lunes, 16 de enero de 2017

Así es el plan para mejorar la navegación en el río Magdalena


El consorcio Navelena, el cual tiene el contrato de asociación público privada (APP) adjudicado por la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena) para que vuelva a hacer navegables los 908 km entre Puerto Salgar y Barranquilla a fines del 2021, tiene en marcha los dos grandes proyectos que apuntan hacia ese objetivo.

De un lado ejecuta el plan de contingencia para que el tramo fluvial recuperado de 652 km de Barrancabermeja a Bocas de Ceniza se mantenga apto para el transporte de carga y pasajeros.

Para ello, realiza a diario dragados, remoción de obstáculos y materiales desde nueve convoyes (integrados por remolcadores, dragas, anfibias, retroexcavadoras y botes), especialmente en cinco puntos críticos para la navegación: Badillo, Bufalera, Patico, Cantagallo y Bocas de Sogamoso.

De hecho, los anteriores trabajos, la señalización de los puentes y el uso del sistema de navegación satelital que permitió mover carga por el río las 24 horas, lograron que la más importante vía fluvial del país alcanzara en el 2016 un récord en movimiento de carga: 2’453.896 toneladas, un 51,8 por ciento más que las contabilizadas en el 2014 (fueron 1’616.468) y 29,4 por ciento más que las del 2015 (1’896.025 toneladas), de acuerdo con los registros de Cormagdalena.

Al mismo tiempo, las embarcaciones transportaron 244.024 pasajeros, informó la Inspección Fluvial de Barrancabermeja.

De otro lado, Navelena inició el proyecto que busca recuperar la navegabilidad del río en 256 km, de Barrancabermeja a La Dorada y Puerto Salgar.

Obras de encauzamiento


El presidente de Navelena, Jorge Barragán, dijo que se empezó el levantamiento topográfico y batimétrico del trayecto fluvial. Es decir, harán la actualización cartográfica del estado del suelo subacuático para saber qué tanto se ha modificado el fondo de las aguas con el movimiento del río para ubicar bien las obras y establecer si se deben hacer ajustes a los trabajos programados.

Al mismo tiempo se fabrican en EE. UU. los geotubos que se utilizarán para las obras principales que se harán en esos 256 km de la arteria fluvial: protección de orillas (para controlar la erosión de costas), anclajes (para asegurar las estructuras armadas con los geotubos) y diques direccionales (para que las aguas conserven la misma dirección en el canal navegable).

De ahí que las obras físicas en el río empezarán hacia finales de febrero, cuando el consorcio cuente con los geotubos importados para armar las estructuras que se pondrán bajo las aguas.

Habrá unas obras piloto para saber cómo se comporta el río, las cuales serán las primeras que se construirán para la protección de las orillas, en las costas de las veredas Santo Domingo de Barrancabermeja y San Luis Beltrán, de Yondó.

“Debemos ser muy cuidadosos porque el río es un ser vivo, no es como una carretera donde todo queda establecido. Aquí las aguas pueden traer sorpresas, y se puede requerir el ajuste de una obra”, dijo el gerente de Sustentabilidad de Navelena, Óscar Alonso Vargas.

Estas no son los únicos trabajos previstos en el proyecto de recuperación de la navegabilidad del río, que costará 2,5 billones y se deberá ejecutar en cinco años.

El esquema incluye la construcción y mantenimiento de 168 obras hidráulicas (82 diques direccionales, 43 diques de alineamiento y 43 revestimientos) entre Puerto Salgar y Barrancabermeja.

Los trabajos en los 256 km fueron divididos en cuatro frentes o unidades funcionales: entre Barrancabermeja y Puerto Salgar, donde se harán las obras de encauzamiento, estarán las unidades funcionales 3 y 4.

Las unidades 1 y 2, que son los 652 km navegables desde Bocas de Ceniza a Barrancabermeja, serán las que continuarán con dragados, especialmente en puntos críticos, reubicación de obstáculos y retiro de sedimentos.

Vargas señaló que los dragados siguen un plan de manejo ambiental y no afectan ciénagas. “Tampoco se le extrae material al río ni se va a canalizar como creen unos. Antes y después de los dragados se mide la calidad del agua y esta se mantiene después de los trabajos”.

Navelena debía previamente actualizar los estudios y diseños para las obras de encauzamiento que dejarán el canal navegable en forma permanente.


Qué se debe garantizar


Los estudios que Cormagdalena le aprobó a Navelena fijaron que, cuando terminen las obras, se debe garantizar, en el tramo fluvial de Barrancabermeja a La Dorada, un canal con profundidad navegable de 2,13 metros, ancho de canal navegable de 150 metros y un radio de curvatura de 900 m.

Las barcazas, a su vez, deben tener 65 metros de eslora (largo), 13 m de manga (ancho) y un calado de 1,80 m. El convoy (entre remolcador y barcazas) puede tener 210 m de largo y una capacidad para mover máximo 7.200 toneladas de carga.

En Bocas de Ceniza, donde llegan embarcaciones más grandes, de mayor calado, se debe garantizar una profundidad de canal de 12,19 m. y un ancho del canal navegable de 150 m.

El cumplimiento de estos indicadores incide en la remuneración que podrá tener Navelena una vez entregue las obras de encauzamiento.

“Cuando las obras culminen no se verán, porque estarán bajo las aguas. Lo único que notarán es que el río volvió a ser navegable de Barrancabermeja a Puerto Berrío”, apuntó Vargas.

Navegación satelital


Desde el 15 de septiembre del 2015, los navegantes mueven carga día y noche por el río Magdalena, entre Barrancabermeja y Barranquilla, por el sistema de navegación satelital que permite preparar los mapas que indican cuál es la ruta navegable, la cual divulgan Navelena y Cormagdalena cada semana o antes, si hay puntos críticos. El sistema dispone de equipos de alta tecnología para rastrear el fondo del río e identificar los obstáculos, al igual que del GPS, que indica la posición de estos. Son datos que se procesan y sirven para hacer el mapa. Así, los marinos saben por dónde navegar, explicó el gerente del sistema, Alcides Molinares.

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