar los problemas bilaterales sin conversar con Colombia sino acudiendo en primera instancia a una institución internacional. “Nicaragua no nos ha hecho ningún tipo de manifestación”, pero aun así demandó al país, como explicó la diplomática.
La pretensión de ese país es que se juzgue y se declare que Colombia viola las obligaciones de la decisión que tomó La Haya hace un año, y que el país debe “abstenerse de la amenaza o el uso de la fuerza bajo la Carta de la ONU y el derecho consuetudinario”, como se indica en el recurso presentado el pasado martes 26 de noviembre. Este se suma a la demanda que hizo Nicaragua contra Colombia en septiembre pasado por la plataforma continental extendida.
El nuevo alegato se llevó ante La Haya el mismo día en el que el parlamento de Nicaragua autorizó el ingreso de tropas, naves y aeronaves militares de Estados Unidos y Rusia a los espacios marítimos delimitados por la CIJ, en el fallo que Colombia asegura que es inaplicable.
Daniel Ortega, presidente nicaragüense, le propuso con carácter de urgencia a la Asamblea Nacional de ese país que aprobara el ingreso de las dos potencias mundiales para realizar operaciones antinarcóticos en los espacios marítimos. Otra decisión que no cayó del todo bien en Colombia.
Así las cosas, cambia el panorama que la misma canciller Holguín había descrito hace una semana como amable. Colombia todavía no sabe cuándo responderá a la nueva acción de Nicaragua y se limita a decir que lo hará “cuando corresponda”, mientras que el país vecino autoriza el paso de embarcaciones y lleva diferentes pleitos ante La Haya. Con este, ya suman tres golpes jurídicos que tiene que enfrentar el equipo colombiano de juristas: el fallo del 19 de diciembre del 2012, la demanda de septiembre pasado y este nuevo recurso.
Fuente: http://www.semana.com
Nota: La directriz que impulsa toda acción de este gobierno es "el relativismo circunstancial". Es sumamente decepcionante esa actitud timorata, pusilánime, acomodada y poco firme del señor Santos prácticamente en todo asunto de Estado, máxime, cuando esa actitud pone en peligro el sustento, los usos, las costumbres, el acervo cultural y la propia supervivencia de todo un grupo étnico estrechamente ligado con la pezca artesanal y el mar. Y se pone en riesgo todo ese patrimonio inmaterial Colombiano que es irreemplazable, solo por querer quedar bien al mismo tiempo con la opinión pública, con Nicaragua y sus aliados (China, Rusia y el ALBA) y con la CIJ de la Haya, para posteriormente como ha demostrado, engañarlos a todos.
Que alguien escriba en las puertas del Palacio de San Carlos (Cancillería) o le diga a la señora Holguín, por favor, que las sentencias se acatan o NO, y punto. Considero que el celebre fallo es de verdad inaplicable porque es anti-jurídico, es injusto, es contrario a la historia, es prevaricador. Además, rompe la unidad económica y física de la Colombia Insular, o en otras palabras, la integridad geográfica del archipiélago no existe más con esa providencia, no olvidemos que afecta y altera derechos de terceros Países, lo que es inadmisible a la luz del propio reglamento de la Corte. Pero esconderse detrás de puras obviedades jurídicas para sustentar la cacareada inaplicabilidad es un escandaloso y grosero error que surje de bulto, Es un engaño!. Es decir, aseverar que se necesita de un tratado entre las dos partes para modificar los límites del Estado aduciendo que nuestra Constitución dice que los tratados sobre límites los debe aprobar el Congreso, significa, nada más y nada menos, que aceptar implícitamente que se alteren los limites de la Nación.
Lo que debemos exigir tal cual lo propuso el politólogo Alfredo Rangel en su columna del Espectador es que el gobierno nos diga "claramente si sus argumentos sobre la inaplicabilidad del fallo de La Haya son relativos o absolutos, para saber a qué atenernos. Si los argumentos son relativos, esto implica aceptar el fallo y la pérdida del mar, pero con la condición de que, por ejemplo, nuestros pescadores puedan seguir realizando sus faenas en el mar que aceptamos ceder, o de que las actividades de Nicaragua en las aguas que nos ha quitado no pongan en peligro el equilibrio ecológico de nuestro entonces recortado mar territorial. Así lo sugiere Santos al decir que el fallo es inaplicable (...) hasta tanto se celebre un tratado que proteja los derechos de los colombianos (...). Entonces tiene sentido aceptar la invitación del gobierno nicaraguense para sentarnos a acordar las condiciones concretas para aplicar el fallo que aceptamos.
Pero si el argumento es que el fallo es absolutamente inaplicable porque recorta nuestro mar territorial de una forma injusta y en contra de todos los principios del derecho internacional, y no estamos dispuestos a ceder ni un centímetro cuadrado de ese mar, entonces no tiene sentido que invitemos a Nicaragua a hablar sobre unos límites que nosotros consideramos inmodificables."
A estas alturas, es muy fácil deducir que la dinámica del problema del Fallo de la Corte Internacional de Justicia va a un ritmo y el Gobierno va a otro mucho más lento. Es más, este asunto empieza a tomar otros alcances y dimensiones, generado por la aparición de ingredientes insospechados como el claro apoyo de los Rusos a Ortega, y, entre tanto, este señor Santos callado, inactivo, incólume, casi distraído, casi apático al tema.
Está claro que el argumento de la "inaplicabilidad" se está desmoronando de a poco, ya que los hechos superan o desbordan la estrategia medias tintas que pretendió hacer valer nuestro Presidente Santos, entonces mientras allá agotan todos los recursos jurídicos, diplomáticos, retóricos, mediáticos e incluso fácticos, acá el gobierno y la política casi que en pleno se engancha en el circo de la Habana defendiéndola a ultranza, vendiendo cuentos de hadas de una Colombia sin Narcotráfico, sin cultivos de coca. Tal vez Ortega no esta derribando el muro Colombiano con dinamita o con una porra, pero sí con un cincel.
Sorprende mucho que algunos vendan la idéa de que el problema que se ha desprendido por causa de la Sentencia de la CIJ de la Haya es más retórico, más mediático, más demagógico que práctico. Sin embargo, yo veo que con esa decisión judicial prevaricadora se abrió una verdadera caja de pandora. San Andrés, Providencia y Santa Catalina sufre y va a sufrir la postura ambigua e irresponsable del Presidente. Esa forma de ser de quedar bien con todo el mundo va a hacer que una Isla sobrepoblada, pobre y aislada arraigue en la conciencia colectiva de su pueblo un sentimiento anti-Colombiano y autonómico.
Ahí se ven, y ya son palpables las consecuencias de todo esto, en un año la desaparición real de la pesca como industria, la convocatoria de una consulta que indague acerca de la conveniencia de un régimen autónomo para las Islas, la denuncia pública de la Gobernadora de las Islas que dice que en sus visitas, reclamos, solicitudes, y propuestas formuladas a Bogotá no tienen eco, son ignoradas y no la tienen en cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario