lunes, 16 de enero de 2017

Así es el plan para mejorar la navegación en el río Magdalena


El consorcio Navelena, el cual tiene el contrato de asociación público privada (APP) adjudicado por la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena) para que vuelva a hacer navegables los 908 km entre Puerto Salgar y Barranquilla a fines del 2021, tiene en marcha los dos grandes proyectos que apuntan hacia ese objetivo.

De un lado ejecuta el plan de contingencia para que el tramo fluvial recuperado de 652 km de Barrancabermeja a Bocas de Ceniza se mantenga apto para el transporte de carga y pasajeros.

Para ello, realiza a diario dragados, remoción de obstáculos y materiales desde nueve convoyes (integrados por remolcadores, dragas, anfibias, retroexcavadoras y botes), especialmente en cinco puntos críticos para la navegación: Badillo, Bufalera, Patico, Cantagallo y Bocas de Sogamoso.

De hecho, los anteriores trabajos, la señalización de los puentes y el uso del sistema de navegación satelital que permitió mover carga por el río las 24 horas, lograron que la más importante vía fluvial del país alcanzara en el 2016 un récord en movimiento de carga: 2’453.896 toneladas, un 51,8 por ciento más que las contabilizadas en el 2014 (fueron 1’616.468) y 29,4 por ciento más que las del 2015 (1’896.025 toneladas), de acuerdo con los registros de Cormagdalena.

Al mismo tiempo, las embarcaciones transportaron 244.024 pasajeros, informó la Inspección Fluvial de Barrancabermeja.

De otro lado, Navelena inició el proyecto que busca recuperar la navegabilidad del río en 256 km, de Barrancabermeja a La Dorada y Puerto Salgar.

Obras de encauzamiento


El presidente de Navelena, Jorge Barragán, dijo que se empezó el levantamiento topográfico y batimétrico del trayecto fluvial. Es decir, harán la actualización cartográfica del estado del suelo subacuático para saber qué tanto se ha modificado el fondo de las aguas con el movimiento del río para ubicar bien las obras y establecer si se deben hacer ajustes a los trabajos programados.

Al mismo tiempo se fabrican en EE. UU. los geotubos que se utilizarán para las obras principales que se harán en esos 256 km de la arteria fluvial: protección de orillas (para controlar la erosión de costas), anclajes (para asegurar las estructuras armadas con los geotubos) y diques direccionales (para que las aguas conserven la misma dirección en el canal navegable).

De ahí que las obras físicas en el río empezarán hacia finales de febrero, cuando el consorcio cuente con los geotubos importados para armar las estructuras que se pondrán bajo las aguas.

Habrá unas obras piloto para saber cómo se comporta el río, las cuales serán las primeras que se construirán para la protección de las orillas, en las costas de las veredas Santo Domingo de Barrancabermeja y San Luis Beltrán, de Yondó.

“Debemos ser muy cuidadosos porque el río es un ser vivo, no es como una carretera donde todo queda establecido. Aquí las aguas pueden traer sorpresas, y se puede requerir el ajuste de una obra”, dijo el gerente de Sustentabilidad de Navelena, Óscar Alonso Vargas.

Estas no son los únicos trabajos previstos en el proyecto de recuperación de la navegabilidad del río, que costará 2,5 billones y se deberá ejecutar en cinco años.

El esquema incluye la construcción y mantenimiento de 168 obras hidráulicas (82 diques direccionales, 43 diques de alineamiento y 43 revestimientos) entre Puerto Salgar y Barrancabermeja.

Los trabajos en los 256 km fueron divididos en cuatro frentes o unidades funcionales: entre Barrancabermeja y Puerto Salgar, donde se harán las obras de encauzamiento, estarán las unidades funcionales 3 y 4.

Las unidades 1 y 2, que son los 652 km navegables desde Bocas de Ceniza a Barrancabermeja, serán las que continuarán con dragados, especialmente en puntos críticos, reubicación de obstáculos y retiro de sedimentos.

Vargas señaló que los dragados siguen un plan de manejo ambiental y no afectan ciénagas. “Tampoco se le extrae material al río ni se va a canalizar como creen unos. Antes y después de los dragados se mide la calidad del agua y esta se mantiene después de los trabajos”.

Navelena debía previamente actualizar los estudios y diseños para las obras de encauzamiento que dejarán el canal navegable en forma permanente.


Qué se debe garantizar


Los estudios que Cormagdalena le aprobó a Navelena fijaron que, cuando terminen las obras, se debe garantizar, en el tramo fluvial de Barrancabermeja a La Dorada, un canal con profundidad navegable de 2,13 metros, ancho de canal navegable de 150 metros y un radio de curvatura de 900 m.

Las barcazas, a su vez, deben tener 65 metros de eslora (largo), 13 m de manga (ancho) y un calado de 1,80 m. El convoy (entre remolcador y barcazas) puede tener 210 m de largo y una capacidad para mover máximo 7.200 toneladas de carga.

En Bocas de Ceniza, donde llegan embarcaciones más grandes, de mayor calado, se debe garantizar una profundidad de canal de 12,19 m. y un ancho del canal navegable de 150 m.

El cumplimiento de estos indicadores incide en la remuneración que podrá tener Navelena una vez entregue las obras de encauzamiento.

“Cuando las obras culminen no se verán, porque estarán bajo las aguas. Lo único que notarán es que el río volvió a ser navegable de Barrancabermeja a Puerto Berrío”, apuntó Vargas.

Navegación satelital


Desde el 15 de septiembre del 2015, los navegantes mueven carga día y noche por el río Magdalena, entre Barrancabermeja y Barranquilla, por el sistema de navegación satelital que permite preparar los mapas que indican cuál es la ruta navegable, la cual divulgan Navelena y Cormagdalena cada semana o antes, si hay puntos críticos. El sistema dispone de equipos de alta tecnología para rastrear el fondo del río e identificar los obstáculos, al igual que del GPS, que indica la posición de estos. Son datos que se procesan y sirven para hacer el mapa. Así, los marinos saben por dónde navegar, explicó el gerente del sistema, Alcides Molinares.

'Extraños llamando a la puerta', el último libro de Zygmunt Bauman


Los noticiarios televisivos, los periódicos, los discursos políticos y los tuits, que sirven de puntos focales y válvulas de escape para las ansiedades y los temores de la población, rebosan referencias a la “crisis migratoria” que aparentemente inunda Europa y presagian el desmoronamiento y la desaparición del modo de vida que conocemos.

Esa crisis es una especie de nombre en clave políticamente correcto con el que designar la fase actual de la eterna batalla que los creadores de opinión libran en pos de la conquista de las mentes y los sentimientos humanos. El impacto de la conexión informativa en directo con ese particular campo de batalla causa algo muy parecido a un verdadero “pánico moral” (“un temor extendido entre un gran número de personas que tienen la sensación de que un mal amenaza el bienestar de la sociedad”).

En el momento en que escribo esto, otra tragedia aguarda para golpearnos. Son crecientes las señales de que la opinión pública, confabulada con unos medios ansiosos de audiencia, se está acercando, sin prisa pero sin pausa, al punto de “cansarse de la tragedia de los refugiados”. (...) Por desgracia, el destino de las grandes conmociones es terminar convertidas en la monótona rutina de la normalidad, y el de los pánicos morales es consumirse y desvanecerse de nuestra vista y de las conciencias. (…)

Hay dos tipos de factores que originan los actuales movimientos masivos de personas en los puntos de partida de estas, pero también son de dos clases las repercusiones de esos movimientos en los puntos de llegada. En las zonas “desarrolladas” en las que tanto migrantes económicos como refugiados buscan acogida, el sector empresarial ve con buenos ojos e incluso codicia la afluencia de mano de obra barata, cuyas cualificaciones ansían rentabilizar (...) Sin embargo, para el grueso de la población, acuciada por una elevada precariedad existencial y por la endeblez de su posición social y de sus perspectivas, esa afluencia no significa otra cosa que enfrentarse a más competencia en el mercado laboral, a una mayor incertidumbre y a unas decrecientes probabilidades de mejora.

Esto compone un cuadro mental general políticamente explosivo, en el que los gobernantes y los candidatos a serlo oscilan torpemente entre dos objetivos mutuamente incompatibles: satisfacer a sus amos (los poseedores del capital) y aplacar los temores de su electorado. (…)

Lo que se ha producido en estos últimos años es una enorme subida de las cifras que los refugiados y los solicitantes de asilo añaden a la del total de migrantes que llaman a las puertas de Europa; ese aumento se ha producido por la creciente lista de Estados “en derrumbe” o de territorios que, a todos los efectos, son ya países sin Estado y, por lo tanto, también sin ley, escenarios de interminables guerras tribales y sectarias, de asesinatos en masa y de un bandidaje sin descanso. En buena medida, ese es el gran daño colateral provocado por las fatídicamente mal calculadas y calamitosas expediciones militares en Afganistán e Irak, que culminaron en la sustitución de los regímenes dictatoriales por este teatro de indisciplina y violencia frenéticas actuales (...) El aluvión de refugiados impelidos por el imperio de la violencia arbitraria a abandonar sus hogares y sus más preciadas pertenencias se añadió al flujo constante de los llamados “inmigrantes económicos”, llevados estos últimos por el muy humano deseo de cambiar países empobrecidos y sin perspectiva por lugares de ensueño donde abundan las oportunidades. (…)

Los extraños tienden a causar inquietud precisamente por el hecho mismo de ser “extraños”, es decir, aterradoramente impredecibles, a diferencia de las personas con las que interactuamos a diario. (…) Cabe decir que estos son problemas universales e intemporales en todas aquellas situaciones en que hay “extraños entre nosotros” (...) Las áreas urbanas densamente pobladas generan los impulsos contradictorios de la mixofilia (la atracción por los entornos abigarrados y heterónimos que auguran experiencias desconocidas y aún no exploradas, y que, por eso mismo, prometen los placeres de la aventura y el descubrimiento) y la mixofobia (temor al inmanejable volumen de lo que nos es ignoto, indomable, desagradable e incontrolable). La primera de esas compulsiones es el principal atractivo de la ciudad, pero la segunda, por el contrario, es su más pesada cruz, sobre todo para las personas de menos recursos, quienes –a diferencia de los ricos, capaces de construirse “urbanizaciones cerradas”, de acceso restringido– carecen de la capacidad de desconectarse de las innumerables trampas y emboscadas repartidas por todo ese heterogéneo paisaje urbano. (…)

De todos modos, esa ambivalencia permanente de la vida urbana no es lo único que nos hace sentir incomodidad y temor al ver a esos recién llegados sin hogar, que incita en nosotros animadversión hacia ellos, que llama a la violencia, pero también al uso, el mal uso o el abuso de la miseria, la aflicción y la impotencia tan visibles en las que se encuentran los migrantes. Podemos nombrar dos elementos adicionales. (…)

El primer impulso sigue el patrón que ya esbozara en la Antigüedad Esopo en la fábula de las liebres y las ranas (…) La moraleja es simple: la satisfacción de la liebre (…) provenía del hecho de haberse dado cuenta de que siempre hay alguien que está metido en un aprieto peor que el de uno.

De liebres “perseguidas por las demás bestias” y que se hallan en un aprieto similar al que sufrían las de la fábula de Esopo hay sobrados ejemplos en nuestra sociedad de animales humanos (…) En un mundo en el que se espera de todas las personas que sean “para sí mismas”, y se les insta a que lo sean, estas liebres humanas, a quienes los demás seres humanos niegan respeto, atención y reconocimiento, son relegadas a esa condición de “últimos del todo”. (...).

Para los marginados que sospechan que han tocado ya fondo, el descubrir otro fondo más bajo que aquel al que han sido relegados es un acontecimiento salvador que redime su dignidad y rescata la autoestima que les pudiera quedar. La llegada de una masa de migrantes sin hogar y despojados de derechos humanos brinda una (inhabitual) oportunidad para un acontecimiento así.

Eso explica en buena medida la coincidencia de la inmigración masiva reciente con la trayectoria ascendente de la xenofobia, el racismo y el nacionalismo chovinista, y con los asombrosos éxitos electorales sin precedentes de partidos y movimientos xenófobos, racistas y chovinistas.

El Frente Nacional, de Marine Le Pen, cosecha votos principalmente de las capas más bajas –las de los desheredados, los discriminados y los pobres en riesgo de exclusión– de la sociedad francesa, un apoyo que logran con su convocatoria de “Francia para los franceses”. (…)

Y existe otra razón excepcional para que muchos se sientan molestos con la afluencia masiva de refugiados y solicitantes de asilo, una razón que actúa en mayor medida sobre un precariado emergente, formado por personas que temen perder sus preciados y envidiables logros, posesiones y posición social. (...)

Es imposible abstraerse de la percepción de que nosotros no provocamos la masiva y repentina aparición de extraños en nuestras calles ni tenemos control alguno sobre semejante fenómeno. Nadie nos lo consultó. No es de extrañar, pues, que las sucesivas oleadas de nuevos inmigrantes sean vistas con malos ojos. Personifican el derrumbe del orden.

Los inmigrantes son (…), por citar las lacerantes palabras de Jonathan Rutherford, quienes “transportan las malas nuevas desde un rincón lejano del mundo hasta nuestra puerta”. Hacen que cobremos conciencia de algo que con gusto olvidaríamos o, mejor aún, desearíamos que desapareciera y que no dejan de recordarnos: unas fuerzas globales, distantes, de las que se oye algo de vez en cuando, pero que permanecen generalmente ocultas a nuestra vista y que, de todos modos, son suficientemente potentes como para interferir también en nuestras vidas sin que nuestras preferencias importen (...)

Y, si bien no podemos hacer prácticamente nada para domeñar las esquivas y lejanas fuerzas de la globalización, sí podemos al menos desviar las iras que nos provocan, y descargar nuestra cólera sobre quienes, siendo producto de esas fuerzas, tenemos más a mano. Con ello, desde luego, no nos acercaremos lo más mínimo a la raíz del problema, pero tal vez nos aliviemos –durante un tiempo, al menos– de la humillación de nuestro desvalimiento y nuestra incapacidad para resistir la anuladora precariedad de nuestro propio lugar en el mundo. (...)

Hay algo que debemos tener claro: la política de separación mutua y mantenimiento de las distancias (...), aunque engañosamente aliviadora en el corto plazo (pues aparta de nuestra vista la dificultad real), se trata de una política suicida que no sirve más que para acumular carga explosiva para una futura detonación. (…) La humanidad está en crisis y no hay otra manera de salir de esa crisis que mediante la solidaridad. El primer obstáculo en ese camino es la negativa a dialogar: el silencio nacido de la autoexclusión, de la actitud distante, del desinterés, de la desatención y, en definitiva, de la indiferencia.

(…)

Permítanme, por el momento, que les recuerde aquí otro mensaje, del papa Francisco en concreto, quien, a mi juicio, es una de las poquísimas figuras públicas que nos han alertado de los peligros de emular el gesto de Poncio Pilato de lavarnos las manos ante las consecuencias de las vicisitudes actuales, de las que todos somos, simultáneamente y en mayor o menor grado, víctimas y culpables. Sobre el vicio o el pecado de la indiferencia, el papa Francisco dijo lo siguiente el 8 de junio del 2013 durante su visita a Lampedusa, momento y lugar en que empezó el actual “pánico moral” y su subsiguiente debacle moral: “¡¿Cuántos de nosotros, yo incluido, ya no estamos atentos al mundo en que vivimos, no nos importa, no protegemos lo que Dios creó para todos y terminamos siendo incapaces hasta de cuidar unos de otros?! Y cuando la humanidad pierde el rumbo, se producen tragedias como esta [...]. Hay que hacerse una pregunta: ¿quién es el responsable de la sangre de estas hermanas y hermanos? ¡Nadie! Esa es nuestra respuesta: ‘No he sido yo, no tengo nada que ver con ello, deben de haber sido otros [...]’. Hemos perdido el sentido de la responsabilidad hacia nuestros hermanos [...]. La cultura de la comodidad, que hace que pensemos solamente en nosotros mismos, nos vuelve insensibles a los gritos de otro (...) En este mundo globalizado, hemos caído en la indiferencia globalizada. Nos hemos acostumbrado al sufrimiento de otras personas”.

ZYGMUNT BAUMAN

domingo, 15 de enero de 2017

El dueño de los ‘big mac’ latinos

Arcos Dorados, del colombiano Woods Staton, es la mayor operadora de McDonald´s en el mundo

Woods Staton (Medellín, 1950) se le conoce en el mundo de la comida rápida como el rey de la hamburguesa. El sobrenombre tiene sentido. En tan solo una década, este empresario colombiano ha edificado uno de los imperios más rentables para McDonald´s en el planeta. Después de que en 2007 encabezara la compra (por 700 millones de dólares) de 1.560 restaurantes y los derechos de operación de la marca norteamericana en América Latina y el Caribe, Staton se ha convertido en el mayor operador de la compañía estadounidense a nivel global. Actualmente, la firma que preside, Arcos Dorados, está presente en 20 mercados de la zona con 2.141 locales, 4,3 millones de clientes diarios y ventas anuales superiores a los 3.000 millones de dólares.

El camino de Arcos Dorados, sin embargo, no ha sido sencillo. La empresa, con sede en Uruguay, ha tenido que enfrentar los avatares económicos de la región, en donde 175 millones de personas (29% de la población) vive en condición de pobreza. En los últimos tres años, los ingresos de la compañía se han desplomado un 24% (entre 2013 y 2015), debido a la devaluación de las monedas latinoamericanas y la desaceleración que se vive en algunos países del subcontinente. A pesar de ello, la expansión de la firma no ha perdido brío: el número de restaurantes nuevos ha crecido un 3,8% en el mismo periodo. “Nosotros manejamos el negocio con una visión de largo plazo, con el objetivo de seguir capturando el potencial de la marca McDonald’s en América Latina”, dice Daniel Schleiniger, director de comunicación de la compañía.

A pesar de la continua expansión del negocio, el descalabro que ha tenido la firma en las cuentas y sus desventura en Latinoamérica han tenido eco en los mercados financieros. “La empresa, que debutó en la Bolsa de Nueva York en abril de 2011 y se hizo rápidamente un hueco en las carteras de los inversores gracias al pedigrí de la franquicia”, explica Jeremy Bowman, analista de la consultora The Motley Fool. “Sin embargo”, comenta Bowman, “el precio de la acción se vino abajo en 2012, debido a la recesión económica en Brasil”, en donde Arcos Dorados tiene el mayor número de establecimientos: 890 restaurantes (un 42% del total). Los valores de la empresa, que llegaron en octubre de 2011 a un preció máximo de 28,52 dólares por acción, actualmente se venden en torno a los 5,70 dólares.

Fortuna a la baja


El bache por el que atraviesa Arcos Dorados ha pegado directamente al bolsillo de Staton. Justo un año después de que la compañía aterrizara en Wall Street, el colombiano probaba las mieles del 1% de la población global. Su nombre aparecía en la lista que hace la revista Forbes de los hombres y mujeres más ricos del mundo. Su fortuna, que ascendía en 2012 a 1.700 millones de dólares, lo llevó al puesto 764 de entre los 1.226 multimillonarios que había en ese entonces. En 2013, y con las cuentas de Arcos Dorados bajo presión, el magnate descendió al puesto 1.268 de la lista. En 2014 salió del selecto grupo. “Su patrimonio neto ha caído en 500 millones de dólares debido a que las acciones de Arcos Dorados se marchitaron en un crecimiento más lento de lo esperado y una depreciación de la moneda brasileña frente al dólar”, indicó la publicación en aquella época.

Wood Staton ha sido un personaje clave para McDonald´s en América Latina. La historia entre el colombiano y la firma norteamericana lleva más de 30 años forjándose. Staton condujo la apertura del primer restaurante de la firma en Argentina en 1986. En ese entonces, la empresa ya había aterrizado en Puerto Rico (1967), Brasil (1979) y México (1985). El empresario gestionó los derechos de la marca en el país sudamericano hasta 2002, después de que la crisis económica y política, desatada en diciembre de 2001, lo llevara a dejar el control de la empresa en manos de la casa matriz, debido a la gran deuda que había acumulado.

Inmune al desaliento


Sin embargo, Staton no abandonó la empresa. La firma estadounidense lo nombró director para la región sur del continente. En 2007, cuando la corporación decidió vender el negocio en América Latina, Staton luchó hasta el último momento frente a un fondo de inversión brasileño por los derechos y los locales de la cadena de restaurantes. Ahora, Arcos Dorados aporta un 4,7% a las ventas mundiales de la compañía, que sufre una merma en sus ingresos, principalmente por un cambio de consumo de los clientes hacia alimentos más saludables.

La clave que ha llevado a Arcos Dorados a un lugar privilegiado en las cuentas de Mcdonald´s se basa en ofrecer a los consumidores productos con sabores locales, dice Schleiniger. “Además del típico Big Mac, ofrecen arepas en Venezuela, pollo con hogao en Colombia y comida mexicana en México”, indica la revista Forbes. Hacia el futuro, Arcos Dorados espera una recuperación de los dígitos de la mano de un crecimiento económico en la zona. “Como nuestro negocio es sensible a los ciclos económicos cuando estos son malos, también lo es cuando son buenos”, destaca Schleiniger.

Pero quizás este año tengan que seguir nadando contracorriente. “El consenso general apunta a que 2017 será un año todavía difícil, pero de cierta recuperación o estabilización de las principales economías, como Brasil, Argentina, Colombia, o incluso México. Este último dependerá en parte de las políticas que adopte el nuevo presidente de EE UU. “Es prematuro decir cuándo será la recuperación y cuánto durará”, concluye Schleiniger.

OMNIPRESENCIA

La compañía estadounidense tenía en el mundo 36.615 restaurantes y, a finales de 2015, un 6,2% de estos estaba en América Latina, en donde son líderes. Los últimos datos publicados por Arcos Dorados indican que la firma tiene un 9,4% de penetración en la zona. Los únicos mercados en donde no opera la compañía son, de momento, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Cuba, El Salvador, Guayana, Surinam, Paraguay y Bolivia. En este último país la marca Mcdonald´s quebró y echó el cierre en 2002.

viernes, 13 de enero de 2017

Alcocer: la mítica batalla en la que el Cid Campeador aniquiló a cientos de moros con un curioso engaño


Durante su primer destierro, Rodrigo Díaz de Vivar tomó una fortaleza ubicada cerca del Jalón tras 15 semanas de asedio. Hasta ahora, esta contienda navegaba entre la verdad y la invención, pero una excavación arqueológica ha desvelado su veracidad

Entre la historia y la leyenda. Así permanecía hasta ahora la batalla de Alcocer. Una contienda en la que Rodrigo Díaz de Vivar (más conocido por su apodo: el Cid Campeador) tomó con una curiosa treta una fortaleza inexpugnable ubicada cerca del Jalón. Todo ello, después de ser desterrado por el rey Alfonso VI. Según el «Cantar del Mio Cid» (el mítico poema que relata las hazañas de este personaje con más misticismo que verdad) el líder militar, al ver que no podía conquistar la plaza, decidió fingir una retirada. Para ello, levantó todo su campamento menos una tienda y, cuando los musulmanes se acercaron a investigar (dejándose las puertas de la fortaleza abierta) él y sus hombres les atacaron. El plan salió a pedir de boca.

Hasta ahora, se consideraba que la batalla de Alcocer había sido imaginada por el autor del cantar. Sin embargo, un nueva investigación desveló el pasado fin de semana que de mitológica no tuvo nada, y que -al menos- se sucedió. Y es que, una excavación llevada a cabo en Zaragoza acaba de descubrir un material hispano musulmán de entre los siglos XI y XII que podría pertenecer al asentamiento que asedió el Campeador. Por ello, hoy recordamos los pormenores de esta batalla y cómo se sucedió según los textos antiguos.

Reyes y parias


Para suerte cristiana, cuando el Cid empezó a levantar su espada contra los musulmanes estos andaban dándose de mandobles entre sí. Estaban divididos en multitud de reinos llamados «taifas». Cada uno de ellos, dirigido por un líder diferente ansioso por aplastar a sus compatriotas para evitar que adquiriesen poder.


Como explica José Luis Martín (catedrático de Historia Medieval) en su dossier «La espada de Castilla», los árabes eran «incapaces de unirse frente a los cristianos». Pero no solo eso, sino que también solicitaban alguna ayudita que otra a los seguidores de la cruz para lograr resistir los tortazos y, llegado el momento, atacar a sus compatriotas en venganza. Con ese percal, también pagaban tributos a sus enemigos para que no hicieran expediciones de castigo contra ellos.


«Para evitar sus ataques necesitaban pagar la protección de los cristianos, y reunían el dinero mediante una mayor presión fiscal que, con frecuencia, daba origen a motines y revueltas que eran dominadas nuevamente con ayuda de las tropas cristianas», añade el experto. Esto provocaba, a su vez, que los líderes musulmanes se vieran obligados a pedir todavía más dinero a los seguidores de Cristo. Algo que les convertía en deudores (todavía más si cabe).

Este curioso sistema económico (conocido como el de impuestos o «parias») fue de sumo interés para los reyes hispanos que azuzaban con la Reconqusita desde el norte. Y es que, a los cristiano este «dinerillo extra» les permitía llenar su bolsa de un oro que ahorraban para, posteriormente, crear su propio ejército y avanzar sobre las mismas regiones árabes que les pagaban.

En ese contexto vino el Cid al mundo. O más bien Rodrigo Díaz de Vivar (pues este era su nombre verdadero). Lo hizo en el año 1043 y como el noble de una familia menor. Una fortuna que le permitió entrar a los 14 años en la corte a las órdenes del príncipe Sancho, el primer hijo y heredero del rey Fernando I.

Dicen de él los cronistas que, además de ser todo un virtuoso de la espada, tampoco andaba mal en lo que a cocorota se refiere, ya que sabía leer, escribir y entendía de leyes. Al final, con poco más de una veintena de años, logró ascender en el escalafón medieval como vasallo y soldado hasta convertirse en el hombre de armas de su señor. Uno de los cargos más altos al que se podía llegar como militar.


Y así siguió hasta que comenzó el juego de tronos en la Península tras la muerte del Su Majestad Fernando en el 1065. ¿Por qué? Pues porque al monarca no se le ocurrió otra cosa que dividir sus dominios entre sus hijos. A Sancho, el primogénito, le cedió Castilla. Hasta aquí, todo correcto. El problema fue que a su retoño Alfonso le cedió las tierras de León, por entonces más fértiles.

El lio estaba armado. Poco después se inició una guerra entre ambos en la que el Cid acudió al campo de batalla bajo la bandera del que siempre había sido su principie y señor: Sancho. Ek enfrentamiento perduró durante varios años. «Al final, combatiendo en Zamora […] Sancho murió en el 1072», añade el experto. Que el primero de los herederos se fuera al otro barrio no pudo ser mejor para su hermano, que se quedó sus tierras y dio por finalizada la contienda con un (para él) feliz final.

El destierro


Cuenta la leyenda que Rodrigo, héroe de decenas de batallas, exigió entonces al rey Alfonso que jurara no haber tenido nada que ver con la muerte de su hermano. Lo hizo a cambio de ser su vasallo. La realidad, no obstante parece que fue diferente. Y es que, por mucho que nos guste imaginarnos a este héroe poniendo entre la Tizona y la pared a un monarca, poco tiene esto de verdad. Por el contrario, lo más probable es que (aunque las habladurías pueblerinas sí cargasen contra el de la corona), nuestro protagonista, simplemente, aceptase rendirle pleitesía para tener un señor por le que luchar. Algo tan necesario en aquellos años como contar con un buen filo con el que atravesar (o partir por la mitad) al contrario.

En todo caso, parece que no le fue mal al Cid como vasallo de Alfonso VI, pues fue nombrado juez por él en varias ocasiones, participó en campañas militares como la de Navarra, y fue destinado a cobrar las «parias» a los musulmanes. Y no es muy lógico dejar el dinero en poder de alguien del que, al fin y al cabo, no te fías.


Además, tampoco era extraño que, en plena corte, los mejores puestos fueran para aquellos que más lamían las botas a su señor y que le habían seguido desde sus inicios. El roce, que hace el cariño, como se suele decir. Sin embargo, el idilio del Campeador con el monarca fue breve.

Apenas duró hasta que nuestro protagonista tuvo un incidente militar con el conde García Ordóñez, quien tenía bastante mano dentro de la corte. Este, haciendo honor a su apodo («boca torcida», por su capacidad -según algunos autores- de introducir mentiras en cabezas ajenas) logró poner en contra a Rodrigo y al monarca. Todo ello, afirmando que el Cid se quedaba con parte de los tributos que recogía de los musulmanes.

Esa falacia, unida a alguna desavenencia más, provocó que el rey desterrara al Campeador de sus tierras. O lo que es lo mismo, que confiscase sus dominios y le mandase al quinto pino del reino con todo aquel que quisiera seguirle. «Alfonso VI desterró a Rodrigo en 1081, cuando este atacó a los musulmanes de Toledo, protegidos del rey», añade el experto en su dossier.

Desterrado, se vio obligado a ir de ciudad en ciudad alquilando su vida y la de sus hombres al mejor postor. «Pasó los cinco años siguientes como soldado mercenario al servicio del gobernador musulmán de Zaragoza. En el transcurso de ellos, Rodrigo siguió adquiriendo fortuna y renombre», explican los autores Richard A. Fletcher y Javier Sánchez García-Gutiérrez en su obra «El Cid». Fue precisamente en la jornada 16 de este destierro cuando el Cid llegó a la ciudad de Alcocer.


Alcocer y el campamento


A partir de este punto es en el que la mitología supera a la realidad y la fuente principal es el «Cantar del Mio Cid». Este poema deja escrito que Rodrigo llegó a esta población después de abandonar Castejón y saquear Alcarría (Guadalajara) y el valle del Tajuña. A partir de ese momento, y tal y como explica Alberto Montaner Frutos (de la Universidad de Zaragoza) en su dossier «La toma de Alcocer en su tratamiento literario: un episodio del cantar del Cid», el texto tan solo aporta alguna que otra pista que puede dar idea de dónde se hallaba concretamente la villa de Alcocer.

Así se puede leer en la versión actualizada del «Cantar del Mio Cid» elaborada por Frutos: «Cruzaron los ríos, entraron a Campo Taranz. por esas tierras abajo a toda velocidad, entre Ariza y Cetina mio Cid se fue a albergar; grande es el botín que obtuvo en la zona por donde va. No saben los moros que propósito tendrá. Otro día se puso en marcha mio Cid el de Vivar y pasó frente a Alhama, por la hoz abajo va, pasó por Bubierca y por Ateca, que está adelante, y junto a Alcocer mio Cid iba a acampar». ¿Dónde podría situarse el campo de batalla? En palabras del experto, es difícil saberlo, pues únicamente ubica vagamente la zona mediante algunos «vagos topónimos».

El texto no ahonda demasiado en la construcción del campamento ideado por el Cid para asediar la ciudad. Un emplazamiento del que se dice poco más que se edifica encima de un otero (un pequeño monte) «fuerte e grande» y al cual «agua no le puede faltar» porque «corre cerca el Jalón» (uno de los principales afluentes del Ebro).


En definitiva, se dice que la posición no podía ser mejor, pues contaba con inmediato acceso al líquido elemento y permitía a los sitiadores resistir un posible ataque realizado desde la urbe. Tampoco se explica de forma pormenorizada el tipo de campamento que se crea, del cual únicamente se da alguno que otro detalle: «Bien se planta en el otero, hace firme su acampada, los unos hacia la sierra y los otros hacia el agua. El buen Campeador, que en buena hora ciñó espada, alrededor del otero, muy cerca del agua, a todos sus hombres les mandó hacer una zanja, que ni de día ni de noche por sorpresa les atacaran, que supiesen que mio Cid allí arriba se afincaba».

En los siguientes versos, el cantar explica de forma supina como el Cid actuó como era menester por aquellos tiempos: sitió la ciudad de Alcocer y le solicitó tributos o «parias» a cambio de no atacarla. También hizo lo propio con algunas otras urbes de la zona, como Ateca y Terrer». El Campeador, de esta guisa (recibiendo más oro del que podía soportar su bolsa y atesorando riquezas) se mantuvo frente a las murallas de Alcocer más de dos meses. O, más concretamente, «15 semanas», en palabras del Cantar.

No obstante, Frutos hace hincapié en que no hay que llevarse a engaños, y el objetivo último de este guerrero no es otro que terminar conquistando la plaza debido a la supuesta «importancia estratégica» que se le da en el texto.

Con todo, algunos autores como Peter Edward Russell afirman en sus escritos que no hay que entender al Cid como un tirano que pretendía esquilmar la zona para luego conquistarla, sino como un estratega militar que entendía la importancia psicológica de asediar una plaza fuerte: «No es posible creer que el poeta haya querido sugerir que el Cid se comportó de mala fe para con los alcocereños. Parece que introdujo el tema de las parias con el fin de llamar la atención sobre el temor que sentía la guarnición al verse asediada por el Cid, pero sin atender debidamente a las consecuencias jurídicas de dicha introducción».

El plan


A las quince semanas el Cid se hartó de que Alcocer no se rindiese y pasó a la acción. ¿Qué se le pasó por la cabeza? Una curiosa estratagema para hacer salir a los defensores de la ciudad. Ordenó recoger todas las tiendas menos una y fingir una retirada. «La retirada tenía como objetivo desconcertar a los alcocereños e invitarles a aprovechar la situación abandonando el refugio de las murallas», añade el experto. ¿Por qué abandonarían estos la seguridad de su ciudad? Sencillamente, por las ansias de vil metal: las «parias» que el Campeador llevaba acumulando durante más de dos meses.

Así se narra este suceso en la versión modernizada de Frutos del poema: «Él hizo una estratagema, más no lo retrasaba: plantada deja una tienda, las otras se las llevaba, avanzó Jalón abajo con su enseña levantada, con las lorigas puestas y ceñidas las espadas, a guisa de hombre prudente, para llevarlos a una trampa. Lo veían los de Alcocer, ¡Dios, como se jactaban! -Le han faltado a mio Cid el pan y la cebada; las otras apenas se lleva, una tienda deja plantada; mio Cid se va de tal modo cual si en derrota escapara. Vayamos a asaltarlo y obtendremos gran ganancia, antes de que le cojan los de Terrer, si no, no nos darán de ello nada; la tributación cogida devolverá duplicada».

El plan había funcionado. El Cid había logrado que abandonaran la seguridad de su plaza fuerte. A su vez, la suerte le sonrió, pues «con las ansias del botín, de lo otro no piensan nada, dejan abiertas las puertas, las cuales ninguno guarda». De esta forma, el Campeador (cuyas fuerzas eran formadas por unos 300 hombres, atendiendo a las fuentes) solo tuvo que esperar hasta que sus enemigos (la mayoría, según se da a entender, soldados a pie) estuviesen lo suficientemente lejos de las defensas como para no poder retirarse si él iniciaba la carga.

La carga


A partir de este momento, existe cierta controversia en relación a la forma en la que el Cid atacó a los musulmanes. La versión modernizada de Frutos del «Cantar del Mio Cid» explica que cuando «el buen Campeador hacia ellos volvió la cara» y vio que «entre ellos y el castillo el espacio se agrandaba», ordenó girar la bandera, espolear los caballos, y cargar sin ningún pudor a sus hombres contra aquellos «infieles». «¡Heridlos, caballeros, sin ninguna desconfianza! ¡Con la merced del Creador, nuestra es la ganancia!». A partir de ese momento comenzó la verdadera batalla.

Tal y como señala el texto, los jinetes del Cid cargaron, con el Campeador y Álvar Fáñez (uno de los principales capitanes de Rodrigo) en cabeza: «Han chocado con ellos en medio de la explanada, ¡Dios, qué intenso es el gozo durante esta mañana! Mio Cid y Álvar Fáñez adelante espoleaban, tienen buenos caballos, sabed que a su gusto les andan, entre ellos y el castillo entonces entraban. Los vasallos de mio Cid sin piedad les daban». Poco más se dice de la contienda más allá de que cargaron a gritos mientras la retaguardia de los musulmanes trataba de regresar a la seguridad de Alcocer.

«En poco rato y lugar a trescientos moros matan. Los de delante los dejan, hacia el castillo se tornaban; con las espadas desnudas a la puerta se paraban, luego llegaban los suyos, pues la lucha está ganada. Mio Cid tomó Alcocer sabed, con esta maña». En el Cantar no se habla del número exacto de jinetes que llevaron a cabo el ardid (al menos en estos fragmentos), ni las bajas cristianas, por lo que siempre se ha supuesto que no se había sucedido ninguna. Al menos, en palabras del autor del «Cantar del Mio Cid».

Más allá de esta fuente, han sido muchos los autores que han tratado de explicar de forma pormenorizada cómo es posible que los musulmanes no tuviesen tiempo suficiente para regresar a la seguridad de Alcocer.

En base a los textos originales, Frutos es partidario de que el Cid dividió a sus tropas en dos unidades. La primera, encargada de atacar y entretener a los enemigos. La segunda, con órdenes de tomar la urbe. «El ardid consistía en una huida fingida que atrajera a los alcocereños a la lucha en campo abierto. Cuando esto se consiguió, el Cid y sus tropas dieron media vuelta y, gracias a una maniobra envolvente, obligaron a los musulmanes a permanecer luchando en el campo de batalla mientras la vanguardia del Campeador , encabezada por él y Minaya, se apoderaban de la plaza desguarnecida», explica.

Un final incierto


En todo caso, el Cantar explica que la batalla acabó cuando Pedro Bermúdez, soldado del Cid, puso en la parte más alta de las murallas la bandera de su señor. El Campeador, por su parte, no pudo contener la alegría. Aquella noche, al fin, dejaría la tienda de su campamento en favor de una cómoda habitación. «¡Gracias al Dios del cielo y a todos sus santos, ya mejoraremos el aposento a los dueños y a los caballos!».

A su vez, Rodrigo ordenó a sus hombres que no matasen a los prisioneros, pues estaban desarmados.

«Oídme, Álvar Fáñez y todos los caballeros: en este castillo un gran botín tenemos, los moros yacen muertos, vivos a pocos veo; a los moros y moras vender no los podremos, si los descabezamos nada nos ganaremos, acojámoslos dentro, que el señorío tenemos, ocuparemos sus casas y de ellos nos serviremos». La conquista había acabado bien. O eso parecía. Y es que, posteriormente, el señor de Valencia ordenó mandar contra Alcocer 3.000 musulamanes armados. Pero eso, como se suele decir, es otra historia.

jueves, 12 de enero de 2017

¿Qué tan grande es el océano?

Las deudas que le cobra el petróleo a la economía de México


Una investigación del Huff Post revela que mientras México producía el 90% de sus gasolinas en 1990, dicha cifra se desplomó hasta 38% en 2016. ¿Por qué ocurrió esto?

Entender un fenómeno como el alza de los precios de la gasolina no resulta del todo sencillo, y menos cuando hay tantos factores en juego. Pero a pesar de que existen diferentes posturas para tratar de explicar el problema, los expertos coinciden en que los altos niveles de importación de gasolina y la depreciación del peso frente al dólar son dos elementos clave para comprender las razones que provocaron el gasolinazo.

Pero algo tuvo que pasar para que México dejara de producir sus propios combustibles. En 1990, México producía el 90% de sus gasolinas, mientras que en 2016, el país apenas generó el 38.9% de sus gasolinas, de acuerdo con una investigación del Huffington Post realizada con datos del Sistema de Información Energética de la Secretaría de Energía.

En los últimos 26 años, México dejó de refinar sus propias gasolinas para depender cada vez más de las importaciones. En 1990 apenas importó 35 mil 894 barriles de gasolina al día para incrementar su dependencia en 1,234% para 2016, año en el que consumió 443 mil 164 barriles diarios, provenientes principalmente de Estados Unidos.

La caída y el deterioro del Sistema Nacional de Refinación es tal, que México refinó menos gasolina en 2016 (291 mil 264 barrilles diarios) que en 1990 (401 mil 919 barriles diarios), lo cual representa una caída del 27% en poco más de un cuarto de siglo.

Mientras que en 1990 un dólar costaba 2.68 pesos, hoy se encuentra a 21.9 pesos por unidad, según datos del Banco de México.

Una situación que en buena medida explica el descontento social que desencadenó el notable incremento de precios entre 14% a un 20% en enero respecto a los costos del mes anterior, ya que en las últimas décadas, los aumentos del precio de la gasolina han sido acompañados por un estancamiento del ingreso, tal como puede constatarse al comparar la manera en que con una semana de trabajo, podía comprar 1.69 tanques de gasolina de 40 litros recibiendo el salario mínimo. Algo que no ocurre desde 2014, año en que trabajar una semana con el salario mínimo ya no alcanza para comprar un tanque de gasolina.

El dato se obtuvo al comparar el monto de las importaciones de gasolina (miles de barriles diarios) y el tipo de cambio promedio anual por cada dólar (pesos). De este modo, la gráfica muestra el monto diario promedio que se gastó en la importación de gasolina (pesos).

Pero los datos resultan aún más contundentes al calcular el monto diario que destinó el gobierno mexicano para importar gasolina en los últimos 26 años, según el tipo de cambio promedio de cada año. Mientras que en 1990 México gastó 100 mil 862 pesos al día para importar gasolina, en 2016 el país gastó 8 millones 278 mil 303 pesos diarios. Y esto se debe a una razón: entre más gasolina importa México, más caro cuesta el dólar.

Es por eso que, más allá de factores externos como el incremento de los precios del petróleo y la abrupta caída del peso ante el fenómeno del triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la alta dependencia de México a la importación de gasolina explica una buena parte del problema del gasolinazo.

Y esto se debe a que la vulnerabilidad del país ante los vaivenes de los mercados internacionales es un componente clave en la manera en que el gobierno mexicano fija el precio de las gasolinas a través de una fórmula conformada por tres componentes esenciales: 1) el precio de referencia internacional de la gasolina (el mercado de la costa este de Estados Unidos), 2) los impuestos (IEPS e IVA) y 3) los costos (derivados del transporte, principalmente).

Por ello, la creciente dependencia de México a la gasolina extranjera y la devaluación del peso provocaron un gasolinazo con la liberalización de los precios de la gasolina promovida por el gobierno tras la aprobación de la reforma energética, situación que hizo vulnerable a México a los caprichos de los mercados internacionales. Algo que no ocurría cuando México producía sus propios combustibles.

¿Pero a qué se debe que México haya dejado de refinar su propia gasolina?

Una de las principales razones se debe a que en los últimos años, los yacimientos petroleros hallados y explotados por Pemex producen principalmente petróleo crudo pesado, mientras que las seis refinerías que existen en el país fueron fabricadas para procesar crudo ligero. Esto provoca que la efectividad de las refinerías mexicanas se reduzca considerablemente, al generar altos niveles de combustóleo, un hidrocarburo "que resulta difícil de colocar a buen precio en el mercado internacional y su consumo en plantas eléctricas nacionales resulta poco competitivo e inconveniente para el medio ambiente".


Esta baja productividad de las refinerías, sumada a una visión de negocios de corto plazo provocó que en los últimos cinco sexenios, Pemex se enfocara más en extraer petróleo crudo y venderlo a los mercados internacionales con altos márgenes de ganancia, pero sin invertir en el sector refinación. Con el paso de los años y la subida de los precios internacionales del petróleo, el gobierno prefirió obtener ganancias fáciles antes que apostar por la modernización de la planta industrial de Pemex.

"Su desempeño operativo ha sido poco eficiente y se ha visto marcado por aportaciones limitadas de recursos por parte de los gobiernos en turno, que le han impedido impulsar sus inversiones, mantenimiento y actualización de plantas o incluso la construcción de nuevas unidades. Ello en un contexto en el que la prioridad en la política petrolera desde los años ochenta, se ha concentrado en la explotación de los hidrocarburos y no en las actividades que le añaden valor al crudo extraído", señala el investigador del Instituto Politécnico Nacional, Daniel Romo Rico.


Una opinión que comparte Fluvio Ruíz, exconsejero profesional de Pemex, quien considera que la manera en que Pemex lleva años sosteniendo una tercera parte del presupuesto nacional con un excesivo pago de impuestos que ronda el 70% de sus ingresos, explica en buena parte el abandono de las refinerías.

"A Petróleos Mexicanos se le otorgó el papel de ser la principal fuente de ingresos fiscales, y en ese sentido se privilegió los ingresos por la venta del petróleo crudo porque son más rápidos y se dejó de invertir en la ampliación, incluso el mantenimiento de las refinerías existentes", aseguró Ruíz en entrevista con Radio Fórmula.

Pero la corrupción y una burocracia incompetente son también algunas de las razones que explican el por qué es tan poco rentable para el país producir su propia gasolina.

"¿Por qué tuvo que ser un trancazo de este tamaño? Pues porque importamos más o menos el 60% de las gasolinas y las gasolinas se compran en dólares. Y si el dólar está en 22 pesos eso implica que tendremos que comprar gasolinas más caras", explica Manuel Molano, director adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

"¿Y por qué no refinamos? Es la pregunta de los 200 a 300 millones de dólares, que es lo que pierde Pemex Refinación. No refinamos porque el modelo de negocio del sindicato de Pemex no es adecuado para ese negocio, que nos deja 60 centavos de peso por litro refinado, es un negocio donde tienes que darle cierto premio al refinador pero no el que espera el sindicato de Pemex", añade.

El experto del IMCO explica que el principal costo por la refinación de gasolina en México tiene que ver con los altos costos de la distribución y transporte de petrolíferos, y esto se debe a que "es un negocio del sindicato de Pemex".

En este sentido, la Suprema Corte de Justicia discutirá un proyecto que confirma en definitiva que Pemex incurrió en prácticas monopólicas relativas, por otorgar al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), encabezado por Carlos Romero Deschamps, el derecho exclusivo para el transporte de combustibles hacia las gasolineras, generando un sobreprecio de más de mil millones de pesos anuales.

Esto sin contar con el negocio privado de la importación de gasolina en el que altos funcionarios de Pemex han manejado recursos millonarios de manera discrecional a través de Grupo PMI, una serie de empresas privadas que a pesar de operar con dinero público no rinden cuentas a pesar de haberse documentado un faltante de 3 mil millones de dólares de 2000 a 2013, según una investigación periodística basada en reportes oficiales de Pemex y la Secretaría de Energía.

"El incremento en la demanda de petrolíferos ante un déficit en la producción nacional y una limitada capacidad de infraestructura para incrementar la producción y transportar los combustibles necesarios para satisfacer los requerimientos internos ha derivado en el incremento de las importaciones", señala la Auditoría Superior de la Federación en su informe de la cuenta pública 2014.

Y mientras en agosto pasado las refinerías operaban apenas a un 38% de su capacidad instalada, el desabasto de combustible y los altos precios de la gasolina detonaron una serie de protestas a lo largo y ancho del país, provocando que tras los resultados insatisfactorios de la reforma energética el presidente Enrique Peña Nieto emitiera un mensaje para preguntar: ¿Qué hubieran hecho ustedes?

miércoles, 11 de enero de 2017

Primer megapuerto fluvial del país, listo para operar en marzo

Ubicado en Barrancabermeja, moverá hidrocarburos, contenedores y otras cargas por el río Magdalena.

El puerto fluvial más grande del país, construido en Barrancabermeja, comenzaría a operar en pleno hacia marzo.

Con la terminal completa y habilitada por la Dirección de Impuestos Nacionales (Dian) como puerto de comercio exterior y depósito de apoyo logístico internacional, se podrá mover todo tipo de carga por el río Magdalena.

Por allí transportarán particularmente hidrocarburos, contenedores, carga seca –como cemento, acero, materias primas y mercancías– hacia el mercado nacional, para importación y exportación.

La terminal, que ocupa 50 hectáreas y fue concesionada por la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena) a la Sociedad Puerto Impala Barrancabermeja S. A. el 5 de marzo del 2014, empezó a alistar equipos para que nada falle en la nueva fase de operación.

Hicimos un puerto multipropósito, parecido a los marítimos, para atender naves del mejor calado, porque la vocación del río Magdalena y la hidrografía nos permiten asegurar que por esta vía fluvial se van a mover todo tipo de cargas”, dijo el gerente de Impala Terminals Colombia, Alejandro Costa.

Este puerto es uno de los 45 concesionados en el río Magdalena, donde solo operan realmente 7, como Impala, según informe de Cormagdalena.

Los especialistas empezaron la semana pasada a hacer en el puerto lo que ellos llaman técnicamente el comisionamiento: a verificar el funcionamiento de las nuevas bombas que cargarán y descargarán crudo y nafta; a inspeccionar las presiones de las tuberías, afinar válvulas, monitorear que los sistemas de enfriamiento y calentamiento de tanques para hidrocarburos se activen bien...

El puerto inició obras en marzo del 2014. Hace año y medio había empezado una operación temprana. Abrió terminales provisionales en 9 hectáreas para hidrocarburos (para cargue y descargue de crudo y nafta), carga seca (contenedores) y carga general, mientras terminaba instalaciones complejas y montaje de equipos. El primer barril de crudo lo recibió el 24 de marzo del 2015 y el primer contenedor, en julio del mismo año. Posteriormente, empezó a exportar carbón en bolsones.

En la actualidad, el puerto funciona en el 30 por ciento del total de su capacidad. El alto movimiento de hidrocarburos obligó al puerto a usar anticipadamente los 6 tanques que había construido, cada uno con capacidad de 120.000 barriles. Tiene piloteados dos más.

Áreas para expansión


La terminal de hidrocarburos funciona actualmente en 3,3 hectáreas, donde mueve, en promedio, 36.000 barriles diarios: 21.000 de crudo y 15.000 de nafta. La meta es llegar a 70.000 barriles diarios, 25’550.000 al año.

Ahí se pueden almacenar entre 850.000 y 900.000 barriles. La terminal de hidrocarburos definitiva quedará ampliada a 10 hectáreas. Para el cargue y descargue del crudo, contará con 12 bahías, y tiene espacio para extenderse a 18; para nafta dispondrá de 8 bahías.

La segunda terminal temporal, de carga seca, funciona en 5 hectáreas y podrá extenderse a 12. La posibilidad de ampliación se debe a que además de las 50 hectáreas concesionadas, Impala adquirió otras 57 para expansión, explicó el superintendente del puerto, Joselín Calixto Pérez.

Para mover la carga en las instalaciones, dispone de 2 grúas de tierra y 4 pescantes, dispositivos que ayudan a los operarios a mover las mangueras con crudo del muelle a la barcaza y que pueden pesar de 300 a 400 kilos.

La flota fluvial


Como Impala presta servicios logísticos y de transporte fluvial, a finales de diciembre comenzó a movilizar gas licuado entre Cartagena y la refinería de Barrancabermeja. Con ese fin adquirió tres barcazas especiales.

Estas se sumaron a la flota fluvial de 14 remolcadores y 110 barcazas de los que dispone hoy Impala. Cada embarcación puede mover por el río hasta 70 contenedores o cargar 1.500 toneladas de peso, indicó Calixto.

Son barcazas que pueden atracar en cuatro muelles que suman 1,2 kilómetros de longitud. Cada muelle puede recibir tres barcazas, pero en el primero de ellos podrá llegar el convoy completo con el remolcador y las seis barcazas.

Para agilizar el transporte de carga y recortar el viaje de las tractomulas en cerca de una hora, el puerto hizo una vía privada de 3 kilómetros que lleva de la autopista de Yuma a la terminal, sin pasar por el casco urbano de Barrancabermeja.

Además, para que el ingreso por la puerta principal del puerto a las terminales de hidrocarburos y carga seca sea más rápido y menos congestionado, se hizo antes de este paso un ‘prepuerto’, donde deberán llegar primero vehículos y conductores para la revisión de documentos y cargas.

Cormagdalena dijo que el puerto en la zona pública ha invertido 117 millones de dólares (unos 351.000 millones de pesos). Impala, a su vez, manifestó que las inversiones ascienden a 1.000 millones de dólares (cerca de 3 billones de pesos) en obras de zona pública y privada, equipos y en la flota fluvial.

EL TIEMPO

La Guerra Fría: Orígenes Discurso de Churchill en Fulton: “La Cortina de Hierro” 5 de marzo de 1946


“Se presenta ahora una oportunidad clara y brillante para nuestros países respectivos. Negarse a admitirla, o dejarla marchitarse, nos haría incurrir durante mucho tiempo en los reproches de la posteridad (...) la edad de piedra puede presentarse bajo las alas deslumbrantes de la ciencia (...) Tened cuidado, os digo, es posible que apenas quede tiempo (...)

Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero. Tras él se encuentran todas las capitales de los antiguos Estados de Europa central y oriental (...), todas estas famosas ciudades y sus poblaciones y los países en torno a ellas se encuentran en lo que debo llamar la esfera soviética, y todos están sometidos, de una manera u otra, no sólo a la influencia soviética, sino a una altísima y, en muchos casos, creciente medida de control por parte de Moscú (...) Por cuanto he visto de nuestros amigos los rusos durante la guerra, estoy convencido de que nada admiran más que la fuerza y nada respetan menos que la debilidad (...) Es preciso que los pueblos de lengua inglesa se unan con urgencia para impedir a los rusos toda tentativa de codicia o aventura.” 

Westminster College, Fulton, Missouri, 5 de marzo de 1946

sábado, 7 de enero de 2017

La herencia que los caballeros templarios le dejaron a la banca moderna

Desde hace más de 8 siglos es el hogar londinense de los miembros de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón.

En la concurrida calle Fleet de Londres hay un arco de piedra bajo el que quien quiera puede pasar para viajar atrás en el tiempo.

Unos pocos metros más adelante, en una apacible plaza, hay una extraña capilla circular y, al lado, en la cima de una columna, una estatua de dos caballeros montados en el mismo caballo.

Dos caballeros en un caballo, símbolo de pobreza y humildad.

La capilla es Temple Church -la iglesia del Templo-, consagrada en 1185 como el hogar en Londres de los miembros de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, más conocidos como los caballeros templarios.

Pero Temple Church no es sólo un lugar significativo arquitectónica, histórica y religiosamente.

Es también el primer banco de Londres.

Los caballeros templarios eran monjes guerreros, parte de una orden religiosa con una jerarquía inspirada en la teología, una declaración de principios y un código ético.

Pero también estaban dedicados a la guerra santa y armados hasta los dientes.

Entonces, ¿cómo fue que terminaron metiéndose en la banca?

Defendiendo los bienes


Los templarios se dedicaban a la defensa de los peregrinos cristianos a Jerusalén.

En 1095, el Papa Urbano II hizo una llamado para emprender la Primera Cruzada contra los musulmanes.

Jerusalén había sido conquistada en la Primera Cruzada en 1099 y, poco después, los peregrinos empezaron a llegar tras recorrer miles de kilómetros en su travesía por Europa.

Si eras uno de esos peregrinos, tenías un problema: de alguna manera debías tener lo suficiente para pagar meses de comida, transporte y techo, pero no querías llevar contigo grandes cantidades de dinero, pues te convertirías en blanco perfecto para los ladrones.

Afortunadamente, los templarios te podían cubrir la espalda.

Los peregrinos podían depositar su oro en Temple en Londres y retirarlo en Jerusalén.

En vez de cargar con su dinero, llevaban una carta de crédito: la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón fue la Western Union de las Cruzadas.


Dinero volador hecho en China


No sabemos cómo los caballeros templarios operaban el sistema ni de qué manera se protegían contra el fraude. ¿Será que usaban un código secreto que verificaba el documento y la identidad del viajero?

Es uno de tantos otros misterios sobre los templarios, una organización tan empapada de leyenda que alimentó sin problema la popular historia del "Código Da Vinci". De hecho, una de las escenas de la película fue grabada en Temple Church.

Lo que sí sabemos es que estos caballeros no fueron los primeros en el mundo en proveer este servicio.


Varios siglos antes, la dinastía Tang de China usaba fei qian飞 钱 -dinero volador-, un documento de dos partes que le permitía a los mercaderes depositar sus ganancias en una oficina regional y reclamarla en la capital.


El banco de reyes manejado por pobres


Sin embargo, el chino era un sistema operado por el gobierno.

Ese sentido, el de los templarios se asemeja más a los bancos privados modernos, aunque uno cuyo dueño era el Papa, aliado con reyes y príncipes europeos, y operado por una asociación de monjes que habían hecho votos de pobreza.

En cualquier caso, los templarios hacían mucho más que transferir dinero a lugares distantes.

Proveían además una gama de servicios financieros reconocidamente modernos.

Si querías comparte una bonita isla cerca de la costa occidental francesa -como la isla de Oléro que el rey Enrique III de Inglaterra adquirió en los años 1200- los templarios podían actuar como intermediarios en el negocio.

Enrique III le pagó 100 libras esterlinas al año durante cinco años al Templo en Londres y, cuando sus hombres tomaron posesión de la isla, los templarios se aseguraron de que el conde de la Marche recibiera lo que le correspondía.

¡Ah! ¿Y las Joyas de la Corona de Inglaterra que están en la Torre de Londres en la actualidad? En esa misma época estaban en el Temple, como garantía de un préstamo.

En ese caso, los templarios jugaron el rol de prestamistas, aunque al más alto nivel.

Cuando los caballeros ya no estaban


Los caballeros templarios no fueron los únicos banqueros europeos para siempre, por supuesto.

La orden perdió su razón de existir luego de que los cristianos europeos perdieron completamente el control de Jerusalén en 1244; los templarios fueron eventualmente desbandados en 1312.

¿Quién llenó el vacío que dejaron en la banca?

Si hubieras asistido a la gran feria de Lyon en 1555, habrías podido ver la respuesta.

Camino a la feria de Lyons cargados de seda del Lejano Oriente.

La feria de Lyon era el mayor mercado de comercio internacional de Europa y databa de los tiempos de los romanos.

Y en esta edición en particular, se estaba regando un chisme.


Ni se compra ni se vende


Era sobre ese mercader italiano... ¿lo ves?

Pues está haciendo una fortuna.

¿Cómo?

No compraba nada ni tenía nada para vender: todo lo que tenía era un escritorio y una escribanía. Y se sentaba ahí, día tras día de feria, recibiendo a otros mercaderes y firmando sus pedazos de papel.

De alguna manera, se estaba enriqueciendo mucho. Extraordinario. Y, francamente, para los locales, muy sospechoso.

Pero para una nueva élite internacional de grandes firmas de mercaderes europeos, las actividades de este italiano en particular eran perfectamente legítimas.

Cuando se reunían en las ferias, los banqueros atendían a la gente...

Tenía un rol muy importante: estaba comprando y vendiendo deudas y, al hacerlo, estaba creando enorme valor económico.

El sistema funcionaba así:


Un mercader de Lyon que quisiera comprar -por ejemplo- lana florentina podía acudir a su banquero para conseguir una letra de cambio. La letra de cambio era una nota de crédito, un pagaré.

Ese pagaré no era denominado en libras francesas ni liras florentinas. Su valor era expresado en écu de marc, una moneda privada utilizada por su red de banqueros internacionales.

Si el mercader lionés viajaba a Florencia -o enviaba a sus agentes-, la letra de cambio del banquero en Lyon sería reconocida por los banqueros en Florencia, quienes amablemente la cambiarían por moneda local.

A través de esta red de banqueros entonces, un mercader local no sólo cambiaba de moneda sino que importaba su capacidad crediticia de Lyon a Florencia, una ciudad en la que nadie había oído hablar de él.

Y ese era un servicio muy valioso.


Ayer y hoy


No extraña entonces que el misterioso banquero se estuviera haciendo rico.

Cada vez que se reunían en una feria, esta red de banqueros revisaban sus libros, ponían en orden sus cuentas y pagaban sus deudas.


Nuestro sistema financiero actual aún tiene mucho en común con ese sistema de antaño.

Un australiano con una tarjeta de crédito puede ir a un supermercado en Francia y pagar por sus compras.

El supermercado chequea con un banco francés que a su vez habla con un banco australiano y éste aprueba el pago, a sabiendas de que el cliente le pagará de vuelta.

Sin embargo, esa red de servicios bancarios siempre ha tenido un lado oscuro.


Ese lado menos claro


Al conectarse y tornar obligaciones personales en deudas que se podían comercializar internacionalmente, estos banqueros medievales estaban creando su propio dinero, y ese dinero privado estaba fuera del control de los reyes europeos.

Se habían vuelto ricos y poderosos, sin la necesidad de tener monedas acuñadas por ningún soberano.

Esa descripción suena familiar hoy en día.

La huella de los templarios aún es visible.

Los bancos internacionales están unidos en una red de obligaciones mutuas incomprensibles y difíciles de controlar.

Pueden valerse de su alcance internacional para evadir impuestos y regulaciones.

Y, como las deudas entre ellos son en un tipo de dinero privado muy real, cuando los bancos se tambalean, todo el sistema monetario se tambalea con ellos.

La furia de Felipe IV


Aún estamos tratando de entender qué se puede hacer con los bancos.

No podemos vivir sin ellos, al parecer, pero no siempre estamos seguros de querer vivir con ellos.

Los gobiernos siguen buscando la manera de mantenerlos a raya, a veces con una actitud de laissez-faire. Otras no tanto.

Sin embargo, pocos reguladores han sido tan fervorosos como el rey Felipe IV de Francia.

Le debía dinero a los templarios y estos se rehusaron a perdonarle la deuda. Entonces, en 1307, en donde hoy está la parada Temple del metro de París, el rey Felipe asaltó su Templo. Fue el primero de una serie de ataques en Europa.

Los caballeros templarios fueron torturados y forzados a confesar cualquier pecado que la Inquisición les asignó.

Rey Felipe IV de Francia ordenando la muerte con fuego de los templarios que "confesaron" sus pecados.

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón fue disuelta por el Papa.

El Templo de Londres fue alquilado a unos abogados.

Y el Gran Maestre de la Orden del Temple, Jacques de Molay, fue llevado al centro de París y quemado vivo públicamente.

Murió en llamas por no perdonar la deuda del rey. Eventualmente los banqueros se volverían tan poderosos como los reyes.