Juan José Cobos recibió formación en una escuela de Florencia, Italia, donde existe una veneración y respeto por las figuras clásicas del Renacimiento. En el proceso de creación e instalación de El Santísimo se tomó tres años.
El artista va camino a la consagración gracias a la escultura El Santísimo. de 38 metros, que fue instalada en Santander. Pero nada ha sido fácil para él. Juan José Cobos quedó en el ojo del huracán de un debate que tiene tintes religiosos y políticos. Esto no lo desvela, pero sí los problemas visuales que heredó después de tres años al frente de la obra.
El monumento El Santísimo de Floridablanca, Santander, fue situado en un inmenso pedestal, pero luego de un vía crucis que empezó con una serie de trabas legales que han buscado detener el proyecto turístico. Paralelamente a las controversias se deterioraba la salud del artista Juan José Cobos, quien creó y esculpió la estatua por invitación de la Fundación Parque Nacional del Chicamocha.
Mientras el personero y un grupo de concejales cuestionaban este proyecto municipal, Cobos le puso el acelerador a los trabajos de creación. Ignoró las críticas que señalaron en su momento que el montaje de la escultura había empezado sin las licencias ambientales necesarias para construir cerca del parque natural La Judía, refugio de osos de anteojos y aves migratorias.
Algo más importante le preocupaba. El creador de 35 años empezó a perder la visión por un ojo, mientras que el deterioro de sus manos llegó al punto de dejarlas entumecidas de tanto martillar y golpear la resina que utilizaron en la construcción del monumento. Un fisioterapeuta que le hacía masajes casi a diario lo ayudó a manejar el dolor. “Paraba engarrotado. Envejecí en estos años. La gente me pone más edad de la que tengo porque hasta se me llenó la cabeza de canas”.
El escultor se entregó casi estoico, pero agotado físicamente, al tallado de la figura de 38 metros, incluyendo 11 del pedestal; casi del mismo tamaño del monumento el Cristo Redentor, en Río de Janeiro, que mide 30 de altura, más los 8 de la base.
En este orden de ideas, Juan José Cobos, con formación en Italia y Nueva York, donde estudió con el escultor Richard MacDonald, no será el único artista obsesionado y enfermo debido al trabajo extenuante que generan este tipo de esculturas de gran tamaño. Miguel Ángel, por ejemplo, murió casi ciego después de pintar el techo de la Capilla Sixtina. Al igual que el creador italiano, Cobos durmió poco y se alimentó muy mal en estos últimos años.
Controversia de mucha altura
Cuando estaban a punto de completar la instalación de la obra escultórica en el cerro y se creía que todo finalizaría sin más contratiempos, las autoridades generaron una nueva presión. Un fallo del Tribunal Administrativo de Santander alimentó la polémica con la sorpresiva orden de que la Gobernación santandereana debía rebautizar el proyecto ecoturístico. La magistrada Solange Blanco exigió cambiar el nombre por uno que no hiciera referencias al cristianismo, con el argumento de que la Constitución colombiana promueve las libertades de culto.
El escultor que trató de mantenerse al margen de la controversia finalmente salió en defensa de El Santísimo: “Nunca busqué representar a Jesucristo. Podría ser una deidad griega. Lo único que puedo decir después de esta decisión legal es que si el Estado impone la laicidad, vamos a llegar al punto en que tocará suspender las fiestas religiosas, incluyendo Navidad y Semana Santa. Nada raro tiene que los mandatarios pierdan la potestad de destinar algunos recursos públicos para las luces navideñas”. La Gobernación todavía no ha tomado una decisión definitiva frente a las exigencias de la magistratura que sentenció esta determinación, para cumplir con una tutela que interpuso un grupo de abogados. El mandatario departamental, Richard Aguilar Villa, dejaría el nombre original pese a que existe el fallo del tribunal.
Turismo religioso
Juan José Cobos, quien tiene otros diez monumentos religiosos en Colombia como La Virgen de la Cantera en Piedecuesta, Santander, no ha salido del asombro desde que vio que sus esculturas se incorporaron a la iconografía tradicional católica. La gente se arrodilla y ora frente a ellas, como sucede con las imágenes que diseñó para la Basílica de Chiquinquirá, en Boyacá. “Y les cuento que a lo mejor hacen milagros. Todo forma parte de la sugestión colectiva, de la fuerza interior que mueve a la gente para lograr sus deseos y metas. Para mí, la fe se sale de la lógica humana. Solo me interesa que mis figuras tengan un rostro y poses que inviten a un momento de recogimiento y gratificante, que reflejen tranquilidad y tolerancia”.
Con estos ejes creativos emprendió la elaboración de El Santísimo de Floridablanca, como parte de una estrategia de desarrollo turístico que incluirá hoteles, un centro de convenciones, un museo para explicar el proceso de elaboración de la escultura, fuentes inteligentes, un almacén de souvenirs, restaurantes y un teleférico. Se estima que con esta inyección a la economía local, el Gobierno generará unos 1.500 empleos directos e indirectos y movilizará a dos millones de turistas anuales entre nacionales y extranjeros.
La obra plástica no ha sido inaugurada, pero desde ya la curiosidad de los santandereanos generó romerías los domingos y festivos, incluyendo la proliferación de vendedores ambulantes que no faltan en los costados de las vías de acceso a La Judía. “En un fin de semana se dispara el rebusque. Como mil personas se dedican a vender comida, bebidas, afiches y camisetas con la imagen que se podría volver icónica con el paso del tiempo”, puntualizó Cobos.
Esta figura monumental, cuyo costo bordeó los 4.000 millones de pesos, se rigió por los patrones estéticos del clasicismo griego y renacentista. “Tiene algo de San Juan Bautista con una mano arriba y otra en el pecho. La hice pensando con un sentido místico, justo cuando se le podría buscar una salida al conflicto armado. Me gustaría que cuando se firme la paz, desde lo alto proteja al pueblo colombiano”.
La escultura tiene en su interior una estructura de metal sismorresistente y contra los fuertes vientos, que podría sostener un edificio de 15 pisos aproximadamente. Juan José no se cansa de contemplarla. Por las noches sueña con El Santísimo y una capital bumanguesa valorada entre los destinos turísticos más importantes del mundo.
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