Más de un millón de kilómetros cuadrados, tres cordilleras y diversidad en climas definen la geografía nacional, que en términos de construcción dificultan las conexiones con diferentes zonas del país.
En este sentido, la construcción de túneles no ha sido tarea sencilla según los expertos, y así lo demuestran los ejemplos del Toyo y La Línea.
La Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y el Instituto Nacional de Vías (Invías) reportaron que hay más de 100 túneles vehiculares en el país.
Además 45 corredores están en etapa de preconstrucción, es decir que se están planteando estudios y diseños, según la ANI. Estas nuevas construcciones son aproximadamente 48 kilómetros que conectarían las regiones y reducirían las distancias en algunas zonas como Antioquia, Huila, Santander, Tolima, Caldas y Valle del Cauca.
La Agencia ha tenido a su mando la construcción de 58 túneles, unidireccionales y bidereccionales, en los departamentos de Tolima, Cundinamarca, Nariño, Risaralda, Antioquia, Meta y Bolívar, los cuales suman más de 40,4 kilómetros de corredores. (Ver gráfico)
Por su parte, en un informe del Invías se destacan 39 corredores bajo tierra a su mando, en donde los más largos son el de Medellín-Santafé de Antioquia (4,6 kilómetros); el de Boquerón, en la vía Bogotá-Villavicencio (2,3 kilómetros) y los de la vía Loboguerrero-Buenaventura, que suman más de un kilómetro de longitud.
Carlos García, director del Invías, dijo que “el sector entendió que se pueden hacer megaobras y estamos viendo una gran apuesta por la desarrollar la construcción en Colombia”.
También comentó que la ingeniería colombiana ha venido superando retos técnicos, con los cuales tenemos que trabajar por la dificultad del suelo que presenta el país.
Francisco Suárez, experto en infraestructura y socio de Infraestructura Legal, dice que “en Colombia se ha venido aprendiendo de los problemas que se han presentando en el pasado, por ejemplo, con el Túnel de la Línea, que en sus proceso de licitación todos los riesgos se le dejaron al contratista”.
Pero, Suárez rescata las iniciativas actuales. “Ahora en las vías de cuarta generación, el Estado logró reglamentar un poco más las licitaciones, para que el impacto de los riesgos en la construcción en túneles sea menor. Pero falta ver si se hace efectivo”.
El experto agregó que los problemas de licitación y construcción en muchos casos estaban ligados a prácticas ilegales, los cuales enlodan las diferentes obras de interés nacional.
El Túnel del Toyo y de La Línea son claros ejemplos en las de las dificultades que han tenido las administraciones para sacar adelante estos proyectos.
En el caso del Toyo sin duda ha sido uno de los más polémicos, ya que 14 años después de que se planeó su estructuración y diseño, las obras aún no terminan. Además, ayer se conoció que la Contraloría de Antioquia ordenó la suspensión del contrato y las obras, por encontrar 25 hallazgos fiscales, disciplinarios y penales.
El Túnel de la Línea, otra de las construcciones insignia, también con inconvenientes. Solo basta recordar los problemas con el empresario Carlos Collins y su firma cuando no cumplieron las pautas del contrato, a tal punto que el Gobierno Nacional estuvo a punto de quitarles la obra. Este túnel lleva por lo menos ocho años luego de que la licitación entró en vigencia.
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