El presidente Donald Trump ha amenazado a las empresas General Motors, Ford e incluso a la japonesa Toyota, con fijar altos aranceles a los autos que no sean producidos en Estados Unidos; estas políticas económicas proteccionistas que promete Trump ya cobran las primeras víctimas en San Luis Potosí-México.
Sobre el desierto Mexicano yace el esqueleto de la frustrada planta de Ford, la gigante estadounidense decidió no invertir allí los mil seiscientos millones de dólares que tenía previsto, dos mil ochocientos empleos directos y diez mil indirectos se esfumaron de un día para otro.
Las consecuencias de las medidas proteccionistas de Trump
Las consecuencias inmediatas de los tweets escritos por el multimillonario se manifiestan en el tambaleo de la debilitada moneda mexicana; pero también, en la profunda incertidumbre en la que viven las familias que trabajaron en la construcción de la obra de Ford, ellos albergaban la esperanza de consolidar su puesto de trabajo cuando la fábrica comenzara a funcionar.
Las autoridades mexicanas y los representantes de la industria automotriz prefieren no especular sobre el eventual efecto Trump; sostienen que hay que evitar el alarmismo y confiar en los planes de expansión que tienen las empresas automotrices.
No obstante, hay por lo menos tres riesgos a mediano y largo plazo en todo esto:
El primero, es que las medidas económicas sean inútiles; el segundo es que sean contraproducentes, ya que podrían encarecer bienes y servicios disparando la inflación, y el tercero es que desaten una guerra proteccionista que debilite el comercio internacional, provocando una recesión mundial...
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