En el escalafón de millonarios que a diario actualiza Bloomberg, Alejandro Santo Domingo figuró ayer como el primer colombiano con una fortuna estimada en 16.200 millones de dólares (unos 47,4 billones de pesos a la tasa de cambio actual 2.928,69 pesos), y en la posición número 49 entre los 200 hombres más ricos.
Ese monto es suficiente como para financiar un altísimo porcentaje de las llamadas vías de cuarta generación o 4G que procura construir el Gobierno.
Además no incorpora los ingresos que Santo Domingo obtendrá por la venta del 14 por ciento de las acciones que posee en SABMiller (alrededor de 17.000 millones de dólares), compañía cervecera que en los próximos meses se fusionará con Anheuser-Busch InBev (AB InBev), en una operación que se calcula alcanzará en total los 122.000 millones de dólares.
Sin cerrarse el acuerdo, aún es incierto cuál será la jugada siguiente de Santo Domingo: cuánto pedirá se le reconozca en plata por el 14 por ciento que tiene en SABMiller y cuánto más en acciones de la empresa resultante.
Por ahora, los reportes de Bloomberg agregan que SABMiller le ha pagado a la familia Santo Domingo unos 1.500 millones de dólares en dividendos desde el 2005, año en el que esa multinacional le compró a Bavaria.
Los activos administrados por los herederos del fallecido industrial Julio Mario Santo Domingo son manejados a través de Valórem, una sociedad que gestiona inversiones en Colombia y el exterior.
Del portafolio de la holding, cuya acción está inscrita en la Bolsa de Valores de Colombia, hacen parte empresas como: Cine Colombia (entretenimiento), Caracol Televisión, Comunican (El Espectador), Inversiones Cromos, Koba International Group (Tiendas D1), Linio Colombia (comercio virtual), Reforestadora de la Costa, Ditransa (empresa de transporte terrestre) y Suppla (compañía especializada en logística).
También se cuentan los intereses de esa familia en Gases del Caribe, Corpbanca de Chile, BTG Pactual de Brasil, Inmobiliaria Colonial de España, la firma de bienes raíces Terranum y Dafiti (una minorista online de moda).
Una fusión global
Para Francisco Cubillos Guzmán, profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario, esta megafusión es llamativa porque negocios anteriores, y de esta magnitud, se han centrado en compañías de servicios y telecomunicaciones. Por eso considera que es la más grande en el sector industrial.
En el caso del emporio Santo Domingo, el docente sostiene que la operación encaja con el propósito que el conglomerado ha defendido desde sus inicios: convertirse en el mayor productor de cerveza. “Primero como el principal productor de la bebida en la Costa Atlántica, luego en Colombia, ahora como socio de SABMiller y, en breve, como copropietario de la mayor cervecera”.
El catedrático añade que este tipo de transacción demuestra, una vez más, que los negocios tienden a convertirse en globales. En este caso la familia Santo Domingo, que posee el 14 por ciento de SAB Miller pasaría a tener entre el 7 y 8 por ciento de la propiedad de una compañía que le duplicaría el patrimonio que asegura Bloomberg tiene el hijo de Santo Domingo.
“Será menos participación propietaria, pero su riqueza aumentará y eso le permitirá seguir escalando en el escalafón de millonarios. También será relevante la presencia de capital colombiano en la mayor empresa cervecera, porque eso es un buen ejemplo y modelo de negocio”, comenta Cubillos.
Con esta movida, se abrirían algunas posibilidades para que Santo Domingo, además de fortalecer inversiones actuales, propicie entrar en nuevos negocios.
“En el negocio cervecero ya alcanzan el top, pero los recursos frescos podrían encausarse hacia otras actividades que impulsen la creación de puestos de trabajo, por ejemplo”, puntualiza el educador.
Miradas desde afuera
Otras fuentes empresariales consultadas por este diario, y que pidieron reserva de su nombre, señalaron que una fusión como la que pretenden las multinacionales cerveceras no busca otra cosa que ganar mercado y más ganancias para sus accionistas.
En ese sentido, señalan que contrasta el modelo estricto de AB InBev en costos y las prácticas más laxas que aplica SABMiller, lo que redunda en ajustes y un crecimiento que premia el mercado bursátil.
Insisten en el ánimo complementario que tienen las compañías, al tener nichos de mercado estratégicos diferentes, los cuales podrían robustecerse con mayores ofertas.
Coinciden con el profesor Cubillos en que esta clase de negocios es normal en un mundo globalizado en el que se consolidan grandes jugadores y sus concentraciones. Pero advierten que lo se debe preservar es el derecho del Estado y de los consumidores.
Ejemplifican que en el sector financiero las entidades que han querido ser globales han tenido resultados disímiles. Mientras el HSBC y el Citi dieron el salto y se arriesgaron, con el paso del tiempo retrocedieron y decidieron desinvertir. Pero otros como los españoles Santander y BBVA han sabido globalizarse y sacar buenos réditos.
Analistas económicos de Canaccord Genuity, banca de inversión, consultados por la agencia Reuters concluyeron: “hemos escrito mucho sobre los atractivos de una combinación AB InBev y SABMiller desde el año 2011 y continuamos viendo los beneficios a largo plazo para los principales accionistas de InBev al concretarse la transacción en estos momentos”
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