martes, 26 de noviembre de 2013

Así será el cambio que tendrá el Centro Administrativo Nacional



La firma del holandés Rem Koolhaas y dos colombianos harán la renovación urbana del CAN.

Una de las firmas de arquitectos más importantes del mundo, OMA, del holandés Rem Koolhaas, acaba de ganar el concurso para el diseño urbano del plan maestro del Centro Administrativo Nacional (CAN), considerado el proyecto institucional más grande en América Latina después de Brasilia.


La oficina en Nueva York de OMA, liderada por el japonés Shohei Shigematsu, se asoció con los colombianos Lorenzo Castro y Julio César Gómez, ambos con reconocidas trayectorias en Colombia, para presentar un proyecto de renovación urbana que le cambiará, a lo largo de 87 hectáreas, no solo la cara, sino los usos al CAN.

“Esta obra es la operación más importante de Colombia desde el punto de vista urbanístico y de integración internacional. La renovación del CAN afecta el PIB, la población, el desarrollo, la movilidad e incluso la identidad del país. Es única”, dice Julio César Gómez, consultor independiente y excoordinador del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Bogotá entre 1998 y 2003.

Literalmente, se volverá a hacer el CAN, que se extiende de la carrera 50 a la 60, entre las calles 26 y 44. El proceso durará unos 25 años. Se construirán 120 edificios para 70 entidades –40 de ellas del Gobierno Nacional– y 11.000 viviendas, sin contar con oficinas y comercio.

Para que su presencia sea más potente y simbólica en la ciudad, los edificios gubernamentales se ubicarán cerca de la avenida El Dorado y tendrán una altura de 20 pisos; la excepción es el Ministerio de Defensa, que se construirá muy cerca del parque Simón Bolívar y tendrá una nueva Plaza de Los Caídos (el monumento se queda en su sitio original) que sirva para múltiples actividades.

Pero esta es solo la punta del iceberg. De lo que se trata, dice Lorenzo Castro –quien trabajó en el Gobierno Peñalosa en la formulación del Plan de Parques y la Red de Alamedas y de Ciclorrutas–, es de producir una estructura urbana de altísima calidad que se comporte como una pieza articuladora entre la ciudad y la sabana. “Uno de los aportes más importantes del proyecto es que resuelve la mala relación territorial del CAN con la sabana a través de una conexión medioambiental entre los cerros Orientales, el parque Nacional, el río Arzobispo, la Universidad Nacional, el CAN, el parque Simón Bolívar, la alameda Jaboque y el parque La Florida, en Cota”, dice.

Basados en una idea de Rogelio Salmona que buscaba revitalizar el campus de la Nacional, los autores del proyecto plantearon traer un largo hilo de agua del río Arzobispo –que hoy se desvía por el canal Salitre y termina en el humedal Juan Amarillo– para que se integre con el CAN y termine en el Jaboque. El hilo creará dos espacios: uno de mayor actividad, en el que habrá ciclorrutas y locales comerciales (que ocuparán el primer piso de los edificios), y el otro, de carácter más contemplativo, que tiene espejos de agua.

OMA N. Y. y Gómez + Castro también plantean conectar, con un corredor verde de 30 hectáreas y en forma de arco, la Ciudad CAN, como se llamará, con el parque Simón Bolívar, la avenida El Dorado y la Universidad Nacional. Para Andrés Escobar, gerente de Renovación Urbana Nacional –la institución que convocó el concurso– ese es uno de los aportes del proyecto.

La idea es darle vida al CAN. Que deje de ser un lugar solitario, casi que inhóspito, después de las 6:30 de la tarde. Habrá, entonces, un eje cultural. Se plantean un teatro, un Centro de Memoria Histórica (ese sí pedido por Renovación Urbana), una biblioteca, guarderías, etc., y también podrían quedar sedes de instituciones como la Galería Santa Fe, la Fundación Corazón Verde, el Festival Iberoamericano de Teatro o para un Museo de Ciudad. Quedarían muy cerca de la Nacional. “La idea sería abrir la Universidad otra vez”, dice Castro refiriéndose a quitarle los cerramientos.

La transformación del CAN podría costar 4.000 millones de dólares, que según Escobar no correrán por cuenta de Bogotá: “Los costos de infraestructura los financia el proyecto por medio de la subasta de lotes para la vivienda y otros mecanismos. Los costos de los edificios de Gobierno, los financiará también este proyecto urbanístico y mediante Asociaciones Público-Privadas. Y los de los otros edificios, el sector privado, así como se desarrolló Ciudad Salitre”.

Pero lo primero que tiene que ocurrir para que esta megaobra sea una realidad es que se apruebe el POT, que hoy está empantanado en el Concejo. Sin embargo, Escobar cree que las condiciones están dadas: “Este es tal vez el único proyecto en el que están de acuerdo el Presidente, el Alcalde y el Gobernador. Pero depende también de que la comunidad lo apoye”.

La Universidad Nacional ha manifestado su oposición a la renovación del CAN, por considerar que “arruina la estructura ecológica de Bogotá”, según publica Unimedios, porque interviene 29 hectáreas (de la Gobernación de Cundinamarca) que servirán para prolongar el parque Simón Bolívar –hoy, no habilitadas para el público y cerradas con alambre de púas–; a lo que Castro responde que le serán devueltas a la ciudad con el corredor verde y que esta es un área que ha permanecido como un lote baldío por 25 años.

Por ahora, OMA N. Y. y Gómez + Castro esperan la aprobación del POT para empezar a hacer los diseños finales. Sería la primera vez que el gran Koolhaas, que ha diseñado ciudades enteras, desarrolle un proyecto en Colombia.

Entrevista

‘Nos emociona estar en Colombia’

Shohei Shigematsu, socio de la firma OMA en N.Y.

¿Qué hace a Colombia interesante para OMA?

Sus largas ambiciones cívicas, caracterizadas por una rica historia de espacio público y arquitectura moderna. Nos emociona participar en este momento de economía veloz y de crecimiento de la población.

¿Cómo describe el espíritu del proyecto del CAN?

Pensamos que un fuerte carácter urbano era importante para un nuevo centro cívico como este. Nuestra propuesta provee una curva que domina el espacio público y que conecta el parque Simón Bolívar, la Universidad Nacional y la Calle 26. Con un gesto simple, el arco logra una clara identidad urbana.

¿Qué tan común es que OMA trabaje con equipos de países donde va a realizar sus proyectos?

Siempre trabajamos con equipos locales para proyectos en el extranjero. Para el CAN fue fundamental integrar la experiencia y el conocimiento de Julio César Gómez y Lorenzo Castro (arquitectos), Carlos Moncada (consultor de movilidad), Òscar Borrero (consultor financiero) y Esteban Martínez (sostenibilidad). Gómez y Castro incluso trabajaron con nosotros en Nueva York.

Koolhaas y su compañía

OMA tiene cinco sedes en el mundo

El holandés Rem Koolhaas –ganador del Premio Pritzker en el 2000– es una de las vacas sagradas de la arquitectura contemporánea. Su firma, OMA, realiza proyectos en todo el mundo y de escalas e impactos muy variados: desde locales comerciales –Prada es uno de sus grandes clientes– pasando por bibliotecas públicas, casas unifamiliares o sedes de canales de televisión hasta grandes planes urbanísticos (en el 2007 creó el plan maestro para el nuevo centro de la ciudad holandesa de Almere). Se acaban de ganar el concurso para renovar el Centro de Convenciones de Miami. Su firma tiene sedes en cinco ciudades: Pekín, Abu Dabi, Londres, Róterdam y Nueva York.

PAOLA VILLAMARÍN
Editora Redacción Domingo


Nota: Acá les traigo lo que sería un proyecto transformador no solo de Bogotá, sino para el País. Estas son las obras a través de las cuales afianzamos nuestra identidad, cultura y costumbres como Nación, la creación de este tipo referentes urbanísticos redunda en un Estado de verdad Democrático, moderno, competitivo, incluyente y comprometido con el desarrollo sostenible. Solo así, afianzamos nuestra posición de Grande Suramericano y de potencia emergente.

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