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lunes, 11 de febrero de 2019

Crearon láminas biodegradables a partir de fibra de la palma

Producen material que sirve para crear techos, muebles o incluso para el diseño automotriz.Luego de casi una década de trabajos, tres investigadores de la Universidad de los Andes y de la Escuela Colombiana de Ingenieros Julio Garavito lograron producir un material que se asemeja a la madera, tiene propiedades específicas similares a las del aluminio, es resistente, sirve como aislante acústico y es biodegradable.

Estas láminas son hechas a partir de la fibra de la manicaria saccifera, una palma del Pacífico colombiano también conocida como cabecinegro, con la que ha experimentado el grupo de investigadores, luego de probar otras fibras naturales como la del bambú.
Según relataron, este material puede llegar a remplazar a otros imperecederos como el plástico o la fibra de vidrio, con la diferencia que su descomposición solo duraría semanas y podría ser utilizado también en la industria automotriz, lo que facilitaría que al terminar su vida útil, un vehículo tenga una parte biodegradable. 

“Producir este material puede llegar a ser un 20 o 30 por ciento más costoso que uno tradicional que ya se encuentre en la industria, pero su ahorro será en el posconsumo. Las láminas, al pasar por un proceso de compostaje, se degradan en un plazo de tres meses”, explicó Alicia Porras Holguín, docente de los Andes, y doctora en ingeniería.

Hace cerca de nueve años, ella comenzó a experimentar con fibras naturales como el bambú, cuando realizó su maestría en los Andes. “Buscábamos hacer materiales compuestos que mezclan dos o más componentes, pero que le apuntaran a un mercado de biodegradables”, explicó Alicia. 
Allí conoció al profesor Alejandro Marañón, quien venía desde el 2007 experimentando en la misma área y quien fue uno de los que arrancó en este campo, buscando materiales más sostenibles para diversos productos. “En Colombia hay más de 380 fibras naturales pero pese a ello son pocas las que se explotan para algún producto”, recordó.
En el 2014, a través de una convocatoria de Colciencias, lograron conseguir apoyo para desarrollar su proyecto. Allí también se les exigía que plantearan un modelo de negocio y los asesoraban en propiedad intelectual.

Para esa fecha se unió a la investigación el posdoctor e ingeniero en materiales, Camilo Hernández, quien llegó a mejorar el producto, y quien explicó que se dieron cuenta del potencial del material, cuando realizaron las pruebas de resistencia. La patenteLos tres investigadores trabajaron arduamente para hallar el material que querían, pues aunque probaron varias fibras, necesitaban reunir unas variables que les permitieran obtener un producto competitivo.

“Cuando dimos con la palma cabecinegro, tomamos el capuchón, que es el material que reviste la planta. Vimos que tenía buena adhesión con la resina, así que comenzamos a hacer modificaciones superficiales, y a revisar si todas las partes del material tenían las mismas propiedades”, recuerda Alicia.

Haciendo decenas de pruebas, consiguieron el material laminado biodegrabable. “Evaluábamos temperatura, tiempos, presión, cantidad de fibra y, al juntar estar propiedades, dio el punto que necesitábamos”, relató. Con los resultados, solicitaron a finales del 2015 la patente del material compuesto y de su método de fabricación ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC). Tras tres años de estudio, a finales del 2018 se las otorgó a los tres investigadores a través de la Resolución 57508, y tendrá vigencia hasta el año 2035.

Marcapasos, invento de un Colombiano, cumple 60 años y ha ayudado a más de 80 Millones en el Mundo


domingo, 8 de octubre de 2017

Limón en polvo entra al mercado de los alimentos

Así se le ocurrió la idea a Daniel Torres y estas son las perspectivas de su emprendimiento.


Daniel Torres, gerente de DTZ Group S. A. S., habla de la compañía que entra en el mercado de alimentos con un producto innovador como el limón en polvo, un nuevo aderezo.

¿De dónde nace la idea?

Un día me estaba comiendo una empanada, y cuando pedí limón me dijeron que mirara en una mesa, que ahí estaba, pero lo que vi no era agradable, pues los cascos se encontraban entre agua. Aun así, tomé uno, y estaba seco, lo que me llamó la atención.

Trabajaba en la industria de alimentos en consumo masivo, y empezamos a explorar si era viable industrializar el limón como aderezo. En alianza con un ingeniero químico, logramos sacar adelante el producto y lo conceptualizamos en sobres de un gramo (equivalente a exprimir medio limón).

¿En dónde está la demanda del producto?

Pensábamos que el mayor demandante iba a ser el segmento institucional (restaurantes, bares), pero no, es el hogar.

Así que empezamos el proceso de codificación en los supermercados, y ya hoy estamos en Justo y Bueno, que tiene cerca de 400 puntos de venta. Próximamente vamos a estar en otras cadenas.

¿Hay planes para exportar?

Sí. Particularmente, a España, donde ya se hace el estudio de exportación. Otro mercado interesante y en exploración es México, donde también se le pone limón a todo, como aderezo.

¿Cómo va la comercialización del producto?

Para tener un dato más real, podríamos hablar de que a hoy, en Colombia ya se han consumido más de 600.000 sobres. Y, por ahora, las ventas son más fuertes en Bogotá.

¿Dónde radica el éxito que está teniendo el producto?

A la mayoría de la gente le encanta el limón, y este producto para el consumidor es muy práctico porque es fácil de abrir, no se tiene que untar las manos, no tiene que cortar la fruta ni generar desperdicios. Tiene una vida útil de año y medio, no contiene conservantes y, realmente, hasta ahora, no había nada que supiera a limón.

En este sobre hay limón en polvo deshidratado para todas las necesidades y usos que al consumidor se le ocurran.

¿Hoy tienen alguna competencia?

En este momento, nuestra competencia es la fruta.

¿Qué proyectos vienen para ustedes ahora?

A partir de esta idea se pueden derivar muchos productos, y la gente nos da alternativas. Piensan en lo práctico de tener otras frutas, pero una como la naranja se vuelve segmentador porque es solo para el jugo. En cambio, lo que tenemos hoy con el limón es un aderezo que tiene muchos más usos.

Por eso no quisiéramos encasillarnos en que solo sean frutas en polvo, sino mezclas en polvo que sean cotidianas, que hoy no existan y sean muy prácticas para el consumidor, pero son ideas en desarrollo y aún confidenciales.

¿Cuánto empleo han generado?

Solo en la planta de empaque pueden estar alrededor de 20 personas y en la de fabricación, otras 20.

¿A qué aspiran como empresarios?

Nosotros quisiéramos no quedarnos solamente en productos en polvo, sino empezar a abrirnos a otras categorías, y un buen referente para nosotros es Quala en Colombia, que ha ido conquistando distintos mercados y ya está en varios países.

Queremos llegar a ser una empresa de consumo masivo de diferentes productos muy innovadores que le ofrezcan alguna solución al consumidor.

ALEJANDRO RAMÍREZ
Economía y Negocios

martes, 7 de marzo de 2017

¿Qué tiene el transporte público de Medellín para ser un modelo en Latinoamérica?


Una única tarjeta para autobús, metro, teleférico y tranvía hacen al sistema de la capital de Antioquia casi único en la región

La tarjeta Cívica de Medellín ya anuncia sus intenciones con su propio nombre. Con ella, un residente del humilde barrio de la Sierra, en lo alto de de uno de los cerros que rodea la ciudad, puede coger el Metrocable —un sistema de teleférico—, bajar en la parada de Oriente para subir al tranvía, que le dejará en el metro de San Antonio; salir tres estaciones al sur para hacer un trayecto en Metroplus —un sistema de autobús con plataforma exclusiva y, por lo tanto, sin atascos— hasta Rosales, donde tiene a su disposición una bici pública para hacer el viaje hasta su destino: la unidad deportiva María Luisa Calle, en el otro extremo de la ciudad. Habrá gastado un viaje de su bono: 2.080 pesos (unos 66 céntimos de euro).

Pocos sistemas de transporte masivo del mundo integran bajo un mismo paraguas tantos medios de locomoción. Una empresa pública, Metro de Medellín está a cargo de todos ellos —excepto las bicis, también públicas, que dependen de otro organismo— y ha conseguido, a lo largo de muchos años y no sin contratiempos, convertirlo en un modelo para toda Latinoamérica. Pero dista de ser perfecto: la ciudad tiene por delante el reto de ampliar su cobertura, luchar contra la congestión de tráfico —y de contaminación— y seguir fomentando el uso de la bicicleta.

Detrás de todo esto está lo que Jairo Gutiérrez, que lleva más de 20 años trabajando en la empresa, llama “cultura metro”. Cuando cuenta en qué consiste no le queda más remedio que remontarse en el tiempo: “Hace tres décadas vivíamos un momento muy triste en Medellín. Cuando los jóvenes salían de sus casas no sabían si iban a volver. No creíamos en el futuro”. Rememora los duros años del narcotráfico, cuando Pablo Escobar sembró el terror en una ciudad que se hizo famosa por ser la más peligrosa del mundo. Mucho cambió desde entonces. En parte, según Gutiérrez, por el metro, que comenzó a funcionar a las once de la mañana del 30 de noviembre de 1995, dos de días antes del segundo aniversario de la muerte del capo de la droga. “Articuló un territorio que antes era estanco, de guetos; la gente vio la ciudad desde arriba y la descubrió [no es un ferrocarril subterráneo, sino elevado]; cambió la cultura y el imaginario de la movilidad y metió en la cesta de la compra un nuevo artículo: el ticket del metro”.

Habla de la tarjeta cívica, esa que permite subir a cualquier medio de transporte público de la ciudad y que no tiene un nombre casual. Detrás de ella está toda esa cultura que va más allá del movimiento de personas por la ciudad. Un buen ejemplo es la recientemente inaugurada línea de tranvía de Ayacucho, que sirve de empalme entre la parada de metro de San Antonio, en pleno centro de la ciudad y el teleférico que lleva al barrio de La Sierra. Toda la calle que recorre era un espacio para vehículos, que ahora no pueden pasar por allí. Esto, junto con meses de obras, es el caldo de cultivo perfecto para generar malestar en un vecindario. Pero Metro no hace la obra sin más; con anterioridad imparte talleres que explican a los vecinos todo lo que va a suceder en su barrio y convoca a los líderes comunitarios para que ellos sean quienes difundan la palabra entre el resto de los habitantes. Y la empresa se afana en cambiar la cara del entorno al que llega.

Dario Meneses, jubilado de 65 años que participó en estos cursos, cuenta que, al poco de concluir las obras, unos familiares fueron a visitarlos. “No es que sean bobitos, pero estaban delante de la casa y no la reconocían. Ha habido un cambio brutal: auditivo, ya no hay ruidos; visual, se ha restaurado el entorno; y medioambiental, pues la contaminación se ha reducido sensiblemente”, relata en la estación de Bicentenario, frente a su casa y a uno de los enormes graffitis que ahora adornan las fachadas de muchas viviendas que rodean el trayecto del tranvía.

“El factor diferencial con respecto a otros sistemas es que Medellín es que su autoridad de transporte empezó a concebir toda la movilidad de forma integrada”, explica Manuel Rodríguez, especialista en transporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que aporta financiación y conocimiento (estudios, informes, encuestas) a muchos de los sistemas de Latinoamérica. No es, sin embargo, uno replicable en cualquier lugar. El metrocable, por ejemplo, solo es necesario en lugares con una orografía muy determinada. Natalia Sanz, del mismo departamento, añade que la capacidad institucional para hacer algo así tampoco se encuentra en todos lados. “Aunque a otras ciudades les puede servir para entender cómo se ha gestionado un sistema tan integrado”, concluye.

No ha sido ni fácil ni de la noche a la mañana. La Empresa de Transporte Masivo del Valle de Aburrá Limitada (Metro de Medellín Ltda.) fue creada en 1979, 16 años antes de la primera operación de este transporte. Y al principio no faltaron interrogantes sobre su viabilidad, su rentabilidad, ni siquiera sobre su necesidad. “En su tiempo nadie se habría creído que hoy iba a ser tomado como un referente: hubo sobrecostos, falla institucional, dudas de demandas. Tuvo costos altos, pero ha consolidado un sistema que todos queremos ver”, dice Ana María Pinto, también del BID, que añade una reflexión: “Terminar una integración así cuesta plata y tiene componente de decisión de política pública: si se subsidia o no. Estamos acostumbrados a hacer la obra, pero muchos municipios creen que los sistemas se tienen que pagar solos, y hemos visto que esto así no suele funcionar, la operación debe implicar en alguna medida subsidio”.

En Medellín es una inversión que no se cuestiona. Los ciudadanos están orgullosos de su servicio en una ciudad en la que la implicación cívica ha sido crucial darle la vuelta como a un calcetín a la situación que describía Jairo Gutiérrez. Los trenes, que tienen más de 20 años, lucen casi como nuevos. En parte por esta implicación ciudadana y, también, porque la empresa sabe bien el círculo vicioso en el que entra cualquier espacio público cuando comienza a mostrar deterioro. Una pequeña pintada lleva a otra, y esta a una mayor y todo lo anterior a maltratar la infraestructura. Así que, ante el primer rastro de vandalismo, retiran el coche en cuestión, lo limpian y lo devuelven a la circulación.

Carlos Cadena Gaitán, doctor en movilidad sostenible de la Universidad de Maastricht en Holanda y profesor de la Universidad EAFIT, reconoce el buen funcionamiento del metro y la cultura que ha generado. Pero cree que la ciudad ha perdido mucho tiempo: “Es bipolar, pone una vela a dios y otra al diablo. Fomenta este buen transporte público y a la vez invierte más en infraestructuras para que la gente use el carro. Se siguen haciendo puentes y calles para uso exclusivo de coches y motos. Esto nos ha llevado a uno de los mayores problemas de ciudad: tenemos el aire más contaminado de Colombia”. La urbe está encajonada entre dos bloques montañosos, lo que hace que toda la polución se quede atrapada sobre las cabezas de sus ciudadanos. Y esto tiene consecuencias. “Cada día mueren ocho personas por la calidad del aire. Por violencia, 1,3. Si hay algo urgente que solucionar es la polución”, afirma Cadena Gaitán, que es un defensor de la bicicleta como medio de transporte alternativo y limpio.

El concepto de pedalear por la ciudad ha cambiado radicalmente en el último lustro. “Antes, si ibas en bici a trabajar solo había una posibilidad: estabas loco”, ironiza el profesor universitario. Aunque en la ciudad hay afición a las dos ruedas, estaban destinadas al ocio. La movilidad en este transporte quedaba reservada a estratos sociales muy bajos. Pero la iniciativa de unos estudiantes de Ingeniería del Diseño comenzó a cambiar esta percepción. Lina López, José Campo y Felipe Gutiérrez decidieron que su proyecto de final de carrera sería diseñar un sistema de bicicletas públicas compartidas, tras una estancia en Holanda que les cambió la forma de ver este medio de locomoción. Desarrollaron tres prototipos de bicis y estaciones. Y tuvieron la suerte de que quien hoy es alcalde de la ciudad, Federico Gutiérrez Zuluaga, entonces concejal, se fijó en su proyecto. El Área metropolitana firmó un acuerdo con la universidad y empezaron a aplicar la idea. En 2011 había seis estaciones y 105 vehículos. El primer año se hicieron 11.372 préstamos. Hoy existen 55 puntos para recoger un millar de bicis y, en 2016, se registraron 1,9 millones de viajes.

“Sirvió para enviar un mensaje a la ciudadanía, generó un concepto diferente, normalizó la bici y acabó con el temor a la inseguridad. Muchos decían que iban a ser pasto del vandalismo, pero en todo este tiempo solo se han registrado 15 robos de bicicletas, y la mayoría se han recuperado”, relata Lina López, que ahora trabaja en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el organismo que gestiona Encicla, que es como se llama el sistema de bicis públicas compartidas (y completamente gratuitas).

Este organismo supramunicipal coordina políticas públicas y de transporte en las nueve localidades que, junto a Medellín y prácticamente conurbadas con ella (en algunos casos no se sabe donde empieza una y termina otra), forman el Valle de Aburrá, donde viven 2,8 millones de habitantes. Tiene proyectado construir hasta 2019 80 kilómetros de ciclorrutas, multiplicando por dos los que hay ahora. También tiene el reto de mejorar la cobertura y la calidad del entramado de empresas privadas que controlan las rutas de autobús convencional, que muchas veces se mueven en los pagos informales y representan todo lo contrario de la unidad y el orden que impone la tarjeta cívica, aunque cada vez son más líneas las que la han incluido. El objetivo: una sola tarjeta para transportarlos a todos.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Una idea: convertir el río Magdalena en una pila


El 25 de agosto de este año, en un laboratorio de la U. Nacional de Medellín, se encendió un pequeño bombillo led. Fue uno de los momentos más felices en la vida del ingeniero Óscar Álvarez. Llevaba cuatro años tratando de entender y demostrar que Colombia podría explotar una fuente poco usual de energía limpia: la mezcla de agua dulce y agua salada en la desembocadura de sus ríos.

Los ingenieros que trabajaban con él tenían preparada esa sorpresa. Era el día en que se graduaba del doctorado en ciencias del mar. Habían pasado varios días trasnochando para completar el pequeño generador, capaz de aprovechar lo que ellos llaman con familiaridad “el gradiente de salinidad”.

Álvarez sabe que cada vez que usa esas palabras tiene que ponerse un poco más didáctico: “Todo lo que en la naturaleza represente una diferencia física o química implica un potencial. Cuando se mezcla agua dulce y agua salada se libera energía. No la podemos ver pero ahí está”. Una analogía siempre le ayuda: un metro cúbico de agua dulce mezclada con agua de mar puede producir la misma energía que produce un metro cúbico de agua que cae desde una altura de 200 metros.

En 1974 Richard Norman de la U. de Connecticut, en un artículo de la revista Science, había sugerido explorar esa fuente de energía. Pero la obsesión por los combustibles fósiles, baratos, fáciles de extraer, que no requieren mucha creatividad ni conocimiento, terminaron opacando esa y muchas otras ideas para explotar energías limpias. La amenaza del cambio climático, provocado por emisiones de gases asociados al petróleo y carbón, nos está obligando a desempolvar las viejas ideas.

En el caso de las energías marinas, paradójicamente, Colombia con sus dos océanos no parece tener mucho potencial. Al menos no en las más comunes que son oleaje, mareas y corrientes oceánicas profundas. El oleaje, por ejemplo, depende del viento y en el Caribe ventea con intensidad tan sólo cuatro meses al año. Sólo durante esa estrecha ventana de tiempo sería factible aprovechar la energía del oleaje.

En cuanto a las mareas, tampoco parece una buena apuesta según los cálculos de Álvarez, quien hoy forma parte del grupo de investigación en Geociencias de la Universidad del Norte, en Barranquilla. Para extraer energía del cambio de marea se necesita una diferencia de al menos cuatro metros en el nivel del mar. En el Pacífico colombiano, la diferencia de mareas apenas llega a 3,5 metros.

Algo similar ocurre con las corrientes profundas. En Colombia, las corrientes lo suficientemente fuertes para producir energía están a más de 500 kilómetros de la costa. Una distancia que las hace inviables económicamente por ahora. En el Caribe colombiano no son tan fuertes como entre Cuba y la Florida donde la corriente profunda alcanza los 26 millones de metros cúbicos por segundo. Una corriente 100 veces más fuerte que la del río Amazonas.

Álvarez y sus colegas, del grupo Oceánicos de la U. Nacional y el grupo de Investigación en Química, decidieron explorar una cuarta opción: los gradientes de salinidad. Este año publicaron, en la revista Renewable and Sustainable Energy Reviews, un mapa sobre el potencial energético oculto en la desembocadura de todos los ríos alrededor del mundo. El ejercicio los llevó a identificar 921 ríos con potencial, pero se concentraron en los 448 con mayores posibilidades. Sorpresivamente, el río Magdalena ocupó el sexto lugar en sus cuentas con un potencial de 600 megavatios. Es la misma cantidad de energía que genera Termoflores, la empresa de combustibles fósiles que abastece a toda Barranquilla en época de sequía.

“Es una de las energías renovables más confiables”, comenta Álvarez, pues las plantas funcionarían el 84 % del tiempo mientras las eólicas lo hacen únicamente el 45 % y las solares cerca del 20 %.

Pero si la desembocadura del río Magdalena se puede convertir en una gigantesca batería capaz de aportar un 10 % de la electricidad que hoy consume el país, la pregunta es cómo lograrlo. Y ahí la buena idea se convierte en un reto tecnológico y de ingeniería.

Lo que Álvarez y el grupo de la Universidad Nacional de Medellín lograron en el laboratorio fue un pequeño modelo de lo que podría alcanzarse a gran escala. “Es una tecnología tan fascinante como difícil de lograr a escala industrial”, advierte. Pero no imposible.

En Noruega ya existe una planta que simula el mismo proceso que ocurre en una pequeña célula. Esta tecnología se conoce como “ósmosis por presión retardada”. Al poner en contacto los dos fluidos (agua de río y agua de mar) mediante una membrana específica que permite pasar el agua, pero no las sales, se genera una diferencia de presión que puede aprovecharse en una turbina.

Ese es un camino difícil. La alternativa, la que Álvarez sueña ver construida algún día cerca de Bocas de Ceniza en Barranquilla, es una planta de electrodiálisis inversa. Suena complicado pero en el concepto básico es como tener una gigantesca batería de agua. En estos casos los que cruzan de un lado para otro a través de membranas son los iones y no el agua. En Holanda ya existe una planta experimental que genera 50 kw, poco más de la energía necesaria para prender unas 30 cafeteras o 1.000 bombillos. Se inauguró en 2014 y se invirtieron seis millones de euros. La idea de los holandeses es perfeccionar la tecnología.

“No queremos dejarles el desarrollo a los países desarrollados”, dice con entusiasmo Álvarez, “somos capaces”. Ahora están empezando a estudiar las membranas de intercambio iónico que son el componente tecnológico más crucial.

Después de ver alumbrar un bombillito led en el laboratorio ahora quieren construir un prototipo más grande a orillas del río Magdalena y generar unos 150 vatios. Ojalá lo logren.

martes, 19 de julio de 2016

Un proyecto de reciclaje colombiano fue reconocido por Google como uno de los mejores del mundo

Dos jóvenes antioqueños están detrás de un proyecto de basuras que, mediante la identificación visual de los residuos, indica el lugar en dónde debe arrojarse la basura. El proyecto fue finalista de la Google Science Fair de este año.


Manuel Escobar y Alejandro Rengifo, en su participación en la feria Intel en Estados Unidos / Cortesía

En las calles del municipio antioqueño de Bello, por lo normal, los jóvenes de 15 y 16 años suelen pasar su tiempo jugando picaditos de fútbol. Pero mientras que la gran mayoría jugaba con la pelota, tres muchachos pasaban tardes completas desarmando computadoras y aprendiendo de programación y este mes fueron reconocidos por Google por un proyecto tecnológico de alto impacto en la comunidad.

En el año 2013, cuando estaban en noveno grado, Manuel Alejandro Escobar, Alejandro Rengifo Gómez y Alejandro Quintero asistieron a la clase de Tecnología que dictaba el profesor Juan Carlos Briñez, en donde aprenderían conceptos básicos y útiles de informática. Sin embargo, el profesor, pronto se dio cuenta que en su salón había estudiantes que querían aprender mucho más. “Desde el primer día me di cuenta que ellos tenían una gran aptitud para las computadoras”, cuenta el profesor.

Ese año, el profesor de tecnología, formó unos pequeños grupos de trabajo para quienes quisieran profundizar en el tema de la programación y las computadoras. La idea era formar grupos de tres o cuatro estudiantes y que ellos trabajaran en un proyecto, algo que pudiesen desarrollar a lo largo del año escolar. Naturalmente, los tres jóvenes se inscribieron. Sin dudarlo.

“Al principio participábamos del semillero como un hobby, porque aprendíamos sobre computadoras y podíamos con eso ganar dinero”, dice Manuel. En el semillero, además de darles herramientas para que “se rebuscaran unos pesos”, Briñez les ponía retos semanales para que fuesen desarrollando sus capacidades y exigiéndose más en el tema de la programación. Hoy, tanto Manuel como Alejandro, y en parte gracias a su formación en tecnología en el colegio, estudian Ingeniería de Control, de Sistemas e Informática y Mecatrónica en la Universidad Nacional y el Instituto Tecnológico Metropolitano.

Dentro del grupo de trabajo, los muchachos, junto con su profesor, pensaron en una idea que ayudara a los habitantes de Bello a reciclar de manera adecuada. “Vimos que muchos de los esfuerzos que se hacen por el reciclaje se van al piso por una persona que lo hace mal y daña el todo el proceso”, dice Manuel. De esa manera, los jóvenes idearon un proyecto que logre dos cosas: un reciclaje efectivo y que además eduque a la gente en la forma como clasifica los residuos en las canecas de colores que hoy se han vuelto populares en colegios, oficinas y establecimientos públicos.

El dispositivo creado por ellos, que por ahora está en estado de prototipo, dice al usuario cuál es la caneca adecuada para depositar la basura. “El proyecto funciona bajo lo que se denomina visión artificial. Con una cámara web tomamos una foto del residuo, la procesa un algoritmo que la compara con una base de datos con imágenes de muestra previamente etiquetadas y este es capaz de decirnos en dónde lo debemos arrojar”, dice Manuel. El prototipo, por ahora, cuenta con solo tres canecas: latas, botellas y cartón.

Con esta idea, que fue reconocida por Google como una de las 100 propuestas más innovadoras del mundo y también una de las cinco finalistas de Latinoamérica, los jóvenes antioqueños han participado en diversas ferias de ciencia en Colombia, en dónde han ganado múltiples reconocimientos, y también en el exterior.

De hecho, Manuel y Alejandro viajaron este año a Estados Unidos, en compañía de Briñez, a presentar su proyecto de basuras en la Fería Internacional de Ciencia e Ingeniería de Intel (Intel ISEF, en inglés). Este viaje, según Manuel, no habría sido posible sin la ayuda de la rectora de su colegio, Aida Betancur, y del apoyo de las autoridades departamentales del municipio de Bello, quienes costearon los viáticos del viaje.

Motivados por el éxito que ha tenido su propuesta, Manuel y Alejandro, inscribieron su proyecto a la Fería de Ciencia de Google. Y fue muy grata la sorpresa porque, entre más de 1000 propuestas, la suya fue seleccionada como una de las finalistas y opcionadas para ganar el concurso.

Y aunque en esta oportunidad no lograron conseguir el premio, esto es, para Manuel, “una oportunidad para seguir enriqueciendo su proyecto”, aunque en este caso no habla del sistema de basuras. “Mi sueño es algún día trabajar para Google como desarrollador”, dice Manuel, algo que su profesor, Juan Carlos Briñez lo ve como algo “más que posible”.

miércoles, 11 de mayo de 2016

El Chocó estrena centro de energía renovable: el más moderno del país




Está ubicado en el municipio de Andagoya y pertenece a la Universidad Tecnológica de este departamento


En el lluvioso municipio de Andagoya –donde hace cerca de un siglo funcionó una compañía minera norteamericana– la Universidad Tecnológica del Chocó construyó el más moderno centro de investigación en energías renovables del país, que fue inaugurado ayer lunes 9 de mayo por el presidente Juan Manuel Santos, en el marco de la posesión del nuevo Ministro del Ambiente Luis Gilberto Murillo Urrutia, nativo de esta población, quien siendo gobernador del Chocó le correspondió acompañar la gestión de la Universidad Tecnológica del Chocó ante el Fondo Nacional de Regalías, la cual aprobó una inversión de $ $8.737’939.304 para el Programa de Desarrollo e Investigación de Energías Renovables en el Chocó.

Lo que fue el sueño por varios años del rector de la UTCH, Dr. Eduardo García Vega, miembro del Grupo de Investigación en Energía Solar y Meteorología de la UTCH, es ya una realidad. El Centro cuentan con equipos de última tecnología y un equipo humano de alto nivel para la investigación en energías y monitoreo del clima, con el cual se busca brindar soluciones energéticas para diversas regiones del Chocó y el país.

El director del programa, William Murillo López informó que este laboratorio cuenta con un sistema multiplaster que genera una red propia, independiente de la red pública, a partir de 80 paneles solares ubicados en la cubierta del techo que generan a través de un inversor más de 20 kilovatios de energía fotovoltaica. Esta energía es guardada en dos bancadas de baterías de 150 kilovatios y un sistema eólico de apoyo con Aerogenerador, además de una torre de doce metros, que complementa como un sistema aislado para suministrar energía por 4 días.

El investigador Edison Banguero coordinador técnico del proyecto explicó que el centro desarrollara 4 líneas de investigación y se contará con un sistema de almacenamiento a través de pilas de hidrogeno, sistema de biomasa 25 kilovatios y fotovoltaico que generara 20 kilovatios cada uno. También en el municipio de Bahía Solano, comunidad pesquera de Cabo Marzo, se instalará una pequeña central hidroeléctrica PCH y en Playa de Potes un aerogenerador con un sistema fotovoltaico de respaldo.

Los generadores de hidrógeno de la serie HG (HG 30 | 60) permiten la producción de hidrógeno de alta pureza en un (99,9999% vol) para uso de laboratorio e investigativo. Se cuenta con un compresor tipo booster que es un elevador de presión muy utilizado para el almacenamiento de gases a altas presiones, como es el caso de la carga de la botella de hidrógeno.

El centro construido con tecnología española, en terrenos donados por la alcaldía municipal, será autosostenible a través de la energía que produzcan los diferentes sistemas. Además, generará su propia energía y la que sobre será vertida a la red de interconexión eléctrica, que abastece a Andagoya. Los modernos equipos fueron adquiridos por empresas españolas como Tecnosun y Americana, y fueron fabricados en Alemania, España, Grecia y Colombia.

Esta iniciativa también apoyará la formación de profesionales con trayectoria investigativa en los temas del proyecto, 3 a nivel de maestría y 4 de doctorado, quienes se vincularán en calidad de investigadores a partir de sus tesis de grado.

Gestión para la sostenibilidad

Una de las principales preocupaciones de las autoridades del Chocó y la Universidad es la sostenibilidad del centro y los costos de operación, garantizados para los primeros tres años de ejecución con recursos de regalías. De igual manera la rectoría de la Universidad gestionó el Proyecto: “Energía para el Desarrollo, la Promoción de acceso a Energía Renovable y Sostenible en el Chocó. Una Colaboración del Reino Unido y Colombia” 2016 -2018, Newton Fundo, British Council . 2015, que estará articulado al naciente centro.

La iniciativa tiene como objetivo primordial el fortalecer las capacidades técnico-científicas del Grupo de Investigación en Energías Renovables y Meteorología para la gestión tecnológica y a la evaluación ambiental, económica y social de tecnologías en energías renovables que planteen soluciones efectivas, eficientes y apropiadas a la realidad de la región y del país.

En este sentido, se busca desarrollar acciones de capacitación y acompañamiento que permitan la trasferencia de conocimientos en esta materia, desde universidades de gran prestigio internacional como la University College London UCL y del Imperial College London del Reino Unido, así como de la Universidad Tadeo Lozano de Colombia, utilizando como plataforma las actividades de implementación de los proyectos.

La UTCH en esta línea estrategia está ejecutando el Proyecto “Plan de energización rural sostenible para el departamento del Chocó (PERS)”, cofinanciado con recursos de la UPME, IPSE, Fondo nacional de Regalías y recientemente por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia,para proyectos pilotos e implementación de tecnologías de energías apropiada para lograr beneficios socioeconómicos y ambientales, el uso de métodos cuantitativos, cualitativos y modelamiento para la estimación a corto y mediano plazo del impacto de acceso de la energía en el bienestar y oportunidades económicas de las comunidades y el uso de encuestas de hogares, estimación de la demanda y de la capacidad de generación de energía en Bahía Solano y Medio San Juan y desarrollo de escenarios para modelar futuras instalaciones de energía renovable.

@prensautch

lunes, 18 de abril de 2016

Máquina que hace hielo a partir del sol, nueva patente de la U. Nacional

Aunque parezcan términos antagónicos, ingenieros de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín diseñaron un prototipo que permite hacer hielo por medio del calor de la luz solar.


La máquina creada por ingenieros del grupo de investigación en Termodinámica Aplicada y Energía Alternativa (Tayea) congela y refrigera entre uno y cinco litros de agua. Asimismo, con esta propuesta, se buscó mejorar la producción de hielo a cantidades aproximadas de 10 kilogramos, por encima de lo reportado en dispositivos similares.


El prototipo recibe el nombre de “Máquina de hielo, que utiliza energía no convencional con el fin de conservar alimentos en su interior” y tiene como fundamento “una tecnología limpia basada en el aprovechamiento de la energía solar y en la utilización de sustancias que no generan impacto ambiental, la cual se refiere a la refrigeración por adsorción de metanol en carbón activado”, afirma el profesor Farid Chejne Janna, de la Facultad de Minas.

De los sistemas de refrigeración existentes, el de adsorción tiene menos desarrollos comerciales. Parte de la apuesta por el estudio y fabricación de prototipos está relacionada con las ventajas tanto en la reducción del impacto ambiental como en la facilidad operativa y en los costos.

Este consiste en un tipo particular de enfriamiento que presenta ciclos similares a los sistemas convencionales, la diferencia radica en que la parte mecánica del refrigerador (compresor) es reemplazada por una etapa de adsorción–desorción (adsorbedor, en este caso el carbón activado, el cual atrapa compuestos, principalmente orgánicos, presentes en un gas o en un líquido).

Producción de frío, ligada a oferta de sol

Con sistemas como el patentado, la producción de frío está fuertemente ligada a la oferta de sol, de manera que en las regiones y épocas de mayor insolación será posible obtener más frío.

Aunque parezca complejo su mecanismo es sencillo. El secreto está en el sistema de tuberías (20 tubos de 2 metros de longitud y 10 centímetros de diámetro, los cuales contienen carbón activado, elemento que permite el proceso de enfriamiento, capaz de adsorber amoniaco o metanol) y el uso de los paneles solares.

Además, la máquina usa un líquido refrigerante (metanol) que se evapora debido al calor que concentran los reflectores solares convexos.

Una vez al interior del sistema, se han superado los 90 grados centígrados, el vapor atrapado en las tuberías entra en contacto con el carbón activado, el cual se vuelve líquido una vez va perdiendo calor con relación al ambiente, o se enfría al ponerse el sol (desorción–regeneración).

“En la noche, cuando el carbón activado se enfría, adsorbe nuevamente el metanol y en ese proceso es cuando se produce el frío (adsorción–evaporación)”, explica el profesor Chejne. Además, el equipo tiene un tamaño de dos por dos metros cuadrados, para utilizarlo adecuadamente en zonas geográficas de difícil acceso.

Según el investigador, en este proceso hay unas pérdidas de energía, especialmente cuando se da el cambio de la fuente solar a la energía térmica en las paredes del colector. Por esa razón, el aparato es grande para poder congelar o enfriar de uno a cinco litros de agua.

Precisamente, para garantizar esta cantidad, el sistema diseñado utiliza 20 kilos de carbón activado. Además, este no se cambia porque genera una condición de vacío, la cual permite que se renueve.

El robot volador que 'huele' los explosivos

Un grupo de jóvenes de Santander y Antioquia perfeccionaron la tecnología de otras máquinas terrestres detectoras de minas explosivas ya existentes, y lograron construir el primer robot del país que puede ‘oler’ y sobrevolar terrenos en donde se presume que hay estos artefactos, para así destruirlos.


Fue un proyecto desarrollado de manera simultánea por los estudiantes Luisa Fernanda Ruiz y Edwin Alfonso Arenas, de la Universidad Industrial de Santander (UIS), y por Ferney López y Rafael Vides, emprendedores y expertos en robótica, naturales de Apartadó.

Para Luisa Fernanda, “con las perspectivas de paz y el posconflicto, este es el mejor momento para aportar en el desminado del territorio colombiano. Es muy triste que los campesinos y niños salgan de su casa con miedo. Ellos son nuestra motivación”.

La ‘nariz’ electrónica de la máquina fue diseñada por los estudiantes de la UIS, que se basaron en un hocico electrónico creado en la Universidad de Pamplona, y decidieron perfeccionarlo especialmente para este fin. Por medio de un sistema de sensores de gas, este aparato puede captar los olores emanados por los artefactos explosivos y revelar su ubicación exacta.

Para ubicarlos, primero se activa un radar de penetración terrestre que detecta los objetos o estructuras por debajo del suelo, mediante la recepción de ondas que traspasan la tierra. Luego el detector, mediante una señal conductora, localiza los metales y, finalmente, la ‘nariz’ electrónica comprueba si se trata de una carga. Una antena establece conexión con otros dispositivos para mandar la información.

Por su parte, Ferney López y Rafael Vides se encargaron de articular un dron a la máquina para que pudiera adaptarse a las condiciones del tiempo y el espacio en la búsqueda de minas.

La destrucción de los explosivos puede efectuarse de dos formas: el robot recorre el terreno minado haciendo que los artefactos se activen, soportando la energía sin sufrir daños mayores, o dejando una carga explosiva sobre la mina, alejarse y activarla de manera controlada.

El dispositivo, que ha realizado pruebas en la Brigada 17 del Ejército Nacional, funciona a través de un control remoto o computador, y puede evitar, sin intervención humana, cualquier obstáculo que se le presente.

Colombia… ¿una despensa tecnológica?



Es hora de pensar en nuevos polos de desarrollo y de apoyar el grito de independencia que ya han dado algunas industrias. Caso Codaltec.

En días pasados, fuimos testigos de la activación del primer Centro de Mando y Control de Seguridad Ciudadana del país, en Villavicencio. Detrás de este gran hito, que se considera el primer paso hacia el logro de ‘ciudades inteligentes’ en Colombia, está Codaltec - Corporación de Alta Tecnología, una empresa perteneciente al Grupo Social y Empresarial de la Defensa (GSED), que ha liderado desarrollos tecnológicos del primer mundo y no solo para su sector, sino para las industrias en general.

Esta corporación es un reflejo de que sí es posible contrarrestar modelos de negocio tipo ‘vampiro’. Si bien el costo de la tecnología es directamente proporcional a la ignorancia del cliente, esa ignorancia que era buen negocio para unos pocos, proponentes y decisores, hoy carece de sentido. Ya no hay espacio para el caramelo envenenado.

Codaltec nació oficialmente en 2013, producto de una necesidad del sector defensa de crear sus propias soluciones tecnológicas y de tener autonomía estratégica. Sin embargo, parte del encanto de este caso está en cómo logró operar y sus antecedentes.

El despertar se dio entre las décadas del 80 y 90, debido a una reducción de los presupuestos en defensa. Los técnicos, apelando a su ingenio, comenzaron a abrir las cajas, los motores y los sistemas para ver cuál era el secreto. Y, ¡oh sorpresa!, se dieron cuenta de que ellos mismos podían desarrollar la tecnología requerida.

La motivación era clara: necesitaban apropiarse de la inteligencia porque esto les estaba consumiendo todos sus recursos y había un conflicto interno por enfrentar.

Ya entre el 2005 y el 2010, a raíz de la reducción de los recursos del Plan Colombia, los estadounidenses ‘soltaron’, por ejemplo, los radares, asegurando que los ingenieros de la Fuerza Aérea ya estaban listos para operarlos y mantenerlos.

En 2010, la buena nueva fue que la Fuerza Aérea intentó buscar los recursos que ofrecía el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, derivados de la Ley de Regalías y a los cuales no había podido acceder por ser una entidad pública, y descubrió que podía acceder a ellos si creaba una empresa. Dicha propuesta se le pasó al Ministerio, donde fue estudiada... y ahí vio la luz Codaltec, que sería para todas las Fuerzas.

Luego, en 2012, se definieron los dos portafolios para que la dirección de ciencia y tecnología saliera a buscar inversores: el proyecto de radares, en vista de que ya sabían operarlos y mantenerlos mas no modelar la señal, y el proyecto de modelación y simulación de sistemas, ambos de la Fuerza Aérea.

Se tocaron inicialmente las puertas de las tres industrias del Ministerio: la CIAC, Indumil y Cotecmar, y las dos primeras decidieron contribuir para que Codaltec despegara. Pero faltaba el ente territorial que aportara los recursos de las regalías. En Antioquia, Atlántico y el Valle no encontraron eco, así que después de indagar qué departamentos no habían presentado proyectos de inversión ante los OCAD (Órganos Colegiados de Administración y Decisión), se percataron de que el Meta no había presentado, con tan buena suerte que el alcalde de ese entonces, Luis Guillermo Zuluaga, se entusiasmó con la idea de convertir al Meta en una despensa tecnológica para complementar su ya reconocida fama de despensa agrícola y ganadera, y convenció al gobernador del Meta, Alan Jara, para que también le apostara a ese nuevo polo de desarrollo. Hasta el día de hoy ha sido un gana-gana digno de mostrar.

Entonces, ya estaba todo listo. Visto bueno del presidente, el señor General del Aire (RA) Julio Alberto González nombrado como gerente, aval del OCAD para los dos proyectos iniciales, y los cinco socios fundadores: la CIAC, Indumil, el Ministerio de Defensa, la Gobernación del Meta y la Alcaldía de Villavicencio (esta última ciudad con un esfuerzo mayor, puesto que no recibe regalías como el departamento).

Algunos de los primeros proyectos asignados a Codaltec en modelación y simulación fueron: el desarrollo del simulador de los ScanEagle, los UAV o aviones no tripulados de la Fuerza Aérea; el simulador del vehículo blindado de transporte de tropa que el Ejército Nacional usa en las fronteras; el simulador de los Cessna Caravan, aviones que operan en pistas no preparadas; y el polígono virtual para la Policía Nacional.

En cuanto a la división de radares y sensores, en 2014 se inició un proceso de transferencia tecnológica y de conocimiento con un grupo de becarios que está cursando la maestría en radar, tecnologías, equipo y diseño de sistemas, en la Universidad Politécnica de Madrid (España).

Dicho grupo se conformó después de una exigente convocatoria, que empezó por apostarle al talento llanero, y terminó por seleccionar un grupo de 12 civiles y 8 militares de todo el país, todos ingenieros electrónicos, mecánicos, mecatrónicos y de telecomunicaciones, con altas capacidades técnicas y dominio del inglés.

Gracias a que la maestría incluye entrenamiento laboral en Indra y ART (Advanced Radar Technologies), dos compañías reconocidas internacionalmente, los integrantes del grupo llegarán en septiembre no solo dispuestos a enseñar, sino con los dos primeros prototipos de radares colombianos: uno aéreo y uno terrestre.

Codaltec cuenta con muchos logros en su haber: la alianza con ParqueSoft Villavicencio, una sombrilla que cobija a varias empresas pequeñas que proveen a Codaltec; haber desarrollado el software de integración, correlación y análisis para el primer Centro de Mando y Control de Seguridad Ciudadana de este nivel en el país; y la implementación de Salud.sis, proyecto de modelación de sistemas de información para la Dirección General de Sanidad Militar, para el cual compitió con 25 empresas, entre ellas importantes multinacionales.

¿Hacia dónde va esta empresa que parece sacada de la ficción? El gran reto para el 2020 es ser el proveedor de todos los simuladores del sector defensa y crear el sistema de defensa aérea para salvaguardar nuestras fronteras.

Está claro. Permanecer en el mundo subdesarrollado es una realidad inaceptable con la plataforma tecnológica disponible. No se trata de cerrarnos a la oferta extranjera, sino de que compita con precios razonables. Cuando las ofertas internacionales son superiores en un 40% o 50% a las de Codaltec se evidencia que algo en el modelo no estaba bien.

Colombia está llamada a dar un salto en competitividad. Tengamos la certeza de que dar el grito de independencia tecnológica, que pasa por creer en empresas como Codaltec, desde las mismas instituciones del sector defensa, fortalecerá el desarrollo industrial y regional del país.

Escrita por Germán A. Mejía A., Director General de bmLab Latam. Publicada en el diario Portafolio el 11 de abril de 2016. Sección Estudio de Caso.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Preparan método ambiental para impulsar el 'fracking' en el país


Investigación busca avalar el óxido de grafeno como neutralizador de radiactivos naturales.


Antes de que el precio del petróleo se descolgara a niveles por debajo de los 30 dólares el barril (hoy está bordeando los 40 dólares), la principal oposición contra la exploración de proyectos de hidrocarburos no convencionales estaba centrada en el uso de la técnica de fracturamiento hidráulico de rocas, conocido como 'fracking', por los riesgos que se generan para el tratamiento de aguas de producción, que pueden salir impregnadas con sustancias radioactivas naturales en el subsuelo más profundo, como el uranio, el torio y el potasio.

Pero en el último año estos proyectos se han enfrentado, en la mayoría de lugares del mundo, a aplazamientos porque este tipo de iniciativas necesitan un precio del crudo más alto, que las haga viables y rentables.

En medio de este complejo panorama que hoy vive la industria petrolera, la Universidad Nacional y la firma Biopharma Chemicals avanzan, desde comienzo de año, en un proyecto de investigación que busca determinar el uso, efectividad y viabilidad de un compuesto llamado óxido de grafeno, como agente para limpiar las aguas que se utilizan en la búsqueda y producción del llamado petróleo y gas de esquisto.

El óxido de grafeno ya es utilizado ampliamente en la industria médica, como agente limpiador de radioactividad usada en equipos para exámenes médicos.

Según Pedro Mancebo, director general de Biopharma Chemicals, esta es la línea de investigación más importante que se trabaja con el centro docente, pues tiene que ver con el aspecto medioambiental y está orientada a utilizar el óxido de grafeno como agente neutralizante de las aguas que se vierten y se reinyectan procedentes del 'fracking' de las rocas generadoras de hidrocarburos.

El convenio, que comenzó en enero y tendrá una duración de 18 meses, requerirá una inversión de 1,8 millones de dólares, lo cual permitiría que petroleras de talla mundial como Shell, ExxonMobil y Conoco Phillips puedan avanzar en el desarrollo de las iniciativas que tienen en el país.

Alivio para ambas partes

El estudio busca arrojar conclusiones científicas que permitan generar un consenso para que el desarrollo de la exploración y de la producción de crudo y gas no convencional tome una mayor dinámica, dado el freno que tienen las petroleras a nivel mundial.

De acuerdo con el directivo, el óxido de grafeno tiene la posibilidad de neutralizar hasta en un 87,5 por ciento los radiactivos naturales, de forma que el agua que se vierte es óptima y no perjudica para nada al medioambiente.
“Hasta ahora se usa el carbón activo, que trabaja a un nivel entre el 20 y el 40 por ciento de eficacia”, señala

Mancebo explica que otro de los objetivos que se buscan es generar una solución que no sea costosa para las compañías de exploración y producción de hidrocarburos.

Lo anterior porque al tener una mina carbón coque en Samacá (Boyacá), la compañía considera que puede estar en capacidad de producir el compuesto a un costo inferior, entre los 15 y los 20 centavos de dólar para cada barril, cifra inferior al costo actual de 60 centavos de dólar por barril.

“Es que 66 centavos en un barril de petróleo a 26 a 30 dólares el barril es dinero, porque solo se está hablando de la limpieza del agua, pero hay una variedad de temas que están inherentes al levantamiento y transporte del barril”, explica la empresa Biopharma. “Es un efecto social, económico y medioambiental”, asegura Pedro Mancebo, director de la firma.

¿Cómo funciona?

Básicamente lo que hace el óxido de grafeno con las moléculas de los elementos radiactivos naturales es que cada una de sus moléculas las absorbe como un imán, atrapando el isótopo radiactivo.

Según explica la compañía, este material (el óxido de grafeno) se agregaría a las aguas contaminadas en forma de partículas, de tal manera que al atrapar el material radiactivo sufra una expansión y resulte un sólido fácil de retirar.

Luego estos residuos sólidos se retirarían y posiblemente se incinerarían, para luego almacenar las cenizas en centros especializados, dejando el agua disponible para tratamientos más sencillos de depuración de materia orgánica o de sustancias químicas más inocuas.

Agrega que el óxido de grafeno se puede fabricar en grandes cantidades, pero debido a su alta eficacia requiere niveles menores para tratar grandes volúmenes de agua contaminada. Se estima que por cada barril de crudo producido se necesitarían 15 gramos del compuesto.

De acuerdo con Mancebo, de una tonelada de coque se sacan 1.200 kilos de óxido de grafeno. “Traemos el coque de la mina, lo nitropulverizamos y lo sometemos a un proceso de oxidación con ácido clorhídrico, ácido sulfúrico y agua oxigenada, haciendo diversos procesos y en el secado. El grafeno se utiliza para el revestimiento de los equipos cardiovasculares y en los aviones”, añadió.

Estados Unidos no lo tiene

Según Biopharma Chemicals, en Estados Unidos, donde se ha dado un gran desarrollo de los hidrocarburos no convencionales en los últimos 10 años, el grafeno que se produce es más costoso para los proyectos.

En el mundo, los demás fabricantes de grafeno usan grafito, que importan de China, con un costo de 31.000 dólares por tonelada, pero a la firma en Colombia el coque solo cuesta 200.000 pesos la tonelada.

ECONOMÍA Y NEGOCIOS

sábado, 13 de febrero de 2016

COLOMBIANO RECIBE PREMIO POR CREAR PRÓTESIS PERSONALIZABLE Y EN BASE A LEGO



La creación de Carlos Torres se impuso a una decena de proyectos de todo el mundo en el foro Netexplo, organizado en la universidad Dauphine de París.

Esta semana el ingeniero colombiano Carlos Torres recibió el importante gran premio del foro Netexplo, organizado en la Universidad Dauphine de París, por un invento que podría ayudar a niños en diferentes partes del mundo: unaprótesis de antebrazo modulable y compuesta solamente por elementos de Lego.

La creación, llamada IKO Creative Prosthetic System, permite a los niños con malformaciones personalizar su prótesis añadiendo nuevos módulos construidos con este célebre juguete danés. ¿Con qué objetivo? "Desdramatizar su handicap", precisaron los organizadores del foro en un comunicado.


La prótesis de Torres compitió por el primer lugar con una decena de proyectos de todo el mundo, entre ellos una app de traducción móvil con 11 lenguas oficiales de Sudáfrica y un robot japonés capaz de superar el bachiller local con la calificación para entrar a la Universidad de Tokio.

El foro Netexplo fue organizado por noveno año consecutivo por el Observatorio de este mismo nombre y buscó al igual que en sus versiones anteriores las mejores innovaciones de la sociedad digital, a través de una red de unas 20 universidades situadas en unos 15 países.