Mostrando entradas con la etiqueta Mexico. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mexico. Mostrar todas las entradas

jueves, 12 de enero de 2017

Las deudas que le cobra el petróleo a la economía de México


Una investigación del Huff Post revela que mientras México producía el 90% de sus gasolinas en 1990, dicha cifra se desplomó hasta 38% en 2016. ¿Por qué ocurrió esto?

Entender un fenómeno como el alza de los precios de la gasolina no resulta del todo sencillo, y menos cuando hay tantos factores en juego. Pero a pesar de que existen diferentes posturas para tratar de explicar el problema, los expertos coinciden en que los altos niveles de importación de gasolina y la depreciación del peso frente al dólar son dos elementos clave para comprender las razones que provocaron el gasolinazo.

Pero algo tuvo que pasar para que México dejara de producir sus propios combustibles. En 1990, México producía el 90% de sus gasolinas, mientras que en 2016, el país apenas generó el 38.9% de sus gasolinas, de acuerdo con una investigación del Huffington Post realizada con datos del Sistema de Información Energética de la Secretaría de Energía.

En los últimos 26 años, México dejó de refinar sus propias gasolinas para depender cada vez más de las importaciones. En 1990 apenas importó 35 mil 894 barriles de gasolina al día para incrementar su dependencia en 1,234% para 2016, año en el que consumió 443 mil 164 barriles diarios, provenientes principalmente de Estados Unidos.

La caída y el deterioro del Sistema Nacional de Refinación es tal, que México refinó menos gasolina en 2016 (291 mil 264 barrilles diarios) que en 1990 (401 mil 919 barriles diarios), lo cual representa una caída del 27% en poco más de un cuarto de siglo.

Mientras que en 1990 un dólar costaba 2.68 pesos, hoy se encuentra a 21.9 pesos por unidad, según datos del Banco de México.

Una situación que en buena medida explica el descontento social que desencadenó el notable incremento de precios entre 14% a un 20% en enero respecto a los costos del mes anterior, ya que en las últimas décadas, los aumentos del precio de la gasolina han sido acompañados por un estancamiento del ingreso, tal como puede constatarse al comparar la manera en que con una semana de trabajo, podía comprar 1.69 tanques de gasolina de 40 litros recibiendo el salario mínimo. Algo que no ocurre desde 2014, año en que trabajar una semana con el salario mínimo ya no alcanza para comprar un tanque de gasolina.

El dato se obtuvo al comparar el monto de las importaciones de gasolina (miles de barriles diarios) y el tipo de cambio promedio anual por cada dólar (pesos). De este modo, la gráfica muestra el monto diario promedio que se gastó en la importación de gasolina (pesos).

Pero los datos resultan aún más contundentes al calcular el monto diario que destinó el gobierno mexicano para importar gasolina en los últimos 26 años, según el tipo de cambio promedio de cada año. Mientras que en 1990 México gastó 100 mil 862 pesos al día para importar gasolina, en 2016 el país gastó 8 millones 278 mil 303 pesos diarios. Y esto se debe a una razón: entre más gasolina importa México, más caro cuesta el dólar.

Es por eso que, más allá de factores externos como el incremento de los precios del petróleo y la abrupta caída del peso ante el fenómeno del triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la alta dependencia de México a la importación de gasolina explica una buena parte del problema del gasolinazo.

Y esto se debe a que la vulnerabilidad del país ante los vaivenes de los mercados internacionales es un componente clave en la manera en que el gobierno mexicano fija el precio de las gasolinas a través de una fórmula conformada por tres componentes esenciales: 1) el precio de referencia internacional de la gasolina (el mercado de la costa este de Estados Unidos), 2) los impuestos (IEPS e IVA) y 3) los costos (derivados del transporte, principalmente).

Por ello, la creciente dependencia de México a la gasolina extranjera y la devaluación del peso provocaron un gasolinazo con la liberalización de los precios de la gasolina promovida por el gobierno tras la aprobación de la reforma energética, situación que hizo vulnerable a México a los caprichos de los mercados internacionales. Algo que no ocurría cuando México producía sus propios combustibles.

¿Pero a qué se debe que México haya dejado de refinar su propia gasolina?

Una de las principales razones se debe a que en los últimos años, los yacimientos petroleros hallados y explotados por Pemex producen principalmente petróleo crudo pesado, mientras que las seis refinerías que existen en el país fueron fabricadas para procesar crudo ligero. Esto provoca que la efectividad de las refinerías mexicanas se reduzca considerablemente, al generar altos niveles de combustóleo, un hidrocarburo "que resulta difícil de colocar a buen precio en el mercado internacional y su consumo en plantas eléctricas nacionales resulta poco competitivo e inconveniente para el medio ambiente".


Esta baja productividad de las refinerías, sumada a una visión de negocios de corto plazo provocó que en los últimos cinco sexenios, Pemex se enfocara más en extraer petróleo crudo y venderlo a los mercados internacionales con altos márgenes de ganancia, pero sin invertir en el sector refinación. Con el paso de los años y la subida de los precios internacionales del petróleo, el gobierno prefirió obtener ganancias fáciles antes que apostar por la modernización de la planta industrial de Pemex.

"Su desempeño operativo ha sido poco eficiente y se ha visto marcado por aportaciones limitadas de recursos por parte de los gobiernos en turno, que le han impedido impulsar sus inversiones, mantenimiento y actualización de plantas o incluso la construcción de nuevas unidades. Ello en un contexto en el que la prioridad en la política petrolera desde los años ochenta, se ha concentrado en la explotación de los hidrocarburos y no en las actividades que le añaden valor al crudo extraído", señala el investigador del Instituto Politécnico Nacional, Daniel Romo Rico.


Una opinión que comparte Fluvio Ruíz, exconsejero profesional de Pemex, quien considera que la manera en que Pemex lleva años sosteniendo una tercera parte del presupuesto nacional con un excesivo pago de impuestos que ronda el 70% de sus ingresos, explica en buena parte el abandono de las refinerías.

"A Petróleos Mexicanos se le otorgó el papel de ser la principal fuente de ingresos fiscales, y en ese sentido se privilegió los ingresos por la venta del petróleo crudo porque son más rápidos y se dejó de invertir en la ampliación, incluso el mantenimiento de las refinerías existentes", aseguró Ruíz en entrevista con Radio Fórmula.

Pero la corrupción y una burocracia incompetente son también algunas de las razones que explican el por qué es tan poco rentable para el país producir su propia gasolina.

"¿Por qué tuvo que ser un trancazo de este tamaño? Pues porque importamos más o menos el 60% de las gasolinas y las gasolinas se compran en dólares. Y si el dólar está en 22 pesos eso implica que tendremos que comprar gasolinas más caras", explica Manuel Molano, director adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

"¿Y por qué no refinamos? Es la pregunta de los 200 a 300 millones de dólares, que es lo que pierde Pemex Refinación. No refinamos porque el modelo de negocio del sindicato de Pemex no es adecuado para ese negocio, que nos deja 60 centavos de peso por litro refinado, es un negocio donde tienes que darle cierto premio al refinador pero no el que espera el sindicato de Pemex", añade.

El experto del IMCO explica que el principal costo por la refinación de gasolina en México tiene que ver con los altos costos de la distribución y transporte de petrolíferos, y esto se debe a que "es un negocio del sindicato de Pemex".

En este sentido, la Suprema Corte de Justicia discutirá un proyecto que confirma en definitiva que Pemex incurrió en prácticas monopólicas relativas, por otorgar al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), encabezado por Carlos Romero Deschamps, el derecho exclusivo para el transporte de combustibles hacia las gasolineras, generando un sobreprecio de más de mil millones de pesos anuales.

Esto sin contar con el negocio privado de la importación de gasolina en el que altos funcionarios de Pemex han manejado recursos millonarios de manera discrecional a través de Grupo PMI, una serie de empresas privadas que a pesar de operar con dinero público no rinden cuentas a pesar de haberse documentado un faltante de 3 mil millones de dólares de 2000 a 2013, según una investigación periodística basada en reportes oficiales de Pemex y la Secretaría de Energía.

"El incremento en la demanda de petrolíferos ante un déficit en la producción nacional y una limitada capacidad de infraestructura para incrementar la producción y transportar los combustibles necesarios para satisfacer los requerimientos internos ha derivado en el incremento de las importaciones", señala la Auditoría Superior de la Federación en su informe de la cuenta pública 2014.

Y mientras en agosto pasado las refinerías operaban apenas a un 38% de su capacidad instalada, el desabasto de combustible y los altos precios de la gasolina detonaron una serie de protestas a lo largo y ancho del país, provocando que tras los resultados insatisfactorios de la reforma energética el presidente Enrique Peña Nieto emitiera un mensaje para preguntar: ¿Qué hubieran hecho ustedes?

miércoles, 1 de enero de 2014

México: qué fue del subcomandante Marcos


Desde los años 60 y el Che Guevara no se veía algo así: un guerrillero latinoamericano que atrajera las miradas del mundo y se convirtiera -con la rapidez que proporcionaban los nacientes medios digitales- en un ícono global.

Eso fue lo que ocurrió en 1994 con el subcomandante Marcos, uno de los dirigentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN.

El 1 de enero de ese año, día en que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, que supuestamente simbolizaba el ingreso de México a la modernidad, la insurrección armada le recordó al país los problemas que lo anclaban al pasado.

El historiador Enrique Krauze, en su libro "Redentores: ideas y poder en América Latina", lo describe así: "Era como si se precipitara sobre nosotros un meteorito, pero no del espacio sideral sino del pasado". 

Fueron sólo doce días de combate. Los muertos se contaron por decenas no por centenares, pero fue suficiente para atraer la atención mundial. 

Luego vino la tregua, el diálogo. Y entonces emergió la figura de Marcos. El pasamontañas, la pipa, su humor mordaz y finalmente su prosa lo convirtieron en un favorito de la prensa. 

Fue entrevistado por Gabriel García Márquez, saludado por Eduardo Galeano y Noam Chomsky. Alabado como el mejor escritor latinoamericano del momento por Regis Debray (antiguo alumno de Louis Althusser; amigo del Che, a quien acompañó en Bolivia y ex asesor en política internacional del presidente francés François Mitterrand). 

Comités de solidaridad brotaron como hongos por todo el planeta y Chiapas se convirtió en un imán para jóvenes -muchos europeos- en busca de una causa que consideraran justa. 

Pero no sólo eso: en 1996, en una entrevista con la comandancia del Ejército de Liberación Nacional de Colombia, cuando les pregunté sobre la pertinencia de su lucha armada para llevar el socialismo al poder luego de la caída de la Unión Soviética, Nicolás Rodríguez Bautista "Gabino" (actual comandante máximo del ELN) invocó la lucha de los Zapatistas como ejemplo y justificación. 

¿Qué ocurrió con ese Marcos que surgió hace 20 años como un meteorito en el panorama de la izquierda mexicana e internacional? 

¿Improvisado? 

Varios años después, el "sup" Marcos diría que buena parte de lo ocurrido los primeros días de enero del 94 fue improvisado, incluido el simbólico pasamontañas. Que en ningún momento pensó en convertirse en lo que se convirtió. 

En la última entrevista que concedió a un medio de comunicación, publicada en la Revista Gatopardo de México en diciembre de 2007, se lo explicó de la siguiente manera a la periodista Laura Castellanos. 

"No lo habíamos planeado así, eso resultó del alzamiento (...). Se convirtió en un símbolo, pero originalmente el símbolo era el paliacate rojo. Ahora es el pasamontañas. Porque empezó el tira y afloja de 'que se quiten el pasamontañas y que den la cara'. Y nosotros dijimos: 'bueno, vamos a quitárnoslo y ustedes también, o sea los políticos y el país entero'. Y se convirtió en un símbolo y se quedó". 

En su libro "Marcos, la genial impostura" los periodistas Bertrand de la Grange y Maite Rico argumentan que la improvisación fue mucho más allá. 

Publicado en 1998, es un reportaje en torno a la figura del subcomandante zapatista. Allí exploran el pasado de Rafael Sebastián Guillén Vicente, a quien el gobierno de Ernesto Zedillo reveló, a principios de 1995, como el verdadero rostro tras el pasamontañas. Marcos aún lo niega. 

En el libro -donde hablan con su padre, profesores, excompañeros de la universidad y de la guerrilla- se hace un recorrido por la vida de quien es popularmente aceptado en México como Marcos, nacido en 1957. 

Se habla de su infancia en la ciudad de Tampico, su radicalización en la universidad -donde estudió Filosofía- sus lecturas de los teóricos franceses (Althusser, Derrida, Foucault), su admiración fervorosa por el Che Guevara (insinúan que de ahí le viene fumar pipa) y sus viajes a Nicaragua y Cuba. 

Finalmente, relatan su adentramiento en la selva chiapaneca en 1984, con un puñado de correligionarios, para hacer la revolución. 

Y acá es donde viene la improvisación: según De la Grange y Rico, Marcos cambió su discurso político casi literalmente de un día para otro: entre el 1o y el 6 de enero de 1994. Algo que también ha señalado Enrique Krauze. 

Pasó del discurso marxista casi granítico de los primeros comunicados a la variante indigenista y burlona que caracterizó los posteriores. 

¿Y cómo es él? 

Concepción Villafuerte conoció a Marcos cuando ya era Marcos. 

La historia de esta mujer también podría dar para un libro. Junto a su esposo, Amado Avendaño, fundó, escribió y editó -palabra por palaba en una imprenta manual del siglo XVIII- el periódico El Tiempo (primero semanario, luego diario) de San Cristóbal de las Casas. 

En enero de 1994, Concepción y su esposo fueron quienes avisaron a medios internacionales -y a través de ellos al mundo-, de la insurrección zapatista. 

Estaban inmejorablemente situados para hacerlo: no sólo vivían en San Cristóbal, donde estuvo el núcleo ardiente del levantamiento armado, sino que -según ella- eran el único medio regional que reconocía la existencia de los indígenas chiapanecos. Los demás simplemente los ignoraban. 

Eso hizo que los del EZLN siempre les dieran prioridad para entregarles sus comunicados en esos 12 días de guerra de enero del 94. (Ese mismo año, Amado Avendaño sería candidato a la gobernación de Chiapas por el Partido Revolución Democrática y con el apoyo del EZLN. Perdió y siempre se alegó que hubo fraude). 

Estamos en su casa de San Cristóbal, en un cuarto repleto de fotos, libros antiguos y recuerdos de su esposo, ya fallecido. También hay cajas y más cajas con las ediciones de El Tiempo, igualmente desaparecido. 

Una de las fotos muestra a Marcos junto a Amado Avendaño. Es del 2 de enero, una de las primeras imágenes del subcomandante. 

Concepción Villafuerte se encontró con Marcos en abril de ese año. Según relata, luego del asesinato de Luis Donaldo Colossio, candidato oficial del PRI a la presidencia (aunque en México no hay años tranquilos, 1994 fue especialmente agitado), decidió subir a las montañas a hablar directamente con los zapatistas. 

Después de dos días de peripecias, se encontró con Marcos una tarde, a las cuatro. "Hablamos, me preguntaba cosas muy comunes, casi intrascendentes. Yo le pregunté qué iba a pasar, pues estábamos en la nada. Habían matado al candidato Colossio, retirado al encargado del diálogo por parte del gobierno con los zapatistas...". 

"Me dijo: 'estamos en alerta roja porque no sabemos nada, igual que ustedes'. Me pareció un tipo sumamente informado, a pesar de estar en la montaña... Muy sagaz. Una especie de persona que lo empieza a medir a uno, a valorar". 

"Se había hecho ya un mito de Marcos y todo el mundo lo veía como una cosa muy especial. Conmigo fue diferente, yo no lo veía como el ídolo romántico. Hablamos de cosas serias, de lo que a mí me interesaba saber, como el secuestro de un general, la desaparición de unos militares. Todo me lo respondió". 

Muchos años después 


Laura Castellanos también tuvo un encuentro en las montañas con Marcos, pero en 2007. Mucha agua había pasado bajo el molino. 

En 2001, Marcos tuvo lo que algunos consideran su momento culmen, cuando viajó de Chiapas a Ciudad de México en lo que se conoció como la Marcha del Color de la Tierra, con la que buscaban exigir el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, un documento firmado en 1996 entre el EZLN y el gobierno, que se comprometía a realizar cambios en la Constitución para consagrar los derechos indígenas. 

Centenares de extranjeros acompañaron al subcomandante y a sus compañeros en el recorrido. Más de un millón de personas los aclamaron en El Zócalo del DF. Allí estaban esperándolo, entre otros, José Saramago, Danielle Miterrand, Manuel Vázquez Montalbán y Alain Touraine. 

Después vino el anticlímax. 

Así lo explica el profesor e investigador Luis Daniel Vázquez, de la Facultad de Ciencias Sociales Latinoamericana, Flacso: "Lo que tenemos es una interacción muy interesante entre el zapatismo y el gobierno, que nunca llega a buen puerto". 

"El último de los aprendizajes muy fuertes que tiene el zapatismo es la marcha del Color de la Tierra, donde de nuevo salen, con la transición democrática, con Vicente Fox. Intentan llegar al Congreso de la Unión para pasar los acuerdos de San Andrés y plasmarlos en el acuerdo constitucional correspondiente". 

"El Congreso aprueba una reforma distinta a lo que estaba establecido en esos acuerdos, algunos más light, en especial de autonomía política indígena. Tal vez lo más grave es que, con esa decepción, van a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que se lava por completo las manos". 

Repliegue zapatista 

Luego de eso vino un período de repliegue y silencio, tanto de los zapatistas como de Marcos. En 2003 vuelven a la escena pública con su propuesta de los Caracoles y el buen gobierno: asociaciones de "municipios autónomos zapatistas" (son 29 municipios y cinco caracoles) que, desde entonces, le han dado la espalda al Estado mexicano (a quien llaman el "mal gobierno") y se han dedicado a construir una estructura autosuficiente a todo nivel: económico, de salud, justicia y educación. 

Así se han mantenido hasta la actualidad. 

En 2006 vino otro hito: unas elecciones presidenciales en las que la izquierda tuvo la posibilidad de llegar al poder con Andrés Manuel López Obrador. Los zapatistas decidieron no apoyarlo. 

Como se sabe "AMLO" (como es conocido en México) perdió por un margen muy estrecho frente a Felipe Calderón y, aunque hasta el día de hoy sigue diciendo que hubo fraude, muchos en la izquierda también señalaron a los zapatistas. De haberlo apoyado, argumentan, López Obrador habría ganado sin problemas. 

En cambio, el EZLN y sus simpatizantes iniciaron "La Otra Campaña". Así la explica el profesor de la Flacso a BBC Mundo: 

"Su lógica es 'nosotros no tenemos que pensar a la izquierda desde arriba, sino desde abajo'. Y desde ese 'abajo y a la izquierda' -nuevo lema- su objetivo es dar a conocer movimientos muy locales que pueden tener los mismos problemas políticos pero que no están interconectados. Es la misma apuesta de los Caracoles". 

Se presenta entonces la última salida pública de Marcos: adopta el apelativo de "Delegado Zero" y durante un año recorre los 31 estados de México, más el Distrito Federal, reuniéndose con representantes de esos movimientos. 

Luego regresa a Chiapas y no vuelve a salir de las montañas. Al menos de manera visible. 

"Invisibilización mediática" 

A la periodista Laura Castellanos, Marcos le pareció "un hombre muy ocurrente e inteligente". 

"Sobre todo lo que me llamó la atención fue su proceso de autocrítica. Porque una cosa es ser autocrítico cuando estás en la cima, pero cuando estás en un momento de invisibilización mediática, de cuestionamiento, de crítica, no es fácil", le dice a BBC Mundo. 

La entrevista, publicada como libro en 2008 bajo el nombre de "Corte de caja", es esclarecedora. En ella Marcos hace un balance de todo ese período. Cómo él y su movimiento habían "pasado de moda", cómo, según su versión, la izquierda tradicional mexicana los apoyó mientras se quedaran en Chiapas: "había una especie de división del trabajo: 'ustedes hablen allá y escriban poemas (...) y nosotros nos encargamos de la política de los grandes'". 

También habló de algunos grupos de solidaridad europeos: "No se atreven a decirlo abiertamente, pero expresaban 'no, pues es que el zapatismo ya pasó de moda, ya no es como antes, si ya no tiene la atención de los medios para qué lo apoyamos (...)". 

Entre lo más interesante de esa entrevista se encuentra su mirada sobre su propio fenómeno. Marcos el ícono. "El atractivo reside en el símbolo, no en uno... porque el misterio, la máscara, atraen todo eso que también fue cultivado por los medios". 

También acepta que su figura, magnificada por la prensa, se convirtió en el símbolo del EZLN, sobre todo en los inicios del levantamiento: "sí se dio una sobrevaloración de lo que se podía conseguir usando los medios de comunicación, fue en el 94, cuando el movimiento sí salió a la luz de los medios de comunicación de todo el mundo y ese año transcurrió prácticamente de entrevista en entrevista". 

Agrega que si pudiera cambiar algo, sería esa parte mediática. "Hacer un esfuerzo para que se concentrara menos la atención en la figura de Marcos, precisamente en los primeros años. Porque más tarde quisimos remediarlo y ya no se podía". 

Después de esa entrevista, Marcos trató de remediarlo. Se sumió en el silencio mediático. Empezaron entonces los rumores: que estaba gravemente enfermo. Que había muerto, que vivía en Ciudad de México, más exactamente en la acomodada Colonia Roma. 

Pero de vez en cuando da señales de vida: a través de cuentos en la Revista Rebeldía o de algunos comunicados. 

Uno de los últimos, del pasado 22 de diciembre, se titula "Rebobinar 2: de la muerte y otras coartadas" (el 28 de diciembre publicó "Rebobinar 1"). Allí, además de las múltiples posdatas, vuelve sobre asuntos que le son caros, como la muerte. Y regresa al tema de la identidad, del rostro tras el pasamontañas. 

"Esto de tomar otro nombre y ocultar el rostro, ¿es para escondernos del enemigo o para desafiar su escalafón de mausoleo, su nomenclatura jerárquica, sus ofertas de compra-venta así sea disfrazadas de puestos burocráticos, premios, loas y alabanzas, clubes grandes o pequeños de seguidores?". 

Por lo que pueder verse en el largo comunicado, desde las sombras, la pluma del subcomandante Marcos sigue siendo, sino tan popular y seguida, sí igual de mordaz y lírica. 

Siga al corresponsal de la BBC en México y Centroamérica a través de Twitter en @JCPerezSalazar