La primera etapa del proyecto de 500 unidades de vivienda que desarrollará Fénix Construcciones en Sopó se entregará en 2018.
Cerca de $1 billón invertirá Fenix Construcciones para desarrollar una microciudad que contará con vivienda, comercio, oficinas, hotel y otras facilidades.
La revolución urbanística sigue llegando a las denominadas ‘ciudades dormitorio’ ubicadas alrededor de Bogotá. Después de los grandes desarrollos que se han anunciado en municipios como Cajicá y Chía, ahora el turno es para Sopó.
Una transformación urbanística como no se había visto en décadas acaba de iniciar este municipio, al norte de Bogotá. En un terreno de 20 hectáreas ubicado al lado en una de las vías principales del municipio, comenzó en agosto pasado la construcción de un ambicioso proyecto para construir unas 2.700 viviendas, centro comercial, oficinas, hotel y zonas recreativas.
El proyecto hace parte de un nuevo concepto urbanístico que en Colombia se conoce hoy como ‘microciudades’ y que en otros países se llaman ‘suburbios’, para referirse a los desarrollos de vivienda escogidos por familias que buscan alejarse del bullicio y los problemas de las grandes ciudades, pero que al mismo tiempo requieren servicios que atiendan sus necesidades de recreación, bienestar y consumo.
Horacio Blanco, gerente de Fenix Construcciones, la empresa encargada del diseño y ejecución del proyecto, explica que, debido a la magnitud de las obras, el desarrollo se hará en seis etapas, la primera de las cuales –que incluye cerca de 500 apartamentos– estará lista a finales de 2018 bajo el nombre Pionono Condominio Club. El proyecto está dirigido a la clase media que busca ubicarse cerca de la nueva zona industrial que se ha instalado en los municipios al norte de Bogotá.
Una vez esté totalmente construido, en un plazo estimado entre 10 a 12 años, se habrán invertido cerca de $1 billón, estima Blanco. La generación de empleo por año estará alrededor de las 900 plazas de trabajo en promedio, entre directos e indirectos.
“Nuestro objetivo es hacer proyectos de vivienda que cuenten con todos los servicios que una pequeña ciudad les puede ofrecer a sus pobladores. Ahí tendrán centros comerciales, hotel, grandes superficies y mercados locales muy útiles para el comprador”, asegura el empresario santandereano.
Por el tamaño y las exigencias en materia de urbanismo, la compañía trabaja desde hace cuatro años con la administración municipal en temas como el aprovisionamiento de servicios públicos, la ejecución de vías que permitan garantizar la movilidad y la construcción de obras de amoblamiento urbano que mejoren la calidad de vida de los habitantes que allí se instalen.
En este sentido, Fenix Construcciones logró concertar con el municipio y las empresas de servicios públicos para hacer una donación que garantizará la ampliación del sistema de acueducto y alcantarillado. Así, la constructora aporta los recursos que irán a una fiducia para ejecutar las obras de ampliación, garantizar una red adecuada y asegurar la reposición y optimización de la misma. “Esto es un gana-gana porque el municipio se beneficia con la ampliación de servicios fundamentales y la comunidad obtiene mejoras en el servicio y garantizamos que no habrá déficit de agua para los habitantes del municipio”, explica Blanco.
De acuerdo con datos de la constructora, este es uno de los municipios con mayor participación de población migrante o hijos de migrantes. Actualmente, solo 36% de la población de Sopó es nativa, mientras que 35% es migrante y el porcentaje restante lo conforman hijos de migrantes que llegaron en los últimos 25 años.
Un largo camino
No es la primera vez que esta constructora, de origen santandereano, decide emprender un proyecto de gran magnitud en materia de vivienda y desarrollo urbanístico. Creada en 1979 por el ingeniero civil Horacio Blanco, hasta finales de los 90 tenía como razón social Constructora Blanco, pero luego de la dura crisis hipotecaria que vivió el país y que afectó especialmente a las constructoras, la compañía decidió reinventarse.
Blanco recuerda que en ese momento la empresa familiar decidió cambiar de nombre porque la compañía prácticamente estaba renaciendo de las cenizas, pero con la idea de fortalecerse y ser mucho más vital.
Una de las decisiones más importantes en ese momento apuntó a cambiar su foco de negocios y expandirse en el país y el exterior. Hasta el año 2000 la constructora estaba posicionada en la vivienda de estratos 1, 2 y 3, pero a partir de 2001 decidió dedicarse a proyectos para los estratos 4, 5 y 6, así como a obras industriales y comerciales.
Hoy la empresa está dedicada principalmente a construir vivienda, pero cuenta además con otras unidades de negocios en obras civiles –como cimentaciones profundas–, producción de concreto y la renta de activos especiales como oficinas y locales comerciales. La compañía también ha participado en la construcción de vías en varios municipios de Colombia, así como de algunas represas en municipios de Santander.
Fenix Construcciones tiene cerca de 1.200 colaboradores directos –entre ellos más de 200 profesionales entre ingenieros civiles, industriales, arquitectos y contadores– así como unos 1.000 indirectos más. El año pasado, las ventas de la compañía superaron los $123.000 millones, según cifras de la Superintendencia de Sociedades, y este año la meta es sobrepasar los $150.000 millones, explica Blanco.
La llegada de Fenix Constructores al centro del país se dio hace más de una década, con la construcción de edificios de vivienda para estratos 5 y 6 en Santa Bárbara y Unicentro, y en la Sabana de Bogotá con la urbanización Hatogrande Reservado.
Además del proyecto Pionono en Sopó, en estos momentos la compañía desarrolla otros conjuntos residenciales en Cajicá y Bucaramanga, donde además construyó hace unos meses uno de los proyectos icónicos de la ciudad, el Majestic, el primer rascacielos del país dedicado a vivienda.
A juzgar por el tamaño del proyecto y las obras de urbanismo que ya comenzaron, el municipio de Sopó se prepara para cambiar su cara y ampliar su tamaño con nuevos habitantes que buscan echar allí raíces y consolidar esta nueva microciudad.
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