¿Cuáles serían los efectos sobre una ciudad si sobre ella se lanzara una bomba como la testada la pasada madrugada en el subsuelo de Corea del Norte? Un simulador basado en modelos físicos permite representar esquemáticamente los daños de una explosión de esa magnitud (10 kilotones, según los cálculos del Ministerio de Defensa de Corea del Sur) si, en lugar de bajo tierra, se hubiera producido sobre una ciudad.
Bola de fuego
Muestra el tamaño de la bola de fuego nuclear (200 metros) para una bomba de 10 kilotones. El tamaño depende de la altura a la que se haya producido la detonación (la herramienta permite especificarla). Si la detonación se produce en contacto con el suelo, la cantidad de lluvia radiactiva (los productos que resultan de la reacción nuclear) es mayor.
Corriente de aire (presión de 1,3 atmósferas)
Toda la zona al menos a 470 metros del centro sufre una sobrepresión similar a la de 1,36 atmósferas, suficiente para derruir edificios de hormigón. En este radio, la mortalidad inmediata alcanza prácticamente el 100%.
Corriente de aire (presión 0,34 atmósferas)
Toda la zona a menos de un kilómetro del centro sufre una presión de al menos 0,34 atmósferas, que basta para derrumbar la mayoría de edificios residenciales.
Radiación
A 1,25 kilómetros de la zona de la explosión, las personas reciben una dosis de radiación de 5 sievert. Sin tratamiento inmediato, la mortalidad es del 50% y 90% solo por los efectos inmediatos, sin tener en cuenta los efectos a medio plazo de la exposición a la radiación.
Radiación térmica
A 1,4 kilómetros de la explosión, el 100% de las víctimas sufre quemaduras al menos de tercer grado.
La herramienta informática, desarrollada en el Stevens Institute de Technology (Nueva Jersey), representa en círculos concéntricos sobre un mapa el alcance aproximado de los diversos efectos de la bomba. Para ello, ejecuta un algoritmo que los calcula, aunque en la vida real podrían variar porque ignora variables como el terreno o el blindaje de edificios. Sin embargo, para el director del Departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Complutense, Fernando Arqueros, se trata de un simulador "razonablemente serio" y que "justifica" los elementos que emplea para el cálculo.
El de Corea del Norte ha sido un ensayo subterráneo, que provoca unos efectos "muy distintos" a los que establece este simulador, que solo tiene en cuenta una explosión a nivel del suelo o a una determinada altura. "Las pruebas subterráneas suelen generar un cráter y el radio de alcance no tiene por qué estar tan bien definido [como en el simulador]. Se trata de algo difícil de calcular, entre otros, por las peculiaridades de la geología del terreno", apunta el experto.
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