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domingo, 8 de octubre de 2017

La Guajira, todo un potencial energético

El departamento tiene una viabilidad de generar cerca de 15.000 MW de energía con sistemas eólicos.

El Caribe colombiano es una de las zonas con mayor potencial para generar electricidad con fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER), principalmente en recurso solar y eólico, según lo han establecido los diferentes estudios hechos al respecto por el Gobierno Nacional, la academia y el sector privado.

Con respecto al recurso eólico, el potencial se encuentra disponible en zonas como el departamento de La Guajira y la mayor parte de la región Caribe, parte de los departamentos de Santander y Norte de Santander y, en menor proporción, en áreas específicas de Risaralda y Tolima.

En el caso específico de La Guajira, los vientos son considerados de los mejores en Suramérica, dado que allí se concentran los mayores regímenes de vientos alisios que recibe Colombia durante todo el año. Las velocidades promedio de estos son cercanas o superiores a los 9 m/s (a 80 m de altura), a partir de los cuales se estima un potencial energético de capacidad instalable del orden de los 18 gigavatios (GW) eléctricos, advierte un estudio de la Asociación de Energías Renovables de Colombia (SER Colombia), titulado ‘Alternativas para la inclusión de FNCER en la matriz energética colombiana’. Para el caso del recurso solar, las condiciones del país para el aprovechamiento de la energía solar son muy favorables, ya que la irradiación solar promedio es de 4,5 kilovatios hora kWh/m²/día, lo cual es mayor que el promedio mundial de 3,9 kWh/m²/día. Al igual que el recurso eólico, la costa norte, específicamente La Guajira y la costa Caribe, presentan las mayores irradiaciones promedio, seguidas por la Orinoquia y la Amazonia.

Estimativos


El potencial total aproximado de generación eólica en Colombia es de 30.000 MW de capacidad instalable. Solo en La Guajira es cercano a los 15.000 MW. Para la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), la costa Caribe tiene la mejor generación de viento. Solo en La Guajira, aprovechando el 50 por ciento del área del departamento y asumiendo que los proyectos son de 100 MW, y la velocidad media plurianual de la zona, el potencial es cercano a los 15.000 MW, esto sin incluir los desarrollos fuera de la costa (‘offshore’). En cuanto a la generación solar, la Upme advierte que hay recurso solar para generación en la mayoría del territorio, y hay gran potencial para proyectos a pequeña escala, revela la Upme en un documento titulado ‘Hoja de ruta para la incorporación de energías renovables para la incorporación de energías renovables en Colombia’. Ana María Murillo, presidenta de la Asociación Colombiana de Energías Renovables (Acer), indica al respecto: “En el aspecto energético encontramos cabeceras municipales con fuerte infraestructura de abastecimiento eléctrico, integradas al Sistema de Interconexión Nacional (SIN), y muchas otras que no tienen acceso a este suministro y que llamamos zonas no interconectadas (ZNI). 

“Por esto debemos hacer énfasis en que las energías renovables deben ser una oportunidad tanto para las grandes ciudades como para las pequeñas poblaciones aisladas. En estos dos escenarios, las energías renovables son una posibilidad de desarrollo, sostenibilidad e innovación para toda la región de la costa Caribe”, anota Murillo. El reciente fenómeno del Niño evidenció que la matriz energética colombiana necesita ser diversificada con energías renovables no convencionales que sean complementarias a las ya existentes. “Estas fuentes de energía tienen un gran potencial”, advierte Alejandro Lucio Chaustre, director ejecutivo de SER Colombia.

La construcción de estos mecanismos es importante para la energía del futuro de Colombia.

Los desafíos que conlleva el nuevo hallazgo de gas en el mar Caribe


Gran expectativa ha generado entre los colombianos el anuncio que hizo el Gobierno Nacional del descubrimiento, por Ecopetrol y Anadarko, de un nuevo pozo de gas en aguas ultraprofundas del mar Caribe. El hallazgo, denominado Gorgon-1, se registró en zonas localizadas entre los 3.675 y los 4.415 metros de profundidad (a más de 1,3 kilómetros por debajo del lecho marino), en el sur del Caribe colombiano, y se une a los ya descubiertos pozos Kronos-1, en el 2015, y Purple Angel-1, en el 2017, lo cual indica la presencia de importantes recursos en esta cuenca.

Según la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), este descubrimiento ratifica la alta prospectividad hidrocarburífera costa afuera con la cual cuenta el país y abre la posibilidad para desarrollar un conjunto de proyectos gasíferos en la zona.

El presidente Juan Manuel Santos, al dar a conocer la noticia, observó que se trata del mayor descubrimiento en los últimos 28 años y estimó que le permitirá al país garantizar durante las próximas décadas su abastecimiento de gas natural.

El pozo Gorgon-1 forma parte del bloque Purple Angel, el cual limita con los bloques Fuerte Sur (donde se descubrió Kronos-1), Col-5 y Fuerte Norte. En total, los cuatro bloques cubren un área de 14.900 kilómetros cuadrados, informa la ANH. Para Orlando Velandia Sepúlveda, presidente de la ANH: “El desafío que tenemos para administrar y aprovechar estas potencialidades que se advierten en el mar Caribe exige el trabajo articulado y decidido de muchas entidades del Estado y que la ANH está en la obligación de liderar”. Esta campaña exploratoria es una buena noticia para el país. En primer lugar, se están realizando inversiones importantes, que traen dólares a la economía y generan demanda de mano de obra. “De lograr contar con un yacimiento que sea viable técnica y económicamente, se generaría el desarrollo de todo un nuevo mercado de bienes y servicios dedicados a esta actividad”, afirma Rutty Paola Ortiz, viceministra de Energía. Esto permitiría reducir el desempleo, generando nuevo conocimiento y mejorando la calidad de vida de los colombianos. 

Dada la actividad exploratoria que se ha realizado, “podemos esperar que en un futuro cercano logremos contar con el primer yacimiento comercial de hidrocarburos costa afuera. En la actualidad tenemos 4 pozos en los que se han descubierto hidrocarburos; lo que se está haciendo ahora es estimar el tamaño del yacimiento para, de esta forma, poder determinar si es comercial o no”, concluye la Viceministra.

Perspectivas


Los descubrimientos costa afuera que ha anunciados el Gobierno son unos recursos que le apuntan al abastecimiento de gas natural para el país a largo plazo, porque desarrollarlos va a requerir un tiempo, por lo menos alrededor de unos 7 a 10 años aproximadamente, según precisa Orlando Cabrales Segovia, presidente de la Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgás). “Lo que se ha visto en los últimos años es que los hallazgos que ha habido en Colombia han sido en esta región del país, pero costa adentro. Si seguimos trabajando en exploraciones ‘onshore’ y simultáneamente en hacer viables comercialmente los yacimientos costa afuera, u ‘offshore’, estamos asegurando un abastecimiento a largo plazo”, sostiene Cabrales. 

Hasta ahora se tienen descubrimientos, pero se debe establecer si es económicamente viable extraer esos recursos. De igual manera, hay que mirar si contienen solo gas o si también tienen petróleo. Con la confirmación de la presencia de un conjunto de campos gasíferos en la zona, se abre la posibilidad para que Colombia desarrolle un clúster especializado en la producción de gas.

viernes, 10 de febrero de 2017

La granja de energía solar más grande de Colombia


El proyecto Celsia Solar, ubicado en Yumbo (Valle del Cauca), les suministrará energía a 8.000 viviendas y contará con 35.000 paneles que evitarán la emisión de unas 6.600 toneladas de CO2 al año.

Si el motor de desarrollo del pasado fueron los combustibles fósiles, hoy lo son las energías renovables. Al menos así quedó planteado en el Acuerdo de Cambio Climático firmado en París en el 2015. Tal vez, se atrevieron a decir algunos medios internacionales, el cambio más significativo que afectaría a América Latina en el futuro sería dejar de usar fuentes de energía fósiles (como petróleo, gas y carbón) para volver la mirada hacia las energías renovables.

Ese reto era mayúsculo para la región porque Venezuela es el país con las mayores reservas de petróleo en el mundo y Colombia, México, Perú y Bolivia dependen del consumo de gasolina y gas.

A pesar de esto, en Colombia ya hay un camino adelantado en energías renovables. Así lo demostró el anuncio hecho durante esta semana sobre el proyecto Celsia Solar, una granja de 35.000 paneles solares en un terreno de 18 hectáreas. El proyecto, que tuvo un costo de US$11 millones, estará ubicado en Yumbo (Valle), comenzará a construirse en marzo y estará listo en seis meses.

Después de cuatro años de estudios de generación de energía a partir de la radiación solar, Celsia aseguró que se trata del primer proyecto de un plan de inversiones en energía solar liderado por la compañía de energía de Grupo Argos. La ambiciosa apuesta generará aproximadamente 16 GWh al año, lo que equivale al consumo básico mensual de energía de 8.000 viviendas.

Lo curioso es que esta inmensa granja solar, considerada la más extensa del país, se alzará sobre el terreno en el que hace casi 20 años operaba la planta térmica a base de carbón Termoyumbo. Para Ricardo Sierra, presidente de Celsia, este hecho es simbólico porque significa “la transición de la producción con un combustible fósil al futuro de las energías renovables”. Y añadió que “significa también que es fundamental contar con diferentes fuentes de generación para entregarle al país la matriz energética que necesita para su desarrollo, aprovechando la increíble diversidad de recursos con los que cuenta”.

Diversificar la matriz energética es una de las prioridades que debe tener el país en mente. Según la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME), la energía eléctrica es mayoritariamente limpia: 70 % hidráulica, 30 % térmica y 0,6 % son fuentes de energías renovables no convencionales. Esto ha posicionado a Colombia como uno de los sistemas eléctricos ambientalmente más sostenibles del mundo, de acuerdo con el EnergyTrilema Index 2015.

Sin embargo, no nos podemos fiar de este reconocimiento porque, al ser dependientes del agua, los fenómenos de variabilidad climática como El Niño o La Niña afectan el sistema por abundancia o por escasez. De hecho, durante el último fenómeno de El Niño, Colombia tuvo que enfrentar una de sus peores sequías en la historia. Los niveles de los embalses bajaron a tal punto que el país se vio obligado a prender las centrales térmicas, aumentar sus emisiones de carbono y dejar de ser un sistema limpio.

Para evitar ese estancamiento, una matriz energética diversa daría pie para abastecer la demanda necesaria cumpliendo con los objetivos ambientales del planeta. Con la Ley 1715 de 2014, Colombia dio el primer paso en esa dirección apuntándole a la inclusión de las renovables.

Como le dijo Sierra a El Espectador, esta ley es un hito para el sector eléctrico colombiano y tiene pros y contras. Para él, aunque la ley está bien orientada y recoge las mejores prácticas utilizadas en otros países, la aplicación de los beneficios tributarios establecidos es un compleja.

“Hemos identificado la necesidad de simplificar los procedimientos para que se puedan materializar oportunamente. Para ello es necesario racionalizar los requisitos de información en la etapa de preconstrucción y establecer un procedimiento único y centralizado ante el Estado, en cabeza de la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME)”, comentó Sierra.

Desde que Celsia arrancó los estudios para trabajar en energía solar con proyectos a pequeña escala descubrió, como comentó Ricardo Sierra, su presidente, que era un aprendizaje. Dijo que hoy prácticamente todo hay que importarlo, tanto en bienes como en servicios, pero han estado llegando al país enlaces comerciales y técnicos para el suministro de equipos y de personal especializado. “Se percibe que en el corto plazo ya se puede desencadenar una serie de proyectos en escala con tecnología mayor y con recursos nacionales”, aseguró.

Este tipo de proyectos son nuevos en el país, y si Colombia sigue rezagada en este campo es porque posiblemente no existen muchos incentivos al sector privado. Entonces el interés de las empresas privadas para meterles el diente a estos procesos es, como aclaró Sierra a El Espectador, lograr el entendimiento de las entidades para aprobarlos y permitir su ejecución. “Sucede diferente en el caso de las hídricas, donde la regulación, para su construcción, ya está totalmente procedimentada”.

Hoy Celsia dio ese salto y empezará a entregarles a sus clientes energía generada por el sol, un recurso abundante gracias a la privilegiada ubicación del país. En el proceso de construcción de Celsia Solar Yumbo trabajarán alrededor de 60 personas y cuando esté terminada, la operación demandará un equipo cercano a 10 personas.

“Con esta primera granja solar buscamos adquirir capacidades para el desarrollo de proyectos fotovoltaicos a gran escala en Colombia, Panamá y otros países de la región”, explicó Carlos Salazar, líder de ingeniería para el desarrollo de la compañía.

La inmensa granja, que ahorrará la emisión de unas 6.600 toneladas de CO2 a la atmósfera, se alinea con las buenas noticias que se han registrado en los últimos años sobre el clima mundial: las energías renovables registraron en 2015 un crecimiento récord de 8 % y los precios bajos del petróleo frenan las inversiones costosas de los grupos petroleros. En China, el consumo bajó en 2014 y 2015, a raíz de la desaceleración de la economía, pero también de la voluntad del Gobierno de luchar contra la contaminación del aire. No en vano, Pekín anunció recientemente la suspensión de casi todos los proyectos de centrales que operan con carbón.

Y en el país faltará que más empresas pasen del aprendizaje a la apropiación, como concluyó el presidente de Celsia, Ricardo Sierra. “El hecho de que estemos contando la noticia de Celsia significa que ya hay empresas listas, como nosotros, para liderar la penetración de estas nuevas energías en el país”.


sábado, 26 de noviembre de 2016

Una idea: convertir el río Magdalena en una pila


El 25 de agosto de este año, en un laboratorio de la U. Nacional de Medellín, se encendió un pequeño bombillo led. Fue uno de los momentos más felices en la vida del ingeniero Óscar Álvarez. Llevaba cuatro años tratando de entender y demostrar que Colombia podría explotar una fuente poco usual de energía limpia: la mezcla de agua dulce y agua salada en la desembocadura de sus ríos.

Los ingenieros que trabajaban con él tenían preparada esa sorpresa. Era el día en que se graduaba del doctorado en ciencias del mar. Habían pasado varios días trasnochando para completar el pequeño generador, capaz de aprovechar lo que ellos llaman con familiaridad “el gradiente de salinidad”.

Álvarez sabe que cada vez que usa esas palabras tiene que ponerse un poco más didáctico: “Todo lo que en la naturaleza represente una diferencia física o química implica un potencial. Cuando se mezcla agua dulce y agua salada se libera energía. No la podemos ver pero ahí está”. Una analogía siempre le ayuda: un metro cúbico de agua dulce mezclada con agua de mar puede producir la misma energía que produce un metro cúbico de agua que cae desde una altura de 200 metros.

En 1974 Richard Norman de la U. de Connecticut, en un artículo de la revista Science, había sugerido explorar esa fuente de energía. Pero la obsesión por los combustibles fósiles, baratos, fáciles de extraer, que no requieren mucha creatividad ni conocimiento, terminaron opacando esa y muchas otras ideas para explotar energías limpias. La amenaza del cambio climático, provocado por emisiones de gases asociados al petróleo y carbón, nos está obligando a desempolvar las viejas ideas.

En el caso de las energías marinas, paradójicamente, Colombia con sus dos océanos no parece tener mucho potencial. Al menos no en las más comunes que son oleaje, mareas y corrientes oceánicas profundas. El oleaje, por ejemplo, depende del viento y en el Caribe ventea con intensidad tan sólo cuatro meses al año. Sólo durante esa estrecha ventana de tiempo sería factible aprovechar la energía del oleaje.

En cuanto a las mareas, tampoco parece una buena apuesta según los cálculos de Álvarez, quien hoy forma parte del grupo de investigación en Geociencias de la Universidad del Norte, en Barranquilla. Para extraer energía del cambio de marea se necesita una diferencia de al menos cuatro metros en el nivel del mar. En el Pacífico colombiano, la diferencia de mareas apenas llega a 3,5 metros.

Algo similar ocurre con las corrientes profundas. En Colombia, las corrientes lo suficientemente fuertes para producir energía están a más de 500 kilómetros de la costa. Una distancia que las hace inviables económicamente por ahora. En el Caribe colombiano no son tan fuertes como entre Cuba y la Florida donde la corriente profunda alcanza los 26 millones de metros cúbicos por segundo. Una corriente 100 veces más fuerte que la del río Amazonas.

Álvarez y sus colegas, del grupo Oceánicos de la U. Nacional y el grupo de Investigación en Química, decidieron explorar una cuarta opción: los gradientes de salinidad. Este año publicaron, en la revista Renewable and Sustainable Energy Reviews, un mapa sobre el potencial energético oculto en la desembocadura de todos los ríos alrededor del mundo. El ejercicio los llevó a identificar 921 ríos con potencial, pero se concentraron en los 448 con mayores posibilidades. Sorpresivamente, el río Magdalena ocupó el sexto lugar en sus cuentas con un potencial de 600 megavatios. Es la misma cantidad de energía que genera Termoflores, la empresa de combustibles fósiles que abastece a toda Barranquilla en época de sequía.

“Es una de las energías renovables más confiables”, comenta Álvarez, pues las plantas funcionarían el 84 % del tiempo mientras las eólicas lo hacen únicamente el 45 % y las solares cerca del 20 %.

Pero si la desembocadura del río Magdalena se puede convertir en una gigantesca batería capaz de aportar un 10 % de la electricidad que hoy consume el país, la pregunta es cómo lograrlo. Y ahí la buena idea se convierte en un reto tecnológico y de ingeniería.

Lo que Álvarez y el grupo de la Universidad Nacional de Medellín lograron en el laboratorio fue un pequeño modelo de lo que podría alcanzarse a gran escala. “Es una tecnología tan fascinante como difícil de lograr a escala industrial”, advierte. Pero no imposible.

En Noruega ya existe una planta que simula el mismo proceso que ocurre en una pequeña célula. Esta tecnología se conoce como “ósmosis por presión retardada”. Al poner en contacto los dos fluidos (agua de río y agua de mar) mediante una membrana específica que permite pasar el agua, pero no las sales, se genera una diferencia de presión que puede aprovecharse en una turbina.

Ese es un camino difícil. La alternativa, la que Álvarez sueña ver construida algún día cerca de Bocas de Ceniza en Barranquilla, es una planta de electrodiálisis inversa. Suena complicado pero en el concepto básico es como tener una gigantesca batería de agua. En estos casos los que cruzan de un lado para otro a través de membranas son los iones y no el agua. En Holanda ya existe una planta experimental que genera 50 kw, poco más de la energía necesaria para prender unas 30 cafeteras o 1.000 bombillos. Se inauguró en 2014 y se invirtieron seis millones de euros. La idea de los holandeses es perfeccionar la tecnología.

“No queremos dejarles el desarrollo a los países desarrollados”, dice con entusiasmo Álvarez, “somos capaces”. Ahora están empezando a estudiar las membranas de intercambio iónico que son el componente tecnológico más crucial.

Después de ver alumbrar un bombillito led en el laboratorio ahora quieren construir un prototipo más grande a orillas del río Magdalena y generar unos 150 vatios. Ojalá lo logren.

miércoles, 11 de mayo de 2016

El Chocó estrena centro de energía renovable: el más moderno del país




Está ubicado en el municipio de Andagoya y pertenece a la Universidad Tecnológica de este departamento


En el lluvioso municipio de Andagoya –donde hace cerca de un siglo funcionó una compañía minera norteamericana– la Universidad Tecnológica del Chocó construyó el más moderno centro de investigación en energías renovables del país, que fue inaugurado ayer lunes 9 de mayo por el presidente Juan Manuel Santos, en el marco de la posesión del nuevo Ministro del Ambiente Luis Gilberto Murillo Urrutia, nativo de esta población, quien siendo gobernador del Chocó le correspondió acompañar la gestión de la Universidad Tecnológica del Chocó ante el Fondo Nacional de Regalías, la cual aprobó una inversión de $ $8.737’939.304 para el Programa de Desarrollo e Investigación de Energías Renovables en el Chocó.

Lo que fue el sueño por varios años del rector de la UTCH, Dr. Eduardo García Vega, miembro del Grupo de Investigación en Energía Solar y Meteorología de la UTCH, es ya una realidad. El Centro cuentan con equipos de última tecnología y un equipo humano de alto nivel para la investigación en energías y monitoreo del clima, con el cual se busca brindar soluciones energéticas para diversas regiones del Chocó y el país.

El director del programa, William Murillo López informó que este laboratorio cuenta con un sistema multiplaster que genera una red propia, independiente de la red pública, a partir de 80 paneles solares ubicados en la cubierta del techo que generan a través de un inversor más de 20 kilovatios de energía fotovoltaica. Esta energía es guardada en dos bancadas de baterías de 150 kilovatios y un sistema eólico de apoyo con Aerogenerador, además de una torre de doce metros, que complementa como un sistema aislado para suministrar energía por 4 días.

El investigador Edison Banguero coordinador técnico del proyecto explicó que el centro desarrollara 4 líneas de investigación y se contará con un sistema de almacenamiento a través de pilas de hidrogeno, sistema de biomasa 25 kilovatios y fotovoltaico que generara 20 kilovatios cada uno. También en el municipio de Bahía Solano, comunidad pesquera de Cabo Marzo, se instalará una pequeña central hidroeléctrica PCH y en Playa de Potes un aerogenerador con un sistema fotovoltaico de respaldo.

Los generadores de hidrógeno de la serie HG (HG 30 | 60) permiten la producción de hidrógeno de alta pureza en un (99,9999% vol) para uso de laboratorio e investigativo. Se cuenta con un compresor tipo booster que es un elevador de presión muy utilizado para el almacenamiento de gases a altas presiones, como es el caso de la carga de la botella de hidrógeno.

El centro construido con tecnología española, en terrenos donados por la alcaldía municipal, será autosostenible a través de la energía que produzcan los diferentes sistemas. Además, generará su propia energía y la que sobre será vertida a la red de interconexión eléctrica, que abastece a Andagoya. Los modernos equipos fueron adquiridos por empresas españolas como Tecnosun y Americana, y fueron fabricados en Alemania, España, Grecia y Colombia.

Esta iniciativa también apoyará la formación de profesionales con trayectoria investigativa en los temas del proyecto, 3 a nivel de maestría y 4 de doctorado, quienes se vincularán en calidad de investigadores a partir de sus tesis de grado.

Gestión para la sostenibilidad

Una de las principales preocupaciones de las autoridades del Chocó y la Universidad es la sostenibilidad del centro y los costos de operación, garantizados para los primeros tres años de ejecución con recursos de regalías. De igual manera la rectoría de la Universidad gestionó el Proyecto: “Energía para el Desarrollo, la Promoción de acceso a Energía Renovable y Sostenible en el Chocó. Una Colaboración del Reino Unido y Colombia” 2016 -2018, Newton Fundo, British Council . 2015, que estará articulado al naciente centro.

La iniciativa tiene como objetivo primordial el fortalecer las capacidades técnico-científicas del Grupo de Investigación en Energías Renovables y Meteorología para la gestión tecnológica y a la evaluación ambiental, económica y social de tecnologías en energías renovables que planteen soluciones efectivas, eficientes y apropiadas a la realidad de la región y del país.

En este sentido, se busca desarrollar acciones de capacitación y acompañamiento que permitan la trasferencia de conocimientos en esta materia, desde universidades de gran prestigio internacional como la University College London UCL y del Imperial College London del Reino Unido, así como de la Universidad Tadeo Lozano de Colombia, utilizando como plataforma las actividades de implementación de los proyectos.

La UTCH en esta línea estrategia está ejecutando el Proyecto “Plan de energización rural sostenible para el departamento del Chocó (PERS)”, cofinanciado con recursos de la UPME, IPSE, Fondo nacional de Regalías y recientemente por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia,para proyectos pilotos e implementación de tecnologías de energías apropiada para lograr beneficios socioeconómicos y ambientales, el uso de métodos cuantitativos, cualitativos y modelamiento para la estimación a corto y mediano plazo del impacto de acceso de la energía en el bienestar y oportunidades económicas de las comunidades y el uso de encuestas de hogares, estimación de la demanda y de la capacidad de generación de energía en Bahía Solano y Medio San Juan y desarrollo de escenarios para modelar futuras instalaciones de energía renovable.

@prensautch

lunes, 25 de abril de 2016

La crítica situación de Electricaribe

Los mandatarios de la región piden al Gobierno que intervenga a la empresa por los constantes apagones. La comercializadora se defiende.

En Barranquilla cerca de 600.000 personas se quedaron sin electricidad. Foto: Archivo SEMANA

El martes y el miércoles pasados las protestas en Barranquilla y Cartagena fueron de gran magnitud, al completar más de 48 horas sin electricidad. A causa de esta situación pareciera que se normalizara una compleja protesta social que implica el cierre de vías, quema de llantas e interminables horas de trancón para los conductores afectados.

La mayoría de barrios en los extremos de la capital de Atlántico se vieron afectados por cortes del servicio. En algunos casos fueron programados, aunque hubo suspensiones a usuarios morosos y, también, hubo lloviznas que afectaron cuñas y transformadores, circunstancias que derivaron en las sentidas protestas. En la metrópoli bolivarense, entretanto, hubo enormes bloqueos vehiculares en barrios subnormales y áreas industriales.

La situación fue tal que los gobernadores de los siete departamentos del Caribe y los alcaldes de las ciudades capitales se reunieron en Cartagena y expidieron una declaración contra Electricaribe. En ella le pidieron al Gobierno que interviniera a la empresa porque no estaba dando garantías para el desarrollo regional. Allí, el gobernador de Bolívar, Dumek Turbay, manifestó que “los términos de espera para esta empresa se acabaron”.

El alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, manifestó por su parte que “nunca antes el Caribe se había unido tanto como en este instante histórico para defender a la región del mal servicio de energía”. En esa ciudad cerca de 600.000 personas se quedaron sin electricidad, lo que ocasionó unas 200 emergencias o reportes, según las autoridades.

En medio de las protestas, uno de los malestares más grandes tiene que ver con el incremento del valor del kilovatio/hora en el último año, que pasó de 305 pesos a 430 pesos, y que se refleja en la factura a los usuarios. Electricaribe explicó que ese costo depende en 70 % de lo que cobran las empresas generadoras de energía.

El valor del kilovatio en la última factura fue de 433.07 pesos, discriminado así: 199,74 pesos por generación, 29,34 pesos por transmisión, 36,85 pesos por pérdidas y 12,22 por restricciones, valores que se pagan al generador. Electricaribe cobra, por su parte, 65,04 pesos por comercialización y 89,88 pesos por distribución.

Aunque el problema es la calidad del servicio y los mandatarios de la región le exigen a Electricaribe que haga los mantenimientos de acuerdo con lo que se había acordado, la empresa sostiene que sigue teniendo problemas financieros, entre otros motivos, porque departamentos y alcaldías le adeudan 150.000 millones de pesos. Precisamente Atlántico y Bolívar tienen la cartera más abultada, con 39.000 y 27.000 millones de pesos.

Adicionalmente, los habitantes de los barrios subnormales le deben a la firma 400.000 millones de pesos que son considerados como impagables, aunque se está proponiendo una capitalización por ese valor a cargo de la Nación y los departamentos. Esa deuda se origina en las conexiones ilegales de 404.481 familias asentadas en 1.725 barrios subnormales en los siete departamentos.

Pero no son los únicos deudores. La empresa tiene una cartera en los estratos 1, 2 y 3, que son subsidiados parcialmente por el Estado y les reconoce un consumo de 175 kwh por familia. Si consumen más, el excedente deben pagarlo a la empresa, cifra que puede ser de unos 600.000 millones de pesos.

Otra causa de dificultades financieras que alega Electricaribe son las pérdidas por fraude o robo de energía, que costarían unos 285.000 millones de pesos adicionales.

¿Puede el Gobierno intervenir a Electricaribe como pidieron los gobernadores? Sí, pero no es tan simple. Si se interviene la empresa y llega un nuevo operador, este debe comprar la infraestructura existente o pagarle por usarla, lo que encarecería el costo para el usuario final. Puede también construir unas redes subterráneas, pero eso tomaría bastante tiempo.

Para remediar la situación, el 28 de enero de 2016, en reunión con el presidente Juan Manuel Santos, se acordaron unas inversiones por 5,1 billones de pesos, de los cuales el gobierno nacional aportaría cuatro billones que provendrían de la tarifa que pagan los usuarios y Electricaribe aportaría 1,1 billones de pesos.

El plan se demoró inicialmente, porque no se había nombrado a un gerente, pero hace algunos días se acordó el nombre de Edgardo Sojo, quien tiene experiencia en el sector.

El alcalde Alejandro Char, en la reunión de este jueves, propuso a sus colegas alcaldes y a los gobernadores usar el 1 % de los recursos de los 9 billones de regalías que recibirá la región en los próximos cuatro años para mitigar la crisis, mientras que el presidente de Electricaribe propone bajar los costos de energía con la generación de energía alternativa, ya sea eólica o solar.

Por lo pronto, los gobernadores y alcaldes acordaron la creación de una promotora para estudiar el ingreso de un nuevo operador, pero a Gas Natural-Fenosa, socia mayoritaria de Electricaribe tendrían que comprarle los activos que adquirió en el año 2000 a los primeros socios que tuvo, Electricidad de Caracas y la estadounidense Caribe Energy Holding, para quienes el negocio no pintó nada bien.

viernes, 18 de marzo de 2016

Colombia tendrá dos regasificadoras para potenciar importación de gas



El efecto inmediato que tendrá esta alternativa de suministro es el alivio de las necesidades internas del combustible y el acceso al mismo por parte de sectores como la industria. 

La primera entrará en funcionamiento en diciembre, en Cartagena. La otra ya tiene licencia ambiental. El Grupo Puertos, Inversiones y Obras la construirá en el Pacífico.

El ruido en torno al abastecimiento de gas en Colombia parece más un problema de percepción que de fondo. Si bien durante el fenómeno de El Niño la oferta se ha quedado corta para cubrir la operación del parque térmico, el problema ni siquiera es si hay o no hidrocarburos, sino la poca celeridad con la que se adapta la regulación para tomar decisiones que generen soluciones estructurales para cubrir la demanda.

Tal tesis quedó demostrada en esta sequía. Aunque la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME) dio en su momento la señal para la construcción de una planta de regasificación que pudiera garantizar el hidrocarburo para los generadores térmicos, la construcción de la plataforma se inició a mediados del año pasado y, con suerte, en noviembre podrá llevar a cabo el primer proceso de importación.

De haber estado lista antes, probablemente hubiera evitado el estrés de un criticado sistema eléctrico, hoy ajustado por incidentes que se han salido de las manos del Gobierno, problemas meramente operativos —como el incendio en el cuarto de máquinas de Guatapé o la avería de una de las turbinas de Zona Franca Celsia— que comprometen cada vez más la posibilidad de superar esta sequía sin necesidad de un racionamiento programado.

En todo caso, el gerente de la Sociedad Portuaria El Cayao, José Luis Montes, a cargo de la construcción de la obra de la regasificadora de Cartagena, una plataforma que permitirá al país importar gas de los mercados internacionales, aseguró que el avance del proyecto supera el 70%. En diciembre, las termoeléctricas tendrán la posibilidad de importar 400 millones de pies cúbicos diarios de gas, lo suficiente para atender su demanda.

El efecto inmediato que tendrá esta alternativa de suministro es el alivio de las necesidades internas del combustible y el acceso al mismo por parte de sectores como la industria. Pero hay que aclarar que los 400 millones de pies cúbicos que está en capacidad de procesar la regasificadora no son los mismos que van a ser liberados de la oferta.

De acuerdo con el director de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), Alejandro Castañeda, la regasificadora se construyó para cubrir la demanda de Termocandelaria —hoy intervenida por la Superservicios—, Termoflores y Tebsa, pero solamente esta última está generando con gas. Eso quiere decir que, con las condiciones actuales, el mercado local contaría con 130 millones de pies cúbicos diarios adicionales.

¿Cómo no perder la autosuficiencia de gas? El plan indicativo de gas presentado ayer por la UPME es claro. El déficit del hidrocarburo está pronosticado para 2022, no se espera un incremento importante del número de carros convertidos de gasolina a gas ni la construcción de generadoras térmicas que operen con el recurso. La regasificadora vuelve a aparecer en este mapa, pues si no se hubiera construido en dos años el país tendría que buscar alternativas para satisfacer las necesidades.

Entretanto, no solamente es importante contar con el recurso, también lo es el desarrollo de infraestructura de transporte para poder llevarlo a donde se necesite. La salida del combustible de Córdoba y Sucre hacia Cartagena, que será posible gracias a la ampliación de un gasoducto por parte de Promigás, y la posibilidad de que los sobrantes de Bogotá fluyan hacia el suroccidente del país, son apenas dos de los proyectos fundamentales para el planeador del sector gasífero.

Un proyecto que gremios como Naturgás han pedido que se analice con calma y que, dependiendo de las verdaderas necesidades de la demanda, sigue en los planes de la UPME. El director de la entidad, Jorge Valencia, reveló un detalle que al parecer muchas personas del sector ignoraban: la regasificadora del Pacífico es prácticamente una realidad. De hecho, fue por petición de los inversionistas que la UPME lo incluyó en los planes indicativos.

Valencia informó que Puertos, Inversiones y Obras S.A.S., una organización con experiencia en el sector de infraestructura portuaria e hidrocarburos, ya tiene los permisos ambientales y los trámites portuarios para llevar a cabo el proyecto están listos. Por eso será necesario un gasoducto que lleve el recurso desde Buenaventura, donde estará la plataforma, hasta Yumbo o Cali. Así se garantizaría la confiabilidad del suministro en el suroccidente con 400 millones de pies cúbicos diarios.

La suerte está echada. Colombia le va a apostar al gas. Es importante reconocer las falencias que el país tiene para acceder al hidrocarburo y comenzar a trabajar en solucionarlas. Desde lo ambiental ya hay una batalla frontal a favor del recurso. El ministro del ramo, Gabriel Vallejo, no lo pudo decir más claro: “Son medidas de tiempo, pero está claramente definido que la sustitución de combustibles fósiles se tiene que dar por energías alternativas, llámese eólica, solar, y en un renglón siguiente el gas. Es una realidad, no para Colombia, sino para el mundo”. ¿Estarán preparados los productores de carbón?

viernes, 12 de febrero de 2016

Lo que se viene para el sector energético en los próximos 25 años

Al 2040, el uso de energía en Latinoamérica podría ser 80% mayor que el actual. A pesar de que la región tiene un comportamiento precavido en la demanda de energía en comparación con otras regiones, se requieren mayores esfuerzos para su conservación.




La demanda de energía para el año 2040 será aproximadamente 80% más alta que la actual. Foto: Bloomberg.

En el informe ¿Luces Encendidas?, Necesidades de energía para América Latina y el Caribe al 2040, publicado recientemente por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se establecen algunas preocupaciones sobre el futuro energético de la región. En él, se plantea que la demanda de energía para el año 2040 será aproximadamente 80% más alta que la actual.

Asimismo, el BID afirma que se espera que la región latinoamericana sea más eficiente energéticamente, de acuerdo a las proyecciones de la entidad, la región reducirá su intensidad energética más de un 17% en los próximos 25 años.

Este es un tema de total importancia en el desarrollo pues sin la energía no se puede proveer los bienes y servicios básicos para asegurar el bienestar de la población. Como afirma el BID, el crecimiento de ingresos y la población son los motores principales del consumo total de energía, el cual está continuamente estimulado por la escala y velocidad del desarrollo económico.

El sector energético ha crecido al mismo ritmo que la economía “entre 1971 y 2013, el 3,4% del crecimiento anual del PIB de los países de América Latina impulsó a su vez aproximadamente un 3% de tasa de crecimiento promedio de uso energía primaria, y aproximadamente un 5,4% de tasa de crecimiento promedio de consumo de energía”, según el informe.

El consumo de energía ha incrementado directamente relacionado con la actividad económica global y de la región.

Consumo de energía vs crecimiento de la economía


Fuente: BID

Por otro lado, en Latinoamérica la intensidad energética (uso total de la energía/Producto Interno Bruto PIB) que indica la cantidad de energía requerida para producir una unidad de PIB, es una de las más bajas del mundo. Según cifras del BID, la intensidad china, supera en más del doble la intensidad energética en la región latinoamericana.

Dicha intensidad en la región ha disminuido aproximadamente en un 13% en los últimos 40 años y para los próximos 25 años se proyecta que siga disminuyendo, hasta alcanzar un declive en el 2040 del 17%. Esto evidencia una mayor productividad en el consumo de energía dentro de la región. Inversamente, los precios de la energía han aumentado durante los mismos periodos de tiempo.

Si bien es cierto que nuestra región ha tenido un desempeño aceptable en comparación con otras regiones del mundo, también se requiere un mayor esfuerzo. A pesar de que la energía solar creció a una tasa anual de 15,1% y la energía eólica en un 36,6% durante 2000 y 2013, los combustibles fósiles siguen representando la mayor demanda de energía primaria, por encima de la demanda de energía renovable.

Brasil, México, Argentina, Venezuela Chile y Colombia, representan actualmente más de 3/4 de la demanda regional diaria. Además, según cifras del BID, el consumo final de electricidad aumentó un 5,4% anualmente de 1971 a 2013, producido realmente por la expansión económica constante y una rápida urbanización.

Dentro de los mayores consumidores finales de energía, se encuentra el sector industrial, el sector residencial y el sector servicios. Al 2013, la industria representó 46,3% del consumo total de energía de la región, seguido del consumo residencial con una representación del 27,1% y el consumo del sector comercial y servicios (20,5%). 

Finalmente, se espera que el incremento del consumo de energía para el 2040 esté representado en un 83% por los países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Venezuela. De estos, los de mayor crecimiento serán Chile y Colombia, con un aumento del consumo de 154,7% y 110,3% respectivamente.

sábado, 9 de enero de 2016

Así fue como nos quedamos sin gas y sin agua para la energía

El riesgo de un racionamiento de energía es alto, y la culpa no sería solo de la naturaleza.

Bueno: se acabó el relajo. Perdonen ustedes que les dañe el guayabo, cuando apenas están reponiéndose de las francachelas de diciembre, pero mi obligación consiste en recordarles que llegó el momento de volver a la cruda realidad cotidiana. Ajústense los cinturones, que vamos a aterrizar.

Para este año tenemos por delante un panorama sombrío: el alto riesgo de que se produzca un racionamiento de energía eléctrica en Colombia, y la culpa no sería solo de la naturaleza, como han pretendido decirnos, a causa del fenómeno del Niño, sino especialmente de la imprevisión, el desgreño y los malos manejos.

Mientras ustedes bailaban en Nochebuena, o andaban comiendo pasteles y tamales para celebrar la llegada del año nuevo, a mí me tocaba el martirio de investigar qué es lo que ha pasado con el sistema eléctrico nacional. No se imaginan lo complicada que resultó esa tarea, con tantas mentiras, tantas distorsiones, tanta gente interesada en ponerte trampas, en desviar la verdad, en engatusarte.

El gas, el agua, el diésel

Ustedes se preguntarán, con toda razón, cómo es posible que después de haber tenido la terrible experiencia del racionamiento de 1992 (que le costó al país 20 billones de pesos de aquella época), y después de habernos cobrado durante estos años tantos sobrecostos en las facturas mensuales, y después de tantos anuncios y advertencias, estemos otra vez en las mismas, corriendo bases y con el Credo en la boca.

Para decirlo en un dos por tres, sin retórica ni anestesia, se debe a que vendimos alegremente nuestras reservas de gas, a que el diésel que necesitamos es el combustible más caro del mundo porque no podemos pagarlo con el dólar a 3.200 pesos, y se debe también al verano aterrador, ya que en este momento nos está cayendo únicamente el 46 por ciento del promedio tradicional de lluvias.

Por eso, y como al perro más flaco se le pegan las pulgas, desde diciembre pasado subieron las tarifas de energía en todo el país. ¿Diciembre? Eso fue lo que ordenó el Gobierno, pero tengo pruebas aquí, en mi mano, para demostrar que en varias regiones del país comenzaron a cobrar esas alzas desde octubre. Uno más en la larga fila de los abusos.

Venezuela y la feria del gas

Hace casi nueve años, en mayo del 2007, el Gobierno colombiano firmó con Venezuela un contrato por medio del cual se comprometía a venderle gas procedente de los yacimientos de Chuchupa y Ballenas, en La Guajira. Lo hicieron a pesar de las advertencias para que lo almacenaran, más bien, con el fin de usarlo en la energía térmica, ante el peligro siempre latente de una sequía que nos dejara sin energía hidráulica.

Y eso fue exactamente lo que pasó. Agotamos nuestra reserva de combustible y quedamos a merced del agua para producir energía. Es decir: dependíamos de que lloviera. Estábamos al vaivén caprichoso de la naturaleza.

Terminamos, pues, sin el pan y sin el queso: ahora no tenemos ni gas ni agua. El exministro Rudolf Hommes, en su columna periodística dominical, lo dijo claramente: “La escasez de gas proviene de decisiones equivocadas o falta de previsión”.

Fue entonces cuando el Niño se nos vino encima. En los últimos años la cosa se puso tan grave para nosotros que el negocio fue al revés: Venezuela empezó a vendernos gas. Para ello construyó 40 kilómetros de tubería a través del lago de Maracaibo. Inició el suministro en junio del 2015, pero apenas seis meses después, el 30 de diciembre pasado, anunció que suspendía la venta.

¿El motivo? Le cogieron miedo a quedarse sin gas ante el verano intenso que estamos padeciendo. De manera, pues, que Venezuela resultó más cautelosa y precavida que Colombia. Quién lo creyera.

¿Qué se hizo el seguro?

Una historia adicional, en este rosario de calamidades, es lo que ha ocurrido con los sobrecostos. Desde diciembre del 2006 los usuarios de la energía comenzaron a pagar religiosamente, con la factura de cada mes, un denominado “cargo por confiabilidad”, del cual ya les había hablado en una crónica anterior. Ese dinero debía destinarse, según nos dijeron, para estar preparados y evitar que en el futuro tuviéramos otro apagón. Era una especie de seguro, por decirlo en términos sencillos.

Lo cierto es que, en estos nueve años, ese recargo recaudó 18 billones de pesos. Lo malo es que ahora se están haciendo unas revelaciones muy delicadas sobre su destino.

Por ejemplo: el congresista Alexánder López Maya afirmó, ante la plenaria del Senado, que “varias empresas del sector eléctrico, como Termocandelaria en la costa del Caribe y Termoemcali en el Valle del Cauca, concentran sus operaciones financieras y las de sus socios mayoritarios en paraísos fiscales, como las Islas Caimán”.

El senador López Maya ha pedido a las autoridades que “confirmen si, con ese mismo sistema, los accionistas de las empresas sacaron del país el dinero del cargo por confiabilidad y lo consignaron en sus cuentas, como si se tratara de utilidades”. Y agrega de manera rotunda:

–Lo cierto del caso es que nadie, y mucho menos el ministro de Minas, Tomás González, sabe dónde están esos recursos. De ahí que no solo tengamos un riesgo de apagón, sino un descalabro confirmado. Y al Ministerio de Minas lo único que se le ocurre es decretar alza de tarifas para el ciudadano.

Accionistas y precios

Hace casi dos meses, el mismo senador López Maya envió una denuncia a la Superintendencia de Industria y Comercio, pidiéndole que investigue por qué hay varias empresas de energía que tienen los mismos accionistas, si se supone que deberían ser competidores.

El senador menciona en su documento algunas empresas que tienen dueños comunes, como Termocandelaria, Termobarranquilla y Termovalle. En el caso específico de Termocandelaria, que tiene sede en Cartagena, esa central eléctrica dejó de operar hace más de dos meses, cuando fue intervenida por el Gobierno. Sin embargo, ya había recibido 300.000 millones de pesos del cargo por confiabilidad que pagan los usuarios. Le dieron dinero para que se preparara en caso de escasez, y no lo hizo. ¿Dónde estaban, entre tanto, los organismos de control y vigilancia del Estado? Llegaron tarde, como siempre.

A propósito, esa misma región Caribe está a las puertas de una gravísima crisis industrial y comercial por el problema del gas. Es tan insólito lo que ha pasado que sería cómico si no fuera trágico: el gas de La Guajira se lo vendió Ecopetrol a Venezuela hasta que se acabaron las reservas; ahora tienen que traerlo desde Cusiana, en las llanuras de Casanare, pero como no hay una tubería para hacerlo, el transporte vale un ojo de la cara. Y parte del otro. Ni siquiera se puede traer por el río Magdalena, porque no tiene agua. En conclusión, el gas que llega hoy a territorio costeño cuesta 70 por ciento más de lo que vale en Bogotá.

Las industrias están al borde del colapso. El asunto es tan grave que los dos diarios más importantes de la comarca, El Universal, de Cartagena, y El Heraldo, de Barranquilla, se unieron en noviembre pasado para publicar en simultánea un editorial en el que exigían respeto por la región y que alguien controle los desmanes de Ecopetrol.

‘Plantas de gas, pero sin gas’

–Se acabó el gas. La verdad, sin más rodeos, es que en Colombia se acabó el gas para las térmicas –me dice la exministra Ángela Montoya, presidenta ejecutiva de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía (Acolgen).

La señora Montoya me explica que hace veinticinco años, cuando nos sobraba energía hidráulica, el Estado se puso en la tarea de construir plantas de gas, “pero después no tuvo la precaución de garantizar el suministro de ese gas. Por el contrario, confiados en que siempre habría agua, lo vendimos en el exterior hasta que las plantas se quedaron sin combustible”.

Y, como si fuera poco, el fenómeno del Niño nos dejó sin agua. Tras de cotudos, con paperas, como dicen los campesinos huilenses.

Y, encima, impuestos

Ante semejante panorama, las empresas se pusieron a generar energía con diésel traído del exterior, pero entonces vino el garrotazo del dólar y las tarifas del kilovatio se pusieron por las nubes. Como dicen que al ojo llorón le echan sal, el impuesto de importación del diésel se subió al 24 por ciento. Sobre eso, Ángela Montoya hace este comentario:

–Se le ha pedido al ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, que, para evitar más carestía, suspendan ese impuesto mientras dura la crisis y que lo repongan después. No ha sido posible.

Les informo que, según las investigaciones de la Contraloría General, la amenaza del racionamiento eléctrico, lejos de alejarse, está cada vez más cerca. Miren una muestra: en un solo mes, entre noviembre y diciembre, la energía diaria que despachan las plantas en todo el país disminuyó un 18 por ciento.

Epílogo

Peligro de apagón, escasez de gas, petróleo por el suelo, dólar por el cielo, las tasas de interés subiendo, la peor inflación en siete años, bajan las ventas del comercio, alza en los prediales y se nos viene encima la reforma tributaria con su catarata de impuestos. Me duele estropearles las ilusiones de comienzos de año, pero esa es mi obligación como periodista. Peor sería que nos sorprendieran con un aterrizaje de emergencia.

Se me olvidaba este detalle: el Gobierno anunció, con un gran redoble de tambores, que las alzas de tarifas eléctricas que empezaron en diciembre durarán 36 meses. Es decir, que dentro de tres años volverán a bajar. ¿Bajar? Le regalo un kilovatio al que me diga cuándo se ha visto en este país que un servicio público baje después de haber subido. Cuándo.

JUAN GOSSAÍN
Especial para EL TIEMPO

martes, 10 de noviembre de 2015

El país cuenta con energía suficiente

A final de este año entrarán a funcionar cinco proyectos eléctricos para reforzar la oferta. Además, el ministro de Minas y Energía, Tomás González, descartó un apagón e indicó que el nivel d elos embalses está en 65 %.

A pesar de que el fantasma de un racionamiento energético como el que vivió el país al comienzo de la década del noventa ha vuelto a rondar en las dependencias del Gobierno y entre los actores del sector (como los generadores), el ministro de Minas y Energía, Tomás González, afirmó que el país sí tiene energía suficiente para abastecer la demanda mientras transcurre el fenómeno de ‘El Niño’.

“Con las lluvias de los últimos días, los niveles de los embalses están por encima del 65 por ciento. Es una buena noticia, pero eso no quiere decir que tengamos que bajar la guardia”, explicó el jefe de la cartera energética.

Y en medio de la polémica que generó el anuncio de un incremento en las tarifas de la energía, que deberán cubrir los usuarios con cerca de $1,1 billones, González explicó que el Gobierno ha tomado medidas para asegurar que esté disponible la mayor cantidad de gas para la generación eléctrica.

Nohemi Arboleda, gerente del Centro Nacional de Despacho de XM (una filial de ISA que opera el mercado mayorista de energía), detalló que la demanda del país en este momento oscila en promedio en un día entre 185 y 190 gigavatios – hora.

Para atender esos requerimientos, argumentó que el país tiene lo que está almacenado en los embalses, que equivale a 10.500 gigavatios – hora. A lo que proveen las hidroeléctricas, se suma lo que generan las plantas térmicas (son 110 gigavatios–hora).

“Lo que muestran los informes es que el requerimiento de energía proveniente de las térmicas está en 90 gigavatios – hora”, agregó Arboleda.

Asimismo, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, hizo un llamado para que en el país se ahorre energía ya que, advirtió, los meses más complicados del fenómeno de ‘El Niño’ aún no se han sentido. “Estos son noviembre, diciembre del 2015, y enero, febrero y marzo del 2016”.

Además, el mandatario pidió a los alcaldes del país que en la temporada de Navidad “cuiden la energía e implementen medidas de ahorro” sin llegar a derrochar agua y energía. “Si las entidades van a tener algún tipo de alumbrado, que sea en horas muy reducidas. Quiero invitar al comercio y al sector privado a adoptar medidas en el mismo sentido”, manifestó.

Por otra parte, el ministro González anunció que el Ministerio de Minas y Energía le pedirá a la Superintendencia de Servicios Públicos que le cuente al país cómo se han empleado los recursos del cargo por confiabilidad que han venido pagando los usuarios del sistema. “Si se ha hecho un mal uso de esos recursos, que se diga con claridad de dónde viene. No podemos estigmatizar a todo un sector”.

De acuerdo con cifras suministradas por la Asociación Colombiana de Comercializadores de Energía (y basadas en datos de la firma XM), entre enero y septiembre de este año los usuarios aportaron $2 billones por concepto del cargo por confiabilidad (cerca de US$668 millones).

Entretanto, desde el 2006 hasta septiembre del 2015, esa cifra llegó a cerca de $16,1 billones (US$7.838 millones).

NUEVOS PROYECTOS PARA REFORZAR LA OFERTA

Mientras el país continúa haciéndole frente a la sequía, el Gobierno recordó que se espera que a finales de este año entren a complementar el sistema cerca de 711 megavatios de generación (entre térmica e hidráulica) que provendrán de cinco centrales que están en ejecución.

Otra estrategia para reforzar el sistema, explicó González, consiste en que el Gobierno les quitará todas las restricciones a las plantas pequeñas para que estas puedan entregar toda su energía. Lo anterior también permitirá que los industriales que tengan generación propia puedan aportar.

HABRÁ INCENTIVOS PARA LA GENERACIÓN ALTERNA

El Gobierno anunció que se reglamentará el decreto para hacer descuentos tributarios para la inversión en fuentes no convencionales de energía (eólica, geotérmica, solar y biomasa) y en proyectos de eficiencia energética.

“Para la inversión habrá descuentos tributarios como: deducción del impuesto de renta de hasta el 50 por ciento del valor invertido; exención del IVA de todos los equipos que se compren para realizar estos proyectos; eliminación de aranceles para bienes y activos usados para estas iniciativas y la posibilidad de hacer una depreciación acelerada”, concluyó el jefe de la cartera de Minas y Energía.

UN INCENTIVO A LA EXPLORACIÓN PETROLERA COSTA AFUERA

Con el propósito de que la exploración petrolera costa afuera (‘off shore’) en Colombia no se desacelere, el Ministerio de Minas y Energía anunció que se reducirán los trámites para la creación de zonas francas costa afuera.

“Con una zona franca se podrán atender todos los bloques de una compañía. Antes, había que hacer una zona franca para cada bloque. Eso ponía trabas que iban en contravía de lo que necesitamos”, dijo el ministro de Minas y Energía, Tomás González Estrada.

El funcionario agregó que el futuro del suministro de gas en el país se encuentra “íntimamente ligado” con los hallazgos que en el futuro se realicen en las zonas costa afuera.


domingo, 1 de noviembre de 2015

La vulnerabilidad del sector eléctrico

La coyuntura puso a prueba el esquema, sin embargo, un nuevo aporte económico de los consumidores sembró dudas en el modelo. Contexto.


Las nueve plantas térmicas que operan en Colombia demandan 400 millones de pies cúbicos de gas, que el país no está en capacidad de proveer. / Cortesía

El funesto anuncio dado por el Gobierno esta semana, de un irremediable aumento en las tarifas del servicio de energía en el país -$439 durante 36 meses para los estratos bajos, mientras que los altos pagarán un excedente de casi $3.000 durante el mismo período- suscitó un profundo debate en torno al funcionamiento del sector, pero sobre todo al papel de los usuarios en esa coyuntura: el ahorro que vía factura cada colombiano pagó en los últimos nueve años y que se acerca a los US$15 billones, no alcanzó.

Esa industria, después del apagón de los años 90, que dejó pérdidas a la economía nacional superiores al ahorro que hicieron los colombianos con el cargo por confiabilidad hasta este año, se replanteó con una máxima que fue no permitir que Colombia se volviera a apagar. Consigna que aunque actualmente se mantiene, el fenómeno de El Niño planteó un gran interrogante: a qué precio el sector le va a garantizar ese compromiso al país. Esta semana, desde los consumidores domésticos hasta los industriales, dejaron claro que ni una vez más los colombianos se van a tener que meter la mano al dril para responder por las ineficiencias de la regulación.

La dinámica es más o menos la siguiente: el sector eléctrico cuenta con una capacidad instalada de 15.489 MW. En condiciones de hidrología óptimas, es decir, con lluvias, las generadoras con agua, que completan el 70% de la bolsa total de energía, son suficientes para satisfacer la demanda. Sin embargo, en épocas de sequía como la actual, que se podría prolongar hasta abril de 2016, es necesario que entre el respaldo de las térmicas, que pueden generar con gas o con combustibles, pero que en el último caso implica mayores costos.

Lo que está pasando con el sector eléctrico es consecuencia de una serie de hechos que se fueron presentando paulatinamente y que, aunque actualmente hay señales de los reguladores y autoridades para solucionarlos, los planteamientos a la luz de la polémica actual resultan tardíos. Uno de ellos fue el declive natural de los campos de gas de La Guajira, productora de un poco más de dos terceras partes del hidrocarburo del país. Esta limitación de acceso al recurso obligó a que las térmicas empezaran a generar con fuel oil.

“En 2006, las empresas fueron inducidas por el regulador (la Comisión de Regulación de Energía y Gas) a realizar inversiones para la construcción de facilidades que les permitieran alternativamente operar con combustibles líquidos por la ausencia de contratos de suministro y transporte de gas natural”, explicó el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras, Alejandro Castañeda.

Aunque el ministro de Minas se comprometió esta semana a aumentar la oferta de gas para el parque térmico, la posibilidad real de que el suministro para estos generadores cubra su demanda es bastante remota, pues si bien las importaciones de gas de Venezuela empezarán en enero y la comercialización del gas de los campos de Córdoba y Sucre iniciará en diciembre, lo que necesitan las nueve plantas que operan en el país son 400 millones de pies cúbicos.

El otro problema es netamente regulatorio y tiene que ver con el precio de escasez -esto es básicamente una tarifa máxima que se le paga al generador por cada kilovatio producido-. Sin embargo, la fórmula está calculada por un combustible mucho más barato al utilizado por las generadoras térmicas y tampoco reconoce otros costos variables. Como resultado, estas empresas quedan con un déficit que es precisamente lo que en los próximos 36 meses tendrán que asumir los usuarios y el Gobierno ($1,1 billones), mientras que las térmicas asumirán $2,2 billones. Entonces, señor lector, también está pagando las fallas de la regulación del sistema.

“Usted tiene un precio de escasez que es a lo que se vende la energía generada ($302 por kilovatio), mientras que el precio por kilovatio generado con líquidos, dependiendo de la planta, puede llegar a $600 o más, entonces hay una pérdida real. Claro que había un pago anterior de cargo (por confiabilidad), pero en todo el sector se están dando dificultades financieras”, dijo González.

El cargo por confiabilidad, esquema de remuneración que los colombianos conocieron en las últimas semanas, y que ha sido un cobro incluido en la factura de la luz en los últimos nueve años, es el que más incomodidad ha generado. Aunque filosóficamente haya sido “vendido” como el seguro “contra el apagón”, su significado ha mutado conforme los reclamos de los consumidores se agudizan.

“Claro que este cargo sirvió. Cada año ha garantizado la confiabilidad del sistema. Todas las empresas que lo reciben lo han gastado en lo que se debe gastar, que es en operar las plantas, en la nómina y en el mantenimiento, que es costosísimo. Lo que demuestra esto es que hoy las plantas están full generación, ¿o es que algún colombiano ha visto que se apagó el país? ”, manifestó la presidenta ejecutiva de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía, Ángela Montoya Holguín.

Aunque sin la existencia de este “impuesto” el fenómeno de El Niño tendría a Colombia a oscuras y que los argumentos técnicos hayan tratado de ocupar el discurso, el cargo por confiabilidad amerita una revisión, o por lo menos una configuración que garantice que los recursos que pagan los consumidores sean destinados específicamente para garantizar su servicio que, aunque lo siguen recibiendo, como dicen los generadores, implicó un pago adicional. Más aún si se tiene en cuenta que después de 1994 la decisión regulatoria fue privatizar la generación de energía y someterla a procesos competitivos.

Para el presidente de la Cámara Colombiana de la Energía, José Arturo Quirós, “el aumento de tarifas en este momento no era esperado por nadie. Simplemente el modelo del cargo por confiabilidad no funcionó, porque se basó en una incertidumbre en el suministro y el precio del gas natural”.

La legitimidad del sector eléctrico, uno de los más respetados por los inversionistas extranjeros, depende ahora de dos factores: una regulación que garantice la viabilidad de las empresas, pero también de que los consumidores, sobre todo los residenciales, entiendan las medidas del Gobierno, y que éste les garantice que cada crisis no va a implicar un peso menos en sus bolsillos y un recargo en las facturas.

martes, 2 de septiembre de 2014

Megaplan del río Magdalena incluye 17 hidroeléctricas


Generación de energía, navegación y protección ambiental de la cuenca, son los principales objetivos del Plan Maestro elaborado por la firma Hidrochina, que debería estar listo en el 2030.

Las intenciones del Gobierno en la utilización del río Magdalena van más allá de la navegabilidad entre Puerto Salgar y Bocas de Ceniza, en Barranquilla.

Un estudio entregado recientemente por la firma Hidrochina a Cormagdalena incluye una radiografía minuciosa sobre las riquezas de la cuenca entre San Agustín, en su nacimiento en pleno macizo Colombiano, y la desembocadura en el Caribe.

El informe se resume en tres aspectos centrales gran interés para el Gobierno: navegación, generación de energía y protección ambiental.

De acuerdo con Hidrochina, el Plan Maestro para el Manejo y la Utilización del río Magdalena incluye la construcción de entre 13 y 17 hidroeléctricas de diferente capacidad, a lo largo del río.

Los puntos identificados como potenciales para la ubicación de las represas son: Guarapo, Chillurco, Oporapa, Pericongo, Quimbo, Betania, El Manso, Veraguas, Bateas, Balsillas, Carrasposo, Nariño, Lame, Ambalema, Cambao, Honda y Piedras Negras.

El periodo de ejecución del Plan a corto plazo es al 2020, en tanto que el de largo plazo se extiende hasta el 2030.

El proyecto plantea la necesidad de que Gobierno subsidie la construcción de las iniciativas hidroenergéticas.

Las tareas para las partes altas son principalmente energía hidroeléctrica, protección ambiental, irrigación, pesca, disminución de riesgos de inundación y erosión, y consolidar una zona de protección ecológica y de recreación desde el nacimiento del río hasta el municipio de San José de Isnos.

En la parte central y baja se trabajará en navegación, control de inundaciones, drenajes, protección ambiental, pesca, recreación, y producción de energía hidroeléctrica.

Se debe ajustar la secuencia de la construcción de las represas teniendo en cuenta el impacto ambiental. Las represas con mayor sensibilidad ecológica se deben posponer.

OBJETIVOS PARA EL 2020

El Plan Maestro proyecta consolidar y mejorar las vías fluviales ente Barrancabermeja y el Canal del Dique, mejorar la navegabilidad entre Puerto Salgar y Barrancabermeja, desarrollar el servicio de transporte terrestre y fluvial para la movilización de petróleo, carbón, contenedores, promover la construcción de 3 o 4 represas hidroeléctricas en las zonas altas del Magdalena, construir un marco para el control de inundaciones y mitigación de desastres, mejorar la irrigación, controlar las fuentes domésticas de contaminación y establecer un sistema de monitoreo ambiental.

En los objetivos de largo plazo, es decir, al 2030, se propone terminar la construcción del sistema de transporte fluvial, implementar un control de inundaciones y de mitigación de desastres adaptable al desarrollo económico y social, y mejorar el manejo de la contaminación.

INDICADORES DE CONTROL

Para las actividades de desarrollo económico y social se deben determinar fuentes específicas que garantizan la seguridad ecológica, propender el desarrollo y obtener el manejo integral de toda la cuenca.

Se planea establecer tres zonas de control ambiental a lo largo de la ribera del río. El proyecto advierte sobre la necesidad de definir un plan especial de control de inundaciones en La Dorada, Barrancabermeja, Puerto Wilches, La Gloria, Tamalameque, El Banco, Pinillos, Magangué, Plato, Calamar, Ponedera, Soledad y Barranquilla.

El estudio concluye que es económica y técnicamente viable la construcción de una represa en Honda, la cual representa grandes beneficios. Sin embargo, implicaría la reubicación de la población. Esta obra debe desarrollarse en una siguiente etapa del Plan Maestro.

“Los recursos hídricos deben utilizarse apropiada y coordinadamente, controlando la relación con los usuarios”. La meta a largo plazo en navegación es tener una vía fluvial de 887 kilómetros entre Puerto Salgar y el Canal del Dique e implementar el plan energético.

EL ESTUDIO PLANTEA AMPLIAR LA INFORMACIÓN

“La información necesaria requerida para este plan es insuficiente, por eso debe hacerse más investigación, observación y monitoreo de la información básica y de los problemas que surjan con la implementación del plan.

Se debe establecer un sistema para el manejo de la cuenca. El Gobierno debe definir la inversión de capital y garantizar los recursos. Es necesario iniciar los trabajos preliminares de los planes a corto plazo e impulsar las construcciones. En Honda se deben realizar estudios sobre indicadores de la inundación y del impacto ambiental para que en la próxima etapa se justifique el uso razonable de la represa que se construirá en este lugar.

edmtov@portafolio.co

Fuente: http://www.portafolio.co/

Nota del editor: El grupo Navelena, integrado por brasileña Odebrecht y la colombiana Valores y Contratos (Valorcon) será el encargado de devolverle la navegabilidad al río Magdalena. Una tarea que por contrato deberá cumplir por 13 años y medio, y por la que recibirá más de 2 billones de pesos.

El consorcio acaba de ser el ganador de la licitación que las obras de dragado y encauzamiento con las que el Gobierno aspira cumplir el sueño: convertir el Magdalena, después de décadas de intentos, en la primera autopista fluvial del país.

“Las obras de dragado de mantenimiento se inician en 6 meses, luego de la firma del contrato, y las de encauzamiento a los 18 meses. Tres meses después de que se inicie el dragado, el contratista tiene la obligación de cumplir con un ancho de canal, profundidad y radio de curvatura que permitan que, desde Barrancabermeja hasta Barranquilla, se puedan movilizar convoyes de 7.200 toneladas; desde Puerto Berrío hasta Barrancabermeja, convoyes de 6.000 toneladas y de Puerto Salgar a Puerto Berrío se movilicen de 800 toneladas cada uno”, explicó Augusto García, director de Cormagdalena, la entidad contratante.

Con esos indicadores se espera que en el primer año ya estén las condiciones para que haya un transporte fluido de carga en los 652 km desde Barrancabermeja hasta Barranquilla.

Será un río ‘barcacero’, donde se movilizan barcazas con carga líquida (combustóleo y otros hidrocarburos), productos siderúrgicos (alambrón, palanquilla y láminas), cereales (maíz, trigo y soya).