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jueves, 16 de noviembre de 2017
miércoles, 1 de noviembre de 2017
lunes, 16 de octubre de 2017
miércoles, 10 de mayo de 2017
miércoles, 1 de marzo de 2017
domingo, 26 de febrero de 2017
jueves, 16 de febrero de 2017
El corredor energético del Cáucaso y su impacto en la geopolítica mundial
Servando de la Torre Pozo, embajador y académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, analizó los recursos energéticos del Cáucaso y su impacto en la geopolítica mundial, que se debatió en la tertulia de pensamiento estratégico
La tertulia de pensamiento estratégico tuvo lugar el pasado 25 de enero de este año. En ella se analizó que los recursos energéticos del Caspio y de Asia Central y su exportación a través de la región del Cáucaso tienen un impacto crucial en el marco de la incierta y compleja seguridad de sus territolios meridionales. Rusia, y en menor medida Turquía e Irán, desempeñan un papel estratégico de gran importancia tanto en la propia estabilidad del Cáucaso Sur como en la seguridad del transporte energético de los citados recursos hacia los mercados occidentales.
Situada en la zona geoestratégica única entre la Unión Europea, Rusia, Asia Central y Oriente Medio, el Cáucaso Sur, caracterizado por su crónica inestabilidad derivada de la fragmentación territorial, religiosa, nacionalista y étnica, representa un corredor de tránsito clave de los recursos energéticos entre la cuenca del Caspio- Asia Central y los mercados de consumo occidentales.
La desaparición de la Unión Soviética abrió la puerta a actores externos que permitieron que empresas extranjeras intervinieran en la explotación de las reservas energéticas y en la construcción de las rutas de oleoductos y gasoductos alternativos para el transporte de gas y petróleo a los mercados internacionales.
Así, en 1994 la compañía petrolera estatal de Azerbaiyán (SOCAR) firmó un contrato de producción de 30 años por 7400 millones de $ con un consorcio de las principales compañías petroleras internacionales denominado Azerbaiyán International Operating Company (AIOC) abriendo el sector energético azerí a las principales petroleras mundiales. De esta forma, la perspectiva de la riqueza del petróleo y la inversión extranjera que resultó de este acuerdo se convirtió en un factor de estabilidad vital en la región.
¿Qué ocurre con el petróleo y el gas de la zona actualmente?
Actualmente el transporte de hidrocarburos más importante en el Cáucaso Sur lo constituyen el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan (BTC), con una capacidad de 1 millón de barriles diarios y el gasoducto Bakú-Tbilisi-Erzurum (BTE) con una capacidad de 6 millones de metros cúbicos al año, ampliables a 20 millones a medio plazo. La mayor cantidad de gas se consume en Turquía y el resto se consume en la Unión Europea.
A estos dos principales transportes de petróleo y gas se unen con una menor relevancia el oleoducto Bakú-Supsa, con capacidad para transportar 120.000 barriles de petróleo por día, y el gasoducto Irán-Armenia, con una capacidad de 2,3 millones de metros cúbicos al año.
A pesar de que los cuatro transportes de hidrocarburos señalados buscaban principalmente servir como alternativas a los transportes rusos y así reducir la dependencia occidental del suministro del gas ruso, en el caso del gasoducto Irán-Armenia no se consiguió toda vez que el control del gas de dicho gasoducto lo ejerce la compañía rusa Gazprom. De esta forma, fue bloqueado el potencial intento de Irán de tránsito de sus recursos energéticos a los mercados occidentales y convertirse así en un jugador destacado en el Cáucaso Sur.
Aunque el volumen del transporte de hidrocarburos que se ha citado apenas representa el 1% del consumo mundial, lo que se pretendía por parte de Occidente, en la década de los años 90 del siglo pasado, ante una Rusia débil, era exportar los suministros de energía por territorios no rusos evitando que Moscú controlara las rutas de exportación al mismo tiempo que se establecía un ambiente democrático potencialmente estabilizador, liberando a los tres países caucásicos - Georgia, Azerbaiyán y Armenia - del régimen ruso.
Sin embargo, los acontecimientos no se han desarrollado tal como se había previsto. Si bien es verdad que Georgia ha dado pasos hacia el establecimiento de instituciones y normas democráticas, también es cierto que Azerbaiyán ha introducido muy pocos cambios en su régimen autoritario habiendo incrementado los gastos militares. En paralelo ha aislado a Armenia de los proyectos regionales debilitando su economía y dejándola bajo la dependencia de Rusia en el campo político, económico y energético.
Desde el punto de vista estratégico se están produciendo dos frentes inversos. Uno, a nivel internacional, el previsible pacto ruso-estadounidense en contra del pretendido expansionismo chino superando el acuerdo chino-estadounidense contra la Unión Soviética de la guerra fría. El otro, en el horizonte regional, el nuevo acuerdo entre Rusia y Turquía, muy diferente de la tradicional rivalidad y enemistad de los dos viejos imperios.
La situación actual de la región y de su entorno continúa inestable. Por un lado, a los viejos conflictos de Nagorno-Karabaj y del Transniester, de la era soviética, se han añadido los de Abjasia y Osetia del Sur. Por otro lado, la anexión rusa de Crimea, el conflicto separatista de Ucrania y la guerra civil siria ha permitido a Rusia no solo recuperar parte de su influencia en la zona sino también expandir su geoestratégica más allá de su near abroad.
En relación con el reciente nombramiento de Rex Tillerson, presidente de la compañía petrolera estadounidense Exxon Móbil, como secretario de Estado estadounidense, conviene tener presente que en 2014 dicha petrolera multiplicó por cinco las áreas de explotación de yacimientos de gas y petróleo en Rusia, hasta 258.000 metros cuadrados, extensión cuatro veces superior a la del territorio que tiene derecho a explotar la citada compañía en Estados Unidos.
También es preciso tener en cuenta la confluencia de intereses energéticos ruso-estadounidenses en el Ártico, el suministro energético entre Turquía e Israel a través de la costa siria, la permanente presencia militar rusa en Sujumi y su posible influencia sobre la terminal energética de Supsa o la vuelta del despliegue militar ruso en el puerto sirio de Tartus con su directa implicación en la guerra civil siria..
Irán todavía no ha conseguido exportar hidrocarburos a través de Armenia y Siria a los mercados occidentales en tanto que Turquía si se está beneficiando de las actuales rutas de transporte de petróleo y gas. Por otra parte, Rusia está logrando una posición dominante en el entorno que nos ocupa ante la acusada pasividad occidental y, en especial, ante la retirada estadounidense de la zona.
¿Qué objetivos se cumplieron, cuáles no y en qué lugar queda España?
A modo de conclusiones podemos señalar, en primer lugar, que aunque no se consiguieron todos los objetivos que se marcó Occidente en los años 90 del siglo pasado, al menos se ha incrementado la seguridad y estabilidad de la zona, se ha mejorado su economía, en general, y se ha alcanzado un alto grado de independencia respecto a Rusia al mismo tiempo que se ha establecido un corredor energético muy favorable para los intereses occidentales, independiente del control de Rusia.
Sin embargo, el cambio de alianzas que se ha originado en la segunda decena de este siglo ha beneficiado a Rusia, Turquía e Irán mientras que ha perjudicado a Occidente reflejado, fundamentalmente, en las negociaciones para la consecución de la paz en la guerra civil siria que son conducidas por Rusia y Turquía, amparadas por la ONU pero dejando fuera tanto a Estados Unidos como a la Unión Europea.
Como tercer punto, se destaca la importancia de Azerbaiyán, con sus recursos energéticos, como el centro de gravedad o cuello de botella que encamina las riquezas de la cuenca del Caspio y de Asia Central - Kazajistán puede aumentar fuertemente la capacidad del BTC - hacia los mercados occidentales. Todo ello aumenta la importancia para Occidente, en particular para la UE, de garantizar la seguridad y estabilidad económica y política en el corredor energético del Cáucaso Sur.
En cuarto lugar, y teniendo en cuenta los intereses estratégicos cruzados de los diferentes actores que se han señalado tanto regionales como mundiales, el impacto geopolítico más importante para Occidente descansa en tres premisas: la primera que la región caucásica sea totalmente independiente del régimen ruso; la segunda que se consiga la plena estabilidad en el corredor energético; y la tercera que se aumente sustancialmente la capacidad energética de tal forma que conforme una alternativa solida y creíble para el mundo occidental. De esta manera, se conseguiría un equilibrio estratégico en esta nueva configuración geopolítica mundial.
Por último, la repercusión en España de esta situación es doble. Por un lado como país perteneciente a la UE, debe participar en aquellas misiones que tengan como objetivo pacificar el área. Por otro, como aliado de la OTAN, tiene la obligación de integrarse en aquellas actividades de la Alianza que defiendan el territorio y los ciudadanos aliados de cualquier amenaza que ponga en cuestión nuestra seguridad colectiva.
jueves, 9 de febrero de 2017
La incertidumbre política y económica por el efecto Trump

El presidente Donald Trump ha amenazado a las empresas General Motors, Ford e incluso a la japonesa Toyota, con fijar altos aranceles a los autos que no sean producidos en Estados Unidos; estas políticas económicas proteccionistas que promete Trump ya cobran las primeras víctimas en San Luis Potosí-México.

Sobre el desierto Mexicano yace el esqueleto de la frustrada planta de Ford, la gigante estadounidense decidió no invertir allí los mil seiscientos millones de dólares que tenía previsto, dos mil ochocientos empleos directos y diez mil indirectos se esfumaron de un día para otro.
Las consecuencias de las medidas proteccionistas de Trump
Las consecuencias inmediatas de los tweets escritos por el multimillonario se manifiestan en el tambaleo de la debilitada moneda mexicana; pero también, en la profunda incertidumbre en la que viven las familias que trabajaron en la construcción de la obra de Ford, ellos albergaban la esperanza de consolidar su puesto de trabajo cuando la fábrica comenzara a funcionar.
Las autoridades mexicanas y los representantes de la industria automotriz prefieren no especular sobre el eventual efecto Trump; sostienen que hay que evitar el alarmismo y confiar en los planes de expansión que tienen las empresas automotrices.
No obstante, hay por lo menos tres riesgos a mediano y largo plazo en todo esto:
El primero, es que las medidas económicas sean inútiles; el segundo es que sean contraproducentes, ya que podrían encarecer bienes y servicios disparando la inflación, y el tercero es que desaten una guerra proteccionista que debilite el comercio internacional, provocando una recesión mundial...
lunes, 16 de enero de 2017
'Extraños llamando a la puerta', el último libro de Zygmunt Bauman
Los noticiarios televisivos, los periódicos, los discursos políticos y los tuits, que sirven de puntos focales y válvulas de escape para las ansiedades y los temores de la población, rebosan referencias a la “crisis migratoria” que aparentemente inunda Europa y presagian el desmoronamiento y la desaparición del modo de vida que conocemos.
Esa crisis es una especie de nombre en clave políticamente correcto con el que designar la fase actual de la eterna batalla que los creadores de opinión libran en pos de la conquista de las mentes y los sentimientos humanos. El impacto de la conexión informativa en directo con ese particular campo de batalla causa algo muy parecido a un verdadero “pánico moral” (“un temor extendido entre un gran número de personas que tienen la sensación de que un mal amenaza el bienestar de la sociedad”).
En el momento en que escribo esto, otra tragedia aguarda para golpearnos. Son crecientes las señales de que la opinión pública, confabulada con unos medios ansiosos de audiencia, se está acercando, sin prisa pero sin pausa, al punto de “cansarse de la tragedia de los refugiados”. (...) Por desgracia, el destino de las grandes conmociones es terminar convertidas en la monótona rutina de la normalidad, y el de los pánicos morales es consumirse y desvanecerse de nuestra vista y de las conciencias. (…)
Hay dos tipos de factores que originan los actuales movimientos masivos de personas en los puntos de partida de estas, pero también son de dos clases las repercusiones de esos movimientos en los puntos de llegada. En las zonas “desarrolladas” en las que tanto migrantes económicos como refugiados buscan acogida, el sector empresarial ve con buenos ojos e incluso codicia la afluencia de mano de obra barata, cuyas cualificaciones ansían rentabilizar (...) Sin embargo, para el grueso de la población, acuciada por una elevada precariedad existencial y por la endeblez de su posición social y de sus perspectivas, esa afluencia no significa otra cosa que enfrentarse a más competencia en el mercado laboral, a una mayor incertidumbre y a unas decrecientes probabilidades de mejora.
Esto compone un cuadro mental general políticamente explosivo, en el que los gobernantes y los candidatos a serlo oscilan torpemente entre dos objetivos mutuamente incompatibles: satisfacer a sus amos (los poseedores del capital) y aplacar los temores de su electorado. (…)
Lo que se ha producido en estos últimos años es una enorme subida de las cifras que los refugiados y los solicitantes de asilo añaden a la del total de migrantes que llaman a las puertas de Europa; ese aumento se ha producido por la creciente lista de Estados “en derrumbe” o de territorios que, a todos los efectos, son ya países sin Estado y, por lo tanto, también sin ley, escenarios de interminables guerras tribales y sectarias, de asesinatos en masa y de un bandidaje sin descanso. En buena medida, ese es el gran daño colateral provocado por las fatídicamente mal calculadas y calamitosas expediciones militares en Afganistán e Irak, que culminaron en la sustitución de los regímenes dictatoriales por este teatro de indisciplina y violencia frenéticas actuales (...) El aluvión de refugiados impelidos por el imperio de la violencia arbitraria a abandonar sus hogares y sus más preciadas pertenencias se añadió al flujo constante de los llamados “inmigrantes económicos”, llevados estos últimos por el muy humano deseo de cambiar países empobrecidos y sin perspectiva por lugares de ensueño donde abundan las oportunidades. (…)
Los extraños tienden a causar inquietud precisamente por el hecho mismo de ser “extraños”, es decir, aterradoramente impredecibles, a diferencia de las personas con las que interactuamos a diario. (…) Cabe decir que estos son problemas universales e intemporales en todas aquellas situaciones en que hay “extraños entre nosotros” (...) Las áreas urbanas densamente pobladas generan los impulsos contradictorios de la mixofilia (la atracción por los entornos abigarrados y heterónimos que auguran experiencias desconocidas y aún no exploradas, y que, por eso mismo, prometen los placeres de la aventura y el descubrimiento) y la mixofobia (temor al inmanejable volumen de lo que nos es ignoto, indomable, desagradable e incontrolable). La primera de esas compulsiones es el principal atractivo de la ciudad, pero la segunda, por el contrario, es su más pesada cruz, sobre todo para las personas de menos recursos, quienes –a diferencia de los ricos, capaces de construirse “urbanizaciones cerradas”, de acceso restringido– carecen de la capacidad de desconectarse de las innumerables trampas y emboscadas repartidas por todo ese heterogéneo paisaje urbano. (…)
De todos modos, esa ambivalencia permanente de la vida urbana no es lo único que nos hace sentir incomodidad y temor al ver a esos recién llegados sin hogar, que incita en nosotros animadversión hacia ellos, que llama a la violencia, pero también al uso, el mal uso o el abuso de la miseria, la aflicción y la impotencia tan visibles en las que se encuentran los migrantes. Podemos nombrar dos elementos adicionales. (…)
El primer impulso sigue el patrón que ya esbozara en la Antigüedad Esopo en la fábula de las liebres y las ranas (…) La moraleja es simple: la satisfacción de la liebre (…) provenía del hecho de haberse dado cuenta de que siempre hay alguien que está metido en un aprieto peor que el de uno.
De liebres “perseguidas por las demás bestias” y que se hallan en un aprieto similar al que sufrían las de la fábula de Esopo hay sobrados ejemplos en nuestra sociedad de animales humanos (…) En un mundo en el que se espera de todas las personas que sean “para sí mismas”, y se les insta a que lo sean, estas liebres humanas, a quienes los demás seres humanos niegan respeto, atención y reconocimiento, son relegadas a esa condición de “últimos del todo”. (...).
Para los marginados que sospechan que han tocado ya fondo, el descubrir otro fondo más bajo que aquel al que han sido relegados es un acontecimiento salvador que redime su dignidad y rescata la autoestima que les pudiera quedar. La llegada de una masa de migrantes sin hogar y despojados de derechos humanos brinda una (inhabitual) oportunidad para un acontecimiento así.
Eso explica en buena medida la coincidencia de la inmigración masiva reciente con la trayectoria ascendente de la xenofobia, el racismo y el nacionalismo chovinista, y con los asombrosos éxitos electorales sin precedentes de partidos y movimientos xenófobos, racistas y chovinistas.
El Frente Nacional, de Marine Le Pen, cosecha votos principalmente de las capas más bajas –las de los desheredados, los discriminados y los pobres en riesgo de exclusión– de la sociedad francesa, un apoyo que logran con su convocatoria de “Francia para los franceses”. (…)
Y existe otra razón excepcional para que muchos se sientan molestos con la afluencia masiva de refugiados y solicitantes de asilo, una razón que actúa en mayor medida sobre un precariado emergente, formado por personas que temen perder sus preciados y envidiables logros, posesiones y posición social. (...)
Es imposible abstraerse de la percepción de que nosotros no provocamos la masiva y repentina aparición de extraños en nuestras calles ni tenemos control alguno sobre semejante fenómeno. Nadie nos lo consultó. No es de extrañar, pues, que las sucesivas oleadas de nuevos inmigrantes sean vistas con malos ojos. Personifican el derrumbe del orden.
Los inmigrantes son (…), por citar las lacerantes palabras de Jonathan Rutherford, quienes “transportan las malas nuevas desde un rincón lejano del mundo hasta nuestra puerta”. Hacen que cobremos conciencia de algo que con gusto olvidaríamos o, mejor aún, desearíamos que desapareciera y que no dejan de recordarnos: unas fuerzas globales, distantes, de las que se oye algo de vez en cuando, pero que permanecen generalmente ocultas a nuestra vista y que, de todos modos, son suficientemente potentes como para interferir también en nuestras vidas sin que nuestras preferencias importen (...)
Y, si bien no podemos hacer prácticamente nada para domeñar las esquivas y lejanas fuerzas de la globalización, sí podemos al menos desviar las iras que nos provocan, y descargar nuestra cólera sobre quienes, siendo producto de esas fuerzas, tenemos más a mano. Con ello, desde luego, no nos acercaremos lo más mínimo a la raíz del problema, pero tal vez nos aliviemos –durante un tiempo, al menos– de la humillación de nuestro desvalimiento y nuestra incapacidad para resistir la anuladora precariedad de nuestro propio lugar en el mundo. (...)
Hay algo que debemos tener claro: la política de separación mutua y mantenimiento de las distancias (...), aunque engañosamente aliviadora en el corto plazo (pues aparta de nuestra vista la dificultad real), se trata de una política suicida que no sirve más que para acumular carga explosiva para una futura detonación. (…) La humanidad está en crisis y no hay otra manera de salir de esa crisis que mediante la solidaridad. El primer obstáculo en ese camino es la negativa a dialogar: el silencio nacido de la autoexclusión, de la actitud distante, del desinterés, de la desatención y, en definitiva, de la indiferencia.
(…)
Permítanme, por el momento, que les recuerde aquí otro mensaje, del papa Francisco en concreto, quien, a mi juicio, es una de las poquísimas figuras públicas que nos han alertado de los peligros de emular el gesto de Poncio Pilato de lavarnos las manos ante las consecuencias de las vicisitudes actuales, de las que todos somos, simultáneamente y en mayor o menor grado, víctimas y culpables. Sobre el vicio o el pecado de la indiferencia, el papa Francisco dijo lo siguiente el 8 de junio del 2013 durante su visita a Lampedusa, momento y lugar en que empezó el actual “pánico moral” y su subsiguiente debacle moral: “¡¿Cuántos de nosotros, yo incluido, ya no estamos atentos al mundo en que vivimos, no nos importa, no protegemos lo que Dios creó para todos y terminamos siendo incapaces hasta de cuidar unos de otros?! Y cuando la humanidad pierde el rumbo, se producen tragedias como esta [...]. Hay que hacerse una pregunta: ¿quién es el responsable de la sangre de estas hermanas y hermanos? ¡Nadie! Esa es nuestra respuesta: ‘No he sido yo, no tengo nada que ver con ello, deben de haber sido otros [...]’. Hemos perdido el sentido de la responsabilidad hacia nuestros hermanos [...]. La cultura de la comodidad, que hace que pensemos solamente en nosotros mismos, nos vuelve insensibles a los gritos de otro (...) En este mundo globalizado, hemos caído en la indiferencia globalizada. Nos hemos acostumbrado al sufrimiento de otras personas”.
ZYGMUNT BAUMAN
martes, 10 de enero de 2017
jueves, 5 de enero de 2017
¿Cuál es la relación que existe entre la política y el subdesarrollo en Latinoamérica?

Hay teóricos y estudiosos de las ciencias políticas que piensan que el debate político para Latinoamérica ya no puede girar alrededor de derechas o izquierdas, como ha venido ocurriendo durante los últimos setenta años; en los que las ideologías liberales y conservadoras han gozado de periodos de preeminencia alternándose el poder. Sino que la batalla política actual, lejos de ser ideológica, es práctica; y los que se enfrentan son dos modos de hacer política y dos maneras de manejar la cosa pública diametralmente opuestas. Se trata de un enfrentamiento entre populismo versus república.
Comencemos por decir que el populismo no es una ideología, tampoco es una filosofía política o un programa político estructurado. El populismo se define como una actitud política que consiste en hacer uso de cualquier estrategia persuasiva (sea leal o desleal, cierta o engañosa), para captar la atención y los sentimientos del público. Los populistas buscan capitalizar electoralmente la inconformidad y el rechazo de aquellos que los escuchan.
Desde el gobierno de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, hasta el gobierno de Evo Morales en Bolivia han pasado casi cien años, en los cuales numerosos líderes populistas gobernaron por casi todos los países de Latinoamérica y el común denominador de estos gobiernos populistas (sean de derecha o de izquierda) es el marcado clientelismo y corrupción en todos los asuntos del Estado.
Texto completo: https://quebusca.com/9240714_33
lunes, 2 de enero de 2017
miércoles, 30 de noviembre de 2016
Bienestar, la nueva medida del desarrollo
Las autoras de '¿Dónde queda el primer mundo?' exploran el orden internacional que se está formando.

Un país-potencia (alguna vez un imperio) atravesado por tensiones nacionalistas y desigualdad abandona la Unión Europea y amenaza con el colapso a todo un continente. Cruzando el océano, en el Tercer Mundo, un gobierno firma un acuerdo de paz con la guerrilla para terminar un conflicto armado de más de 50 años. En el país más poderoso de la Tierra, el año pasado hubo casi un muerto al día en tiroteos masivos de civiles, y el racismo parece fuera de control.
En contraste, el continente que es sinónimo de hambre, violencia y autoritarismo muestra uno de los éxitos económicos más importantes de la última década y se vuelve tierra prometida para los inversionistas. Los países económica y militarmente más exitosos se desploman en los escalafones de bienestar de la población y calidad de vida.
No hace falta agregar nombres propios para dibujar el fenómeno: en todo el planeta, los países-paraíso que conocíamos (los desarrollados, los que están al norte del Ecuador) terminaron pareciéndose en muchos aspectos a la periferia. Al mismo tiempo, en regiones consideradas tradicionalmente atrasadas surgen países o ciudades que desafían todos los indicadores (hay ejemplos en Bolivia, Namibia y Nigeria).
Y en las cercanías del mundo desarrollado, otras naciones se afianzan en el camino que tomaron hace décadas: crecimiento sostenido y estabilidad institucional con mirada de largo plazo (Australia, Canadá y los países nórdicos, por ejemplo).
Mientras el Tercer Mundo se globaliza, un profesional de clase media de Bogotá tiene más que ver con un par de Sídney o Tokio que con los más pobres de su misma ciudad. Y la desigualdad se convierte en el mal que acecha transversalmente a la humanidad. Cada vez hay ricos más ricos y pobres más pobres.
Nuestro libro '¿Dónde queda el Primer Mundo?' parte de una constatación: las coordenadas que definían el planeta que conocimos hasta hace pocas décadas –desarrollo y subdesarrollo, Primer Mundo y Tercer Mundo, derecha e izquierda– se mueven en direcciones confusas y explican cada vez menos. Entonces, nos preguntamos qué es hoy un país desarrollado. Y trazamos una hoja de ruta que empezó en el concepto de Primer Mundo. Desde que se empezó a usar, en el apogeo de la Guerra Fría, ese mundo ideal tuvo diversos referentes y variables precisas para ser medido, como la riqueza, la industrialización y la modernidad. Hoy, cuando se piensa en desarrollo, ya no se habla de esas variables, sino básicamente de bienestar.
Contra el reinado del PIB como medida concreta para apreciar la salud de una economía, otros indicadores resaltan más cuestiones importantes: la calidad de los servicios públicos, la transparencia de los gobiernos, el capital educativo, las posibilidades de participación política, la igualdad de género, la distribución de ingresos y recursos, el cuidado del medioambiente y hasta la sensación de felicidad.
También se está transformando el modo en que los países construyen poder en el escenario global. Si bien la potencia en lo militar y lo económico sigue siendo clave para sentarse a la mesa de los que diseñan el mundo, esta mesa se ensanchó y hoy hay otros recursos que permiten ganarse el derecho a una silla. Las naciones medianas se hacen un lugar en el diálogo global a fuerza de instituciones estables, innovación y políticas públicas progresistas. Hoy, organizar un campeonato deportivo internacional, recibir refugiados, promover el intercambio de estudiantes, generar tendencias culturales u organizar una cumbre de presidentes puede instalar a un país en la opinión pública global.
En este escenario, ¿qué tienen en común los países donde hoy ‘se vive bien’? Son lugares donde la vida cotidiana se simplifica con servicios públicos eficaces y confiables; donde la certidumbre sobre el futuro permite proyectar; donde el respeto a ciertas reglas y el cuidado de los bienes comunes mantienen las disputas políticas bajo control y dan estabilidad a las instituciones; donde la brecha entre ricos y pobres es pequeña; donde el respeto a derechos como la diversidad y la libertad de expresión está asegurado; donde el sistema político dificulta la corrupción y la castiga.
En el orden geopolítico que se está formando, ya no se necesita estar sentado sobre recursos naturales o armas nucleares, ni tener un territorio enorme o una población numerosa. Pragmatismo, equidad, cohesión social, planeación de largo plazo, educación y salud como bienes esenciales, respeto a las minorías y cuidado de los bienes comunes parecen ser los activos que más rápido convierten un territorio en lo más parecido a un paraíso.
Aquí, tres fragmentos de '¿Dónde queda el Primer Mundo?' que recorren la experiencia de países que, con modelos distintos, están atravesados por el éxito: Noruega, Finlandia, Australia y Corea del Sur.
Noruega y Finlandia, paraísos cerrados
Diis Bohn, responsable de relaciones internacionales de la Confederación Nacional de Trabajadores de Noruega, no cree que en otro lugar se viva mejor que en su país. “Aquí tenemos una totalidad: el lugar del Estado, la participación de la mujer en la economía, y salud y educación de calidad para todos”, dice. Para él, la base del éxito está en la cultura de un pueblo protestante cuyo principal mandato es trabajar duro para merecer las cosas. La explicación podría estar también en el modelo que construyeron empleadores y sindicatos, basado en el consenso, el respeto y la confianza. (...) Vecinos de Suecia y de su enfoque socialdemócrata sobre la obligación de dar amparo a los necesitados de asilo, ni Noruega ni Finlandia se destacan por su apertura, ni siquiera en estos momentos de crisis en los que cientos de miles de refugiados no consiguen ser recibidos en Europa. En ambos países hay necesidad de habitantes porque tienen poblaciones pequeñas y envejecidas, territorios amplios y urgencia de fondos para el Estado de bienestar. No obstante, se trata a la vez de comunidades cerradas y tradicionales, reacias a recibir inmigración en masa.
Australia, el Primer Mundo del sur
Desde la cubierta del ferri que en media hora lleva de Sídney a un paraíso del 'surf', con el imponente edificio de la Opera House a un lado, y al otro un paisaje de colinas que terminan en un mar azul surcado de veleros, no se puede sino coincidir con los nativos de esta isla: Australia es un país afortunado. A la geografía y el clima privilegiados, a los recursos naturales y la ubicación geográfica en la puerta de Asia, a este Primer Mundo del sur se le agregan una dosis de pragmatismo y mirada estratégica y una conciencia de las posibilidades y limitaciones del país.
Qué podemos hacer con esto que somos, parecen haberse preguntado desde que los primeros británicos pusieron pie en el fin del mundo, en 1788. Y la pregunta los llevó, en sus cortos años de historia (Australia existe como tal desde 1901), a ser “innovadores” y valorar la “diversidad cultural” antes de que esos fueran mandatos globales, y a ofrecer a Asia sus recursos naturales antes de que el continente se convirtiera en una gigantesca contraparte para los negocios. (...) Es una nación que puede tener cuatro primeros ministros en dos años, con disputas políticas encarnizadas, pero en la que ninguna de estas turbulencias afecta demasiado la vida cotidiana ni la planificación estratégica.
“Australia es una nación top 20. Sabemos que no somos una superpotencia global: tenemos 23 millones de habitantes, o sea que no podemos tener una economía que supere la de Indonesia o India, que siempre serán más grandes. Sin embargo, podemos ser un país que se mantenga entre los 20 más desarrollados del mundo en todos los aspectos: calidad de vida, servicios públicos, sostenibilidad de nuestras industrias, cuidado del medioambiente. Un país del que valga la pena ser ciudadano”, sintetiza Drew Dainer, responsable de la sección Suramérica en la Cancillería.
Australia se presenta como un país joven y vibrante, que mira al futuro, en el que se formaron 12 premios Nobel, responsable del 3 por ciento de las investigaciones del mundo, con menos del 0,5 por ciento de la población global. La nación en la que se desarrollaron el marcapasos, el ultrasonido, la vacuna contra el cáncer cervical, la tecnología de los Google Maps y del wifi, y la caja negra de los aviones (...). Un país de pioneros que, en su relato histórico, domaron un paisaje salvaje y lo volvieron habitable en sus costas.
El gran salto adelante de Corea del Sur
En 1965, el PIB per cápita de Corea del Sur era menor al de Ghana y aun menor que el de Corea del Norte. Hacia 1985, todavía los baños de las escuelas eran hoyos y los mejores edificios, réplicas de los de Europa del este. Hoy, los rascacielos y las autopistas de Seúl quitan el aire. Corea del Sur no solo exporta celulares, tabletas y automóviles, sino cultura. A diferencia de los imperios, este país conoce de primera mano qué es ser del Tercer Mundo. Y es por eso que décadas atrás invirtió en internet para todo el mundo y en la producción de todas esas cosas. Corea del Sur ya consiguió convertirse en una marca que circula por el imaginario colectivo de los consumidores.
Por lo que hoy puede verse en las tres ciudades más importantes del país (Seúl, Daegu y Busán), hay mucho dinero, estrategia y energía puestos al servicio de dotar al país de más desarrollo y visibilidad de lo que ya tiene.
Hoy, Corea del Sur se ve como un lugar del futuro: metros y trenes bala con wifi para que la gente lea su diario o trabaje mientras viaja; líneas de monorriel –trenes que van por arriba de todo y parecen de ciencia ficción– para descomprimir el tránsito infernal sin abundar en autopistas; fuerte tendencia al cuidado del agua y la naturaleza, y edificios altísimos que albergan las compañías más importantes. En últimas, un universo de finanzas, comercio e industrias en la misma región en la que China avanza hacia el primer lugar de la economía mundial.
RAQUEL SAN MARTÍN Y HINDE POMERANIEC*
LA NACIÓN (Argentina) - GDA
martes, 18 de octubre de 2016
3 ejemplos de increíbles cambios políticos

Actualmente, pocas personas sienten un sincero interés por el ejercicio político, pocas personas estudian la ciencia política a fondo y pocas personas consideran que los cargos políticos están ocupados por los mejores ciudadanos. Se puede incluso aseverar, que para la mayoría de nosotros, los políticos no son más que personas sin escrúpulos, que manipulan las necesidades y las ilusiones de la gente cada 4 o 5 años. Pero, ¿cuál es el origen de esta percepción negativa de la política?
Probablemente sea el agudo desprestigio que sufre la política; después de todo, los escándalos de corrupción que se extienden como la peste a lo largo y ancho de Latinoamérica, nos invitan a pensar que nuestros políticos son incapaces de solucionar los problemas de salud, de educación, de seguridad, de desarrollo económico, de trabajo y de justicia, y que son dramáticos en todas las sociedades de Latinoamérica.
Y entonces, ¿cuál sería la solución?
Lo obvio sería decir que un cambio político profundo; uno que impida que la clase política tradicional siga destinando los recursos públicos para satisfacer objetivos egoístas.
Ahora bien, no sobra decir que los cambios políticos pueden ser buenos o malos. La historia de la humanidad demuestra que son más numerosos los casos en los cuales los cambios abruptos en materia política ahondan los problemas sociales y multiplican las prácticas corruptas que se pensaba combatiría.
Entonces, si lo que queremos es un cambio político que facilite el mejoramiento de los indicadores sociales, que garantice una prestación eficiente de unos servicios públicos de calidad, generando prosperidad para todos, ¿cuáles serían esos ejemplos positivos que debemos observar?
.... Texto completo: https://quebusca.com/3207415_33
sábado, 10 de septiembre de 2016
El poder de destrucción de una bomba como la que ha testado Corea del Norte Un simulador muestra los efectos de una bomba atómica similar en ciudades como Bogotá o México
¿Cuáles serían los efectos sobre una ciudad si sobre ella se lanzara una bomba como la testada la pasada madrugada en el subsuelo de Corea del Norte? Un simulador basado en modelos físicos permite representar esquemáticamente los daños de una explosión de esa magnitud (10 kilotones, según los cálculos del Ministerio de Defensa de Corea del Sur) si, en lugar de bajo tierra, se hubiera producido sobre una ciudad.
Bola de fuego
Muestra el tamaño de la bola de fuego nuclear (200 metros) para una bomba de 10 kilotones. El tamaño depende de la altura a la que se haya producido la detonación (la herramienta permite especificarla). Si la detonación se produce en contacto con el suelo, la cantidad de lluvia radiactiva (los productos que resultan de la reacción nuclear) es mayor.
Corriente de aire (presión de 1,3 atmósferas)
Toda la zona al menos a 470 metros del centro sufre una sobrepresión similar a la de 1,36 atmósferas, suficiente para derruir edificios de hormigón. En este radio, la mortalidad inmediata alcanza prácticamente el 100%.
Corriente de aire (presión 0,34 atmósferas)
Toda la zona a menos de un kilómetro del centro sufre una presión de al menos 0,34 atmósferas, que basta para derrumbar la mayoría de edificios residenciales.
Radiación
A 1,25 kilómetros de la zona de la explosión, las personas reciben una dosis de radiación de 5 sievert. Sin tratamiento inmediato, la mortalidad es del 50% y 90% solo por los efectos inmediatos, sin tener en cuenta los efectos a medio plazo de la exposición a la radiación.
Radiación térmica
A 1,4 kilómetros de la explosión, el 100% de las víctimas sufre quemaduras al menos de tercer grado.
La herramienta informática, desarrollada en el Stevens Institute de Technology (Nueva Jersey), representa en círculos concéntricos sobre un mapa el alcance aproximado de los diversos efectos de la bomba. Para ello, ejecuta un algoritmo que los calcula, aunque en la vida real podrían variar porque ignora variables como el terreno o el blindaje de edificios. Sin embargo, para el director del Departamento de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Complutense, Fernando Arqueros, se trata de un simulador "razonablemente serio" y que "justifica" los elementos que emplea para el cálculo.
El de Corea del Norte ha sido un ensayo subterráneo, que provoca unos efectos "muy distintos" a los que establece este simulador, que solo tiene en cuenta una explosión a nivel del suelo o a una determinada altura. "Las pruebas subterráneas suelen generar un cráter y el radio de alcance no tiene por qué estar tan bien definido [como en el simulador]. Se trata de algo difícil de calcular, entre otros, por las peculiaridades de la geología del terreno", apunta el experto.
martes, 30 de agosto de 2016
jueves, 25 de agosto de 2016
Causas de la guerra en Siria
La guerra de gasoductos que se esconde tras el conflicto sirio
En Siria los dos proyectos políticos regionales, suní y chií, luchan también por dominar el trazado de gaseoductos hacia Europa
Beirut 24 AGO 2016 - 14:04 CEST
Si bien en la Siria actual el peso del crudo se vincula a las finanzas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), los expertos señalan a la lucha energética como uno de los detonadores de la guerra. La carrera por la construcción de gasoductos que atravesaran la Siria de preguerra mantuvo enfrentados a los dos grandes proyectos políticos regionales: las monarquías suníes del Golfo aliadas con la también suní Turquía por un lado, y la potencia chií regional: Irán, junto a Siria e Irak por otro. Ambos bloques se enfrentan hoy en el tablero sirio con Washington avalando a los primeros y Rusia respaldando a los segundos.
“La mayoría de los países beligerantes en la guerra Siria son países exportadores de gas con intereses en uno u otro gasoducto que compiten por cruzar el territorio sirio para librar el gas bien catarí o iraní a Europa”, sintetiza el experto norteamericano Mitchell A. Orenstein en un análisis publicado en la revista Foreign Affairs. A pesar de disponer en vísperas de las revueltas de marzo de 2011 de unas reservas de 2.500 millones de barriles de crudo y de 0,3 trillones de metros cúbicos de gas, la batalla por la energía no representa una de recursos propios para Siria, sino que se debe más bien a su estratégica posición geográfica a orillas del Mediterráneo y su consiguiente potencial como corredor hacia Europa. Mientras que Qatar (que controla dos tercios del yacimiento) e Irán comparten la mayor reserva de gas natural mundial, con 51 trillones de metros cúbicos de gas enterrados a 3.000 metros bajo el Golfo Pérsico, ambos aspiran a trazar unos recorridos alternativos.
Qatar versus Irán
En 2009, Qatar ponía sobre la mesa de Bachar el Asad una propuesta para construir un gasoducto que habría de atravesar Arabia Saudí, Jordania y Siria enlazando con Turquía antes de llegar a Europa. El soñado gasoducto permitiría al titán del gas aumentar tanto el volumen de sus exportaciones, como reducir los costes y limitaciones de volumen que impone el transporte marítimo. “A Qatar le hace falta una flota de 1.000 navíos, con un coste exorbitante que en varios años reduce sus beneficios de 716.000 millones a 71.600 millones de euros”, calcula el experto sirio Imad Fawzi Shuebi.
El Asad declinó la propuesta qatarí, que hubiera perjudicado a su aliado ruso. La estatal rusa Gazprom provee el 25% del gas que consume Europa y sus beneficios globales corresponden a una quinta parte del presupuesto del Estado. Preocupado ante la creciente dependencia de Europa en materia de gas hacia Moscú, Estados Unidos se sumó a la guerra de los gasoductos con la propuesta de Nabuco: un gasoducto que aspiraba a evitar las zonas de influencia rusa y pujar de las reservas del mar Negro y de Asia Central. Sin embargo, los gasoductos diseñados por Rusia (South Stream y Nord Stream) se antojan más viables económicamente dadas las amplias reservas con las que cuenta el país. Sin una alternativa ventajosa, Rusia sigue nutriendo a Europa con un cuarto de sus necesidades en gas, dejando al continente europeo a merced de los continuos choques entre Rusia y Ucrania (pasaje del gasoducto ruso) con la interferencia occidental y la consiguiente oscilación de precios.
En su lugar, el presidente sirio aceptó en 2010 participar en otro proyecto: el gasoducto islámico propuesto por Irán. Se trata de un canal que atravesaría Irak y Siria, convirtiendo a esta última en una importante plataforma antes de alcanzar Europa. La construcción de los 1.500 kilómetros de conducto llevaría tres años con un coste de 9.000 millones de euros. Damasco y Teherán firmaron el acuerdo en julio de 2011, cuatro meses después de que estallaran las protestas populares en Siria. El gasoducto chií podía reposicionar políticamente a una Irán en aras de reinserción en el mercado internacional y ofrecer una alternativa capaz de reducir la dependencia europea con Rusia. Un escenario que se antoja una de las peores pesadillas tanto para las monarquías suníes del Golfo, como para los políticos de Washington.
Los diferentes actores que pujaron por uno u otro gasoducto, son todos hoy piezas clave en el tablero sirio. Efectivos de Estados Unidos, junto con los servicios secretos británicos y franceses, entrenan a facciones rebeldes y financian a grupos opositores en el exilio con el objetivo de derrocar el régimen actual. A Qatar y Arabia Saudí se les acusa de financiar a rebeldes e islamistas insurrectos en Siria. Y ello, contando con el apoyo logístico de Turquía. Qatar habría invertido 2,7 millones de euros en armas rebeldes al tiempo que ofreció su territorio a los servicios secretos norteamericanos para entrenar a opositores sirios.
En cuanto al bando iraní, éste ha jugado un rol clave a la hora de entrenar y abastecer militarmente al Ejército de Bachar el Asad, desplegando efectivos de su Guardia Republicana en Siria. Rusia ha compensado el peso de Estados Unidos en el tablero internacional, sumándose a la lucha antiterrorista contra el ISIS pero bombardeando también las posiciones de rebeldes y yihadistas avalados por Doha y Riad. Igualmente ha desplegado efectivos en el terreno y rearmado a las tropas regulares sirias. A ellos se suman varias milicias chiíes regionales, como la libanesa Hezbolá o iraquíes y afganas.
Un cambio de régimen alauí en Siria que diera paso a un Gobierno suní aliado serviría por lo tanto no sólo a los designios políticos de la alianza Doha-Riad-Ankara-Washington sino también a sus ambiciones energéticas. No obstante, el reciente acercamiento entre Erdogan y Putin corre el riesgo de contrariar a más de un experto, rompiendo el statu quo actual al abrir las puertas a nuevas alianzas que sacudan el tablero sirio.
Con menos crudo, menos fondos para financiar la guerra siria
N.S-Beirut
Entrando en el sexto año, la guerra siria ha sacudido todos los sectores de producción sirios: desde el textil a la agricultura pasando por el energético. A la producción de 385.000 barriles diarios con la que contaba Siria en la víspera del conflicto en 2011, le reemplaza hoy una de 8.000 barriles por día, según el último informe publicado por el Economist Intelligence Unit fechado en julio. A los desgastes impuesto por la guerra se suma un férreo embargo internacional sobre el país, que estrangula el sector energético y clave para las arcas del Estado, mermando unas ventas que en un 90 por ciento se destinaban a Europa. Y ello sin contar la estampida de potenciales inversores tras que en 2011, el mismo año de las protestas populares, se descubriera en Qarah (en la norteña provincia de Homs) un yacimiento de gas con una capacidad de extracción estimada en 400.000 metros cúbicos diarios.
Con dos tercios del territorio nacional fuera de la órbita de Damasco, las tribus locales, los kurdos y los terroristas del ISIS se reparten los ingresos provenientes de los dos principales yacimientos de crudo, en Hasaka y Deir Ezzor, ambos al norte del país. Hoy, el ISIS también pierde ingresos tras dos años de constantes bombardeos sobre sus posiciones. Las aviaciones occidentales, siria y rusa, han acabado por reventar el lucrativo negocio que nutría las arcas del califato. El cerca de millón de euros diarios que los expertos estiman extraía ISIS del contrabando del crudo en 2014, se reducen hoy a 400.000 euros por día. Unas pérdidas a las que contribuye también la drástica caída del precio del barril que ha pasado de unos 89 euros en 2014 a poco más de 30 este mes. Tanto ISIS como el Gobierno de Damasco pierden recursos para financiar su aparato militar. Pero en el caso del ISIS, éste pierde también capacidad de gestión de un territorio en el que ya no puede asegurar unos servicios mínimos a los ciudadanos que viven bajo su control, ni un intercambio económico con las tribus suníes hasta ahora aliadas.
miércoles, 24 de agosto de 2016
jueves, 11 de agosto de 2016
Alemania quiere volver a ser una gran potencia militar.
Alemania quiere llegar a ser, en el ámbito militar, una potencia global comparable a la que ya es en el terreno económico. Y está dando pasos decididos en esa dirección. Al principio, de forma tímida, mínima; pero ya cada vez con menos tapujos y de una manera progresivamente más contundente, pública y consciente. El conflicto en Ucrania, la guerra civil en Siria, la crisis de los refugiados y la irrupción del terrorismo yihadista en su territorio han hecho despertar definitivamente al realismo político a este país durante décadas reacio a emplear la fuerza.Angela Merkel acaba de desvelar su objetivo. En un reciente encuentro de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), la canciller apostó por elevar de forma notable el gasto militar en los próximos años.
No puede ser, argumentó, que Estados Unidos emplee en defensa el 3,4% de su producto interior bruto (PIB) y que Alemania gaste apenas un 1,2%. Esas dos tasas deben ir "convergiendo" en los próximos años, enfatizó, mientras acercaba elocuentemente las palmas enfrentadas de sus manos. Dio a entender, además, que lo que tenía en mente iba más allá del 2% del PIB en gasto militar que la OTAN exige a sus miembros (y que en la actualidad apenas cinco cumplen). Merkel quiere que su país deje de ser un segundón en el ámbito de la seguridad. Pese a su preeminencia económica (cuarta potencia por PIB; tercera por exportaciones) y a su creciente influencia política, especialmente notoria en Europa, Alemania ocupa un puesto relativamente discreto en el ámbito militar. El presupuesto de la Bundeswehr, el ejército, es el noveno mayor del mundo, entre Japón y Corea del Sur, según los últimos datos publicados por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI).
Además, su ejército ocupa el puesto vigésimo octavo por número de efectivos, entre Marruecos y Afganistán. Por último, Alemania se sitúa en el puesto décimo octavo del Índice de Fuerza Militar elaborado por Credit Suisse, que incluye las 20 mayores potencias militares, superando la mayor economía europea tan solo a Indonesia y Canadá. La ampliación de la Bundeswehr ya está perfilada. La reforma de la pasada legislatura, que planeaba reducir de forma significativa el número de efectivos, está más que enterrada. La actual ministra de Defensa, la cristianodemócrata Ursula von der Leyen, ya ha anunciado en los últimos meses sus planes para abrir nuevas plazas en las fuerzas armadas y dotarlas de más recursos. En abril, arrancó la puesta en marcha de una nueva unidad de defensa cibernética que, cuando esté a pleno rendimiento en un par de años, contará con unos 13.500 empleados, entre militares y civiles. En mayo, Von der Leyen avanzó que aspira a ampliar en 7.000 soldados, o un 4%, el grueso del ejército.
"Un giro de 180 grados"
La ministra de Defensa, una persona cercana a la canciller y figura ascendente en la CDU, ha señalado asimismo que para el año que viene el presupuesto del ejército se incrementará en cerca de un 15% con respecto a este ejercicio, hasta los 39.200 millones de euros. Y que su objetivo es invertir unos 130.000 millones en equipamiento militar en los próximos 15 años, una cantidad que duplica la previsión precedente de Defensa. "El ejército tiene que modernizarse en todos los aspectos", subrayó Von der Leyen para justificar su iniciativa. Sus planes, explicó la ministra, son un "punto de inflexión" para las fuerzas armadas y pretenden dar carpetazo a un política de "permanentes recortes", que se inició con el fin de la Guerra Fría, cuando Alemania contaba con cerca de 600.000 soldados. El presidente de la Asociación del Ejército Alemán (DBwV), André Wüstner, cree que esta propuesta de modernización y ampliación supone "un giro de 180 grados" en la política militar alemana. Las mejoras que ahora se están diseñando, aducen en Berlín, servirán para que Alemania pueda asumir la parte de "responsabilidad" que le corresponde a nivel internacional en la resolución de conflictos.
De alguna forma, la asunción de su mayoría de edad en el concierto de naciones, abandonando de una vez las faldas protectoras de Estados Unidos y el parapeto de las decisiones colectivas de la Unión Europea (UE). Los reparos del pasado, fruto del complejo que dejó en la república federal los estragos causados por el Tercer Reich, están paulatinamente desapareciendo y el país emerge de forma cada vez más clara como un referente en el teatro global, tanto a nivel político como militar. También influye en el golpe de timón germano la situación de sus tradicionales aliados. Con Washington pivotando hacia Asia -y preocupado por el desafío de China- y Francia en una situación de extrema debilidad política y económica, Berlín ha comprendido que si quiere algo, tendrá que hacerlo sí misma. Que no puede depender de terceros para defender sus intereses. En este sentido, Merkel aseguró el pasado noviembre que su Gobierno estudiará un mayor "compromiso" militar allí donde "sea necesario" y que este tipo de intervenciones no se descartarán "a priori", frente a lo que era una reacción habitual hasta entonces.
Irak, Siria... y la amenaza rusa
No es que hasta ahora Alemania se hubiese mantenido al margen de los conflictos más allá de sus fronteras. La Bundeswehr ha contribuido desde 1955 con medios humanos y materiales a 39 misiones militares internacionales. De Kosovo a Afganistán, pasando por Líbano, Camboya, Somalia, Timor Oriental, el Sáhara Occidental, Sudán y Mali. Además, ha participado en las operaciones europeas en el Mediterráneo y en la iniciativa internacional contra los piratas en el Cuerno de África. Pero, salvo excepciones como la de las guerras en la antigua Yugoslavia, su papel era más bien discreto. Lo que ahora se pretende es dar un salto cualitativo. Los últimos movimientos de la Bundeswehr sirven de ejemplo. El ejército alemán ha comenzado a formar a los 'peshmerga', los soldados kurdos que combaten al Estado Islámico en el noreste de Irak, con 150 instructores militares. Además, ha armado a esta milicia enviándola en el último año y medio fusiles de asalto, pistolas, misiles antitanque, lanzacohetes antitanque, pistolas de bengalas y ametralladoras por un valor agregado cercano a los 100 millones de euros.
Esta última decisión fue especialmente polémica, ya que la exportación de armas a lugares en conflicto está prohibida en Alemania. Además, la canciller se ofreció rápidamente a apoyar a Francia en su lucha contra el yihadismo internacional tras los atentados de París del pasado 13 de noviembre, en los que murieron al menos 130 personas. En los días posteriores a la tragedia, el Gobierno alemán anunció el envío de 650 soldados más a Mali (donde ya había desplazado a 200) para descargar allí al ejército galo. Asimismo, y lo que es más importante, Merkel consiguió que el Bundestag apoyase una misión de apoyo militar a las fuerzas internacionales que luchan contra el Estado Islámico en Siria. A este fin, destinó seis cazas de reconocimiento, una nave nodriza para el reabastecimiento en el aire de los aviones de guerra aliados y una fragata para escoltar al portaaviones francés 'Charles de Gaulle', estacionado frente a la costa siria.
La operación, para la que se han destinado hasta 1.200 soldados, supondrá 134 millones a Alemania solo este año. De igual manera, Berlín se ha mojado militarmente frente a lo que en la OTAN se denomina la creciente amenaza de Moscú, a raíz de la anexión de Crimea y del conflicto híbrido que dirige a distancia en el este de Ucrania. En la reciente cumbre de la Alianza Atlántica en Varsovia, Alemania se comprometió a liderar uno de los cuatro batallones multinacionales que se van a desplegar en los países miembros más próximos a Rusia, los tres bálticos y Polonia. En concreto, el Gobierno de Merkel ha ofrecido comandar con un millar de soldados el nuevo destacamento reforzado de la OTAN en Lituania. Y eso que Berlín ha sido una de las capitales occidentales que más han abogado por no romper todas las líneas de comunicación con Moscú.
Fuente: http://www.elconfidencial.com/
6 razones por las que Rusia y Turquía no serán socios estratégicos

La reconciliación entre Rusia y Turquía alcanzada en la cumbre de San Petersburgo no debe provocar expectativas injustificadas ni demasiadas ilusiones. En las relaciones entre Moscú y Ankara existen demasiados problemas e importantes contradicciones como para hablar, como ya han hecho algunos expertos, de una “alianza estratégica” entre Rusia y Turquía.
1. El primero y principal de estos problemas son las posturas diametralmente opuestas de los dos países en el conflicto sirio. Vladímir Putin apuesta por Bashar al Asad, mientras que Recep Tayyip Erdogan intenta derrocarlo. En este sentido, no ha cambiado nada. Tampoco se ha interrumpido el apoyo de Ankara a las tropas de la oposición siria, las mismas que ahora dirigen su ofensiva contra Alepo y que bombardean la aviación rusa. No hay que olvidar que fueron estas diferencias respecto a Siria las que provocaron una crisis sin precedentes en las relaciones bilaterales tras el derribo de un bombardero ruso en noviembre del año pasado. Estas discrepancias se mantienen en la actualidad.
2. Existe un segundo problema relacionado también con la guerra de Siria:la relación con los kurdos. Para Ankara los guerrilleros kurdos que luchan en Siria contra los radicales islamistas son sus enemigos, separatistas y aliados de los “terroristas” del Partido de los Trabajadores de Kurdistán, en guerra contra el presidente Erdogan. Para Moscú, los kurdos sirios son sus aliados potenciales. Y sus relaciones con los kurdos de Turquía siempre han sido especiales, de ningún modo hostiles.
3. El tercer problema está relacionado con el conflicto armenio-azerí. Moscú, pese al tono moderado de sus declaraciones y a su postura equidistante, es considerada por todo el mundo como un potencial aliado de Armenia, su socio en la OTSC. En lo que respecta a Turquía, este país ni siquiera intenta mostrar objetividad ni imparcialidad. Ankara está del lado de Bakú.
4. El cuarto problema consiste en el hecho de que en Turquía operan sin limitaciones varias organizaciones abiertamente opuestas a Moscú, algunas de ellas procedentes del Cáucaso Norte y otras formadas portártaros de Crimea. Estas organizaciones cuentan con el apoyo de diásporas influyentes, hasta el punto de que incluso si Erdogan quisiera eliminar este elemento irritante en las relaciones con la Federación Rusa, encontraría una firme resistencia dentro del país.
5. El quinto problema es la crisis de confianza. En Moscú ya no se habla en público del incidente del avión, pero no lo han olvidado. Como tampoco han olvidado las declaraciones que hicieron “en caliente” varios políticos turcos, entre ellos el propio Erdogan, cuyas palabras al respecto no fueron nada pacíficas. Sería extraño que después del derribo del Su-24 Moscú no sacara sus propias conclusiones acercad e la fiabilidad y de la previsibilidad de las acciones del gobierno turco.
6. Y por último, el sexto problema: el actual acercamiento es en cierto modo obligado. Occidente trata con cautela tanto a Moscú como, desde hace un tiempo, a Ankara, y tiende a distanciarse de ellos. En este contexto, el intento de encontrar un socio alternativo, de romper el aislamiento internacional, resulta del todo natural. Al mismo tiempo, no existe ninguna garantía de que, si Turquía logra normalizar sus relaciones con Estados Unidos y la UE, este país siga apostando por Rusia y desarrollando proyectos como el Turk Stream.
De modo que no es el momento de anunciar una asociación estratégica entre Moscú y Ankara. Se trata más bien de una imitación. No obstante, en comparación con el conflicto armado que amenazaba con estallar hace medio año, la reconciliación actual supone un progreso considerable.
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