miércoles, 10 de septiembre de 2014

¿Estamos indefensos frente a la Fuerza Armada Venezolana?


El presente es un ejercicio académico que pretende desnudar las vulnerabilidades de las Fuerzas Militares de Colombia, colocándolas en una hipotética guerra contra uno de nuestros vecinos, en este caso Venezuela. Haremos notar que hay un desequilibro abrumador en cuanto a equipamientos militares, que obligan a que Colombia invierta en los próximos años en más y mejores armamentos, en procura de establecer un equilibrio estratégico regional.


Para nadie es un secreto que en la mente de los venezolanos, los colombianos figuramos como el enemigo más cercano. Para confirmarlo basta solo con revisar en Internet los diferentes foros de temática militar, o leer un poco de la historia reciente en periódicos y revistas.

Desde hace muchos años se denuncian presuntas conspiraciones que partiendo de Colombia, pretenden atentar contra Venezuela y sus dirigentes. La novedad con el Presidente Chávez fue que -según su visión-, la oligarquía colombiana ya no era autora intelectual de esas maquinaciones, sino tan solo el instrumento de algo más perverso fraguado por el imperialismo yanqui. Bajo esa premisa, conjugando todo en una sola amenaza, más poderosa y perversa, difusa como la tal guerra mundial contra el terrorismo, unió a sus seguidores y direccionó el gasto militar. Heredando su sucesor una Fuerza Armada poderosa como nunca antes. En esta oportunidad abordaremos esas capacidades, y cómo las mismas entrarían a jugar en un potencial conflicto entre los dos países. El objetivo de este escrito, por si al final de la lectura no resulta obvio, es crear conciencia en nuestra población, desde los más altos dirigentes hasta el más humilde de los colombianos.

Supongamos que la dirigencia venezolana toma la decisión de ir a la guerra contra Colombia por motivos que ellos consideren -o hagan parecer- justos. Y supongamos que en ese conflicto están dispuestos a aplicar todo su poderío para aplastar a las Fuerzas Militares del adversario y a su economía, y de paso “recuperar” territorios que ellos consideran que históricamente les pertenecieron, como sería el caso de la Península de La Guajira.

Concretamente, los objetivos a lograr por la Fuerza Armada Venezolana en un hipotético conflicto con Colombia serían, en orden cronológico:

Cegar a los comandantes colombianos destruyendo la red de radares GBR y dañando la red de comunicaciones de campaña. De esta forma se les priva de conciencia situacional y se impide la coordinación de las acciones defensivas.

Destruir el poder aéreo.

Destruir el poder naval.

Destruir el poder terrestre.

Destruir las principales instalaciones de Gobierno, alterando de esta forma la coordinación de las acciones, y posiblemente alterando la cadena de mando.

Dificultar la movilidad terrestre.

Destruir reservas estratégicas.

Conquistar y ocupar territorio. Evacuando luego a la población.

Establecer un sistema defensivo.

Retener la conquista.

Es de suponerse que todo iniciaría con ataques aéreos sobre el sistema de objetivos estratégicos en Colombia, mismos que en Venezuela tienen identificados y cartografiados con coordenadas precisas y fotografías satelitales. No en vano tienen a su disposición el Satélite de Observación Remota “Francisco de Miranda” – o Venezuelan Remote Sensing Satélite (VRSS-1).

De esta forma los 24 Su-30Mk2, 12 F-16A/B, 15 K8, y 12 AT-27 de la Aviación Militar Venezolana se repartirían los blancos de manera escalonada: los Su-30Mk2 atacarían los blancos en profundidad, los F-16 y K8 atacarían los blancos intermedios, y los AT-27 junto con helicópteros artillados, los blancos cercanos a la frontera.

Grosso modo los objetivos concretos de los ataques aéreos iniciales podrían ser (y seguramente serían):

1. Palacio de Nariño.

2. Ministerio de Defensa (CAN).

a. Comando General de las Fuerzas Militares.

b. Comando del Ejército.

c. Comando de la Armada.

d. Comando de la Fuerza Aérea.

e. Comando de la Policía Nacional.

3. Sistema de Vigilancia Radar (GBR) – 5 blancos.

4. Sistema de radares de la Aeronáutica civil – AEROCIVIL.

5. Bases Aéreas Principales (CATAM, CACOM 1, 3, 5 y Gaori). Aviones e infraestructura.

6. Pistas tácticas, pistas de despliegue y posibles pistas de lanzamiento (fronterizas).

7. Bases Navales y de Guardacostas. Intentando destruir los barcos y la infraestructura.

8. Principales instalaciones portuarias.

9. Principales instalaciones del Ejército Nacional (Comandos de DV, BR y Fuertes).

10. Puentes y túneles de carácter estratégico.

11. Refinerías y otras instalaciones petroleras.

12. Hidroeléctricas, termoeléctricas y otras instalaciones de energía.

13. Gobernaciones y alcaldías más importantes.

14. Depósitos de combustible, agua y alimentos.

15. Objetivos tácticos determinados por la evolución de las operaciones.

En la hora H del día D se configuran las diferentes escuadrillas de la Aviación Militar Venezolana, se posicionan, se arman, y se les asignan los distintos blancos. Una posibilidad bastante real es esta:

PRIMERA OLEADA DE ATAQUES AÉREOS DE LA FUERZA AÉREA VENEZOLANA CONTRA OBJETIVOS EN COLOMBIA, HORA H DEL DÍA D


Operaciones de Oscurecimiento:

- 2 Su-30MK2 son enviados a la isla de San Andrés con la misión de destruir el Radar Militar e inutilizar la pista. Como objetivo secundario atacarán las instalaciones del Comando Específico de San Andrés y Providencia – CESyP, inutilizando o hundiendo las unidades navales en puerto.

- 2 Su-30Mk2 son enviados a San José del Guaviare con la misión de destruir el Radar Militar, inutilizar la pista y destruir el puente sobre el río Guaviare. Como objetivo secundario atacarán la Base Militar en Barrancón (Escuela de Fuerzas Especiales).

- 2 Su-30 Mk2 son enviados a Solano en el Caquetá con la misión de destruir el Radar Militar de “Tres Esquinas”, dañando también al personal, las aeronaves y los equipos allí presentes. Como objetivo secundario las aeronaves atacarán el Radar Civil Secundario de “Araracuara”.

- 2 Su-30Mk2 son enviados a Villavicencio – Meta con el fin de destruir los Radares Civiles Primario y Secundario de Villavicencio, inutilizar la Pista del CACOM 2 dañando también al personal, las aeronaves y los equipos allí presentes. Como objetivo secundario, las aeronaves atacarán los Radares Civiles de “Carimagua” en Puerto Gaitán - Meta.

- 4 F-16A/B son enviados a Malambo – Atlántico a atacar el CACOM 3, inutilizando la pista, destruyendo las aeronaves, instalaciones y equipos allí presentes. Como objetivo secundario las aeronaves dañarán el Puente Pumarejo sobre el Río Magdalena, y destruirán los Radares Civiles (Primario y Secundario) de “Tubará” - Atlántico.

- 2 F-16A son enviados a Riohacha - Guajira, a destruir el Radar Militar, destruir la pista del Aeropuerto Internacional Almirante Padilla, y la pista táctica ubicada en las afueras de Riohacha. Como objetivo secundario atacarán las instalaciones del Batallón Mecanizado Córdova, haciendo énfasis en los hangares de los vehículos y las instalaciones de comando y comunicaciones.

- 2 F-16A son enviados a Puerto Carreño – Vichada, a destruir el Radar Militar de “Marandúa” e inutilizar la pista (GAORI). Dañando también al personal, las aeronaves y los equipos allí presentes.

- 2 K8 son enviados a Floridablanca – Santander, para destruir los Radares Civiles (Primario y Secundario) de “Picacho”.

- 2 K8 son enviados al cerro de “La Teta” en La Guajira con el fin de inutilizar la antena repetidora de la Red de Campaña del Ejército, destruir la Base Militar y dañar al personal, vehículos y equipos allí presentes. Como objetivo secundario atacarán la Estación de la Policía Nacional de Colombia en Castilletes.

Operaciones de Contrapoder Aéreo

- 4 Su-30 Mk2 atacarán el Comando Aéreo de Combate N° 1, CACOM 1, en Puerto Salgar – Cundinamarca. Inutilizando la pista y destruyendo en tierra a todas las aeronaves que sea posible. Como objetivo integral del ataque se destruirá el puente La Dorada – Puerto Salgar sobre el Río Magdalena.

- 6 Su-30 Mk2 atacarán el Comando Aéreo de Transporte Militar – CATAM, en Bogotá. Inutilizando la pista que comparte con el Aeropuerto Internacional Eldorado y destruyendo en tierra a todas las aeronaves militares que sea posible. Como objetivo integral del ataque se destruirán los Radares Civiles (Primario y Secundario) del Aeropuerto Eldorado. Como objetivos secundarios, las aeronaves atacarán las instalaciones del Ministerio de Defensa en el CAN, donde confluyen el Comando General de las Fuerzas Militares y los Comandos de Fuerza, y lanzarán bombas sobre el Palacio de Nariño. En su retirada una unidad de la escuadrilla se desplazará a Subachoque – Cundinamarca, para destruir el Radar Civil Secundario de “El Tablazo”.

Operaciones contra el Poder Naval

- 4 F-16A/B atacarán la Base Naval 1 de Cartagena de Indias, concentrándose en dañar/hundir a los buques mayores y submarinos que estén en puerto. En segunda instancia atacarán las instalaciones portuarias.

Operaciones contra el Poder Terrestre

- 4 A/T-27 Tucano atacarán las instalaciones del Grupo de Caballería Rondón y del Batallón de Artillería Santa Bárbara ubicados en Buenavista – Guajira.

- 4 A/T-27 Tucano atacarán las instalaciones militares en Albania – Guajira, sede del Grupo de Caballería Blindado Mediano Matamoros.

- 4 A/T-27 Tucano atacarán el cuartel del Grupo de Caballería Hermógenes Maza en Cúcuta.

Operaciones se Seguridad

- 2 Su-30 Mk2 en configuración de Superioridad Aérea efectuarán Patrullas Aéreas de Combate en la zona de La Guajira.

- 2 Su-30 Mk2 en configuración de Superioridad Aérea efectuarán Patrullas Aéreas de Combate en la zona de Apure.

- 2 Su-30 Mk2 en configuración de Superioridad Aérea efectuarán Patrullas Aéreas de Combate en la zona Centro Norte Costera (Caracas).

SEGUNDA OLEADA DE ATAQUES AÉREOS DE LA FUERZA AÉREA VENEZOLANA CONTRA OBJETIVOS EN COLOMBIA, HORA H+6 DEL DÍA D


Operaciones de Oscurecimiento:

- 2 Su-30Mk2 son enviados a Rionegro Antioquia a destruir los Radares Civiles (Primario y Secundario) ubicados allí. Como objetivo secundario, inutilizarán la pista que el CACOM 5 Comparte con el Aeropuerto Internacional “José María Córdova”, para luego proceder a atacar las instalaciones del CACOM 5, intentando destruir el mayor número de aeronaves en tierra, así como afectar al personal. Como objetivo secundario las aeronaves atacarán las instalaciones del grupo de Caballería Juan del Corral.

- 2 Su-30Mk2 son enviados a Carepa – Antioquia, a destruir los Radares Civiles (Primario y Secundario) que hay allí. Como objetivo secundario inutilizarán la pista, intentando destruir el mayor número de aeronaves militares que estén en el sitio. Como objetivo secundario las aeronaves atacarán las instalaciones de la 17 Brigada del Ejército Colombiano en Carepa.

- 2 Su-30Mk2 son enviados a Belalcazar – Caldas a destruir el Radar Civil (Secundario) que hay allí. Como objetivo secundario atacarán las instalaciones del Batallón Ayacucho en Manizales, Caldas.

Operaciones de Contrapoder Aéreo

- 4 Su30Mk2 atacarán (nuevamente) las instalaciones del CACOM 3 en Malambo, Atlántico. Como objetivo secundario atacarán las instalaciones del Batallón de Ingenieros Vergara y Velasco.

- 2 Su-30Mk2 atacarán el aeropuerto de Cartagena de Indias. Como objetivo secundario atacarán (nuevamente) la Base Naval ARC “Cartagena”.

Operaciones contra el Poder Naval

- 4 Su-30Mk2 atacarán la Base Naval 2 en Bahía Málaga (cerca de Buenaventura). Además de destruir las instalaciones portuarias, intentarán dañar o hundir a todos los buques y embarcaciones que allí se encuentren.

Operaciones contra el Poder Terrestre

- 4 Su-30Mk2 atacarán el Fuerte Militar de Tolemaida, haciendo especial énfasis en las Instalaciones del Batallón de Mantenimiento de Ingenieros.

Operaciones se Seguridad

- 4 F-16A efectuarán patrullas aéreas de combate. Dos aviones en la región noroccidental, y dos en la región centro occidental de la frontera.

- 4 Su-30Mk2 estarán en Alerta 1 en la Base Aérea de El Sombrero, estado Guárico.

TERCERA OLEADA DE ATAQUES AÉREOS DE LA FUERZA AÉREA VENEZOLANA CONTRA OBJETIVOS EN COLOMBIA, HORA H+12 DEL DÍA D


Operaciones de Oscurecimiento:

- 6 equipos de a 2 aviones K8 atacarán y destruirán las antenas de la Red de Campaña del Ejército Nacional, ubicadas dentro de su alcance táctico en el territorio colombiano.

Operaciones contra la Línea de Mando:

- 4 Su-30Mk2 atacarán los objetivos de gobierno en torno a la Plaza Bolívar de Bogotá: Palacio de Nariño, Palacio de San Carlos, Palacio de Justicia, Congreso, Alcaldía de Bogotá.

- 4 Su-30Mk2 atacarán el Centro Administrativo Nacional CAN, asegurándose de dañar o destruir las instalaciones de: Ministerio de Defensa, Ministerio de Transporte, Ministerio de Educación, la Escuela Superior de Administración Pública ESAP, INCODER, INVIAS, Policía Nacional, Indumil, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística y la Registraduría Nacional.

- 2 Su-30Mk2 atacarán las instalaciones del Cantón Norte en Bogotá D.C.

- 2 Su30Mk2 atacarán las instalaciones del Cantón Sur en Bogotá D.C.

- 2 Su30Mk2 atacarán las instalaciones del Centro Administrativo La Alpujarra en Medellín, asegurándose de dañar o destruir las instalaciones de: Gobernación de Antioquia, Alcaldía de Medellín, Edificio de Justicia, Edificio de la DIAN.

Operaciones contra la Economía:

- 2 Su-30Mk2 atacarán las instalaciones mineras de La Loma y la Jagua de Ibirico en el Cesar.

- 2 Su-30 Mk2 atacarán las instalaciones mineras de Alto de San Jorge en Córdoba.

- 8 Tucanos atacarán las instalaciones mineras del Cerrejón (Norte, Central, Sur) en La Guajira, intentando dañar la maquinaria, y las edificaciones.

- 4 F-16A/B atacarán la Refinería de Cartagena de Indias (78.000 barriles diarios).

- 4 F-16A/B atacarán la Refinería de Barrancabermeja, Santander (240.000 barriles diarios).

Operaciones contra la Moral del Enemigo:

- 2 Su-30Mk2 destruirán las instalaciones de la Hidroeléctrica del Guavio en Ubalá, Cundinamarca. Con capacidad instalada de 1.150 Mw.

- 2 Su-30Mk2 destruirán las instalaciones de la Hidroeléctrica de San Carlos, en San Carlos, Antioquia. Con capacidad instalada de 1.240 Mw.

- 2 Su-30Mk2 destruirán las instalaciones de la Hidroeléctrica de Chivor, en Santa María, Boyacá. Con capacidad instalada de 1.000 Mw.

Estos ataques a la infraestructura energética impactarán en cascada en toda la industria y el comercio. Además de que afectan la calidad de vida de la población deteriorando su espíritu de lucha.

Aquí culmina la fase de ataques estratégicos y se empieza a dar respuesta a los requerimientos tácticos de las unidades sobre el terreno. En la parte dos de este artículo se abordarán los posibles escenarios tácticos de una hipotética guerra entre Colombia y Venezuela.

Todo lo planteado hasta aquí es absolutamente posible, y fácilmente realizable por la Fuerza Aérea Venezolana. En Colombia no tenemos cazas de superioridad aérea capaces de hacer frente a los Su-30Mk2 y sus sistemas BVR. Tampoco tenemos sistemas de misiles antiaéreos capaces de defender objetivos estratégicos.

Es una ilusión pensar que solo con la innegable valentía de nuestros soldados podemos hacer frente a armas y equipos superiores cualitativa y cuantitativamente a los nuestros. Ahora que tenemos gente pensando en el posconflicto, sería una buena idea planificar como podemos equilibrar un poco las cosas, para que llegado el caso no seamos víctimas indefensas de las bombas y misiles de la aviación venezolana.


Gobierno Nacional

El Presidente de la República rodeado por la mayoría de sus Ministros y representantes del Alto Mando Militar y Policial, ha aparecido varias veces ante los medios denunciando el ataque del que Colombia ha sido víctima, asegurando que el Gobierno sigue en píe y que se están tomando las medidas más apropiadas para defender nuestra soberanía. Se ve al periodista Luís Eduardo Maldonado bastante activo cubriendo estos terribles eventos así como las reacciones de las altas personalidades del Gobierno Colombiano.

Los edificios históricos del poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial han quedado destruidos. Los medios internacionales han presentado las imágenes de los edificios en llamas y los cuerpos de socorro intentando contener los incendios. Curiosamente -debido a la interrupción del fluido eléctrico en muchas regiones del país y a la intermitencia del servicio en otras- la comunidad internacional está mejor informada de la situación que los mismos ciudadanos colombianos.

Varios Ministerios y Entidades Autónomas han quedado inoperantes al perder no solo sus instalaciones sino también su información, medios y recursos.

La sede de la Presidencia de la República se traslada a las instalaciones de uno de los Ministerios que no sufrió daño alguno.

Factor Económico

Los daños a la infraestructura energética han ocasionado apagones en varios departamentos. Debido a la destrucción de las tres principales hidroeléctricas es difícil normalizar la situación.

La falta de fluido eléctrico paraliza la producción en muchas industrias.

La destrucción de los principales puertos traumatiza el comercio internacional y seguramente habrá en breve desabastecimiento de elementos esenciales para la economía, y peor aún, desabastecimiento de algunas clases de alimentos. Se dispara la inflación.

La destrucción de las dos principales refinerías del país ocasiona el inmediato desabastecimiento de combustibles.

Los daños en las carreteras, puertos y aeropuertos, hacen colapsar el transporte. El turismo se paraliza de inmediato. Los extranjeros abandonan el país masivamente.

Población Civil

De acuerdo a la planificación del Alto Mando Venezolano, entre las últimas cosas que se destruyó con sus ataques aéreos estratégicos, estaban las hidroeléctricas. Su objetivo era que toda la población colombiana se enterara por los medios de que la guerra había comenzado, que conociera las dimensiones del ataque que Venezuela estaba realizando, y que finalmente -al quedarse sin electricidad- tuviesen un “apagón informativo”, esto ha creado pánico en varias ciudades. Miles de personas están saliendo de las zonas urbanas para irse al campo donde piensan que estarán más seguras.

En algunos sitios se han presentado saqueos, por la creencia de que habrá desabastecimiento de alimentos debido a la guerra. Lo cual por desgracia es cierto.

De manera espontánea millones de hombres han acudido a las unidades militares, zonas y distritos, a incorporarse para luchar en la guerra. Se descubre que solo hay reservas logísticas para uniformar, armar y equipar a una parte de los reservistas de primera línea. Se hace evidente que no hubo una juiciosa planificación que tuviese en cuenta un escenario como este.

Para evitar que los apagones generen desórdenes, saqueos, o favorezcan a la delincuencia, el Gobierno Nacional establece por las noches un toque de queda de obligatorio cumplimiento. Solo se permite la circulación de unidades militares, policiales, y de los cuerpos de socorro.

Ministerio de Defensa

Las instalaciones han quedado destruidas, lo que constituye un golpe al prestigio del Ministro y de los altos funcionarios de ese despacho. Al ser interrogado por el periodista Carlos Barragán y otros representantes de la prensa en relación a las causas del descalabro que ha sufrido la soberanía de nuestro país, el Ministro presenta evasivas, culpa a sus antecesores, y habla de manera difusa de una serie de proyectos de compra de tanques, cazas y buques, que nunca se concretaron.

Comando General de Las Fuerzas Militares

Las instalaciones han quedado destruidas. El despacho del Comandante General, así como las oficinas del Estado Mayor Conjunto, con toda la documentación, computadores, materiales y equipos, se han perdido. En entrevista con Yamid Amat, el Comandante de las Fuerzas Militares sigue la línea del Ministro de la Defensa y culpa a sus antecesores de la situación en la que quedó el país luego del masivo ataque venezolano, argumenta que él recibió unas Fuerzas Militares preparadas para la guerra contra el narcoterrorismo y nunca le pidieron tomar previsiones para un posible conflicto internacional.

Debido a los daños sufridos por la red de campaña, las órdenes de alto nivel se transmiten por medio de los escasos teléfonos satelitales disponibles, e incluso vía celular. Se descarta emplear los servicios del operador de telefonía celular “Claro”, debido a su mal servicio y bajísima confiabilidad.

El Comando General de las Fuerzas Militares establece su cuartel general en las mismas instalaciones que la Presidencia de la República y el Ministerio de Defensa, pues así las coordinaciones son inmediatas, pero… quizá están repitiendo el error inicial de concentrar en un mismo punto instalaciones y personal estratégico, facilitando al enemigo su destrucción.

Fuerza Aérea Colombiana

El componente de administración de la Fuerza Aérea Colombiana ha quedado severamente dañado tras el ataque a su Comando en Bogotá.

Principales Bases Aéreas destruidas.

Aviación de combate diezmada.

Debido a la dispersión natural de la fuerza de helicópteros, es previsible que muchos hayan sobrevivido a los ataques de las fuerzas venezolanas.

No es recomendable agrupar a las aeronaves disponibles debido a la posibilidad de ser detectados por los radares venezolanos o por su Satélite de Observación “Miranda”.

El Comando de Campaña de la Fuerza Aérea Colombiana se instala en las carpas del Grupo de Aposentadores de la FAC, recientemente adquiridas.

Armada Nacional

El componente de administración de la Armada Nacional de Colombia ha quedado severamente dañado tras el ataque a su Comando en Bogotá.

Principales Bases Navales destruidas.

La mayoría de los buques de combate y submarinos están dañados o hundidos.

Debido a la dispersión de las unidades navales que estaban de patrulla, es posible que alguna Fragata Ligera y varios patrulleros de mar hayan sobrevivido a los ataques de las fuerzas venezolanas.

Han sobrevivido varios aviones y helicópteros aeronavales que se encontraban desplegados en regiones remotas apoyando las operaciones de la Infantería de Marina.

No es recomendable agrupar a los buques supervivientes debido a la posibilidad de ser detectados por el Satélite de Observación “Miranda”.

Ejército Nacional

El componente de administración del Ejército Nacional de Colombia ha quedado gravemente afectado tras el ataque a su Comando en Bogotá.

Los principales Fuertes y Bases Militares del país han sufrido severos daños, mucho material ha quedado destruido, y se han tenido múltiples bajas de personal altamente calificado. Sin embargo ha sido el componente logístico el que más ha sido comprometido, el grueso de las unidades de combate, por encontrarse en el área de operaciones está intacto.

El material de blindados que estaba desplegado con las Compañías “Meteoro” de seguridad vial, ha sobrevivido gracias a encontrarse en el terreno y no en sus bases.

No es recomendable agrupar grandes unidades de combate, para no hacerlas blanco de la aviación o la artillería enemiga.

La primera acción del Comandante del Ejército tras los ataques, es solicitar a todas las unidades un inventario de los daños sufridos, incluyendo bajas, pérdidas de material de guerra y logístico, y daños a instalaciones. Ordena a la Dirección de Comunicaciones generar soluciones para restablecer la red de campaña.

Policía Nacional

El componente de administración de la Policía Nacional de Colombia ha quedado severamente dañado o destruido tras el ataque a su Dirección General en Bogotá.

En general el grueso de las estaciones de policía y el personal no han sufrido daños, lo que permite que puedan mantener sus funciones de sostenimiento del orden público, especialmente en las zonas urbanas.

Todo el personal es llamado a filas, se cancelan todos los permisos. Debido a la destrucción de las instalaciones de la Dirección General, los Jefes de las Regiones de Policía cobran mayor autonomía para dirigir al personal dentro de su jurisdicción, mientras se restablecen los canales de comando.

Defensa Civil

Las instalaciones administrativas no han sufrido daños. El personal de voluntarios se agrupa para prestar auxilio a las comunidades o el personal que ha sido castigado con los ataques de la Fuerza Aérea Venezolana.

Inicio de Operaciones Terrestres. Día D, Hora H


La Fuerza Armada Venezolana irrumpe en territorio colombiano.

Teniendo como Objetivo la “recuperación” de La Guajira, el concepto estratégico del Comandante (venezolano) del Teatro de Operaciones involucra aprovechar a sus propios fines los obstáculos y limitaciones que el terreno impone a las operaciones. Esencialmente el comandante venezolano visualiza el empleo de la Costa del Mar Caribe, la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía de Perijá – Montes de Oca como límites estratégicos que permiten organizar el campo de batalla.

En este contexto, dos ciudades se convierten en objetivos estratégicos: Riohacha y Valledupar, ellas son en su conjunto el Centro de Gravedad en la zona y su control posibilita el control de toda La Guajira.

El Comandante (venezolano) del Teatro de Operaciones quiere lanzar tropas blindadas a toda velocidad hacia esos dos objetivos, desarrollando al mismo tiempo un cerco estratégico que corte las comunicaciones, impida la llegada de refuerzos desde el sur, así como la retirada de las tropas enemigas de la zona. Para ello posiciona tropas helicoportadas en las poblaciones de El Zanjón y La Paz, al sur de Valledupar; mientras que al mismo tiempo la Armada Venezolana realiza un desembarco anfibio al sur de Riohacha. Esta unidad de Infantería de Marina, una vez asegurada la cabeza de playa, avanza hasta la ruta 90 y la bloquea.

Así las cosas, una columna blindada del Ejército Venezolano penetra en Colombia por Paraguachón, para dividirse en tres partes en Maicao. La Fuerza de Tarea Blindada 1.1 sigue hacia el oeste por el eje de avance de la carretera hasta Riohacha, La Fuerza de Tarea Blindada 1.2 toma hacia el sur con dirección hacia Valledupar, y la Fuerza de Tarea Blindada 1.3 permanece como reserva en Maicao.


En una segunda etapa, una División de Infantería, compuesta por tres Brigadas de Infantería Motorizada, entra al Teatro a establecer posiciones defensivas.

El Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana mantiene como reserva estratégica de empleo inmediato a la 42 Brigada de Infantería Paracaidista, así como a una segunda Fuerza de Tarea Anfibia.

La siguiente es la composición de las distintas Fuerzas de Tarea que la Fuerza Armada Venezolana compromete inicialmente en el Teatro:

Fuerza de Tarea Anfibia Caimán

1 Comando y Estado Mayor

3 Compañías de Fusileros

1 Compañía de Tanques Ligeros Scorpion 90

1 Compañía de Blindados Anfibios dotada de EE-11 Urutú con cañón de 20 mm.

2 Baterías de Artillería de 105 mm. con obuses Oto Melara M-56

1 Batería Antiaérea con misiles RBS-70 y 9K38 Igla

1 Sección Antitanque con lanzacohetes Carl Gustav M3 y RPG-7V1

1 Compañía de Francotiradores con fusiles Dragunov SVD

1 Pelotón de Zapadores

1 Sección del Grupo Aéreo de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento Electrónico Nº 8 de la FAV dotada con 3 UAV Arpía - Mohajer 2

1 Compañía de Apoyo Logístico Anfibio

Fuerza de Tarea Blindada 1.1

1 Comando y Estado Mayor

1 Grupo de Caballería con Dragoon 300

2 Batallones de Tanques AMX-30

2 Batallones de Infantería Mecanizada con AMX-13VCI

1 Batería de Obuses Autopropulsados 2S19 de 152 mm.

1 Batería de Lanzacohetes Múltiple BM-21

1 Batería Antiaérea con misiles RBS-70 y 9K38 Igla

1 Compañía de Francotiradores con fusiles Dragunov SVD

1 Sección de Ingenieros de Combate con puentes Leguans

1 Compañía (reforzada) de Apoyo Logístico

Fuerza de Tarea Blindada 1.2

1 Comando y Estado Mayor

1 Grupo de Caballería con Dragoon 300

2 Batallones de Tanques T-72M1V

2 Batallones de Infantería Mecanizada con BTR-80

1 Batería de Obuses Autopropulsados 2S19 de 152 mm.

1 Batería de Lanzacohetes Múltiple BM-21

1 Batería Antiaérea con misiles RBS-70 y 9K38 Igla

1 Compañía de Francotiradores con fusiles Dragunov SVD

1 Sección de Ingenieros de Combate con puentes Leguans

1 Compañía (reforzada) de Apoyo Logístico

Fuerza de Tarea Blindada 1.3

1 Comando y Estado Mayor

1 Grupo de Caballería con Dragoon 300

1 Batallón de Tanques T-72M1V

2 Batallones de Infantería Mecanizada con BMP-3

2 Batallones de Infantería Motorizada

1 Batería de Obuses Autopropulsados 2S19 de 152 mm.

1 Batería Antiaérea con misiles RBS-70 y 9K38 Igla

1 Compañía de Francotiradores con fusiles Dragunov SVD

1 Sección de Ingenieros de Combate con puentes MGB

1 Batallón de Apoyo Logístico

Tropas de Teatro

1 Comando y Estado Mayor

6 Batallones de “Caribes”

1 Batallón de Fuerzas Especiales

1 Grupo de Artillería con Obuses Autopropulsados AMX-13/F3 de 155 mm.

1 Batería de Lanzacohetes Múltiple BM-30 “Smerch” de 300 mm.

1 Grupo de Artillería Antiaérea con misiles S-125 Pechora 2M

1 Batallón de Helicópteros de Ataque con Mil Mi-35

2 Batallones de Helicópteros de Transporte con Mil Mi-17

1 Compañía de Francotiradores con fusiles Dragunov SVD

1 Sección del Grupo Aéreo de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento Electrónico Nº 8 de la FAV dotada con 6 UAV Arpía - Mohajer 2

1 Compañía de Comunicaciones y Guerra Electrónica

2 Batallones de Ingenieros de Combate (con puentes Bailey y flotante M4T6)

2 Batallones de Apoyo Logístico

Previsiones Estratégicas de la Fuerza Armada Venezolana

Si bien la FAN Venezolana ha concentrado un importante número de blindados en la zona norte, aún les quedan más. Para contrarrestar un posible contra-ataque de las Fuerzas Militares de Colombia por la zona de los llanos, allí se han posicionado las siguientes fuerzas: 1 Batallón de Tanques AMX-30, 2 Batallones de Tanques Scorpion 90, 3 Batallones de Infantería Mecanizada con BTR-80, BMP-3 y TPZ-1, así como algunos grupos de Caballería con blindados ligeros V-100, siendo apoyado este núcleo blindado por 3 Brigadas de Infantería Motorizada, una Batería de Lanzacohetes BM-21 “Grad”, una Batería de Lanzacohetes Múltiple BM-30 “Smerch”, un Grupo de Artillería Antiaérea con misiles S-125 Pechora 2M, y un Batallón Misilístico Antitanque con Misiles Mapats.

Cuestiones a Resolver por las Fuerzas Militares de Colombia:

¿Con qué armas y recursos enfrentaremos unidades enemigas como las Fuerzas de Tarea antes relacionadas?

¿Cómo movilizamos rápidamente tropas hacia el norte sin el puente Pumarejo de Barranquilla?

¿Con qué buques de desembarco podemos llevar allí Infantes de Marina?

¿Cómo enfrentamos la superioridad aérea de la Fuerza Armada Venezolana si la mayoría de nuestros cazas fueron destruidos y no tenemos misiles antiaéreos?

¿Cómo lanzar una operación aeromóvil o helicoportada si el enemigo tiene superioridad aérea?

¿Cómo defendemos a nuestras aeronaves del nutrido fuego antiaéreo del enemigo, tanto tubular como misilístico?

¿Cómo concentramos tropas en este Teatro si los Smerch venezolanos pueden batir 67 hectáreas con un solo vehículo lanzador?

¿Cómo enfrentamos la superioridad en blindados de la Fuerza Armada Venezolana?

¿Tenemos suficientes misiles antitanque para atender el número de tanques y blindados que el enemigo desplegará en el Teatro?

¿Cómo abastecemos a las tropas que queden cercadas en el norte del país?

¿Con qué armas impedimos desembarcos helicoportados de las fuerzas venezolanas en nuestro territorio?

¿Cómo impedimos las operaciones anfibias venezolanas sobre nuestras costas si no tenemos suficientes buques de combate o submarinos?

¿Cómo reponemos rápidamente los aviones, barcos, blindados, vehículos, armas y equipos perdidos en los ataques aéreos enemigos?


Cualquier persona medianamente interesada en los temas militares colombianos, sabe que la principal base naval de la Armada Nacional de Colombia es la de Cartagena de Indias. Allí tienen su base las principales unidades de superficie, así como las unidades submarinas. En un día normal cualquier enemigo puede encontrar atracada en este puerto al grueso de la flota de guerra de Colombia, y en consecuencia, destruirla fácilmente.

Aun sin sufrir daños producto de un ataque aéreo enemigo, nuestra armada está en inferioridad de condiciones. Tenemos menos buques, con menos misiles antibuque listos para su empleo, y una muy limitada capacidad de defensa antiaérea embarcada.

En la Armada Colombiana únicamente las cuatro Fragatas Ligeras FS-1500 están armadas con misiles antibuque. Cada una de ellas tiene capacidad para portar 8 misiles Exocet MM-40 Block 2, para un total de 32 misiles. Con la novedad de que en tiempo de paz y por conveniencia técnica, solo llevan la mitad, es decir 4 misiles por buque, para un total de 16 misiles antibuque listos para el disparo.

La Armada de Venezuela cuenta con 6 fragatas Lupo, cada una con 8 misiles antibuque Otomat Mk2, para un total de 48 misiles listos para el disparo. A los que hay que agregar los 6 misiles Otomat Mk2 que portan las 3 Patrulleras Voper misilísticas (2 misiles cada una). De esta forma tenemos que la Armada de la República Bolivariana de Venezuela cuenta con 56 misiles antibuque Otomat Mk2, contra un máximo posible de 32 misiles Exocet MM-40 Block 2, oponibles por la Armada de la República de Colombia.

Los números no mienten. En términos de buques de combate principales, Venezuela tiene 9 plataformas con un total de 56 misiles antibuque, mientras que Colombia tiene 4 plataformas con apenas 32 misiles (16 si nos toman por sorpresa, cero si destruyen nuestra flota en puerto).

Por si fuese poco, los misiles Otomat Mk2 que emplean las unidades navales venezolanas tienen mayor alcance que los misiles Exocet MM-40 Block 2 que utilizan las fragatas FS-1500 colombianas.

En términos de defensa antiaérea de las unidades navales, las cosas no son mejores. Mientras que las Fragatas Lupo de Venezuela poseen a popa un montaje Albatros/Aspide con 8 misiles listos para el disparo y 16 misiles en reserva, apoyados por radares y sistema director de tiro, las Fragatas FS-1500 poseen 2 montajes Mistral/Simbad, con 4 misiles listos para el disparo. Este sistema a diferencia del de las Fragatas Lupo, es de guía óptica y operación manual.

Ambos países poseen submarinos U-209. Venezuela tiene dos U-209 tipo 1300, mientras que Colombia cuenta con dos U-209 tipo 1200. Aunque inicialmente sus especificaciones de fábrica señalaban que los 1300 eran más avanzados que los 1200, a lo largo del tiempo los cuatro submarinos han sufrido distintas modernizaciones que hacen difícil precisar cuál flotilla es más moderna que la otra. Aunque las diferencias no han de ser abismales.

Los submarinos U-209 poseen 8 tubos lanzatorpedos de 533 mm., y llevan a bordo hasta 14 torpedos antibuque.

Colombia está por recibir 2 submarinos U-206 dados de baja por la Armada Alemana, que vendrán con torpedos muy modernos, mismos con que también se dotará a los U-209 pre-existentes. Esta flotilla de 4 submarinos oceánicos brinda cierta ventaja a la Armada Colombiana. Eso si los Sukhoi Su-30MK2 de la Aviación Militar Venezolana, no los sorprende abarloados de a dos a lado y lado del muelle de submarinos de la Base Naval de Cartagena, como seguramente estarán. 

En cuanto a Patrulleros de Altura, Venezuela posee una flota moderna y homogénea, adquirida a los astilleros españoles Navantia. Se trata de 4 Patrulleros de Vigilancia Litoral (modelo Avante 1400) y otros 4 Patrulleros de Vigilancia Oceánica (modelo Avante 2400). Cada buque está dotado de dos cañones: un Oto Melara de 76 mm, italiano, y un Oeirlikon Millenium de 35 mm, suizo. Asimismo, le fueron incorporados sistemas de control de tiro franceses. Se espera que en el corto plazo estos buques, poseedores de radares y equipos electrónicos de última tecnología, sean dotados de misiles antibuque y antiaéreos, así como de armas antisubmarinas. Lo que incrementaría la brecha a vencer por parte de la Armada Nacional de Colombia en cuanto a buques de combate.

La flota de patrulleros de altura de Colombia, consta de un conjunto heterogéneo de buques, cuyo armamento principal no supera el calibre 40 mm. Lo más moderno en este segmento son los dos Buques Patrulleros Oceánicos (Offshore Patrol Vessels) OPV-80, fabricados en Colombia bajo licencia de Fassmer (Alemania). Seguidos por un buque Reliance y un antiguo buque clase 180-A (“Cactus”) que data de la Segunda Guerra Mundial, estos dos donados por los Estados Unidos.

En cuanto a las unidades ligeras de guardacostas, si bien no tendrían mayor incidencia en un conflicto internacional, el balance de fuerzas revela igual desequilibrio. Mientras que Colombia posee un grupo heterogéneo y antiguo de unidades, principalmente conformado por dos patrulleros tipo Toledo, dos Swiftships 105, dos Swiftships 110, cuatro Point Class y un Asheville; Venezuela posee dos Patrulleros Stan Patrol 4207, cuatro Petrel (Point Class), seis Págalo, y 12 Gavión. Recientemente entró en servicio en Colombia el patrullero ARC “11 de noviembre” del tipo CPV-40, que vendría a ser la unidad más moderna de Colombia en este segmento, y de la que se espera se incorporen más unidades. En todo caso podemos observar aquí grosso modo como Colombia alinea 12 patrulleros de guardacostas, mientras que Venezuela posee 24 unidades de tipo equivalente.

En cuanto a buques anfibios, las cosas no son mejores. Colombia apenas posee 7 lanchas utilitarias de desembarco LCU-1466, cuyo diseño data de los años 50. Su alcance es de 1.200 millas náuticas navegando a 6 nudos (solo pueden alcanzar los ocho nudos de velocidad máxima). Cada una puede transportar 167 toneladas de carga, o 300 soldados en condiciones espartanas, y no es una broma (cubierta destapada, condiciones sanitarias y logísticas mínimas); frente a esto la Armada Venezolana posee 4 buques de desembarco de tanques LST clase Capana. Con capacidad de carga de 750 toneladas, alcanzan una velocidad de 15 nudos. En cuanto a personal su tripulación es de 117 personas (13 oficiales y 104 marineros), además pueden transportar tropa y vehículos, acomodando a 10 oficiales y 192 infantes de marina con sus vehículos blindados de asalto anfibio, como son los LVTP-7 y EE-11 Urutú, que actualmente posee la Infantería de Marina Venezolana.

Además de los LST Clase Capana, la Armada Venezolana también tiene tres modernos buques de carga multipropósito Damen Stan Lander 5612 (y pronto recibirá la cuarta unidad contratada con el astillero). Estos buques tienen portalón proel y son funcionales para las operaciones anfibias. Pueden transportar 42 contenedores u otras cargas sobre cubierta, además de 220 m3 de combustibles y 197 m3 de agua potable, hasta alcanzar un peso muerto máximo de 740 toneladas. Cuentan en la proa con una rampa para la carga y descarga de vehículos. Alcanzan una velocidad máxima de 11 nudos. Además, tienen capacidad de alojamiento para 16 tripulantes y están equipados con modernos sistemas de navegación y comunicación satelital.

Finalmente en este segmento, la Armada Venezolana cuenta con dos Buques de Desembarco Utilitario LCU clase “Margarita” (modelo 130LS0791 del astillero norteamericano Swiftships). Tienen capacidad para transportar 108 toneladas de combustible y 149 toneladas de agua. Rampa con capacidad de 60 toneladas. Grúa con capacidad de 15 toneladas. Pueden alcanzar las 3.000 millas náuticas navegando a 10 nudos (su velocidad máxima es de 13 nudos).

Resulta obvio que la capacidad para las operaciones anfibias de Infantería de Marina es más favorable a Venezuela, aunque -curiosamente- el píe de fuerza de la Infantería de Marina de Colombia es cuantitativamente superior. 

En este contexto, el balance de la Infantería de Marina es como sigue: Venezuela posee cuatro Brigadas de Infantería de Marina Anfibia (es decir armados, entrenados y equipados, para realizar operaciones de desembarco anfibio). Estas Brigadas cuentan con Batallones de Fusileros, Batallones de Vehículos Anfibios, Batallones de Artillería y Batallones de Apoyo Logístico. Colombia solo posee una Brigada de Infantería de Marina, que pretende ser equivalente, pero no cuenta con artillería, blindados, ni recursos especiales, y como ya vimos, ni siquiera con los buques apropiados y requeridos para poder cumplir sus funciones. Se trata de Batallones de Fusileros de Infantería de Marina, que poseen un entrenamiento básico para las operaciones anfibias y ocasionalmente entrenan para ello, localmente, o con el US Marine Corps, con equipos, materiales y vehículos prestados.

Venezuela cuenta con dos Brigadas de Infantería de Marina Fluvial, con bases y apostaderos en los ríos y lagos de ese país. Están dotados con botes ligeros artillados. En este segmento Colombia posee una gran superioridad, pues además de contar con cuatro Brigadas Fluviales de Infantería de Marina, la dotación de unidades a flote es superior cualitativa y cuantitativamente, el entrenamiento es de primera calidad y obedece a doctrina generada nacionalmente producto de la experiencia operacional y del combate. Como si fuese poco, el material de Botes Ligeros Artillados, Patrulleros de Río, Patrulleros de Apoyo Fluvial (Buques Nodriza), Remolcadores Fluviales, y Estaciones Móviles de Apoyo Fluvial, son fabricadas nacionalmente por astilleros colombianos. 

Venezuela cuenta además con una Brigada de Fuerzas Especiales de Infantería de Marina, y una Brigada de Policía Naval con cuatro Batallones. Con una organización distinta, podríamos decir que Colombia posee capacidades equivalentes de Fuerzas Especiales y unidades de Seguridad.

En el tema de los buques de apoyo logístico, Colombia posee dos buques Lüneburg Class, el ARC “Cartagena de Indias” y el ARC “Buenaventura”, unidades navales de segunda mano adquiridas a Alemania una vez este país las retiró de su armada. Desplazan 3.483 toneladas a plena carga, y pueden alcanzar las 3.200 millas náuticas navegando a 14 nudos (su velocidad máxima es de 16 nudos). Su capacidad de carga consiste en 1.200 m3 de combustible diesel, 1.100 toneladas de suministros, 200 m3 de agua, y 400 toneladas de municiones. Venezuela cuenta con el T-81 ARBV “Ciudad Bolívar”, el cual tiene un desplazamiento de aproximadamente 9.750 toneladas métricas, cuenta con dos estaciones de reabastecimiento en cada lado del buque, una grúa pesada, facilidades hospitalarias y una plataforma de vuelo en popa para un helicóptero. Tiene una capacidad de carga de 4.400 toneladas de combustible, 10 toneladas de gasolina JP-5 y 500 toneladas de agua potable, 150 toneladas de municiones, 385 toneladas de material seco, 8,9 toneladas de alimentos refrigerados y 8,9 toneladas de alimentos congelados. De esta forma la capacidad del “Ciudad Bolívar” es superior a la capacidad combinada de los dos buques colombianos, pero lo más importante es que el “Ciudad Bolívar” tiene más y mejores aparejos y sistemas para pasar su carga a otros buques en navegación.

Finalmente, dentro de este balance revisaremos las fuerzas aeronavales. Colombia posee tres aviones de patrulla naval CN-235MP, dotados de gran capacidad electrónica pero que van desarmados; adicionalmente contamos con dos helicópteros embarcados MBB Bo-105CB, dos helicópteros embarcados AS-550 Fennec, 1 Helicóptero Bk-117, 6 helicópteros UH-1N -transferidos del Ejército Nacional y que hacían parte del Plan Colombia-, 1 avión de transporte y enlace EADS C-212-100, 5 helicópteros Bell 412, 1 Helicóptero Bell 212, 1 avión Grand Caravan, entre otras aeronaves de transporte y enlace.

Siete aeronaves -debido a sus capacidades-, tendrían incidencia en un conflicto internacional. En primer lugar los tres aviones CN-235MP son fundamentales para la localización de la flota enemiga. Poseen gran autonomía de patrulla y la electrónica más moderna para detectar unidades de superficie, pero por desgracia no poseen capacidad de ataque al ir desarmados. En segundo lugar están los helicópteros MBB Bo-105 y AS-550 Fennec, cuya importancia radica en poder efectuar la guía trans-horizonte de los misiles antibuque Exocet MM-40 Block 2 lanzados por las Fragatas Ligeras FS-1500 de la Armada Nacional, permitiéndoles así explotar su máximo alcance. Los únicos armados son los Fennec, que pueden montar un cañón de 20 mm., ninguno está capacitado para llevar misiles ni torpedos.

El resto de los aviones y helicópteros cumplirían diversos roles de apoyo, tanto a las fuerzas navales como a la Infantería de Marina.

El Comando Aeronaval de la Armada Venezolana cuenta con siete Helicópteros Antisubmarinos Agusta Bell AB-2012ASW, dotados con un potente radar de detección de superficie, sonar de profundidad variable, sonoboyas, consola táctica, y la posibilidad de portar misiles aire-superficie y torpedos antisubmarinos. También pueden efectuar la guía trans-horizonte de los misiles Otomat Mk2, lanzados por las fragatas Lupo. Están por recibir ocho helicópteros navales Harbin Z-9, que son una copia china de los Eurocopter AS 365N Dauphin II, que estarán capacitados para lanzar misiles y torpedos. También cuentan con tres aviones de patrullaje naval Casa C-212-S43 Patrullero.

La Armada Venezolana posee además siete helicópteros Bell 412EP, y ocho helicópteros Mi-17V-5. En cuanto a aviones de transporte y enlace cuentan con dos C-212-200 Aviocar, tres C-212-400 Aviocar, un Rockwell Turbo Commander 980, un Beechcraft King Air B90, y un Beechcraft Super King Air B200. Para entrenamiento usan dos helicópteros Bell 206 y un avión Cessna 210.

En resumen:

En relación con Venezuela, Colombia tiene menos buques de combate (9-4), con menos misiles anti-buque (54-32). Nuestros misiles anti-buque tienen menos alcance que los del potencial adversario (180 km-70 Km) y además tenemos menos helicópteros para efectuar la guía tras-horizonte de esos misiles (7-4).

En relación con los submarinos, en este momento hay paridad. Ambos países tienen dos submarinos cada uno, del mismo modelo (U-209), que emplean el mismo modelo de torpedo anti-superficie (SST4). Sin embargo en el corto plazo eso va a cambiar, pues Colombia recibirá de Alemania dos unidades submarinas adicionales (U-206) dotadas de un torpedo más avanzado (DM2A3) que además es bivalente (anti-superficie y anti-submarino). La Armada Colombiana ha adquirido torpedos DM2A3 adicionales para complementar/reemplazar los SST4 actualmente en servicio en los U-209-1200.

La aparente ventaja que tenemos en el tema de los submarinos, se ve comprometida por la tenencia por parte de Venezuela de 7 helicópteros antisubmarinos del tipo Agusta Bell AB212 ASW. Mientras que Colombia no posee ninguna aeronave con capacidad antisubmarina, capaz de detectar y atacar la fuerza de submarinos enemiga.

En cuanto a Patrulleros de Altura, en relación con Venezuela, estamos en inferioridad numérica y tecnológica. Venezuela posee 4 Patrulleros de Vigilancia Litoral y 4 Patrulleros de Vigilancia Oceánica, de última tecnología, y armados con cañones de 76 mm. Colombia solo puede oponer 4 buques, dos de ellos antiguos, y ninguno va armado con armas de calibre superior a los 40 mm.

En el tema de los Guardacostas, la situación no es diferente. A 24 patrulleros venezolanos, relativamente modernos, apenas podemos oponer 12 unidades de similares capacidades pero mayor antigüedad.

En cuanto a las capacidades anfibias, Venezuela posee 4 buques de desembarco de tanques, Colombia ninguno (por cierto que tampoco tenemos tanques); Venezuela posee 4 Cargueros Multipropósito con capacidades anfibias, Colombia ninguno; Venezuela posee dos Lanchas de Desembarco Utilitarias (LCU), mientras que Colombia tiene siete, pero más antiguas, al punto de estar llegando al final de su vida útil.

La Infantería de Marina de Venezuela posee 4 Brigadas de Desembarco dotadas de Fusileros, Artillería, Blindados y Medios Logísticos, Colombia posee apenas una Brigada de Desembarco y es solo de fusileros; Venezuela posee 2 Brigadas Fluviales, mientras que Colombia posee 4, mejor entrenadas, equipadas y con mayor experiencia. Las unidades Colombianas poseen más y mejores buques fluviales y botes.

En cuanto a buques logísticos, Colombia tiene dos barcos y Venezuela solo uno. Sin embargo, ese único buque tiene más capacidad que la suma de capacidades de los dos buques colombianos.

En cuanto a aviación naval, ambos países cuentan con 3 aviones de patrulla naval, siendo los Colombianos más modernos y con mayores capacidades, sin embargo los aviones venezolanos pueden llevar armas, mientras que los colombianos no. En cuanto a helicópteros embarcados Venezuela tiene 7 unidades y Colombia 4, y como ya se dijo Venezuela posee 7 helicópteros antisubmarinos, mientras que Colombia no tiene ninguno.

¿Para qué necesita Colombia una Marina de Guerra?

Según los tratados suscritos, Colombia posee 658.000 km² en el Mar Caribe, y 330.000 km² en el océano Pacífico, para un área marítima total de 988.000 km². En esos espacios hay enormes riquezas que tenemos que proteger. Por esos espacios circulan las exportaciones y las importaciones de nuestro país, y en esos espacios se cometen ilícitos que se deben disuadir/reprimir. El Estado Colombiano es responsable por mantener la soberanía en esas aguas. La institución que garantiza nuestra soberanía en los espacios marítimos es la Armada Nacional de Colombia, por ello debe ser lo suficientemente poderosa para disuadir a otros países de intentar violentar nuestros derechos.

En un conflicto internacional, el enemigo intentará aislarnos, privándonos de recursos y materiales esenciales para la industria, que llegan por mar; también intentará impedir nuestras exportaciones frenando la disponibilidad de divisas y en consecuencia asfixiando la economía; El enemigo podría lanzar operaciones anfibias sobre nuestras costas para invadirnos, o para desarrollar operaciones de alcance limitado en el marco de una operación más compleja. En cualquier caso, debemos contar con la fuerza suficiente para impedirle a nuestros potenciales adversarios la imposición de su voluntad en el mar. Necesitamos las herramientas necesarias para defender nuestra soberanía, nuestros derechos y nuestros intereses, en los territorios marítimos que nos pertenecen.


El Cabo Gutiérrez conduce rápidamente, es peligroso hacerlo así, con todas las luces apagadas y con lentes de visión nocturna, pero para esto se ha entrenado su unidad muchas veces.

La sección antitanque Nimrod tiene posiciones preparadas para distintos escenarios. Solo necesitan la orden para moverse a esas posiciones, de día o de noche, bajo cualquier condición meteorológica.

Hace apenas media hora que el Oficial de Servicio llegó corriendo a los alojamientos, nervioso y agitado, gritando que Venezuela nos estaba atacando. La Brigada activó el Plan de Reacción y Contraataque y las secciones Nimrod fueron lanzadas para un despliegue táctico a puntos ubicados sobre el eje de avance del enemigo.

El Escalón Avanzado de Seguridad y Observación (EASO) ahora debe ejecutar acciones que retarden el avance de las tropas enemigas o desarticulen sus operaciones. Es vital ganar tiempo para que las Fuerzas Militares se movilicen.

En el camión Abir, junto al Cabo Gutiérrez, va el Capitán Robledo -Comandante de la sección-, intentando llamar a su hermano por celular. Las líneas fallan (como suele ocurrir con el operador celular “Claro”). Robledo quiere saber cómo está su hermano, quien es piloto de A-37 en Malambo, Atlántico. Nunca volverá a hablar con él, pues acaba de fallecer luego de un ataque aéreo sorpresivo al Comando Aéreo de Combate N° 3, por parte de la Aviación Militar Venezolana.

La situación es bastante complicada. Hace 10 minutos el batallón del que salió la sección antitanque acaba de ser destruido. Se han perdido muchas vidas valiosas, y no en sentido filosófico si no práctico. Se trataba de técnicos altamente capacitados y de operadores del sistema misilistico Nimrod, que no podrán ser reemplazados fácilmente. Además se perdieron los misiles de reserva, los talleres, las herramientas especiales, todas las facilidades logísticas. Solo se cuenta con la carga básica: 4 misiles Nimrod por camión Abir. En las actuales condiciones cada misil es un tesoro.

Los observadores adelantados, dotados de señalizadores láser tienen la orden de seleccionar blancos prioritarios tales como vehículos de comando, sistemas de lanzacohetes múltiples, puestos de mando, y unidades de artillería. Es vital no desperdiciar estas municiones.

Al norte, en La Guajira, el soldado profesional Ordoñez conduce su moto a toda velocidad. Junto con el resto del Pelotón Escorpión va por la carretera en dirección al enemigo. Les han dotado de lanzacohetes antitanque RPG-22 y tienen la orden de ir a cazar blindados enemigos. Pasar de la seguridad vial a la guerra antiblindaje es un enorme reto que preocupa al soldado Ordoñez. Se preocupa más cuando ve venir en sentido contrario a un conboy militar con decenas de camiones cargados de soldados con todos sus pertrechos. ¿Por qué se retiran, mientras nosotros vamos en dirección al enemigo? se pregunta.

El comando de la brigada ha ordenado el repliegue de muchas unidades, cediendo espacio por tiempo, mientras que a otras unidades –especialmente de caballería y antitanque- les ordenó avanzar y realizar operaciones retardatrices. Claro está que Ordoñez no tiene por qué saber toda esta información. Solo conoce su misión, y esa misión es crucial para Colombia, aunque él tampoco lo sepa.

En uno de los camiones que se retira va el sargento Agudelo con su pelotón de contraguerrillas. Llevaban meses patrullando y esperaban salir a descanso pronto, pero recibieron el llamado del escalón superior ordenándoles salir a la carretera, decomisar un camión y llegar a un punto de reunión en el plazo de pocas horas.

El radio operador de Agudelo, el soldado Jiménez, abrazado a su radio, escucha incesantes y alarmantes mensajes de las diferentes compañías del batallón. Uno de ellos proviene de los supervivientes de una repetidora de la Red de Campaña del ejército. Tienen 15 muertos, 7 heridos graves y 2 desaparecidos. Piden el apoyo de un helicóptero con desesperación, pero no es posible ayudarlos, hay un caos generalizado y emergencias por todas partes. La fuerza aérea enemiga sigue atacando.

El helicóptero más cercano pasó a 5 kilómetros de la repetidora en ruinas, llevando a una unidad de francotiradores que va a ser desplegada sobre el eje de avance enemigo. El helicóptero S-70i vuela muy bajo y con las luces apagadas, el HTAWS y la amplia experiencia en operaciones nocturnas lo facilita.

En la misma dirección en una ruta paralela vuela un Mi-17 llevando a un grupo de zapadores y a unos comandos. Tienen la misión de realizar la voladura de 2 puentes que afectarán la movilidad estratégica del enemigo.

El S-70i con los francotiradores pasó sobre la vertical de una unidad de ingenieros de combate que instalan apresuradamente un campo minado. El soldado profesional Cataño con sus compañeros descarga una tras otra minas antitanque que son sembradas bajo un patrón pre-establecido y en un frente de 400 metros. Es difícil hacerlo en la oscuridad pero lo han ensayado. El segundo pelotón de la compañía de Cataño fue enviado a preparar la voladura de un puente. Llevan 100 kilos de explosivos de Indumil.

Cerca de allí, a bordo de un Cascavel del Grupo Matamoros, el cabo primero Mosquera observa el horizonte a través de la mira IGS-4S en condición nocturna. Su vehículo está semienterrado, al igual que los demás vehículos de su pelotón. Se supone que desde estas posiciones ofrecen una menor superficie como blanco, mientras que al mismo tiempo se convierten en una estable plataforma de tiro. ¡Alerta!, ¡Alerta!, ¡Alerta! Gritan por radio. Los observadores adelantados divisan una columna de vehículos enemigos que avanza hacía nuestras posiciones. Sobre ellos vuelan algunos helicópteros Mi-17V-5 artillados de la aviación militar venezolana. No hizo falta ninguna orden, nuestros francotiradores abrieron fuego contra las aeronaves enemigas con sus fusiles Barret calibre .50, el fuego recibido desde varias direcciones termina por derribar a los Mi-17 venezolanos. Los francotiradores cambian a munición perforante y aprovechando la confusión inicial abren fuego contra los blindados ligeros. Al mismo tiempo el pelotón Escorpión del que es orgánico el soldado Ordoñez también ataca por el flaco a los blindados ligeros enemigos.

Rápidamente la unidad venezolana abre fuego contra las posiciones que logran identificar, se despliegan para enfrentar la amenaza. El comandante venezolano tiene dos opciones: avanzar hacia lo desconocido, donde nuestros Cascaveles lo están esperando, o retroceder y pedir apoyo. Al haber perdido el apoyo aéreo inmediato, se decide por lo segundo. Da la orden de retroceder, dejando en el sitio 7 BMP-3 y 12 BTR-80 destruidos, junto con muchos hombres muertos. Cuando se aproximan al puente hay un repentino fogonazo y luego se escucha una fuerte explosión. El puente ya no existe.

Las tropas colombianas que combaten se emocionan, el enemigo está atrapado. A pesar de que los blindados ligeros venezolanos son anfibios, las riveras del rio no son amigables, y si entran en él no podrían salir del otro lado. La opción sería navegar hasta encontrar una orilla favorable a los vehículos, pero eso significaría dejar a los tanques T-72 a su suerte.

Rápidamente nuestros hombres ajustan el dispositivo para aniquilar al resto de la unidad enemiga. Se escucha un extraño silbido y luego hay una rápida y estridente sucesión de explosiones. Nuestros soldados han muerto.

El comandante venezolano solicitó apoyo de artillería y en respuesta llegó una andanada de cohetes de 122 mm. “Grad” del sistema BM-21 con la que saturaron el terreno en torno a la posición de los blindados venezolanos, que nuevamente retoman su avance. Mientras tanto, al sitio llega un vehículo posapuentes Leguans a rehabilitar el paso. Tras él una segunda columna blindada.

Veinte kilómetros más al oeste, las fuerzas venezolanas encuentran un nuevo obstáculo. El T-72 de vanguardia dio con una mina antitanque que destruyó una de sus orugas y dos ruedas de apoyo. El blast mató a dos tripulantes y el otro está grave. La columna se ha detenido nuevamente, pero esta vez inmediatamente se despliegan hacia sus flancos para evitar sorpresas. Los infantes desembarcan de sus vehículos y toman posiciones.

El soldado Cataño del primer pelotón de ingenieros está oculto en una trinchera. Se supone que debe defender el campo minado, pero es más fácil decirlo que hacerlo. “Defender el campo minado”, se escucha tan sencillo. En general la idea es detener al enemigo el mayor tiempo que sea posible, impidiéndole desactivar las minas.

Desde el sur llega la sección antitanque del grupo Rondón dotada de misiles Spike sobre sus vehículos de alta movilidad tipo “buggie”. Son las 9 de la mañana, hay plena visibilidad y los buggies están expuestos. A nuestros soldados no les importa, al divisar al enemigo se separan en equipos de a dos vehículos y toman posiciones a distancia de tiro, abriendo fuego inmediatamente. Se aseguran de apuntar a los tanques T-72.

Aunque están en posiciones protegidas del fuego directo por accidentes del terreno, no están a salvo. Tienen que moverse rápido o serán blanco de los morteros autopropulsado Nona de 120 mm. que avanzan junto al resto de blindados venezolanos.

El enemigo está fijado. El comandante de la sección antitanque del Rondón pide apoyo de fuego a la artillería, misma que lanza un ataque inmediato sobre la zona señalada. Se trata de una batería de obuses SBT de 155 mm. Se causan grandes daños, pero por desgracia nuestra batería es localizada y no logra cambiar de posición a tiempo, siendo atacada por cohetes de 300 mm. del sistema BM-30 Smerch.

El soldado profesional Cataño no puede creer que esto esté pasando. Pero no tiene tiempo para seguir pensando, Rodríguez el del MGL le grita que le pase más granadas. Los infantes venezolanos avanzan hacia su trinchera. Cataño arroja una cinta con granadas a su lanza y se dispone a disparar su Galil ACE contra los soldados enemigos. Ya vio algunos cadáveres, son muy jóvenes, reclutas. “Se ingeniero militar, decían, aprenderás muchas cosas y casi no hay peligros decían…”

Hace ya 6 horas que inició el ataque aéreo masivo de las fuerzas venezolanas. El mayor Babativa de la FAC se encontraba apoyando una operación en el Casanare. Conoció por radio sobre el ataque generalizado a las bases aéreas y bases militares estratégicas, y tomó la decisión de ocultar su Arpía para protegerlo y esperar a que se estabilice la cadena de mando. Esperará órdenes.

Necesita municiones calibre .50, se las pide al grupo Guías y estas le llegan a caballo. Pilotos de todas las fuerzas y de la policía nacional están en el área con sus helicópteros. Se salvaron de los ataques aéreos a las bases, y ahora se reportan y esperan órdenes para reagruparse y contraatacar.

El capitán Castro entrega al comandante de la FAC el último reporte con el inventario de aeronaves supervivientes. Ahí figura el Arpía de Babativa y decenas de helicópteros más, pocos aviones. El COFAC debe tomar decisiones importantes para recuperar capacidades. El inventario de aeronaves supervivientes señala que el 30 % de los helicópteros no están artillados, y que 12 % necesita reparaciones.

Se establecen 3 bases aéreas tácticas para las aeronaves de ala rotatoria en lugares reservados, y se pide apoyo a la empresa privada. Desde Rionegro, Antioquia, Global Rotor es la primera en acudir al llamado, después de todo su personal está formado por suboficiales de la FAC en retiro. Luis Guillero Arango, el gerente de Global Rotor, pasa horas localizando a docenas de sus “cursos” para reclutarlos, fortalecer su planta de personal y conformar tres equipos altamente especializados que serán desplazados a las bases aéreas tácticas antes mencionadas. Deberán apoyar la reparación y mantenimiento de los helicópteros disponibles.

Apenas han pasado horas, pero parece una eternidad. Proveer la logística necesaria para acondicionar la flota de helicópteros superviviente, junto con otras aeronaves que han sido decomisados en función de las necesidades de defensa, implica contar con un proveedor seguro y confiable de elementos de alta tecnología que en su mayor parte son importados. Este compromiso es asumido por el señor Rick García, gerente de la empresa Gulf Coast Avionics. Rick García estableció oficinas en Bogotá en noviembre del 2013 al percatarse de lo prometedor del mercado. Fue proveedor de la nueva electrónica de los Calima T-90 y sostiene excelentes relaciones con las Fuerzas Militares. Nadie esperaba una guerra, pero ocurrió, y allí estaba este amigo para ayudarnos.

Por la tarde, en La Estrella, Antioquia, Jorge Felipe González -gerente de Thor International- recibe una llamada inesperada de parte del segundo comandante de la FAC. Le solicitan de manera urgente 36 soportes para ametralladora M-60, 12 soportes para ametralladora GAU y 20 soportes para fusil Barret, junto con sistemas de blindaje para 18 helicópteros y 18 FLIR. Un reto para el que Thor está preparado. En menos de una hora las maquinas especializadas de Thor ya están cortando la primera lámina de metal.

A esta hora el sargento Benítez de las Fuerzas Especiales observa a través de su telémetro el emplazamiento de los lanzacohetes BM-30 Smerch venezolanos. Su arma más poderosa. Benítez logró infiltrarse con sus hombres trás las líneas enemigas, y siguiendo instrucciones de inteligencia técnica, logró dar con esta posición. Este era el blanco que el capitán Robledo estaba esperando para sus Nimrod (en este momento ya sabe la mala noticia sobre su hermano, pero mantiene la templanza. Su entrenamiento no le permite flaquear, y por el contrario ahora está más motivado para destruir al enemigo). Benítez envía las coordenadas a Robledo y activa el señalizador láser. En el sitio hay ocho vehículos lanzacohetes pero solo un señalizador láser. De acuerdo a los procedimientos se lanzará un Nimrod cada 10 segundos para que el señalizador pueda cambiar de blanco. Benítez iniciará con el vehículo de comando. Le ordena a sus hombres tomar posiciones para proteger el aparato. Robledo coloca su dedo sobre el botón…

Al oeste los soldados Cataño y Rodríguez desde su trinchera resisten el ataque de la infantería venezolana. El fuego de los cañones de 100 mm. de los BMP-3 no ha podido afectarles debido a un promontorio en el terreno, pero están sometidos a fuego de ametralladora y de los Ak-103 de los soldados venezolanos.

A 1.000 metros un grupo de Black Hawk desembarca a una compañía de infantería dotada de lanzacohetes pesados Apilas, a pesar de que la operación es sorpresiva y se desarrolla muy rápido, uno de nuestros helicópteros es impactado por misiles Igla, coincidencialmente los tiradores apuntaron al mismo blanco. Quizá por ser el helicóptero más cercano a ellos.

El teniente Jaramillo, piloto de UH-60 ve caer en llamas a sus compañeros. No puede hacer nada. Lanza andanadas de flares y se aleja a toda velocidad y a baja altura. El tiroteo en tierra se intensifica.

Unos minutos después, ya en el ocaso, se acercan al sitio dos Mi-35 venezolanos armados hasta los dientes. Cataño y Rodríguez no vieron venir la andanada de cohetes que los mató.

De manera simultánea tres T-72 explotan al ser impactados por cohetes Apilas. Las bajas en la compañía de infantería colombiana son altísimas. Los blindados venezolanos les disparan municiones canister.

Cuatro Sukhoi Su-30Mk2 pasan volando a gran altura, van tras los Black Hawk que hace unos minutos desembarcaron tropas…


Lleva tres horas operando el ART. El teniente Saldarriaga de la FAC ya debería sentirse agotado, pero la adrenalina lo mantiene alerta. Está dentro de su cabina climatizada con el joystick al frente, pero no lo toca, solo observa la pantalla.

El ART Night Eagle tiene una ruta programada de patrulla. La misión consiste en determinar la ubicación del enemigo, establecer su dispositivo, composición y fuerza, así como su capacidad de más probable adopción. La pequeña cámara térmica del Night Eagle funciona a la perfección. El ART vuela en zigzag barriendo un corredor estratégico de 10 km, de ancho. No será difícil detectar a las unidades blindadas o motorizadas del enemigo. El calor de sus motores los delatará.

Saldarriaga hizo parte del equipo del capitán Ariza, que bajo la tutela de laCorporación de Alta Tecnología para la Defensa (CODALTEC), desarrolló el Simulador de ART. Fue una buena idea que rápidamente dio sus frutos. Hoy en día se tienen decenas de ART volando por todo el país proporcionando a los comandantes información en tiempo real. En estas circunstancias especiales es bueno contar con el ART nacional IRIS. Lo triste es que solo tengamos uno.

De pronto Saldarriaga ve múltiples blancos en su pantalla. Toma el joystick y pasa a modo manual. Acerca la imagen. No hay duda, son tanques y otros blindados. Es el enemigo.

La información sobre el blanco, características, coordenadas y posible rumbo, es enviada al comando superior. Rápidamente se determina el curso de acción: la unidad especial más cercana es un Grupo GAULA de la Policía Nacional. Se trata de 20 hombres altamente entrenados. A ellos se les entrega un kit de señalizadores láser y se les pide tomar posición en la ruta prevista del enemigo para señalar blancos a las propias tropas.

El capitán Contreras, comandante del Grupo GAULA de la Policía Nacional está al frente de un reto descomunal. Pero por alguna razón, en lugar de estar preocupado está feliz, eufórico, al igual que sus hombres. Ellos tienen las armas y el entrenamiento para combatir como infantería ligera. Al conocer su misión pasaron por el depósito de armamento y solicitaron ametralladoras, lanzacohetes AT-4 y muchas granadas de mano. Todo se hace al trote, como si no hubiese un mañana.

En la Estación de Policía hay hombres de un Escuadrón Móvil de Carabineros, están de paso. Contreras habla con su comandante el Capitán Delgado. Estuvieron juntos en la Escuela General Santander, aunque no en el mismo curso. Los dos son valientes y muy buenos oficiales, así que llegan a un acuerdo.

Delgado y Contreras convencen al coronel Salgado, su jefe, de dejarlos trabajar juntos en la misión especial. Ahora son 40 policías armados hasta los dientes, divididos en 2 secciones de a 20, mandadas por un capitán. Cada sección lleva dos ametralladoras, dos MGL, un mortero de 60 mm. y 2 señalizadores láser. Cada hombre porta un fusil M-16 con 9 proveedores, 4 granadas y lentes de visión nocturna (NVG).

Decidieron transportarse en esos blindados negros del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD). Les parece más seguro así. John Murphy, el gerente de ISBI Armor, no se imaginó nunca que sus tanquetas tendrían este papel protagónico en una guerra internacional.

La columna de blindados antimotines escoltada por camionetas Duster, sale de la ciudad. En un punto las Duster se detienen, las tanquetas apagan sus luces y siguen de frente. 60 kilómetros más adelante las unidades de Contreras y Delgado se separan. Si bien los policías se sienten más seguros a bordo de estas tanquetas que en otros vehículos, en estas circunstancias es una falsa sensación de seguridad: los T-72 venezolanos tiene cañones de 125 milímetros… El blindaje de las tanquetas es un seguro solo contra fuego de armas ligeras y esquirlas. En todo caso nuestros valientes patrulleros saben que la fase final de la misión es a píe. En las pantallas de control del ART, el teniente Saldarriaga identifica la columna de Delgado. De acuerdo a lo convenido el vehículo de vanguardia lleva en el techo una baliza infrarroja, mientras que el de contreras lleva dos.

Por radio unas pocas palabras bastan:

- S: “Aleta 1, aquí Torre.”

- D: “Recibido siga.”

- S: “Confirmo. Estimado en 10.”

- D: “QSL, Aleta 1 fuera.”

Debido a que Delgado soltó el obturador del radio, no se escuchó su frase final: “ayúdanos señor”.

Mientras los policiales abandonan sus vehículos y se encaminan a sus posiciones, a 26 kilómetros de allí, en una pequeña pista táctica, 4 AT-29 Super Tucano taxean hacia la cabecera de la pista. Cada uno lleva 4 bombas Indumil Xué con kit de guiado láser “Griffin” y sus ametralladoras calibre .50 dentro de las alas al estilo de la Segunda Guerra Mundial.

El mayor Pérez, comandante de la escuadrilla, repite mecánicamente la lista de chequeo para el despegue. Intercambia algunas breves palabras con los otros pilotos y luego de unos segundos de una extraña calma, los Super Tucano aceleran y corren por la pista hacia su destino.

Saldarriaga tiene la orden de mantener el ART a 10.000 pies. Los Super Tucano volarán a 15.000 pies. Hay preocupación porque uno de los aviones no lleva instalados los Flares debido a un problema logístico. Pérez se lamenta de no tener Chaff. Hace un año que insiste con lo mismo pero nadie le hizo caso. No creían que la situación llegara a una guerra internacional, pero llegó. La incredulidad y la falta de previsión llevaron a cometer muchos errores. No contar con mejores contramedidas de misiles es uno de los más críticos. El avión se eleva mientras Pérez ajusta su NVG sumido en sus pensamientos.

Contreras, capitán de la Policía Nacional de Colombia, ha encontrado un buen lugar protegido por unas rocas, en el flanco del eje de avance que la “Torre” le ha confirmado. Hace unos minutos los blindados venezolanos estaban a 10 kilómetros. Ya deben estar que llegan. Se escuchan helicópteros. Dos Mi-17 artillados del Ejército Venezolano avanzan a baja altura revisando el terreno con sus aparatos de visión nocturna. Contreras y sus hombres se ocultan. Estamos en silencio radial, por lo que no pueden avisarle a Delgado, esperan que se dé cuenta del peligro.

Los helicópteros pasan de largo. Todo va bien. A través de los visores nocturnos se divisan muchos blancos. Los 4 señalizadores están sobre igual número de objetivos. Dejaron pasar a la vanguardia compuesta por vehículos ligeros, para atacar al cuerpo principal, donde vienen los tanques.

La primera bomba Griffin impactó en un AMX-13 Puesto de Comando. En una fracción de segundo también explotan 2 AMX-30 y un AMX-13C90. El cielo se ilumina con las llamas. Todas las armas ligeras enemigas abren fuego, disparan sin saber a qué. Los vehículos adyacentes a los que han sido destruidos lanzan fumígenos para crear una cortina de humo al frente, pero nuestros policías están en los flancos.

Al momento de estallar un quinto blindado enemigo sus helicópteros vienen de regreso, de pronto uno de ellos arde en llamas y cae sin control, el otro hace una rápida maniobra evasiva, en ese instante se ve pasar a toda velocidad la silueta de un Super Tucano de la FAC.

El mayor Pérez fue el primero en entregar las bombas, entrando luego en rol antihelicóptero. Sus cientos de horas de vuelo en misiones reales y el tiempo en el simulador, lo convierten en el mejor piloto de Super Tucano, y en las siguientes horas lo va a demostrar.

Dieciséis blindados y 2 helicópteros, un record para la escuadrilla de Pérez. Imposible de lograr sin los hombres valientes que desde tierra y bajo fuego enemigo señalaron los blancos. Por desgracia para el elemento aéreo de la operación se perdió uno de los aviones. El piloto resultó muerto al estrellarse invertido luego de ser impactado por una ráfaga de proyectiles de 23 mm. disparada por los cañones de una pieza ZU-23-2 de la defensa antiaérea venezolana.

Antes de retirarse los Super Tucano supervivientes hicieron 4 pasadas de ametrallamiento. Si bien los daños al blindaje fueron mínimos se averiaron visores y antenas y se logró un importante efecto psicológico.

Cuando los aviones se retiraron, los infantes venezolanos desembarcaron de sus transportes blindados y se inició un fuerte combate con nuestros hombres. En menos de 5 minutos perdimos 15 hombres, pero no sin antes destruir otros tres blindados enemigos con sus AT-4.

Aleta 2 no volvió a contestar su radio. Contreras -con todo su personal- cayó bajo el fuego de un pelotón de BTR-80. Nada que hacer contra los cañones de 30 mm 2A72 cuando tienes poca cobertura.

El capitán Delgado logró llegar a las tanquetas con 8 de sus hombres. Son los únicos sobrevivientes. Han escrito con su sangre una página de gloria para la historia militar colombiana.

El sol está saliendo cuando las tanquetas negras aceleran rumbo a la ciudad. Es curioso que en la parte de atrás de esos blindados diga ISBI en lugar de Policía Nacional.

El teniente Saldarriaga lo vio todo. Su ART estuvo orbitando mientras duró el combate. Tiene lágrimas en los ojos al igual que la teniente López, la oficial de inteligencia del equipo.

Con la autonomía del ART en el límite dan una última pasada para confirmar los daños causados al enemigo y se retiran.

Un disco con el video sale rumbo a Bogotá, aunque ya lo están transmitiendo por otros medios hacia el mismo destino. En la tarde el Ministro de Defensa desde un lugar desconocido, da un parte de la situación. En la rueda de prensa Juan Carlos Sierra, coordinador de difusión y prensa del Ministerio, distribuye copias del video entre los periodistas presentes.

Ese día en las emisiones estelares de los noticieros presentaron ese combate como la noticia central: 31 policías y un piloto de la Fuerza Aérea muertos enfrentando una poderosa unidad blindada enemiga. Los daños causados a dichos blindados en la operación conjunta de la PNC y la FAC son enormes, y se evidencian en los pedazos retorcidos de metal humeante que se ven en las últimas tomas del video.

El periodista Yamit Amat ha citado a Churchill diciendo sobre esta batalla: “nunca tantos debieron tanto a tan pocos.”


El teniente coronel Alexander Peña Cristancho, comandante del Grupo de Aposentadores de la Fuerza Aérea Colombiana habla por su celular con el capitán Castro, ayudante del COFAC. Hacen las coordinaciones para trasladar a ese lugar el Puesto de Mando de la Fuerza Aérea, incluyendo el Estado Mayor y elementos de seguridad. Las instalaciones en el CAN fueron destruidas por un ataque aéreo enemigo.

Los oficiales y suboficiales aposentadores se mueven alrededor de Peña, cada uno es responsable de alguno de los distintos componentes del sistema. Trabajan de manera febril armando carpas, preparando la iluminación, y alistando los diferentes container que hacen parte de estas instalaciones móviles.

El técnico segundo Salazar instala los soportes del sistema de iluminación. Viene de trabajar en CATAM. Hace apenas 3 meses que trabaja con Peña. Salazar está muy triste al igual que sus compañeros, pues son conscientes del descalabro que ha sufrido la FAC a nivel nacional tras el ataque sorpresivo de la Aviación Militar Venezolana. Pero sobre todo son conocedores del alto número de bajas entre oficiales, suboficiales, soldados y civiles de la fuerza. Todos han perdido buenos amigos.

El Comando Benítez conduce el pequeño vehículo de seguridad en torno al lugar del emplazamiento. Es consciente de la importancia de proteger al COFAC, pero él no quiere estar allí. Otros compañeros de la Agrupación de Comandos Especiales Aéreos (ACOEA) van a ir a territorio venezolano a devolver el golpe tomándose una base aérea. Benítez quiere ir con ellos.

La ACOEA está bajo el comando del mayor Cañas. Un destacado oficial de la especialidad de seguridad y defensa de bases aéreas, que ha participado en el torneo “Fuerzas Comando” y tiene en su haber 21 extracciones bajo fuego enemigo en operaciones C-SAR.

El jefe de operaciones de la FAC en persona se ha reunido con la ACOEA para explicarles la misión. Deben tomar por asalto una base aérea enemiga. Ese lugar está siendo usado como base de lanzamiento para la aviación táctica venezolana, si se neutraliza esa base, se reduce el radio de acción de los aviones de ataque del enemigo. 32 comandos llegarán a bordo de helicópteros UH-60L en vuelo táctico, evitando los radares venezolanos. Desembarcarán en un punto cercano al objetivo y avanzarán hacia la rampa con la intensión de destruir todos los aviones y helicópteros allí presentes. A paso seguido deben neutralizar las posiciones antiaéreas para facilitar el aterrizaje de aviones de transporte con tropas del Ejército. El mayor Cañas no se “atortola”, para esto se ha entrenado toda su vida. De inmediato inicia la fase de planeación. Todos los comandos quieren ir, deberá seleccionar a los 32 él mismo.

En otro lugar, los pilotos, copilotos, ingenieros y maestros de carga de los Antonov del Ejército son citados por el Jefe de Operaciones de la División de Aviación Asalto Aéreo. Les explican que harán una operación conjunta con la FAC para la toma de una base aérea enemiga. Deberán transportar al sitio una unidad de comandos en operación aterrizada.

Les dan los detalles del objetivo y les explican las amenazas antiaéreas. Por supuesto, la operación será nocturna.

El teniente coronel Granda, jefe del Batallón de Comandos del Ejército irá personalmente a comandar su unidad en esta operación. Siempre ha sido un ejemplo para sus hombres. Ha organizado dos compañías con 50 comandos cada una: “Aniquilador” y “Destructor”, la primera estará comandada por el mayor Goez, y la segunda por el capitán Cárdenas, los dos con amplia experiencia en combate y varias medallas de orden público.

Las compañías se organizan en dos pelotones de a 25 hombres, en cada pelotón hay un oficial y tres suboficiales. Los pelotones están formados por tres escuadras, dos de asalto y una de armas de apoyo. Cada escuadra cuenta con un radio-operador y un enfermero de combate. Se han comprado de urgencia más mochilas médicas a la empresaDERCA S.A.S., nuevamente el señor Henry Velandia cumplió con el pedido a cabalidad.

Todos los comandos se conocen y se respetan. Han estado juntos en exitosas operaciones contra blancos de alto valor, pero no pueden hablar de eso.

El mayor Goez acaba de ser padre. Su esposa Martha Cecilia ha dado a luz a la hermosa Luisa Fernanda. Conoció a su bebé por unas fotos que su esposa le colocó en el Facebook. “Normal en el Ejército”. Este es un estilo de vida en el que probablemente no verás nacer a tus hijos ni morir a tus padres. El dramatismo de los últimos acontecimientos con Venezuela, el nacimiento de su hija, y la misión que le han encomendado, hacen que Goez tenga intensos sentimientos encontrados. Pero, como siempre, saldrá adelante haciendo su mejor esfuerzo.

El mayor Babativa fue sorprendido por la guerra mientras realizaba una operación en el Casanare. Tuvo el buen juicio de ocultar su Arpía para preservarlo. Ahora le han ordenado apoyar una operación especial para la captura de un aeródromo enemigo.

El teniente Jaramillo, piloto de UH-60, acaba de ver a unos compañeros ser derribados por el impacto simultáneo de dos misiles Igla venezolanos, y no está muy contento de que le hayan asignado esta misión. Ni siquiera es que tenga miedo a la muerte, teme hacer sufrir a su mamá si llega a fallecer. De por sí la señora Clemencia no ha tenido vida desde que todo esto empezó, y por desgracia él no ha podido llamarla con tanto ajetreo.

Cinco horas después, y luego de un viaje rápido a baja altura, cuatro UH-60L de la FAC desembarcan a 32 comandos de la ACOEA a 200 metros de la rampa de la base aérea enemiga, y se retiran escoltados por un Arpía III. El tiroteo empieza de inmediato. Nuestros comandos usan lanzacohetes M-72 LAW para destruir dos helicópteros Cougar y cinco aviones Tucano que están en dicha rampa. Por si acaso también le disparan a un avión C-26B Metroliner que tiene un FLIR por debajo, debe ser un avión militar.

Junto al mayor Cañas va el comando Benítez, quien logró “apuntarse” para esta operación. Cañas tiene una herida en la pierna que sangra mucho, pero sigue avanzando y disparando. Toman la torre de control y las instalaciones adyacentes. El segundo equipo avanza hasta las posiciones de la defensa antiaérea. Al momento de matar al último resistente en la posición antiaérea y capturar seis misiles Igla y dos piezas de artillería ZU-23-2, nosotros tenemos 7 muertos y 12 heridos, incluyendo al jefe de los comandos que tiene una herida en la pierna. Apenas el 40 % del personal está combatiendo, pero aun así son capaces de mantener a raya a la unidad de seguridad venezolana, alejándola de la pista.

Son las seis de la tarde cuando en el sitio se escucha ruido de hélices y luego el chirrido que producen las ruedas de un avión al tocar el asfalto. En menos de un minuto un segundo avión llega. Se trata de dos Antonov de la Aviación del Ejército de Colombia. Una vez en tierra abren las rampas y de allí descienden 100 de los más aguerridos comandos del Ejército Nacional de Colombia. Los Antonov se retiran de inmediato. La compañía “Destructor” acude al sitio del combate a auxiliar a los ACOEA que ya tienen tres muertos más. “Destructor” envuelve al enemigo y le obliga a rendirse. Allí se captura a 20 militares venezolanos. Inmediatamente se procede a ocupar las instalaciones y a montar seguridad en todas las edificaciones. Sobre la torre se coloca a dos TEPLA con fusil Barret calibre .50, los ACOEA asumen la posición antiaérea usando los Igla capturados al enemigo, mientras que las piezas ZU-23-2 son dispuestas para defender el acceso por carretera al aeropuerto.

La compañía “Aniquilador” despliega sus dos pelotones separados del otro lado de la pista, formando un triángulo defensivo cuyo vértice es la torre de control. Seis francotiradores y equipos antitanque son dispuestos en el perímetro. Una vez asegurado el aeropuerto, el teniente coronel Granda transmite la señal convenida: “Troya es nuestra”. En ese momento los pilotos de una escuadrilla de transportes de la FAC cargados con infantería inician su despegue hacia la base aérea enemiga capturada.

El contra-ataque venezolano no se hace esperar. Les disparan desde todas direcciones. Unidades de la Guardia Nacional Bolivariana y unidades de milicianos están decididas a exterminar a nuestros hombres, quienes a su vez -debido al aislamiento en el que se encuentran y a lo crítico de su misión- solo tienen las opciones de vencer o morir.

El Mayor Goez lidera un envolvimiento a unos guardias nacionales que se aproximan por el norte cuando recibe dos disparos en el pecho y cae muerto, su rostro revela la fiereza de su carácter. Aun empuña su fusil Galil ACE como si después de muerto quisiera seguir combatiendo. El enemigo también tiene francotiradores. Son milicianos armados con fusiles rusos Dragunov. El francotirador que mató a Goez es detectado y neutralizado por nuestros TEPLA. Los Tiradores Escogidos de Plataforma se han vuelto críticos en este combate.

Ya en la oscuridad de la noche el teniente coronel Granda improvisa un puesto de mando y ordena llamar a sus oficiales, rápidamente acuden el mayor Cañas de la ACOEA, el capitán Cárdenas y el teniente Quiroz de los comandos del Ejército. Este último ha asumido el mando de la compañía “Aniquilador” después de la muerte del Mayor Goez. Granda les informa que a más tardar en una hora llegarán refuerzos por vía aérea, y que a más tardar en 24 horas llegarán dos BACOT que se infiltran por tierra. El enemigo ha tomado esta operación muy en serio. Mientras que ellos han invadido La Guajira ocupando miles de kilómetros cuadrados de nuestro territorio, este es el único lugar del territorio venezolano que está en nuestras manos. Somos -dice- la espina en su costado, y no escatimarán esfuerzos para destruirnos. Resistir significa que tendremos bajas superiores al 90 % pero también que distraeremos tropas enemigas que vendrán hacia acá, dando tiempo a nuestras fuerzas militares de mejorar nuestras defensas en Colombia. Todos lo entienden. Lo que sigue es lanzar un ataque generalizado a las 22:30 horas contra las tropas venezolanas que cercan el aeropuerto, hay que distraerlos para que los transportes puedan aterrizar. Granda remata con la frase: “Recuerden que los comandos nunca mueren, solo van al infierno a reagruparse”, sus capitanes contestan con un sonoro “¡AJUA!”

Los TEPLA miran su reloj y preparan las miras nocturnas. Exactamente a las 22:30 horas ellos abren el ataque con sus disparos, neutralizando a los militares enemigos que estaban a descubierto y que parecían tener mando sobre los demás. El tiroteo empieza de inmediato. Nuestros hombres con sus NVG habían tomado posiciones ventajosas y desde allí avanzan para arrollar al enemigo. Se llevan una sorpresa cuando entran en escena unos vehículos blindados de la Guardia Nacional de Venezuela, se trata de blindados VN4. Por fortuna para nosotros su única arma es una ametralladora colocada encima en una torreta descubierta. Nuestros francotiradores dan cuenta rápidamente de los operadores de las ametralladoras y los VN4 se retiran. Causamos muchas bajas al enemigo. Es aquí cuando la experiencia de nuestro personal sale a relucir. El teniente Quiroz se comprometió con sus hombres a darles “sopa y seco” a los venezolanos por haber matado a su jefe. Y como se ven las cosas también les están dando la “sobremesa”.

A las 23:00 horas hemos ampliado el perímetro que controlamos, dimos de baja a 42 enemigos, tenemos 25 prisioneros, capturamos su armamento, 3 vehículos VN4 y 5 Tiunas. El teniente coronel Granda recibe por radio el aviso de proximidad de los aviones de transporte.

A bordo de su Hércules, el coronel Viana es oficialmente el comandante de misión de transporte aéreo estratégico. Lidera la formación de cinco aviones de transporte que van volando hacia la pista táctica enemiga que hemos capturado. Por 15 años ha sido piloto de Hércules y por ello está en capacidad de sacarle a la máquina todo lo que puede dar, se necesita, pues su Hércules es uno de los dos únicos supervivientes luego del demoledor ataque a CATAM. El vuelo ha sido como se planeó, aprovechando al máximo la topografía para ocultarse de los radares de alerta temprana del enemigo. En cada Hércules van 90 soldados armados y equipados, los dos Fokker también llevan 90 hombres cada uno, mientras que el CASA C-295 van 70 valientes infantes dotados de muchas armas ligeras de apoyo. 430 hombres que harán la diferencia. Están a 5 minutos de su destino cuando Viana ve venir hacia él un destello a toda velocidad. Se trata de un misil antiaéreo S-300 que impacta al Hércules de vanguardia y lo derriba. A los 5 segundos cae el segundo avión. Los otros pilotos realizan una lenta maniobra evasiva y descienden casi hasta las copas de los árboles. Los pilotos y copilotos que vieron lo que pasó están en shock, pero no cambian de rumbo. Ahora están a dos minutos del objetivo. Los cuerpos de nuestros soldados caen al vacío junto con restos en llamas de los aviones. Algunos soldados todavía están vivos mientras descienden, es una muerte horrible.


Las tropas venezolanas cortaron la electricidad en el aeropuerto, no hay forma de encender las balizas nocturnas, de tal manera que nuestros hombres de la ACOEA encienden bengalas sobre el lado derecho de la pista, de extremo a extremo. Con esa guía los pilotos pueden aterrizar. Apenas tocan tierra los soldados salen disparados de los aviones y forman un perímetro de seguridad. Los oficiales se dirigen al puesto de mando que les han señalado. Allí los recibe el teniente coronel Granda. De los 430 hombres esperados, 180 murieron al ser derribados los transportes. Los 250 restantes relevarán a los comandos en sus posiciones para que estos puedan comer y curar sus heridas. El relevo en posición se hará de inmediato, los suboficiales se encargarán de orientar a los infantes recién llegados. Mientras tanto dos aviones despegan nuevamente y se marchan, en el Hércules se cargan rápidamente los heridos graves y algunos de los muertos. El mayor Cañas se rehusa a ser evacuado.





La señora Martha Cecilia, esposa del fallecido Mayor Goez, está en el funeral de su esposo con la pequeña Luisa Fernanda en sus brazos, una inquieta bolita de colores en medio de tanto luto. Luisa Fernanda -ajena a todo lo que ocurre-, no se tranquiliza ni siquiera cuando el oficial que preside el funeral militar le entrega a su madre una bandera impecablemente doblada, la Medalla al Valor, y un estuche con las insignias de teniente coronel, por el ascenso póstumo del comando caído en acción.

La Operación Troya se convirtió en una fábrica de héroes, por desgracia la mayoría de ellos no sobrevivió. Hubo dificultades para evacuar los cuerpos, por lo que tuvimos que pactar con el enemigo una tregua de 3 horas para retirar los cadáveres del campo. Gracias a eso pudimos traer a casa los restos mortales del ahora teniente coronel (f) Goez. Él no conoció a su niña, nunca la vio en persona ni la cargó, pero ella crecerá sabiendo que su padre fue un héroe verdadero.

En el funeral están los familiares de Goez, los de su esposa, y un grupo de amigos militares y civiles. Allí está el teniente coronel Gutiérrez, jefe de asuntos espaciales de la FAC. Se despidió de la viuda y tomó su vehículo para ir a una reunión urgente con Iván Luna, gerente comercial de Sequoia Space. La orden es acelerar el lanzamiento del FACSAT1 sin escatimar en gastos. Este es el satélite más complejo que haya construido Sequoia y será el primero con aplicación militar.

En el funeral está también el mayor Londoño, piloto de Kfir que estaba de vacaciones cuando todo empezó. Saldrá del funeral a tomar un helicóptero rumbo a una base de despliegue táctico donde están los aviones Kfir de su escuadrón que sobrevivieron al ataque aéreo enemigo.

Cuando Londoño llega al helipuerto le piden esperar un momento. Nota que están cargando el helicóptero con tubos de paracaídas de frenado para Kfir. Allí está el señor Guillermo Ramos, el gerente de Antares IAC, empresa colombiana pujante y creativa, que entre otras cosas produce esos paracaídas y tanques auxiliares de combustible para el equipo Kfir. Ahora su producción tiene un carácter vital para el esfuerzo de guerra. Cuando todo está listo Londoño se acerca al UH-60L, cruza una mirada con el piloto, el teniente Jaramillo, y se saludan con un ligero movimiento de cabeza. Londoño se acomoda y el helicóptero despega.

El sargento segundo del cuerpo de infantería de marina Araujo estaba de permiso en María La Baja cuando la aviación militar venezolana atacó la Base Naval de Cartagena. Regresó rápidamente a ayudar en las operaciones de rescate. Allí había de todo, bomberos, defensa civil, policías, infantes de marina, y muchos civiles que acudieron como voluntarios a ayudar a sus fuerzas militares.

Con tantos heridos fue necesario habilitar un puesto de triage para dar prioridad al uso de las ambulancias y los primeros auxilios en el sitio. Hay que llevar a los heridos graves a otros hospitales y clínicas pues el hospital naval también resultó afectado.

Los muertos son dispuestos en una edificación cercana, posteriormente serán llevados a la morgue. En este momento la prioridad son los heridos. También hay hombres atrapados dentro de los buques semi-hundidos en la bahía y en el muelle. Se requiere de equipos especializados de salvamento.

El sargento (CIM) López es un comando anfibio. Ha sido convocado por la Jefatura Naval de Operaciones para una misión. Han mandado a llamar a todos los infantes de marina que tengan curso de Reconocimiento Anfibio y Demoliciones Submarinas (RADS). Con ellos se han conformado dos equipos para llevar a cabo misiones de carácter estratégico.

Al equipo “Antares” bajo el mando del teniente (CIM) González, le ordenan rehabilitar los submarinos SX-506 e ir con ellos hasta la península de Paraguaná en territorio venezolano, a atacar los buques surtos en la base naval Juan Crisóstomo Falcón.

Al equipo “Canopus” comandado por el teniente (CIM) Pernet, le ordenan acondicionar algunos submarinos y semisumergibles capturados al narcotráfico, para trasladarse al canal del lago de Maracaibo a instalar minas antibuque. El bloqueo del paso por este lugar afectará gravemente la economía del enemigo.

Un tercer equipo, “Sirius”, es conformado con oficiales y suboficiales en retiro que sirvieron en los Comandos Anfibios. Quedan en reserva.

Todos trabajan febrilmente para rehabilitar los viejos submarinos SX-506, las lanchas submarinas Chariots, y los equipos decomisados al narcotráfico.

El general (CIM) Luis Gómez Vásquez se lamenta de no ser en este momento el comandante de la Infantería de Marina y dirigir las operaciones directamente. Ahora desde la jefatura de acción integral (J5) del Estado Mayor Conjunto debe hacer un trabajo diferente.

Se dispone a reunirse -como cada 6 horas desde que empezó la crisis- con los jefes de prensa de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional para analizar el desarrollo de la situación en los medios de comunicación y decidir cómo manejar la información que se va generando. Allí están la teniente coronel García del Ejército, la capitán de corbeta Paeres de la Armada Nacional, la teniente coronel Alarcón de la Fuerza Aérea y el intendente jefe Cantillo de la Policía Nacional. El Coronel Espejo, director de comunicaciones estratégicas del comando general llega con retraso porque viene de otra reunión con el Comandante General de las FF.MM. y el Ministro de Defensa.

El suboficial encargado inicia el informe: “la prensa internacional ratifica una y otra vez que Venezuela ha invadido territorio colombiano, resaltando el gran número de víctimas en los ataques aéreos, además de las víctimas militares también hay civiles. Decenas de mandatarios por todo el mundo se solidarizan con Colombia y piden a la OEA y al consejo de Seguridad de la ONU intervenir para frenar el conflicto, volviendo al statu quo anterior. En Nicaragua, Bolivia y Cuba, hay manifestaciones a favor de Venezuela. En Nicaragua piden unirse a Venezuela para recuperar San Andrés y Providencia. Y así sigue por media hora más el resumen del registro de medios internacionales. Luego de la discusión de rigor, se produce un acta con recomendaciones para el Ministro, el Comandante General, los Comandantes de Fuerza y el Director de la Policía.

La teniente coronel Alarcón entrega una copia del acta con las recomendaciones al capitán Castro, ayudante del COFAC, quien a su vez la entrega a su jefe. La hoja con las recomendaciones del J5 queda sobre el escritorio del comandante de la FAC, se colocó sobre la orden de operaciones donde se manda a una escuadrilla de Kfir destruir el puente sobre el lago de Maracaibo. Inteligencia ha determinado los puntos de esta infraestructura donde el daño se maximiza, y ha sustentado cabalmente el impacto que esta operación tendría en la situación general del Teatro de Operaciones Norte.

El informe de inteligencia está firmado por el coronel Marco Aurelio Vesga Sarmiento, quien fue sacado de su retiro y llamado a servicio activo por el comandante de las FF.MM. para ser puesto (de nuevo) al frente de la Central de Inteligencia Conjunta. Cuando fue convocado al servicio activo Vesga se desempeñaba como superintendente de seguridad para un consorcio minero en La Jagua de Ibirico. Se pensó que su amplia experiencia y formación en el área de inteligencia, así como su paso por la OEA como asesor, serían de máxima utilidad.

El mayor Londoño de la FAC, llega a la base aérea táctica “Delta” (las otras tres: “Alfa”, “Bravo” y “Charley” son para helicópteros y no cuentan con pista). Le informan que allí tienen a 6 Kfir supervivientes: 4 Kfir C10, 1 Kfir C12 y un Kfir TC12 biplaza. Además cuentan con tres OV-10 Bronco y dos Super Tucano. Hay otros aviones de combate y apoyo supervivientes en otras bases y pistas. En este lugar se practican avanzadas técnicas de camuflaje para que el satélite de observación Miranda (venezolano) no detecte los aviones, pues eso originaría un ataque inmediato de la aviación militar venezolana.

Los dos SX-506 se detienen a 5 kilómetros de la base naval venezolana. Los comandos salen por la escotilla y desenganchan las Chariots. Las abordan y navegan sumergidos hacia el objetivo. En este preciso momento otros RADS están anclando seis minas en el fondo del canal del lago. Hasta ahora todo está saliendo bien.

Los pilotos de Kfir en la base Delta caminan hacia sus aviones, acaban de salir del briefing de la misión. De los seis aviones disponibles cuatro irán en configuración de ataque (2 C10, 1 C12 y 1 TC12) y dos como escolta (2 C10), el TC12 llevará el pod de contramedidas electrónicas para interferir los radares venezolanos. Los aviones de ataque llevarán bombas Spice 1000.

Todos los pilotos entregan al comandante de la base una carta de despedida para sus familiares en caso de no volver de la misión, y cada uno se asegura de llevar consigo ese objeto especial al que consideran un amuleto, quizá una fotografía familiar. La suerte está echada.

Al abordar su Kfir el mayor Londoño se siente confiado. Coincidencialmente todos los pilotos que participarán en esta misión, estuvieron en Red Flag con él, son los mejores. Todos han participado en diversas ocasiones en operaciones nocturnas entregando bombas guiadas por láser.

Carretean hasta la cabecera. Cargados al máximo de su capacidad, los Kfir consumen todo el largo de la pista en el despegue. Una vez están todos en el aire toman rumbo al norte.

A los pilotos les preocupa el tema del retanqueo para poder regresar a la base. Zeus (el único tanquero superviviente) es demasiado grande y de seguro será detectado por la defensa aérea enemiga. Les han dicho que la canciller está negociando algo con Holanda, no está claro si es la posibilidad de aterrizar en Curazao o el uso de su espacio aéreo. Las negociaciones tienen que ver con los contactos previos referidos a la afiliación de Colombia a la OTAN.

La destrucción del puente sobre el Lago de Maracaibo persigue dificultar la logística de las fuerzas venezolanas que invaden la Guajira. Como operación complementaria orientada a este mismo objetivo estratégico, se está movilizando a tres brigadas móviles a bloquear por el sur del lago.

Las lanchas Chariots llegan a su destino. En la base naval hay varios buques. De acuerdo a instrucciones deben priorizar el ataque. Revisan sus opciones: entre los 5 buques mayores hay una fragata Lupo y una patrullera Vosper con misiles. Esos serán los objetivos. Sacan las cargas magnéticas, ajustan el temporizador de las espoletas y las colocan bajo el casco de los buques que han sido seleccionados, en la posición aproximada señalada la por inteligencia militar para causar el máximo daño. Se retiran con el mismo sigilo con el que llegaron.

Los seis Kfir vuelan bajo cubriéndose con el relieve. Esperan no toparse con un radar Gap Filler (cubre brechas) que los delate. Aunque llevan lo último en guerra electrónica, como los pods EL/L-8222, ninguna precaución es exagerada.

Superados los Montes de Oca viran hacia el este, pasarán muy cerca de una base aérea enemiga que nuestros comandos se tomaron por asalto y donde todavía se combate.

Las pantallas de instrumentos presentan toda la información pertinente en el perfil de ataque a tierra. Los escoltas vuelan fuera de la formación siguiendo un patrón de vuelo diferente que les permite maximizar la cobertura de sus radares. En este momento es que verdaderamente se aprecia contar con el radar multimodo Elta EL/M-2032.

Estando a 80 kilómetros del objetivo adoptan el perfil de vuelo sugerido para el lanzamiento de las Spice 1000, la necesidad de lanzarlas al máximo de su alcance obliga a elevarse para alcanzar una altura óptima, se elevan y cuando el indicador señala que están a 55 kilómetros del objetivo, realizan el lanzamiento. Estas armas son “stand off” (que se disparan fuera del alcance de las defensas antiaéreas del objetivo) y “fire and forget” (“dispara y olvida”, significa que una vez disparada no requiere mayor intervención humana), así que una vez se desprenden de la carga, los aviones rompen a la izquierda. Londoño informa por radio que se ha realizado el lanzamiento. Como respuesta le dicen que no se cuadró nada con Holanda, por lo que según lo planificado viran al nor-oeste y descienden, van hacia el Caribe colombiano.

Zeus viene desde San Andrés a su encuentro. En este momento, por el sur y el centro de la frontera de 2.219 kilómetros de extensión, dos grupos de a 4 aviones VIP a reacción (tres civiles y uno militar en cada grupo) ingresan al territorio venezolano en una formación que simula ser militar. Se aseguran de ser detectados por los radares venezolanos, con lo que activan las alarmas del Comando de Defensa Aérea Integral, CODAI. Distrayendo la atención y los recursos hacía ellos, quitando presión a la escuadrilla de Kfir.

Funcionó, pero no del todo. La escuadrilla del mayor Londoño fue detectada. Dos aviones interceptores Sukhoi Su-30 Mk2 son enviados contra ellos, las alarmas de radar de los Kfir están encendidas, los aviones venezolanos los están iluminando. Nuestros Kfir van volando al ras de las olas. Con los Sukhoi pisándoles los talones no podrán tanquear, menos si Zeus es destruido.

El Mayor Londoño toma una decisión, le avisa al otro piloto del elemento de escolta que regresarán e irán a enfrentarse con los Sukhois para dar tiempo al elemento de ataque de tanquear y evadirse. Rompen a la derecha y en un amplio círculo regresan por donde llegaron. Tienen a los Sukhois en pantalla pero están demasiado lejos para disparar los misiles, por el contrario, ellos mismos están dentro del alcance de los misiles enemigos, no se explican por qué no han disparado ya. El mayor Londoño repasa mentalmente todos los escenarios posibles, maniobras, recusos disponibles, supervivencia en el mar en caso de eyectarse, performance de los Python 5 y de los Derby, la distancia con los aviones enemigos se acorta… En este momento las Spice 1000 impactan su blanco.


El soldado profesional Zapata porta una ametralladora M-60A4, forma parte de un Grupo de Inteligencia Localizador (GIL) del Batallón de Combate Terrestre (BACOT) N° 44 “Héroes del Río Iscuandé”, orgánico de la Brigada Móvil 5. Tres Brigadas Móviles están moviéndose rápidamente hacia el este. Hace 15 horas que el BACOT 44 cruzó la frontera y entró en territorio venezolano. La necesidad de moverse rápido y con precisión obliga a las tropas a hacer uso intensivo de los Geo-Posicionadores Satélitales (GPS) y de los Anteojos de Visión Nocturna (NVG).

Los soldados de las Brigadas Móviles 5, 12 y 15 avanzan a marchas forzadas. Tienen la misión de establecer posiciones defensivas que impidan el movimiento del enemigo desde el sur del lago hacia el norte.

Se espera que la Fuerza Aérea Colombiana destruya una parte del puente sobre el Lago de Maracaibo, impidiendo el paso por el mismo durante un tiempo. Esto afectará la logística enemiga forzándole a intentar abastecer por otros medios, sin embargo rápidamente intentará restablecer las comunicaciones por tierra, siendo el curso de acción de más probable adopción, que la nueva ruta sea por el sur del Lago de Maracaibo y hacia el norte. Esto último es lo que la Fuerza de Tarea Águila impedirá.

El General Perdomo, comandante de la F.T. Águila tiene órdenes precisas: una vez en el sitio debe garantizar que ningún abastecimiento enemigo logre llegar a destino por esta ruta. Rápidamente el Estado Mayor acuño el lema de la Fuerza de Tarea Águila: “¡No Pasarán!”.

Los comandantes de la Brigadas Móviles, Coroneles Zuleta, Ramírez y Fonseca, recibieron con regocijo la orden que vino directamente del Comando General de las Fuerzas Militares. Consideran un honor hacer parte de una gran operación de contraataque. Todos sus oficiales, suboficiales y soldados, son voluntarios.

El plan es simple: teniendo en cuenta el eje de avance sur-norte, y las barreras geográficas que constituyen al este el Lago de Maracaibo, y al oeste la Sierra de Perijá, se establecerá un dispositivo que contempla una Brigada al centro (la 12) con un completo plan de barreras y operaciones de negación, una Brigada al sur (la 5) y otra al norte (la 15) desplegadas para desarrollar operaciones de guerra irregular que atenúen el ímpetu de los subsecuentes contraataques enemigos.

En las actuales condiciones resultaba imposible movilizar por aire a las tres Brigadas. La concentración de personal y equipos está desaconsejada en las medidas pasivas de defensa antiaérea. Sin embargo una vez estén en posición, se enviarán abastecimientos críticos por helicóptero a distintos puntos del dispositivo.

El soldado Zapata camina junto a Correa, su amunicionador. Llevan 8 años como Soldados Profesionales, estuvieron juntos en la ESPRO. Zapata es de Pitalito, Huila, y Correa es de Yarumal Antioquia. Correa es casado y tiene un hijo de 4 años. Dice que su esposa es más valiente que él, pues debe serlo para poder soportar todos los retos y dificultades de ser la esposa de un militar. Correa no le contó que se ofreció como voluntario para la misión, ella le habría reprochado por no poner a su familia por delante. Es que si lo hiciera, no podría seguir en este trabajo. Recuerda aquella frase que le inculcaron de recluta: “cuando el clarín de la patria llama, hasta el llanto de la madre calla.”

Zapata le hace señas a Correa, necesita parar a orinar. Debe hacerlo rápido o se separarán de su GIL. Se detienen un momento. De repente, mientras Zapata está en lo suyo, se escuchan disparos adelante. Es un combate de encuentro con unidades venezolanas. El puntero dio de frente con un pelotón de “Caribes” en desplazamiento y de inmediato se inició el enfrentamiento. Los venezolanos no tuvieron oportunidad, el combate duró apenas 19 minutos.

La marcha continúa con el mismo ímpetu. El Coronel Ramírez recibió el reporte por radio y actualizó la carta de situación. Debe haber otras unidades de Caribes cerca. Ramírez avisa al General Perdomo, quien en esta red tiene el indicativo “Águila 6”.

La vanguardia llega al primer punto de control. Aquí se deben separar las columnas de marcha. Los punteros colocan el material reflectivo de acuerdo a lo planeado y se disponen a dirigir el tráfico de personal. La Brigada Móvil 15 se dirigirá al nor-este, la Brigada Móvil 12 se dirigirá al este, y la Móvil 5 seguirá rumbo al sur-este.

Zapata y Correa son de la Brigada Móvil 5, claramente la unidad de entrará en combate primero, y además a su Batallón le “figuró” la zona más al sur. Por fortuna no deben defender posiciones fijas como sus lanzas de la BRIM 12, eso es peor, pues pueden ser víctimas de la aviación o la artillería enemiga.

El teniente Perea, comandante del GIL del que Zapata y Correa son orgánicos, recibe la orden por radio de dirigirse a unas coordenadas específicas, en donde deben preparar emboscadas contra el tráfico militar enemigo que pase por la carretera. El soldado Muñoz, radioperador del Teniente Perea, ha estado teniendo problemas con su radio Tadirán debido a un defecto en las últimas baterías recibidas. Es muy afortunado que el Batallón cuente con cargadores solares, esto les dota de gran autonomía y les permite mantener el equipo funcionando.

Muñoz recuerda que el otro día, mientras fue a recargar baterías, dejó el equipo en el cambuche y Correa le escondió el cuaderno de claves. Cuenta que casi le da un infarto cuando no lo encontró en el equipo de campaña. Todos estaban serios mientras él desesperado hurgaba en toda su intendencia y regaba las raciones. Al final, muertos de la risa, le entregaron el cuaderno. Fue una especia de “iniciación”, ahí dejó de ser un recluta y se convirtió en un Soldado Profesional, muy metódico y cuidadoso. Apenas está en su primer año como profesional.

El Teniente dispuso el GIL para realizar una emboscada sobre la carretera, pensando en actuar sobre vehículos o convoyes que marchen en sentido sur-norte.

A la escuadra de Zapata y Correa le fue asignado el rol de seguridad, por lo que se separan del resto y buscan un lugar elevado con buena visibilidad y campos de tiro. Las otras tres escuadras están posicionadas para la misión, conformando equipos para una emboscada en “L”.

Este GIL solo cuenta con 4 RPG-22, así que si llegan más de cuatro blindados, habrá que improvisar.

El ametralladorista Zapata se posiciona junto a una roca. A su lado está su amunicionador el soldado Correa. Observan el terreno, establecen campos de tiro, anotan en una libreta las referencias y mediciones aproximadas y finalmente clavan unas estacas que servirán para ayudar a apuntar de noche si es necesario. Finalmente se dedican a cavar para mejorar su posición.

El morterista y su amunicionador están adelantando procedimientos similares. Están ubicados a 20 metros de la posición de la ametralladora. El Teniente Perea con su radioperador pasa por las posiciones dando instrucciones y haciendo todo tipo de recomendaciones. Les recuerda que el 2do GIL está 1 kilómetro más arriba por la carretera y que el 3ro está a 3 kilómetros de distancia. Sin embargo insiste en que si algo ocurre no retrocedan al norte sino que se muevan hacia el oeste. Hacia un cerro alargado que se divisa desde allí y en donde hay una unidad de reserva, con muchas armas de apoyo. Allí se reagruparán de ser necesario.

Todos están cansados por la marcha forzada. Establecidas las posiciones solo queda esperar. Si el puente sobre el Lago de Maracaibo es destruido, les va a tocar “probar finura”. Correa saca una ración, hace 20 horas que no comen, Zapata va adormir un poco, le pide a Correa que haga el primer turno. No hay novedad.

A las 3 horas y 45 minutos de haber establecido las posiciones, llegaron 5 helicópteros Mi-17 al sector de la BRIM 12, llevando en eslinga obuses de 105 mm y sus municiones. 15 minutos después, cada Brigada de la FT Águila fue abastecida por dos distintos UH-60L. Siguiendo una rápida cadena logística, a la posición de Zapata llegó más munición eslabonada y seis raciones de campaña. La experiencia que se ha logrado tras tantos años de vivir en guerra es envidiable.

A las 5:30 AM del día siguiente llegan noticias: el Puente sobre el Lago de Maracaibo fue atacado y severamente dañado. La circulación de vehículos por él se hace imposible. El General hace programa con todos los Batallones, les hace saber que según lo previsto en las próximas horas estarán en combate y “les echa la bendición”.

El informe desciende por la cadena de mando hasta llegar a Zapata. El Teniente fue a verlos y pausadamente les hizo saber del éxito de la misión de la Fuerza Aérea Colombiana, y les habló del compromiso que ahora deben asumir. Lo que ellos hagan aquí, tendrá repercusiones estratégicas en el Teatro de Operaciones Norte. A tal punto que podrían llegar a estrangular la logística enemiga. ¿De qué le servirían sus tanques si no tienen gasolina?, ¿de qué le servirían sus armas de artillería si no reciben municiones?, ¿cómo se sostendrían sus tropas si no reciben alimentos, medicinas u otros abastecimientos en cantidad suficiente? Todos están convencidos de la importancia de su misión.

El comandante del pelotón de “Caribes”, antes de morir radió la situación en que se encontraba, por lo que el mando venezolano sabe ya que en el área hay unidades colombianas operando. Se ordena a todos los Caribes de la zona y a los destacamentos de la Guardia Nacional de Venezuela, rastrear el área general para detectar a las fuerzas colombianas e intentar determinar su dispositivo, composición y fuerza.

El General Perdomo tiene su Puesto de Mando al centro del dispositivo. Le rodean los hombres de la Compañía de Seguridad. Todo el día han estado sobrevolando la zona pequeños UAV venezolanos, por la tarde pasaron tres Tucanos, en aparente misión de reconocimiento.

El tráfico por la carretera es mínimo, se trata de vehículos civiles de distinto tipo, pero casi ningún camión. No se les molesta para no revelar el dispositivo. Por la noche se desatan una serie de combates entre patrullas. Los Caribes se han infiltrado al interior de nuestro dispositivo. El General Perdomo desde su puesto de mando analiza la situación sobre una carta, ni él ni su Estado Mayor ven un orden en estos combates, se trata de escaramuzas al azar. Sin embargo, cada contacto le da al enemigo la certeza de nuestra presencia.

Al amanecer, el Soldado Profesional Zapata ve sobre la carretera a un grupo de blindados ligeros enemigos que se aproximan lentamente. Junto a ellos van tropas de infantería. Despierta a Correa y toma posición. “Por si las moscas” Correa lanza piedras a la posición del morterista. Todos están alertas.

La orden es no disparar hasta que el Teniente de la señal. Zapata se da cuenta de lo difícil de la situación al recordar que su GIL apenas cuenta con cuatro lanzacohetes antitanque, pero ya ha contado más de 18 blindados enemigos.

El Teniente Perea ha informado por radio al escalón superior de la presencia del enemigo. El plan aquí es emboscar a la vanguardia y atacar con artillería al cuerpo principal.

Zapata y Correa ven pasar a los blindados enemigos acompañados por muchos infantes. Se dirigen a la zona de emboscada.

Cuando el BTR-80 que punteaba la columna venezolana fue impactado por un cohete antitanque, el personal y vehículos que le seguía se desplegó de inmediato sobre el terreno adyacente a la carretera, solo para encontrarse con que este estaba minado. Varios vehículos fueron inutilizados por minas antitanque y muchos soldados venezolanos murieron al recibir el impacto de las esquirlas de las minas Claymore.

Zuleta y el morterista abren fuego sobre las tropas venezolanas que van detrás. La sorpresa logra fijarlos al terreno por un momento, pero se recuperan y contraatacan. El ruido es ensordecedor. Los blindados venezolanos intentan maniobrar por el flanco para aplicar un envolvimiento al enemigo que ha emboscado a su vanguardia, pero en breve inicia un ataque de artillería. Los obuses colombianos de 105 mm lanzan múltiples granadas sobre las tropas enemigas, algunas con espoleta de detonación aérea que dispersan esquirlas desde arriba y a alta velocidad sobre la infantería.

El Soldado Profesional Correa le lleva a Zapata 4 cananas adicionales y prepara el cañón de repuesto de la M-60 para cambiarlo cuando Zapata le avise, mientras tanto sigue disparando su Galíl contra los soldados enemigos.

El Teniente Perea llega a la posición de la seguridad con su inseparable radioperador, para obtener una visión más clara de la situación y reportarla. Desde la trinchera usa sus binoculares para escudriñar el área. Verifica el buen trabajo que está haciendo su Sargento al dirigir el fuego de la artillería. En la distancia ve que se acercan desde el sur un importante número de blindados y otros vehículos. Sobre ellos vienen varios helicópteros artillados.

Mientras Perea da su informe por radio, su radioperador le toca el hombro para que voltee, al norte de su posición cientos de paracaidistas enemigos están descendiendo. Es un claro envolvimiento vertical.

El General Perdomo y su Estado Mayor reciben los informes con estoicismo. Era lo esperado. El enemigo hará todo lo que sea necesario para tener una línea de abastecimiento por tierra. Toma la radio y transmite un mensaje corto y contundente:

- “Aquí Águila 6 a todas las estaciones: ¡No pasarán!, ¡No pasarán!, ¡No pasarán!...”

Análisis demográfico

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) de Venezuela, órgano oficial encargado -entre otras cosas- del censo de población, al 30 de junio de 2013 Venezuela tiene una población 30.155.352 personas. Entre ellos tiene 2.721.380 entre los 15-19 años; 2.683.639 entre los 20-24 años, y 2.567.236 entre los 25-29 años; lo que suma 7.972.255 hombres y mujeres en edades apropiadas para movilizarlos e incorporarlos a la Fuerza Armada Nacional en caso de guerra internacional.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de Colombia, nuestro país tiene al 30 de junio una población de 47.121.089 personas, entre ellos 12.428.906 con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años, de los que 6.319.673 son hombres y 6.109.233 son mujeres.

De entrada, al hacer una simple comparación demográfica, observamos que Colombia tiene más total de población (47.121.089 contra 30.155.352 personas), y que Colombia tiene más población en edades comprendidas entre los 15 y los 29 años de edad (12.428.906 contra 7.972.255). Esto significa a grandes rasgos que tenemos más material humano para incorporar a una guerra prolongada y que en términos estadísticos podemos asimilar mejor las bajas al tener más reemplazos.

La cohesión social

Un factor importante a tener en cuenta para el análisis de las cifras anteriores es la cohesión social. La cohesión social designa, en sociología, el grado de consenso de los miembros de un grupo social o la percepción de pertenencia a un proyecto o situación común. Los dos países presentan situaciones difíciles en este sentido.

La República Bolivariana de Venezuela se encuentra polarizada y altamente politizada, en las últimas votaciones para escoger presidente, Nicolás Maduro -candidato del chavismo- obtuvo 7.587.579 votos (el 50,61% del total), mientras que por su opositor Henrique Capriles votaron 7.363.980 ciudadanos (el 49,12% del total). Evidentemente es un país dividido, y todos los días hay evidencias de esa división. El Gobierno persigue asfixiar legal y económicamente a sus opositores para controlarlos, mientras que la oposición sabotea las acciones del Gobierno por todos los medios a su alcance, generando incluso un desabastecimiento artificial de bienes de primera necesidad para causar malestar en la población y culpar al Gobierno. En Venezuela el principal campo de batalla entre el Gobierno y la oposición son los medios de comunicación.

De manera similar acaba de ocurrir en Colombia para la elección de Presidente de la República, donde Juan Manuel Santos resulto re-electo por 7.816.986 votos (el 50,95 %), y su contrincante Oscar Iván Zuluaga obtuvo 6.905.001 votos (el 45 %). La República de Colombia sostiene un conflicto armado interno desde hace varias décadas, en donde se enfrentan las tropas gubernamentales contra distintos grupos terroristas, del narcotráfico, o del crimen organizado. Además hay periódicos brotes de conflictividad social, como el que se evidenció durante el 2013 con el Paro Campesino, que fue secundado activamente por otros movimientos sociales y políticos. La conflictividad política y social, se evidencia también en el desacuerdo que hay entre diferentes actores y colectivos políticos en relación con el proceso de paz que adelanta el Gobierno Nacional con el grupo FARC en La Habana, Cuba. El ex Presidente y ahora Senador Álvaro Uribe se ha convertido en un factor de desestabilización política al practicar un estilo de oposición que constantemente busca deslegitimar al Presidente Santos, y que está llevando a una polarización del país, que no tan grave como en Venezuela, pero que si causa mucho malestar.

La organización de Las Fuerzas Armadas

Los dos países han seguido históricamente la doctrina estadounidense para la organización de sus Fuerzas Armadas. Sin embargo bajo la dirección del fallecido Presidente Hugo Chávez, los militares venezolanos se pusieron a trabajar en el desarrollo de una doctrina propia o “endógena” como decía Chávez, que tuviese en cuenta la idiosincrasia del venezolano, así como la herencia indígena, negra, y la de los próceres de la independencia. Que involucrara también aspectos evidenciados en las guerras modernas, como Afganistán e Irak, en donde los resistentes han mantenido en jaque por años a los invasores de sus países. En resumen, se les pidió a los militares venezolanos desarrollar una doctrina propia para la guerra asimétrica. Así las cosas, la Fuerza Armada Bolivariana de Venezuela presenta similitudes con las Fuerzas Militares de Colombia, pero también marcadas diferencias.

En Colombia las Fuerzas Militares y la Policía Nacional dependen del Ministerio de Defensa. A su vez del Comando de las Fuerzas Militares, dependen el Ejército Nacional, la Armada Nacional y la Fuerza Aérea Colombiana. La Dirección General de la Policía depende directamente del Ministerio de Defensa, pues los policías no son militares.

En Venezuela, dependen del Ministerio de la Defensa el Ejército Nacional Bolivariano de Venezuela, la Armada Bolivariana de Venezuela, la Aviación Militar Venezolana, y la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela. La Milicia Bolivariana de Venezuela depende administrativamente del Ministerio de Defensa, pero operativamente del Presidente de la República, a través del Comando Estratégico Operacional.

Del Ejército Nacional de Colombia dependen ocho Divisiones, que se reparten el territorio nacional como su jurisdicción. Dentro de esas jurisdicciones operan un determinado número de Brigadas (Territoriales) y un número mayor de Brigadas Móviles. De esas Brigadas dependen Batallones de distintas especialidades, que a su vez encuadran Compañías y Pelotones.

En el Ejército Bolivariano de Venezuela la organización es similar en cuanto al nombre de los niveles organizativos, y la subordinación jerárquica, también hay similitudes en cuanto al número de hombres que por Tabla de Organización y Equipos (TOE) debería tener cada tipo de unidad, sin embargo hay diferencias en cuanto al equipo pesado que dota a dichas unidades.

La Reserva Activa y las Milicias Bolivarianas

El pasado 24NOV2013 el Presidente Nicolás Maduro anunció que para finales de 2015 Venezuela contará con 500 mil milicianos y que para 2019 esa cifra se elevará a 1 millón. Las Milicias Bolivarianas son un grupo de personas del común, organizadas para librar una guerra prolongada de resistencia. Se les ha dotado con un material de guerra bastante heterogéneo, que va de fusiles Mauser a los fusiles FAL, que en primera línea fueron reemplazados por los Ak-103. También reciben adiestramiento en los Ak-103, pues eventualmente la fábrica que se instaló en Venezuela producirá suficientes fusiles rusos para equipar a todo el personal. La Milicia Bolivariana tiene sus propios mandos, y entrena para actuar coordinadamente con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en operaciones multidimensionales de guerra asimétrica.

En Colombia la Dirección de Reclutamiento y Control Reservas, opera con sus Zonas y Distritos Militares en las diferentes regiones del país. A través de estas entidades se define la situación militar de los ciudadanos, lo que incluye la incorporación, el diferimiento, o el otorgamiento de una Tarjeta Militar de Segunda, por la que se paga una cuota de compensación militar en caso de no ser apto para prestar el servicio o resultar “sobrante” en un proceso de incorporación. Tristemente el tema de las Tarjetas Militares de Segunda se ha convertido en un foco de corrupción del que se enriquecen algunos oficiales y suboficiales que olvidaron lo que se les enseñó en relación con el honor militar, y del que se benefician cobardes sin ningún sentido de patriotismo, incapaces de cumplir con su deber legal y moral, hijos de familias con suficiente solvencia para pagar lo que sea necesario para “librar” a su vástago de servir a su patria.

El material de guerra disponible

Venezuela está mucho mejor dotada para la guerra regular que Colombia. La Fuerza Armada Nacional de Venezuela tiene más y mejor material. En Colombia nos hemos dedicado a reaccionar a las compras venezolanas adquiriendo contramedidas, por ejemplo:

Venezuela compró más barcos de guerra, nosotros compramos submarinos y modernizamos las Fragatas Ligeras.

Venezuela compró más tanques, nosotros compramos misiles Spike y modernizamos al Arpía con misiles antitanque.

Venezuela compró los Sukhois Su-30Mk2, nosotros modernizamos los Kfir y les pusimos mejor radar y misiles BVR.

Debimos haber comprado más buques de guerra, tanques modernos, y aviones de caza avanzados. Pero nos conformamos con “pañitos de agua tibia”. Lo que adquirimos lo compramos tarde y no es suficiente para enfrentar la amenaza que crece cualitativa y cuantitativamente.

Los Soldados y Marineros

Colombia tiene un número significativo de Soldados Profesionales, Venezuela no tiene ninguno. Esto podría considerarse como algo decisivo en el campo de batalla, en relación con el enfrentamiento de pequeñas unidades. Ahí está el ejemplo histórico de La Guerra de Las Malvinas, en donde por desgracia los conscriptos argentinos sucumbieron frente a la mayor experiencia y mejor equipamiento individual de los soldados (profesionales) británicos.

El Servicio Militar en Venezuela no es obligatorio, dura dos años, y a lo largo del mismo el soldado puede ascender progresivamente a Distinguido, Cabo Segundo y Cabo Primero. Al término del servicio puede optar a la Escuela de Tropas Profesionales, donde se forma a los Sargentos. Los Soldados Distinguidos y Cabos asumen roles de Régimen Interno en las unidades, y responsabilidades de mando en la organización para el combate. Los Soldados Venezolanos reciben un sueldo incluso superior al mínimo oficial, además de una serie de beneficios.

El Servicio Militar en Colombia es obligatorio, dura año y medio para los Soldados Regulares y un año para los soldados bachilleres. Durante su Servicio Militar los soldados solo pueden optar a ascender al grado de Dragoneante (equivalente al de Soldado Distinguido en otros países). Sin embargo un número significativo de los Dragoneantes al término de su Servicio pasan a la Reserva con el grado de Subtenientes de Reserva. Los Soldados Regulares o Bachilleres al término de su Servicio pueden optar a incorporarse como Soldados Profesionales y hacer una carrera de 20 años al término de la cual obtienen una pensión. Los Soldados Regulares y Bachilleres reciben una pequeña bonificación mensual y los Soldados Profesionales un sueldo superior al mínimo oficial, además de una serie de primas que complementan su ingreso. Recientemente se mejoraron las condiciones de los soldados pensionados, cuyo ingreso al parecer es muy bajo (75 % del básico) y además sufren por servicios médicos deficientes. De hecho hubo una serie de protestas donde manifestaban este malestar, cosa que termina desmotivando a las tropas activas.

En cuanto a la marinería, mientras que en Venezuela los Marineros son ciudadanos prestando su Servicio Militar Voluntario, en Colombia todos a bordo son militares de carrera, Oficiales y Suboficiales, cada uno especializado en su correspondiente área, en nuestros buques no hay “soldados”. Esto quiere decir que la proporción de profesionales a bordo de las unidades a flote y submarinas es superior en la Armada Colombiana. Hay que aclarar que eventualmente y para operaciones específicas un destacamento de Infantes de Marina (soldados) puede ser embarcado en las unidades colombianas, pero estos no tienen nada que ver con la operación, manejo y administración del buque como tal.

El Papel de la Mujer en las Fuerzas Armadas

En ambos países hay mujeres con grados de oficial o suboficial, capacitadas en las distintas escuelas de formación. En este momento en las academias y escuelas de formación de ambos países hay mujeres formándose para ocupar cargos de responsabilidad en las Fuerzas Armadas. Ya hay en ambos países oficiales con mando de tropa y pertenecientes a las especialidades de combate.

En Colombia ya hay tres mujeres con grado de General de la República, dos en la Policía Nacional y una en el Ejército, las tres ocupan cargos de tipo administrativo. En Venezuela también hay mujeres con grado de Generala y Almiranta, de hecho una Almiranta es actualmente la Ministra de Defensa de Venezuela.

Con el tema de la tropa si hay una diferencia. En Venezuela hay mujeres soldado y mujeres milicianas. Mientras que en Colombia apenas se realizó un intento en los años 90 de poner mujeres a prestar el Servicio Militar Obligatorio, que a juicio de los Altos Mandos no tuvo buenos resultados principalmente debido al ambiente que se generó en los cuarteles y a que un número significativo de las muchachas terminó en embarazo en el curso de su servicio militar. Por ello la práctica se suspendió. Quizá ahora que ha habido un cambio de doctrina y hay un número creciente de mujeres oficiales y suboficiales haciendo un gran papel en las unidades, las Fuerzas Militares se decidan a incorporar nuevamente mujeres al Servicio Militar.

La experiencia bélica

En ausencia de un conflicto interno, los miembros de la Fuerza Armada de Venezuela viven en guarnición y tienen más tiempo para estudiar. Su experiencia práctica se basa en constantes maniobras, muchas de las cuales tienen la virtud de ser conjuntas. De esta forma, por ejemplo, se puede realizar una maniobra de desembarco anfibio que involucre maniobras de apoyo por parte de unidades del Ejército y ataques aéreos por parte de la Aviación Militar. Pero con la nueva doctrina de la Guerra Asimétrica, también se desarrollan en esas mismas maniobras, operaciones de resistencia con unidades cívico-militares, tales como sabotajes, voladuras, infiltraciones, reconocimiento, puestos de observación, operaciones con francotiradores, etc.

Los oficiales venezolanos desde hace décadas están formados para las operaciones conjuntas, y ahora se les forma también para apoyarse o para comandar operaciones de Guerra Asimétrica. Pueden poner en práctica en sus maniobras lo aprendido en las aulas, para lo que cuentan con el tiempo, el combustible y las municiones.

En Colombia, los oficiales y suboficiales pasan buena parte de su carrera en el terreno comandando operaciones militares contra un enemigo sanguinario y escurridizo, que aplica la guerra de guerrillas y el terrorismo para intentar alcanzar sus fines. Material y sicológicamente los militares colombianos están permanentemente en campaña, o realizando actividades de apoyo a la campaña. Viven en medio de una guerra. El tiempo para estudiar es menor que aquel del que disfrutan sus pares en la Fuerza Armada Venezolana, pero la experiencia práctica que deja el día a día, intentando solucionar problemas tácticos y logísticos, tiene un valor incalculable.

Para resumir podemos afirmar que el grueso de la formación que reciben los oficiales, suboficiales y soldados en Venezuela, está orientada a la guerra regular, mientras que en Colombia está orientada a la guerra irregular. 

Sociólogo DOUGLAS HERNÁNDEZ 
Editor de www.fuerzasmilitares.org 

Fuente: http://www.fuerzasmilitares.org/

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