Línea Bogotá-Belencito quedó lista para operar luego de la afectación que tuvo hace 4 años.
Por: EL TIEMPO |
10:01 p.m. | 7 de febrero de 2016
Foto: Juan Manuel Vargas / EL TIEMPO
Los 318,3 km de la red Bogotá-Belencito fueron reconstruidos por Dracol Líneas Férreas. Así quedó el tramo de Suesca a Villapinzón, que era uno de los más críticos.
El motorista Nicolás Bohórquez hace sonar la bocina que avisa el paso de la locomotora cuando se aproxima a una de las curvas de la línea férrea que pasa por entre las montañas de Suesca (Cundinamarca). El pitazo pone a correr a las vacas a zancadas a lo largo de la carrilera. Los caballos no se mueven. Los dueños ni se asoman.
Los animales se acostumbraron a andar parsimoniosos por la red, tras cuatro años sin que el tren se asomara por esta línea ferroviaria que lleva de Bogotá a Belencito (Boyacá).
Los inclementes inviernos que sufrió Colombia el 2010, 2011 y 2012 destruyeron el corredor y acabaron con el transporte de carga, sobre todo de cemento, que había por esta vía, la única del sistema férreo que quedaba operando en el centro del país.
Pero a mediados de abril, por este tramo volverá a rodar el tren cargado con cemento que una firma nacional transportará entre Tocancipá y Bogotá, en una primera etapa, anunció la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI).
Tercera reconexión
La línea ferroviaria entre Bogotá y Belencito, de 317,3 kilómetros, podrá usarse nuevamente para la operación comercial, luego de un complejo trabajo de reconstrucción del corredor y de obras civiles realizadas por el consorcio Dracol Líneas Férreas durante los dos últimos años.
Será la tercera conexión ferroviaria que el Gobierno Nacional, con la Vicepresidencia de la República a la cabeza, entregará recuperada en el último año. En total son 1.219 kilómetros rehabilitados.
El primer corredor reconstruido fue el de Buenaventura a La Tebaida (Quindío), de 380 kilómetros, entregado por el concesionario Ferrocarril del Pacífico oficialmente en julio del año pasado. Por esta línea se movilizan trenes con 600 toneladas de carga en contenedores. Se espera que a mediados de año aumente el volumen de carga.
El segundo corredor recuperado fue de 522 kilómetros entre La Dorada y Chiriguaná. Por esta vía se espera mover carbón, en el segundo semestre.
La reconstrucción
Y el tercero es el de Bogotá-Belencito, cuyas obras de reconstrucción terminaron en diciembre pasado, con un costo de 128.326 millones de pesos. A este valor debe sumarse el contrato con el Consorcio de Interventoría de Vías Férreas, que asciende a 11.737 millones.
Para reconstruir los tramos férreos dañados en los trayectos Bogotá-Belencito, La Caro-Zipaquirá y Bogotá-Facatativá (que corresponden a la misma red ferroviaria del nordeste) había que trabajar en 72 puntos críticos.
Fueron los sitios donde las fuertes lluvias, especialmente del 2010 y el 2011, causaron derrumbes de tal magnitud que en varios tramos rompieron los rieles de hierro. Las bancas colapsaron y los alcantarillados resultaron insuficientes para drenar unos aguaceros que terminaron inundando la vía y decenas de hectáreas.
Luis Fernando Sánchez, director de obra del consorcio Dracol Líneas Férreas –que tiene a cargo la administración, mejoramiento y control de tráfico de estos corredores–, dijo que para reconectar la línea férrea tuvieron que hacer obras que “incluyeron principalmente la recuperación y estabilización de taludes, reemplazo de drenajes destruidos, rehabilitación de cruces fluviales, reconstrucción de terraplenes y retiro de derrumbes”.
Hubo sitios con deslizamientos de tal magnitud que debieron sacar más de 30.000 metros cúbicos de excavación. Es como si hubieran tenido que utilizar 1.875 dobletroques para cargar esa cantidad de tierra.
Los peores daños ocurrieron en el trayecto férreo entre Suesca y Villapinzón, dijo Jesús Gómez Zapata, gerente del proyecto. Uno de los lugares fue el situado adelante del kilómetro 79, en Santa Rosita (una vereda de Suesca), donde se despeñó medio kilómetro de banca de la vía, se llevó por delante la carrilera y el alcantarillado ‘desapareció’.
Sánchez explicó que para reparar el corredor ferroviario tuvieron que hacer muros de contención en la vía y manejo de aguas. Movilizaron dificultosamente por el estrecho camino y las montañas una máquina gigante hincadora de pilotes de metro y medio de diámetro. Estos fueron enterrados a 15 metros de profundidad para sostener el muro de cuatro metros de altura que allí se construyó. Las obras en este trayecto requirieron tiempo: seis meses.
Otro tramo muy crítico fue el paso por Tunja, donde los alcantarillados no dieron abasto ante la intensidad de los aguaceros que desbordaron las aguas malolientes del río Jordán y arrasaron con lo que hallaron a su paso, incluidos los rieles, que quedaron colgantes y sin traviesas en varias partes.
Sánchez comentó que para reconstruir el corredor férreo usaron rieles y traviesas de concreto que aún la Nación tiene en existencias. Las traviesas de madera se importaron de México, que ofrecía mejores condiciones.
El balasto (piedra triturada) sobre el que se ponen las traviesas fue adquirido en canteras de Paipa, Tunja, Mondoñedo y Zipquirá.
Alrededor de 366 trabajadores participaron en la reparación del corredor que quedó para reestrenarse en abril, cuando arranca el transporte de cemento.
Al mismo tiempo, el consorcio ha instalado 634 señales de tránsito a lo largo de la línea ferroviaria y ha adecuado estaciones en puntos como Chicamocha, Duitama, Tunja, Villapinzón, la Caro y km 5, en Bogotá.
Según la ANI, se espera que una vez se reinicie la operación comercial por esta ruta ferroviaria, se amplíe el transporte de carga a otras mercancías y se reactive la movilización de pasajeros.
Las negociaciones para que una de las productoras nacionales de cemento mueva su producto por este corredor ya se concretaron. Y Nicolás Bohórquez será uno de los motoristas que moverán esta carga, como lo ha hecho en 22 años de los 56 que tiene de vida.
Proyecto del tren regional
La construcción de un tren regional de carga entre la estación de La Caro en Chía (Cundinamarca) y Belencito (Boyacá), propuesta hace casi tres años por una alianza público privada (APP), sigue en la etapa de prefactibilidad, aprobada por la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI).
La Sociedad Ferroviaria del Centro Andino (Sofca) mantiene la propuesta “porque es viable” y avanza en los ajustes del modelo financiero para que pueda pasar a la etapa de factibilidad, dijo Fernando Rey, representante de esta firma.
La idea es que por este corredor se mueva no solo cemento, sino otro tipo de carga como carbón, hierro y grava.
EL TIEMPO
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